Dia 4: Como era de esperar, no hemos acertado la hora exacta en que superamos el círculo polar ártico. Otro fue el afortunado que mereció el premio. Pero a cambio fuimos testigos de la hazaña. No cabe el error. Una baliza flotante con la escultura de un globo terráqueo marca el paso por el Círculo Polar Ártico, ese emblemático  paralelo que se encuentra a una latitud de 66º 33' 44" N (el círculo polar antártico está a una latitud de 66º 33' 44" S)
Y aunque no todos vieron la baliza pues pasamos de madrugada todos tuvimos premio: un diploma personalizado que Hurtigruten   nos extendió y que nos encontramos al volver a los camarotes. No todo el mundo supera esa latitud.

Ya en el Círculo Polar Ártico el viaje recuperó su ritmo habitual. Desde el mirador  de la cubierta 8 se podían ver algunas casas aisladas salpicando las faldas de las montañas nevadas del litoral. Luces en las ventanas y coches aparcados en la entrada. Por un momento uno piensa en las  vidas que allí habitan. Sus proyectos, sus rutinas. Se imagina la familia reunida a la hora del desayuno…
 
Una nueva montaña, un nuevo islote nos llevan a otro espacio, mientras el perfil del litoral  cambia en una sucesión de formas sin fin  regalo de la naturaleza.
 
Descendemos en BodØ donde el barco ha hecho escala. Un bus nos sube al centro de la ciudad. Cae aguanieve. Y el mejor refugio resultó ser un centro comercial que me recordó la calle mayor de cualquier ciudad de provincia española. Solo que acristalada y aislada del frío. A la entrada una pareja de ecuatorianos vendían gorros andinos. Son las 3 de la tarde y ya es de noche   
 
De regreso al barco y una vez caída la noche Hurtigruten  nos invita a una degustación en la cubierta nº 9. Es un pretexto, o si se prefiere un gran ensayo, para cuando la climatología permita la presencia de las hoy ausentes auroras boreales. De momento las nubes no permiten el fenómeno. Y en esas circunstancias siempre queda el consuelo de los snaps. Mientras, el Capitán que está en lo suyo nos hace una exhibición deslumbrante. Ver para creer. El hecho de que el barco penetre en el fiordo que le ha prestado el nombre sería un simple guiño literario si no fuese que el Trolljford- situado entre los archipiélagos de Lofoten y Vesterálen- con sus solo 100 metros de ancho por 2 kilómetros de largo tal vez sea el fiordo más estrecho de Noruega. Dos focos a proa iluminan las rocas de ambos lados. Solo unos escasos metros nos separan. El margen de maniobra es mínimo. Cuando salimos todos respiramos.  No se oyeron aplausos al capitán pero, la verdad, se los merecía   
 
Día 5: Repasé mis correos, el wifi es excelente a bordo, y me puse al día. No sé si alegra o deprime saber que el mundo sigue funcionando perfectamente sin uno.  
 
La cura de humildad se completó con una total inmersión en el paisaje. De nuevo rocas, montañas enormes, casitas solitarias y balizas marcando el camino. Y aunque las cosas y las palabras son las mismas las formas y los colores cambian cada rato. Mientras uno se siente perdido en el medio de una nada cada vez más bella y diferente
 
El plato fuerte de este quinto día fue TromsØ. Ubicada en una pequeña isla TromsØ es el centro pesquero más grande del país, célebre por el arenque. Llamada el París del Ártico, su fama le viene sobre todo por  ser el punto de partida de muchas expediciones al Polo Norte. Una escultura erigida en honor de Roald Amundsen nos recuerda que fue aquí donde el célebre expedicionario instaló su cuartel general antes de ser el primer humano en cruzarlo en 1905. Tromsö tiene la catedral (llamada de hielo) y la universidad más al norte del mundo, fundada en 1968. Su museo tiene un centro de investigación lapón. A destacar el Instituto para el estudio de las auroras boreales.
 
Cada día que pasaba sabíamos más sobre el fenómeno de las auroras. Solo nos faltaba verlas. Estábamos en la latitud apropiada pero los cielos seguían cargados de nubes y es sabido que las auroras boreales requieren cielos despejados. El problema es que el viaje estaba tocando a su fin.  Nos quedaba ya tan solo un día y una noche más ¿Y si no apareciesen? Habría que hacer acopio de paciencia y sobre todo subir a cubierta esa noche para escrutar el cielo.
 
(continuará...)

Para introducirte dónde y cómo inicia la aventura de mi viaje,  antes te recomiendo leer esta primera parte 
 
Día 1: El viaje comienza en Bergen. Las casas amarillas y rojas- postal inevitable y cita obligada- nos trajeron al presente la herencia comercial de la época hanseática. Una buena oportunidad para perdernos haciendo fotografías por ese entramado de viejas mansiones de madera y pasillos estrechos. Minutos después, la sopa de pescado y los cangrejos reales del Fish Market nos regalaban el sabor a mar de una tierra de pescadores y largas tradiciones gastronómicas. La camarera, una sonriente y joven noruega. Al saber que éramos españoles nos acercó a Omar el pescadero, italiano- siciliano por más señas- que hablaba un castellano muy digno aprendido en Barcelona y nos explicó algunas recetas. Felizmente no llovió en todo el día y el funicular FlØibanen nos subió para disfrutar desde el mirador de la panorámica de la ciudad, con una Bergen en miniatura y abrazada al mar a  nuestros pies.  No soy fan de las panorámicas, pienso que el “que mucho abarca poco aprieta” y vale también para la mirada. Pero, justo es decirlo, esta es una vista fuera de lo común, una especie de Corcovado a la europea solo que en lugar del Sagrado Corazón con los brazos abiertos nos encontramos con un Troll de ojos grandes mirándonos socarronamente.
 
        Volvimos al hotel. A las seis nos vinieron a recoger y nos llevaron al barco. El MS “Trollfjord” es uno de los más jóvenes de la flota de Hurtigruten. Todo es nuevo y confortable con ese gusto por el diseño y el confort tan escandinavo. El buffet de bienvenida nos sorprendió por su variedad y calidad. Una especie de cena de Navidad anticipada. Eran pasadas las 01.00 cuando “el expreso del litoral” finalmente zarpó. El viaje había comenzado.

Día 2:
         El paisaje de la costa nos sorprendió con un recital de imágenes: acantilados, pueblitos, cascadas, la soledad de algunas casas perdidas en la nada, ciertas  cubres nevadas. No en vano el expreso del litoral de Hurtigruten ha sido descrito como "el viaje por mar más bello del mundo" .   Navegamos por el Hjorundfjord muy cerca de tierra, algo muy bueno para la legión de fotógrafos que descargábamos sin parar nuestras cámaras. Y así llegamos a Älesud: la ciudad Art Nouveau. Cuando hicimos otra escala en Molde ya era de noche hacia mucho. El sol se pone muy temprano en estas latitudes.
 
Día 3:

No eran ni las 6 de la mañana y ya estábamos en Trondheim. Después de desayunar visitamos la Catedral de Nidaros, centro de religiosidad y peregrinación de todo el Norte de Europa. Luterana en la actualidad, fue catedral cristiana en la Edad Media. En ella está sepultado San Olaf y fue el lugar histórico de la coronación de los monarcas de Noruega que todavía hoy siguen firmando en ella  sus obligaciones constitucionales. Devastada por varios incendios fue restaurada en el siglo XIX para recuperar su diseño originario. En realidad todo Trondheim fue devastado por un gran incendio en 1681 que consumió su vulnerable arquitectura de madera. Un paseo en bus nos permitió apreciar las casas de madera que consiguieron salvarse del incendió y nos llevó colina arriba a otro mirador con magnificas vistas de la ciudad.
 
Hemos vuelto el crucero,  sigue hacia el Norte ya en mar abierto. Mañana atravesaremos el círculo polar ártico camino de BodØ. Hurtigruten ha organizado un concurso para ver quien acierta o se aproxima más a la hora exacta (con minutos y segundos) en que ese histórico suceso (al menos para mí) ocurra. Y sin dudarlo hemos participado. Es un momento importante pues a partir de ese punto la posibilidad de visionar y “cazar” auroras boreales aumenta exponencialmente. Y de eso se trata. Los resultados de ambos sucesos: la hora y la aurora se los contaré en la próxima y II Entrega  (continuará...) 
 
 

¿Cómo alcanzar 10 millones de turistas a través de la comunicación en República Dominicana?

Este fue el terma en torno al cual debatieron un grupo de expertos en Comunicación Turística en el  foro académico-profesional realizado recientemente por el Centro de Información y Comunicación (CICOM), en el marco de la celebración de su 28 aniversario en República Dominicana..

La cumbre de expertos contó con la participación del experto español en comunicación turística y Director Ejecutivo de The Blueroom Project- TBP Consulting , Alejandro Pérez Ferrant, quien realizó una radiografía del pasado, presente y posible futuro de la comunicación turística del destino República Dominicana en el mercado Europeo (dentro del objetivo marcado por el Presidente de este país de alcanzar la meta de 10.000.000 millones de turistas) y, el doctor Peter Yesawich, vicepresidente de la agencia norteamericana M.M.G.Y.GLOBAL, que habló sobre el impacto del viajero americano en el mercado turístico de República Dominicana.
 

 

 

Chile es uno de los países más bellos y variados de Latinoamérica: Atacama, Pascua, las torres del Paine, la región de los lagos…. Su insuficiente y poco afortunada promoción turística ha permitido que este hermoso país siga siendo un gran desconocido. Personalmente intento aprovechar cada viaje para visitar una zona nueva.

En esta ocasión ,el Seminario que impartí  en la Universidad de Santo Tomas de La Serena, allí donde se inicia el Norte, me dio el pretexto para conocer la ciudad y disfrutar del marisco chileno en los restaurantes y picadas que se extienden a lo largo de los 9 kilómetros de playa. También visité el Valle del Elqui, famoso por su “energía positiva” y porque en él se cultiva el famoso pisco chileno. Tuve el honor de disponer de una cicerone de lujo, Carolina Juliá, chilena de la misma ciudad de La Serena, profesional de Sernatur (servicio nacional de turismo), y ex alumna mía en la UCM hace unos años. El tour terminó en un observatorio astronómico disfrutando de uno de los tres cielos más limpios del mundos.

Así pues os deleito con algunas maravillosas Imágenes capturadas en este viaje.