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Escalada de los incendios forestales en todo el mundo

En 2016 se perdieron casi 30 millones de hectáreas y se cree que 2017 será todavía peor


La pérdida de áreas forestales debido a los incendios creció en 2016 un 51% respecto al año anterior, alcanzando los 29,7 millones de hectáreas, según GFW. Tras los incendios en California, Portugal y España, se cree que 2017 batirá un nuevo récord. Los efectos de El Niño, el cambio climático y una mala gestión de los suelos explican esta escalada del fuego.


Redacción T21
25/10/2017

 La pérdida de áreas forestales en todo el mundo aumentó un 51% en 2016 alcanzando el récord de 29,7 millones de hectáreas, según un informe del Global Forest Watch (GFW), del que se informa en un comunicado.

El informe señala que, debido a los recientes incendios de California y Portugal, en 2017 puede superarse este récord. El informe no contempla los recientes incendios ocurridos también este octubre en el noroeste de España, donde ocurren el 75% de los incendios del total nacional.

La escalada de incendios forestales en 2015 y 2016 está relacionada con los efectos de la corriente cálida del Pacífico conocida como  El Niño, que ha sido la segunda más intensa jamás registrada y creó condiciones muy secas en los trópicos.

Según GFW, el cambio climático también está aumentando la intensidad y las consecuencias de los incendios forestales, así como la deforestación relacionada con la agricultura, la tala de árboles y la minería.

Brasil, Indonesia y Portugal experimentaron las mayores pérdidas de áreas forestales por incendios en 2016, destaca el informe. Sólo la región amazónica brasileña perdió 3,7 millones de hectáreas el año pasado, más del triple de 2015.

Portugal perdió el 4% de su superficie boscosa, la mayor proporción de todos los países combinados y casi la mitad de los bosques calcinados en toda la Unión Europea.

Según el informe, la prevalencia del eucalipto, que se quema fácilmente, combinada con una mala gestión de los suelos y la falta de medidas preventivas como los cortafuegos, favorecieron las catástrofes forestales.

La República del Congo sufrió el mayor incendio forestal jamás reportado en África Central, con 15.000 hectáreas destruidas a principios de 2016. En Fort McMurray, Canadá, las llamas devastaron más de 600.000 hectáreas en mayo del año pasado y causaron daños por 8.800 millones de dólares.

Los incendios forestales y la deforestación pueden llevar a un aumento de muertes prematuras, enfermedades y un impacto económico muy negativo, advierte el informe, señalando que también pueden afectar las fuentes de agua, la biodiversidad y la liberalización de grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera.

El caso de España

Sobre los incendios forestales ocurridos este mes en el noroeste de España, el Colegio de Ingenieros de Montes señala que durante 2016 se produjo una sequía extrema en el noroeste de la Península que originó un alto déficit de agua en la vegetación, haciéndola muy vulnerable frente a los incendios.

Además, se produjeron vientos secos y recalentados de componente sur movidos por un fenómeno totalmente excepcional en nuestras latitudes, como la llegada de un huracán tropical, que les confirió una velocidad e intensidad absolutamente inusuales.
Estas condiciones adversas de máximo nivel propiciaron los incendios ocurridos este mes en el Norte de Portugal, Sur de Galicia y Oeste de Asturias, así como en parte de Castilla y León.

También destaca el colegio que existe en todo el Noroeste de España un arraigado uso del fuego para la eliminación de matorral y vegetación indeseada en el marco de ciertas prácticas agrícolas y ganaderas (eliminación de rastrojos, generación de pastos, etc.) que está también en el origen de esta tragedia forestal, a pesar de que estas prácticas se han reducido un tercio en los últimos 20 años.

Por último, el colegio se refiere también a que la vegetación por sí misma no explica los incendios forestales, ya que es la acción antrópica la principal causa, especialmente el abandono de la gestión forestal, que multiplica el riesgo de incendio de forma considerable aumentando la combustibilidad del monte y generando modelos de combustible, como el matorral de tojo o aliaga (Ulex), de mayor dificultad para la extinción y mayor riesgo para la seguridad de las personas.

Todas estas apreciaciones coinciden con el análisis que realiza el GFW sobre las causas de las catástrofes ecológicas que suponen los incendios forestales. Tal como planteamos en otro artículo, urge replantear la estrategia frente a los incendios forestales, tanto en España como en el mundo.



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