El trabajo de un equipo de la Universidad de Columbia, en Nueva York, podría conseguir que los robots y las prótesis robóticas agarrasen bien cualquier tipo de objeto, lo que posibilitaría una mayor participación de los robots en las clásicas labores cotidianas de los humanos.

Observando las manos de personas, los científicos se percataron de que éstas poseen 20 articulaciones capaces de doblarse, pero que ninguna de ellas puede moverse de forma completamente independiente. Los movimientos de todas las articulaciones están unidos a los de las demás a través de músculos o nervios.

A partir de esta constatación, los investigadores elaboraron un programa informático que limita el movimiento de la mano robótica, de la misma forma que la mano humana se ve limitada.

Al unir las articulaciones siguiendo el modelo humano, descubrieron que era posible controlar una mano robótica compleja mediante el uso de algoritmos más eficientes y rápidos, sin perder por ello ningún grado de funcionalidad.

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