Un lugar donde emerja el arco iris anunciador de un nuevo tiempo. Fuente: comunidad.fotolibre.net
Mirar la crisis buscando culpables, señalando a ellos, los causantes de las dificultades y las penurias, quita fuerza porque nos conduce por caminos de tristeza y de derrota ante los problemas del mundo en que vivimos y cuyos retos nos abruman.
Por el contrario, creando espacios donde se dén la comprensión, el respeto, la fidelidad, la empatía, la alegría ante cualquier acontecimiento inesperado, dando vida a lugares donde se transformen los recursos, donde se valore lo esencial, dónde se tenga la certeza de que el amanecer nos trae un nuevo día, donde se permita emerger la fe en que el nosotros protege al frágil yo y que el amor posibilita cualquier milagro, sentiremos que estamos cooperamos en poner de manifiesto la capacidad de construir alternativas a nuestros propios errores.
¿En qué nos hemos de empeñar cotidianamente? En aprender a vivir, cualesquiera que sean las condiciones, incorporando las experiencias vividas y los conocimientos que esas experiencias produjeron para poner nuevos cimientos bajos nuestros pies.
Una vez colocados sobre esa atalaya, entender qué somos, quiénes somos, de dónde venimos, hacia dónde vamos. Eso nos lleva a encontrarnos con nuestras propias habilidades, nuestras naturales herramientas, nuestra individualidad, nuestro destino personal y nuestro destino común.
Por el contrario, creando espacios donde se dén la comprensión, el respeto, la fidelidad, la empatía, la alegría ante cualquier acontecimiento inesperado, dando vida a lugares donde se transformen los recursos, donde se valore lo esencial, dónde se tenga la certeza de que el amanecer nos trae un nuevo día, donde se permita emerger la fe en que el nosotros protege al frágil yo y que el amor posibilita cualquier milagro, sentiremos que estamos cooperamos en poner de manifiesto la capacidad de construir alternativas a nuestros propios errores.
¿En qué nos hemos de empeñar cotidianamente? En aprender a vivir, cualesquiera que sean las condiciones, incorporando las experiencias vividas y los conocimientos que esas experiencias produjeron para poner nuevos cimientos bajos nuestros pies.
Una vez colocados sobre esa atalaya, entender qué somos, quiénes somos, de dónde venimos, hacia dónde vamos. Eso nos lleva a encontrarnos con nuestras propias habilidades, nuestras naturales herramientas, nuestra individualidad, nuestro destino personal y nuestro destino común.
Alicia Montesdeoca
Editado por
Alicia Montesdeoca
Licenciada en Sociología por la Universidad Complutense de Madrid, Alicia Montesdeoca es consultora e investigadora, así como periodista científico. Coeditora de Tendencias21, es responsable asimismo de la sección "La Razón Sensible" de Tendencias21.
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