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La crisis de las subprimes desvela la perversión del sistema empresarial

El juego de Monopoly en que se ha convertido la economía demanda nuevos valores para la gestión


La crisis de las subprimes pone de manifiesto la perversión que ha sufrido la finalidad de las empresas. La economía actual se ha convertido en un gigantesco juego de Monopoly, en una economía de casino. Lo que cuenta no es construir una industria con todas sus benéficas repercusiones sociales. Se invierte en “opportunities” y no en la producción de cosas y de servicios útiles. En consecuencia, el sistema de valores en el que se desenvuelve la empresa en estos momentos está gravemente contaminado. Por eso necesita un humus impregnado de los valores de una ética humanista. Un humus, como el mantillo vegetal, que sea un substrato de valores que revitalice toda la estructura social, la motive y la dinamice. Por Blas Lara.


Blas Lara
22/10/2008

La crisis de las subprimes desvela la perversión del sistema empresarial
Marcel Ospel, ex presidente de UBS, un gran banco internacional ha tenido que ceder su puesto dejando tras él – y su equipo- un increíble agujero de más 43 mil millones de dólares, a causa del inmoral “juego” de las subprimes. Los ahorros de muchos jubilados que habían puesto su confianza en ese Banco se han evaporado. Pero al presidente saliente se le ha consolado ofreciéndole un “paracaídas dorado” de más de treinta millones de dólares. Menos de lo que eran sus ingresos anuales. En estos días, el señor Ospel juega al golf en Arabia Saudita, según se puede leer en la prensa suiza.

¿Es un crimen penal “jugar” arriesgando ligeramente el dinero ajeno? No, puesto que no está codificado por ninguna ley, ni parece fácil que llegue a ser codificado como delito.
Pero sí es, ciertamente, una gravísima falta moral. Peor, una infamia. Pero vamos a ver, ¿es que la moralidad tiene algo que ver con los fundamentos de nuestra sociedad actual?

Un juego autista

En mi blog hemos discutido la negociación en tanto que juego. El juego es una forma de entender la existencia. Sin el escalofrío del riesgo, la tauromaquia y algunos deportes como las carreras de autos, perderían sentido.

Jugador es también el creador de empresa, sin duda un héroe contemporáneo. Asume un riesgo personal y consigue la aparición de estructuras productivas que hacen vivir a muchas personas. Empresas que no hubieran llegado a existir sin su creatividad y su valentía para asumir el riesgo.

Otra cosa muy distinta es el personaje que juega con el dinero de otro, sin riesgo para él. La banalidad, la ligereza metafísica de la vida entendida como juego y como deporte, pierde toda justificación desde el momento en que lo que está “en-juego” sobre el tapiz no es su propio pan sino que es - como estamos viéndolo cada día- el ahorro de muchos años de trabajo de miles de viejos jubilados, o las economías de la pobre peluquera de la esquina.

Este juego a gran escala, protagonizado por los inversores financieros, constituye un acontecimiento mayor en la Historia de estos últimos cincuenta años. Una megacrisis, un desastre de proporciones gigantescas.

La causa última

¿La desviación filosófica causante de todo esto, su razón última? Una desviación radical de las finalidades de las empresas.

En los dos últimos decenios se ha desplazado el centro de gravedad de la empresa desde el aparato productivo a la función financiera. En otros tiempos se invertía dinero para producir bienes y servicios. La función de la banca era canalizar el ahorro de la sociedad y mediante una prudente gestión del riesgo, poner los recursos financieros al servicio de las empresas.

El esfuerzo físico de la mano de obra y el trabajo intelectual en los despachos, todo contribuía a la producción de objetos o servicios vendibles. Los bienes se ponían a disposición del mercado y el resultado de las ventas generaba entradas de dinero en beneficio de todas las personas de la empresa. El sistema era inmediato, claro y simple, transparente. Eso era Adam Smith y eso era aún Keynes. Pero las cosas han cambiado.

Un juego de Monopoly

La economía se ha convertido en un gigantesco juego de Monopoly. El sentido profundo del liberalismo, que era la estimulación del espíritu de emprender, ha sido pervertido y con ello se ha transformado totalmente el juego económico. Un juego que hoy se desarrolla en plena virtualidad. En él, ni interesan ni se tocan las cosas reales, sino sólo el dinero y los productos financieros, que son meros símbolos inmateriales. En ese mundo virtual viven los nuevos managers.

Para el inversor financiero absorbido por este juego perfectamente autista, toda referencia a lo social es irrelevante cuando no risible. El nuevo inversor va a pasar pocas noches sin sueño pensando en aquellas personas que pasarán muy malas noches, privados de empleo, víctimas lejanas y anónimas de su juego de poder.

No parece hoy que hayan pagado ni que vayan a pagar los golden boys, ni los infames elegantes que están causando tantas miserias.

La perversión de las finalidades de la empresa

Las ideologías y mitos en vigor movilizan la empresa y nos explican los comportamientos y decisiones de los directivos. Los mitos en curso en la empresa de hoy están inspirando políticas profundamente inhumanas. Desafortunadamente, muchas facultades de Business Administration, o alientan esos mitos en sus aulas, o ignoran totalmente la profunda naturaleza ética de la gestión de la empresa. Además, por si algo faltaba, las firmas de consulting americanas se encargan de difundir esa filosofía entre su clientela empresarial.

El mal es vago, aparentemente inocuo. No se dice ya que la empresa tiene como finalidad última ofrecer a la sociedad bienes y servicios. Se dice más ambiguamente “la empresa está para crear valor”. Y bajo la púdica denominación de los “productos financieros, productos estructurados” se esconde lo que ha resultado ser un gigantesco timo. Puros matices semánticos. La lengua sirve para ocultar la verdadera naturaleza de las cosas.

Un importante ejemplo más de esos mitos fundadores es el business is Business. El patrón de una gran empresa multinacional de alimentación me dijo un día unas frases aparentemente anodinas: “Nosotros no somos la Cruz Roja”. “Nadie tiene derecho a criticarnos porque hacemos de bonnes affaires”.

¿Es aceptable que la empresa haga abstracción de cualquier otra funcionalidad que la de hacer beneficios? ¿Es aceptable que los dirigentes no tengan que rendir cuenta de los efectos negativos de sus decisiones sobre el cuerpo social? A ningún otro subsistema de ese mismo cuerpo social se le toleraría una tal autarquía de fines y funcionamiento. ¿Sería concebible que otros subsistemas sociales, por ejemplo el cuerpo de los militares o el de la docencia, funcionasen para y por ellos mismos, ignorando al resto de la sociedad?

En el fondo se esconde la pregunta filosófica que apenas nos atrevemos a formular: ¿Hay algo malo en ser egoísta y mirar sólo por sus intereses personales? Algo parecen ignorar algunos cuando se atreven a asumir cargos en cualquier subsistema de la sociedad, en la economía o en la política. Quizás debieran saber que – como decía Cicerón- la “res-publica” no es viable sin la virtud, sin la moralidad. Ni la empresa.

Necesidad de un “humus ético”

Sin embargo sería demasiado simplista pensar que la responsabilidad de este juego se reduce a un limitado grupo de personas. No es así, puesto que la sociedad, a través de la TV, la prensa y los semanarios, deifica a estos personajes, los aplaude y justifica que ganen fortunas insultantes. Es la misma sociedad que tolera las remuneraciones escandalosas de los futbolistas. Una sociedad que se ha echado a la espalda los valores fundamentales.

Se impone hoy una revisión del trabajo del hombre y del sentido de este trabajo. Para que el individuo progrese en el escalafón de la empresa, o simplemente para no tener problemas en ella, debe asumir valores que la empresa exige de sus empleados y que no son siempre compatibles con los sistemas de valores personales.

La verdad es que la empresa fragmenta al hombre en sus finalidades y en sus valores, de la misma manera que fragmenta sus días: lo esencial del tiempo para el trabajo, y algo de tiempo para la familia y para sí mismo. Otro tanto sucede con los valores: entre las ocho de la mañana y las seis de la tarde será el apagón total: los valores personales hay que dejarlos a la entrada de la empresa en el guardarropa. Y queda un rinconcito, por la noche y en vacaciones, para vivir en conformidad con los valores íntimos personales y los de familia.

La empresa necesita un humus impregnado de los valores de una ética humanista. Empleamos esa metáfora porque el humus de la tierra, el mantillo vegetal, favorece los procesos de fermentación y la aparición de nuevas formas de vida, los microorganismos tan necesarios en la agricultura. En el mantillo vegetal, prospera y pulula la ebullición de la vida.

Pretendo que es indispensable un humus ético, un substrato de valores que revitalice toda la estructura social, la motive y la dinamice. Porque el sistema de valores en el que se desenvuelve la empresa en estos momentos está gravemente contaminado.

Posibles medidas

1) La sociedad, a través del Gobierno, los sindicatos y los intelectuales, debiera ejercer una función crítica y de control (a distancia) sobre lo que sucede en la empresa. Desafortunadamente, el cuerpo social no ejerce esa supervisión, ya que cierra los ojos a la escandalosa la precariedad, a la alienación (formas contemporáneas de esclavitud), al despotismo que se viven hoy en muchas empresas. No se puede aceptar el vasallaje en contrapartida del pan y de una no tan cierta seguridad en el trabajo.

2) La empresa es tan importante en nuestro mundo contemporáneo que hay que colocarla en el centro de la reflexión social como le corresponde. Y operar las transformaciones radicales de la sociedad transformando primero la empresa, mucho más que movilizándola a través de los partidos, como se ha venido pensando.

3) La Universidad debiera ser el lugar social para el análisis crítico, apolítico, y no partidista, en el que se estudie esa “especie biosocial nueva, la empresa”, aparecida hace solamente unos doscientos años pero que aún necesita profunda adaptación y transformación.



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1.Publicado por Jose Luis el 22/10/2008 15:39
Gracias por verbalizar la raiz del verdadero problema de este ex-primer mundo.
Esperemos que haya mucha gente como usted capaces de, por lo menos, decir las cosas claras. Aunque de ahí a que el egoismo desaparezca de la faz de la tierra... creo que para eso tenemos que esperar a que ellos, los que han causado esta situación, empiecen a pasar hambre.

2.Publicado por Maximiliano Rodríguez el 23/10/2008 21:15
Ciertamente un cancer en la humanidad, se favorece así mismo sin ningun otro objetivo que crecer y favorecer a sus semejantes... un sistema que no se puede mantener en píe por siempre. O le damos una función a ese organo destructivo y egoísta, o se extirpa o todos caeremos al final. Un excelente y extenso documental, que describe lo aquí planteado, hecho en el 2004, The corporation:
http://video.google.es/videoplay?docid=-9007907615315517199&ei=dMsASZisEIL8rAK67Jj2DQ&q=the+corporation

3.Publicado por javier martin el 24/10/2008 01:51
Somos seres egoistas,y solo cuando nos sentimos en verdadero peligro damos lo mejor como seres humanos, lo que ha pasado y esta pasando, esta crisis que puede llegar a hundirnos, volvera a pasar,¿ o no es la funcion de una negocio maximizar los beneficios y abaratar costes?... para eso existe la globalización, esa es la base de la economia capitalista sin maquillaje...lo paradojico es que esa dinamica puede colapsar el sistema,un excelente articulo,gracias.[

4.Publicado por Xulio Fernández Hermida el 26/10/2008 08:45
Buscando el beneficio propio nos hemos arruinado todos. Se empieza a pasar la borrachera y llega la resaca. El individuo solo tiene sentido dentro de la sociedad. Y solo podrá estar bien cuando la sociedad este bien. Y para que la sociedad este bien cada individuo debe asumir plenamente su papel como creador receptor de esta sociedad. Sociedad e Individuo son las dos caras de una misma moneda. Nos creemos muy listos, pero seguimos siendo los mismos torpes de siempre. Y cuanto mas torpes más creidos de nosotros mismos. Creíamos estar 'ya' muy por encima de los principios de la religión. Y nos vamos dando cuenta de que esos principios son cruciales para poder vivir y ser felices. Ha llegado el momento de asumir, cada uno en cada aspecto de su vida la máxima de cualquier religión: "AL PRÓJIMO COMO A TI MISMO". Y esto no es que lo debas hacer por el prójimo, no. Lo debes hacer por ti mismo.

5.Publicado por Joan el 02/11/2008 20:40
hemos aistido a la época del "vaciado de neveras". Después de los años 70 la clase dirigente(Económica) Se proparó para asaltar las bolsas de riqueza social -básicamente- Sanidad universal(Casi gratuïta),pensiones de vejez y participación en todos los ambitos de decisión social (Desde los barrios a las fábricas como en Alemánia con % de participación en los consejos de administración) Acumulación de bienes y servicios . Los neoconservadores con el llamado liberalismo ecónomico no tenían otro objetivo que asaltar la nevera ecónomica que se fue llenando después de la segunda guerra mundial hasta finales de los años 70 del siglo XX. Una vez la han vaciado queda la realidad. Paro generalizado precio de los alimentos en alza y un 10% del PIB Mundial dedicado a recomponer las finanzas mundiales a pagar por los pobres que ahora ya no puedes llamar trabajadores por desaparición de sus condiciones de tales por absoluta precarización de sus antiguas condiciones.

6.Publicado por DeepRed82 el 11/12/2008 19:03
La sociedad tolera buena parte de todo esto, tal y como has dicho. Pero sobreestimamos la capacidad del hombre, toda la inteligencia, la autocritica y la moralidad, todo el valor, se diluye cuando el individuo se convierte en una masa de individuos. Facil de amaestrar y facil de convencer con la television y demas medios de comunicacion.
La pluma tiene mas poder que la espada, eso esta demostrado. Somos sometidos con informacion desvirtuada con una forma agradable de decir la "verdad" y ese es el motivo de que nuestro sistema funcione tan bien y mucho mejor que cualquier otra dictadura sangrienta ya que ¿para que luchar y matar a miles de personas cuando solo tienes que lavarles el cerebro?


P.D.: apagad la tele y la radio, buscad la informacion en internet en las paginas mas oscuras y reconditas, contrastadlas con varias fuentes e id atando cabos. Hoy por hoy es la unica forma de asegurarse una vision REAL de lo que pasa en el mundo.

7.Publicado por Jaime Barrera Morales el 26/03/2009 08:57
EL DERRUMBE DEL CAPITALISMO.

El mundo entero asiste al derrumbe del Capitalismo como fuerza económica, productiva y de relaciones sociales. La promoción de un evento especulativo de mercados de capitales, que parecía meramente una oportunidad para que los analistas económicos obtuvieran pingües ganancias, en un medio capitalista como lo eran los EE.UU., y que no midió el alcance macroeconómico que ello podría tener en el resto de las economías del mundo, terminó por salirse de las manos y generar la catástrofe económica, social y política que se esta viviendo ahora. Y es importante tomar en cuanta los problemas de gobernabilidad que se están generando y que se van a generar en todo el mundo por los retrocesos en el desarrollo económico y social de los que parecían ser países mas avanzados socialmente, en sus niveles de vida. Ni que decir lo que corresponderá a los países emergentes y subdesarrollados en general, la mayoría dependientes de de los otros que tradicionalmente se encontraban mejor, especialmente nuestra querida América Latina.

Es importante detenernos por unos momentos a comprender la causa real de este debacle, que es originado en un juego oportunista y hasta simplista de algunos economistas irresponsables de la banca norteamericana y europea. ( A propósito, ya es hora que se fijen responsabilidades globales a quienes manejan los procesos de análisis económico). Lo que pudo haber sido calculado como un recurso de crecimiento de capitales mediante la promoción de la vivienda como motor de desarrollo económico-capitalista sostenible, en USA, termino llevando a una catástrofe cuya cuantificación solo será posible dentro de algunos años, cuando este desastre termine de asentarse en todas las dimensiones de su alcance.

Es que no solo se trata del daño causado a la sociedad y naciones en general, sino también del retroceso de la calidad de vida que esta civilización había podido acumular. El Neo-liberalismo como expresión política superior del Capitalismo mismo, contiene el secreto de lo que está pasando. Bien es cierto que la acumulación de capitales en manos de unos pocos, en algunas naciones especialmente, exigía la búsqueda de nuevos campos de explotación de los mismos, que no fuera ya el consumo meramente de productos industriales, lo que llevó a que se planteara una ideología que permitía considerar las naciones como bienes de consumo y de mercado macro-económico, y las necesidades básicas naturales de supervivencia, de los grupos humanos que las habitan, como productos de consumo y mercado micro-económicos, en una escala que suponía la sola concentración de intereses en manos de unos privilegiados, creídos estar dotados de una super-conciencia, sustraídos a toda otra realidad humana y natural, con apropiación de los servicios públicos básicos de agua, y energía en sus distintas formas de consumo, y los sociales como la educación, la salud y la seguridad social de la cesantía, las comunicaciones y muchas áreas más.

Ésto, aunado a los intereses mercantilistas de los gobiernos de turno que veían en el libre mercado la tabla de salvación para sus promesas electoreras en cuanto al empleo y la producción interna, fueron la causa política de este meollo. Esto fue lo que originó la venta de los intereses estatales de las naciones bajo gobiernos capitalistas, al mejor postor, o a los grupos de intereses ante los nacionales dominantes, y de gobierno, lo mismo que la atomización de las economías internas en torno a promesas comerciales de mercados potenciales, dando paso a la destrucción de los proyectos de carácter nacionales y creando la visión errada que solo el comercio de mercancías elaboradas era suficiente paliativo para los fenómenos sociales de la desocupación y la manutención de los pueblos mismos. No en balde en esta era Neo-liberal la mayoría de posiciones determinantes en la acción política fueron ocupadas por dirigentes de los gremios de comercio, de las distintas naciones.

Tratados de libre comercio vienen, tratados de libre comercio van, pero como cosa curiosa el grueso de la producción mundial concentrándose, en unos pocos productores que originalmente aparecían como enemigos ideológicos o antagónicos culturales a los occidentales mismos, como el caso de China, India, Corea y Japón especialmente. Pero a los capitalistas neo-liberales, sin interesarles las posibles consecuencias a futuro de sus acciones, en un afán meramente de hacer riqueza, condenaron las industrias locales (nacionales) a un deterioro y abandono, haciendo las economías nacionales totalmente dependientes de los mercachifles de turno, propiciando el des-autoabastecimeinto, el sometimiento de los intereses industriales a proyectos de dependencia mercantilista meramente y olvidando por completo la razón de ser Nacionales y de Estado, en cuanto al cuidado y desarrollo de sus ciudadanos mismos. Básicamente en estas premisas se sienta el desastre que estamos viviendo.

La falta de previsión a futuro por la carencia de un análisis con carácter humanista en la lineación de políticas macro-económicas, en un absoluto desprecio por la condición humana, y en una actitud prepotente hacia el capital únicamente, es por ésto que algo que en su momento se constituía en un mero juego capitalista de tipo cíclico, se torno en un desastre de las magnitudes evidentes.

Ahora más que nunca se requiere un replanteamiento de las relaciones económicas y sociales, especialmente en el carácter de “globalización” de la economía, que estamos viviendo, y en general de todos procesos de relación internacionales y mundiales. Ninguna nación ni ideología puede seguir apropiándose de los derechos humanos que le competen a la humanidad misma, aunque suene a redundancia. Y es que la necesidad de replantear un “Nuevo Orden Económico Mundial” sobre la base de un análisis objetivo a las circunstancias sociales, políticas y económicas reales de cada nación, y de cada región continental que las agrupa, debe ser el objetivo de cualquier proceso macro-económico que se pretenda implementar. Solamente respetando y poniendo de presente los objetivos de desarrollo humano en general, de los pueblos y naciones mismas, podrá reiniciarse una dinámica ordenada, coherente y sostenible a largo plazo.

Todos los intereses representados en los organismos multilaterales regionales y mundiales, como los del BID, y cuya asamblea anual se realizara en Colombia ahora, debe clarificar políticas verdaderamente de ayuda al desarrollo social sostenible, y no a la promulgación de procesos tendientes a implementar sistemas ideológicos de corte capitalista, oportunistas y mediáticos, en la perspectiva siempre que DEMOCRACIA es todo lo que deje hacer al CAPITALISMO lo que se le antoje. Por eso esta reunión que se inicia en la ciudad de Medellín, debe complementar la próxima del grupo G-20, prevista para abril, y de las que deben generarse acciones consecuentes a construir procesos de relaciones económicas y sociales equilibradas y donde el desarrollo humano global sea el motor que de impulso a dichos procesos de relación y no la renta de capital por el capital, a costa de los derechos humanos de los pueblos y naciones que son los afectadas por estas crisis, con claro origen, y hasta a quienes, en un acto de Justicia, las naciones pobres y dependientes que quiebran sus economías (entiéndase crecimiento “cero” y menos) podrían demandar y encontrar resarcimiento a los daños causados, -mínimamente en la condonación de sus deudas-, ocasionados en la venta e imposición de ilusiones capitalistas.

Que el conocimiento de las causas y las consecuencias de los actos que los humanos causemos, sea el verdadero centro de cualquier accionar político y económico, y no el culto mediático al capital y a quienes lo representan, y que este conocimiento sea el espíritu que anime a los futuros participantes y concurrentes a cualquier reunión multilateral y de orden global, para permitir una integración solida, y libre a futuro de la repetición de desastres como el presente, desastres nacidos de la ambición de unos pocos y con la consecuencia mayor a toda la humanidad.


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