El equilibrio climático del planeta está vinculado al ciclo del carbono en la naturaleza que hace pasar a este elemento de su estado sólido de la biosfera al gaseoso de la atmósfera.

Este proceso natural fue alterado por la revolución industrial del siglo XIX que permitió el paso de la sociedad agraria a la industrial, basada en el uso intensivo de combustibles de origen fósil tales como el petróleo, el carbón y el gas natural.

Desde esa época, cantidades ingentes de toneladas de carbono que yacían en el seno de la tierra o diluidos en los océanos fueron expulsados a la atmósfera, modificando así el ciclo natural del carbono.

La emisión de esos gases a la atmósfera, en particular el dióxido de carbono (CO2) y el metano (CH4), favorece que parte del calor procedente del sol, quede retenido generando el conocido efecto invernadero, al ser frenada la salida del calor hacia el exterior de la Tierra por la presencia de dichos gases.

Como consecuencia se produce una alteración del clima debido al aumento de la temperatura media del planeta, que podría representar hasta un incremento de cuatro grados a lo largo del presente siglo. Este aumento puede generar la subida del nivel del mar, el retroceso de las zonas glaciares, la alteración de la frecuencia e intensidad de las precipitaciones así como la aparición de fenómenos meteorológicos más radicales.

El impacto del cambio climático, afecta a su vez al ecosistema, a la salud humana, al deterioro de los recursos naturales (la flora y la fauna) y por ende a todos los sectores económicos basados en ellos como la agricultura, la pesca o la ganadería…

El ex vicepresidente de EE UU Al Gore nos recuerda en Una verdad Incómoda que la acumulación de gases de efecto invernadero, podrían provocar un aumento de 1 a 2 grados centígrados la temperatura promedio del planeta.

En cualquier caso el mecanismo descrito no resulta de ser más que complejo, dado que influyen otros factores como la actividad solar, la posición orbital de la Tierra y la constatación histórica del carácter cíclico del clima en nuestro planeta.

Desde la primera cumbre de la Tierra en Río de Janeiro en1992 hasta la elaboración, a petición de las Naciones Unidas, del reciente informe “Evaluación de los ecosistemas para el milenio” www.maweb.org se han ido acumulando gran número de evidencias científicas que confirman el aumento de la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera.

Resulta ilustrativo a este respecto la publicación de Le Monde Diplomatique, Atlas Medioambiental, que analiza con una excelente infografía las amenazas que sufre el planeta y las soluciones para salvarlo. Se estima que en la actualidad representa 390 partes por millón, habiéndose duplicado en tan solo cincuenta años. La incorporación de China y la India a la economía de consumo, debería acelerar esta tendencia.

El escenario que baraja la UE es la de estabilizar esta concentración de CO2 a 550 partes por millón, lo que evitaría un aumento de la temperatura inferior a dos grados lo que requeriría reducir las emisiones a la mitad de aquí al año 2005.

Los diez años transcurridos desde la firma del protocolo de Kioto han marcado una fuerte toma de conciencia sobre los problemas medioambientales, de ahora en adelante debe resultar imperativo el proteger nuestro medio ambiente mediante el uso de tecnologías que permitan un desarrollo sostenible. Como seres humanos, somos parte integrante del ciclo del carbono. Si verdaderamente hemos sido los causantes de nuestras desdichas, también seremos capaces de recuperar nuestra propia felicidad!