CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Escribe Antonio Piñero:
 
Sigo con el tema de ayer en torno a la mentalidad de Jesús respecto a la batalla final que debía de constituir los momentos previos al Juicio y a la instauración del reino de Dios.
 
· Corroboro la idea ya expresada anteriormente: no andamos lejos de la verdad si pensamos que Jesús podría tener unas ideas muy parecidas sobre la ayuda decisiva de Dios. Escribe Hyam  Maccoby en su obra “Revolución en Judea”:
 
“Probablemente Jesús tenía en mente el ejemplo de Gedeón... La salvación tendría un aspecto ciertamente militar pero los fieles no sería meros espectadores del milagro divino. (Colaborarían con él), pero la gloria de la victoria sería principalmente de Dios (p. 158). "Jesús... era un profeta apocalíptico convencido, que consideraba que la lucha contra Roma se ganaría en gran medida por un medio milagroso. Por ello no tuvo que hacer serios preparativos militares. Solamente sería necesaria en todo caso una mínima. Jesús no tenía la mentalidad de un Judas Macabeo, es decir que pretendiera expulsar a los romanos por la fuerza de las armas, como Judas había expulsado a los griegos. Este no sería su propósito ya que tal empresa conduciría a la fundación de una dinastía real pero terrena. Lo que pretendía Jesús era que se inaugurara el reino de Dios, lo que suponía una nueva época en la historia del mundo. Pero esta posición jesuánica que suponía un desprecio del militarismo fue convertida por la iglesia paganocristiana en una suerte de doctrina pacifista (pp. 172. -73). Estoy de acuerdo con esta posición.
 
· El punto anterior lleva a la conclusión de que no es un argumento serio concluir que Jesús era totalmente pacifista porque su grupo poseía pocas armas, espadas en concreto. Argumentar así significa desconocer la mentalidad religiosa del siglo I, tanto en Judea como en el mundo grecorromano, a saber, la posibilidad real de que la divinidad interviniera continuamente en los asuntos humanos. Las ideas al respecto de Jesús eran, pues, como las de Gedeón y las de otros héroes de la historia de Israel. En el artículo, tantas veces citado de F. Bermejo, y que estamos comentando, este investigador trae a colación varios textos de los libros de los Macabeos que sirven de ilustración sobre cómo podría ser la mentalidad de Jesús:
 
“Al ver éstos el ejército que se les venía encima, dijeron a Judas: «¿Cómo podremos combatir, siendo tan pocos, con una multitud tan poderosa? Además estamos extenuados por no haber comido hoy en todo el día.» 18 Judas respondió: «Es fácil que una multitud caiga en manos de unos pocos. Al Cielo le da lo mismo salvar con muchos que con pocos; 19 que en la guerra no depende la victoria de la muchedumbre del ejército, sino de la fuerza que viene del Cielo. 20 Ellos vienen contra nosotros rebosando insolencia e impiedad con intención de destruirnos a nosotros, a nuestras mujeres y a nuestros hijos, y hacerse con nuestros despojos; 21 nosotros, en cambio, combatimos por nuestras vidas y nuestras leyes; 22 El les quebrantará ante nosotros; no les temáis»  (1 Macabeos 3,17-22)
 
 
“Entonces Judas Macabeo, al observar la presencia de las tropas, la variedad de las armas preparadas y el fiero aspecto de los elefantes, extendió las manos al cielo e invocó al Señor que hace prodigios, pues bien sabía que, no por medio de las armas, sino según su decisión, concede él la victoria a los que la merecen. 22 Decía su invocación de la siguiente forma: «Tú, Soberano, enviaste tu ángel a Ezequías, rey de Judá, que dio muerte a cerca de 185.000 hombres del ejército de Senaquerib; 23 ahora también, Señor de los cielos, envía un ángel bueno delante de nosotros para infundir el temor y el espanto. 24 ¡Que el poder de tu brazo hiera a los que han venido blasfemando a atacar a tu pueblo santo!» Así terminó sus palabras” (2 Macabeos 15,21-24).
 
Y presento un  último texto  de 1 Samuel 14,6 en donde se ve que   esta confianza absoluta en Yahvé para la victoria ante los enemigos de Israel era muy antigua en Israel. El que habla es Jonatán, hijo del rey Saúl, y amigo de David:
 
“Jonatán dijo a su escudero: «Ven, crucemos hasta la avanzadilla de esos incircuncisos. Acaso Yahveh haga algo por nosotros, porque nada impide a Yahveh dar la victoria con pocos o con muchos”.
 
Esta, creo, podría ser la mentalidad de Jesús: para Dios era igual conceder la victoria con pocos hombres o con muchos. Lo único que importa es la ayuda divina. Hagamos por nuestra parte lo que podamos, porque Dios proveerá para la victoria.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero

Universidad Complutense de Madrid
www.ciudadanojesus.com

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Por si a alguien le interesa, aquí va un enlace radiof´pnico de una entrevista que me hicieron para World Press:
 
Enigmas de Jesús y del Cristianismo primitivo, con Antonio Piñero EDLR 1x3 04/02/2017 Ecos de lo Remoto
 

Miércoles, 8 de Febrero 2017


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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