CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
 
Escribe Antonio Piñero
 
Tras la breve pausa del sábado, ocupada con el asunto del “Seminario sobre Jesús”, que recuerdo al final, sigo comentando el artículo del Prof. F. Bermejo, que me parece muy interesante, y que como está escrito en inglés pasará desapercibido a muchos, quizás a la mayoría de los lectores españoles. El Prof. Bermejo no explicita las citas bíblicas, que complemento yo y apenas hace por el momento comentario alguno (lo deja para la argumentación posterior) salvo algunas notas eminentemente técnicas, de bibliografía sobre todo. Las frases en negrita están así en el original.
 
12. «De acuerdo con las propias declaraciones de los discípulos, el objetivo de Jesús era restaurar el reino de Israel. Tanto en Lc 24,21 como en Hechos 1,6, Jesús no rebate la concepción del reino de Dios de sus discípulos, sino sólo su inminencia».
 
Lc 24,19-27: “…. «Lo de Jesús el Nazoreo, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo… Nosotros esperábamos que sería él el que iba a librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó… El les dijo: «¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?». Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras.
 
Obsérvese aquí cómo los discípulos tachan a Jesús de profeta, no de mesías. Cómo Jesús no critica la teología subyacente de la restauración de Israel y cómo la escena es ideal, no histórica, pues presupone ya la nueva concepción cristiana de un mesianismo sufriente, todo predicho por las Escrituras en general.
 
Hch 1,6-7: “Los que estaban reunidos le preguntaron: «Señor, ¿es en este momento cuando vas a restablecer el Reino de Israel?».  Él les contestó: «A vosotros no os toca conocer el tiempo y el momento que ha fijado el Padre con su autoridad”.
 
 
Creo que es irrefutable que el Jesús de Lucas no rechaza, ni mucho menos, el restablecimiento del reino terrenal de Israel = reino de Dios en la tierra.
 
 
13. «Varios dichos atribuidos a Jesús, (por ejemplo, las palabras despectivas dirigidas a la mujer siro-fenicia en Mc 7,26-27, y los pasajes que reflejan una baja estima de - incluso desprecio por - pueblo pagano: Mt 10,5 ; 15,24; 18,17) revelan que la predicación de Jesús se circunscribía a Israel. Jesús era nacionalista».
 
Mc 7,26-27: “Esta mujer era pagana, sirofenicia de nacimiento, y le rogaba que expulsara de su hija al demonio. Él le decía: «Espera que primero se sacien los hijos, pues no está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos.»
 
Creo que es bien sabido que los judíos calificaban de “perros” (animal inmundo para ellos) a los paganos. Jesús emplea el diminutivo porque se refiere a la muchacha, la hija de la sirofenicia, que sería jovencita.
Y que Jesús era un nacionalista judío lo reconocen (no sé si con orgullo o no) los investigadores modernos sobre Jesús como G. Vermes o J. Klausner.
 
Mt 10,5-6: “A estos doce envió Jesús, después de darles estas instrucciones: «No toméis camino de gentiles ni entréis en ciudad de samaritanos; dirigíos más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel”.
 
 
El Jesús de Mateo contradice paladinamente al Jesús del Cuarto Evangelio que sí hace una suerte de misión entre los samaritanos (probablemente no histórica, sino reflejo del grupo que está detrás de la composición del Evangelio y que buscó refugio en Samaría cuando fue perseguido en Jerusalén o Galilea; menos probable). Queda claro que Jesús no es un predicador universalista.
 
 
14. «Aunque la pertenencia de algunos de los discípulos de Jesús a los grupos organizados de la resistencia antirromana es dudosa, la disposición violenta de al menos algunos de ellos está bien documentada en la tradición. El título Boanerges ' de Santiago y Juan (Mc 3,17) sugiere una reputación ruda y de mal genio que se muestran de manera significativa en Mc 9,38, y con mayor dureza por su deseo de recurrir a la violencia en contra de un pueblo de samaritanos no cooperantes (Lc 9,51-56)».
 
Boanergés puede traducirse por tronantes o «atronadores». Literalmente, «hijos del trueno» con el significado de «carácter violento» o «tempestuoso». «Hijos de» es la manera semítica de expresar un adjetivo del que carece la lengua (por ejemplo, «satánico» = «hijo de Satanás»). Sin embargo, no resulta clara la etimología de la segunda parte de Boanergés = bene («hijos de») rgš («el ruido» o «el trueno»); o bien bene regez, «hijos de la ira».
 
 
Mc 9,38-40: “Juan (hijo de Zebedeo) le dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y no viene con nosotros y tratamos de impedírselo porque no venía con nosotros». Pero Jesús dijo: «No se lo impidáis, pues no hay nadie que obre un milagro invocando mi nombre y que luego sea capaz de hablar mal de mí. Pues el que no está contra nosotros, está por nosotros»”.
 
 
El Prof. Bermejo supone con razón que ese acto de “impedírselo” no fue con buenas palabras. Aquí la actitud de Jesús es totalmente pragmática y demuestra mejor juicio que sus discípulos.
 
 
Lc 9,51-56: “Sucedió que como se iban cumpliendo los días de su asunción, él se afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén, y envió mensajeros delante de sí, que fueron y entraron en un pueblo de samaritanos para prepararle posada; pero no le recibieron porque tenía intención de ir a Jerusalén. Al verlo sus discípulos Santiago y Juan, dijeron: «Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?». Pero volviéndose, les reprendió; y se fueron a otro pueblo”.
 
No creo necesario mucho comentario. El castigo es más o menos (falta el azufre) que el de Sodoma y Gomorra (Gn 19,24) y el que desea el autor del Apocalipsis para los gentiles incrédulos (21,8)
 
15. Jesús recalcó a sus seguidores que el discipulado es sinónimo no sólo de los conflictos, el sacrificio y el sufrimiento, sino también del peligro de muerte (Mt 10,34-39; Lc 12,4)».
 
Mt 10,38-39: “El que no toma su cruz y me sigue detrás no es digno de mí. El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará.
 
 
Lc 12,4-5.14: “Os digo a vosotros, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después de esto no pueden hacer más… Os mostraré a quién debéis temer: temed a Aquel que, después de matar, tiene poder para arrojar a la gehena; sí, os repito: temed a ése”.
 
Seguiremos
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
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Véase, por favor, la nota de la postal de ayer acerca del “Seminario sobre Jesús de Nazaret”, por si les puede interesar a los que viven en el entorno de Vigo /Bayona (Pontevedra).
 
 

Domingo, 8 de Enero 2017


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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