CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Jesús y la resistencia antirromana. Indicios (III)

Escribe Antonio Piñero
 
Sigo comentando el amplio artículo del Prof. F. Bermejo. Van con comillas españolas los pasajes de F. Bermejo. La numeración es mía omitiendo los textos que ya he comentado a partir de mi ensayo “Jesús y la política de su tiempo”.
 
7.  »Varios pasajes de Marcos (11.1 - 6, 11; 14,12 - 16) describen los preparativos y actividades de Jesús en Jerusalén que presuponen el secreto y cautela, conexión clandestina con partidarios dentro de la ciudad, e incluso el uso de algún tipo de contraseña.
 
11,1-6: “Cuando se aproximaban a Jerusalén, cerca ya de Betfagé y Betania, al pie del monte de los Olivos, envía a dos de sus discípulos, 2 diciéndoles: «Id al pueblo que está enfrente de vosotros, y no bien entréis en él, encontraréis un pollino atado, sobre el que no ha montado todavía ningún hombre. Desatadlo y traedlo. 3 Y si alguien os dice: “¿Por qué hacéis eso?”, decid: “El Señor lo necesita, y que lo devolverá en seguida”.» 4 Fueron y encontraron el pollino atado junto a una puerta, fuera, en la calle, y lo desataron. 5 Algunos de los que estaban allí les dijeron: «¿Qué hacéis desatando el pollino?» 6 Ellos les contestaron según les había dicho Jesús, y les dejaron”.
 
11,11: “Y entró en Jerusalén, en el Templo, y después de observar todo a su alrededor, siendo ya tarde, salió con los Doce para Betania”.
 
La observación detenida implica la acción siguiente, la “purificación” que el evangelista mismo presenta como cuidadosamente preparada. Los críticos en general señalan que este episodio tiene muchas concomitancias con el de la preparación de la Última Cena. Había que hacer al parecer preparativos secretos y pronunciar contraseñas previamente convenidas. Se respira una cierta atmósfera de secretismo. Una explicación plausible es el miedo a las autoridades, a que consideraran no “políticamente correctas” las actividades del grupo.
 
14,12-16: “El primer día de los Ácimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dicen sus discípulos: «¿Dónde quieres que vayamos a hacer los preparativos para que comas el cordero de Pascua?» 13 Entonces, envía a dos de sus discípulos y les dice: «Id a la ciudad; os saldrá al encuentro un hombre llevando un cántaro de agua; seguidle 14 y allí donde entre, decid al dueño de la casa: “El Maestro dice: ¿Dónde está mi sala, donde pueda comer la Pascua con mis discípulos?” 15 El os enseñará en el piso superior una sala grande, ya dispuesta y preparada; haced allí los preparativos para nosotros.» 16 Los discípulos salieron, llegaron a la ciudad, lo encontraron tal como les había dicho, y prepararon la Pascua”.
 
8. »De acuerdo con Jn 11.47 50, la posibilidad de que Jesús permaneciera ejecutando sus actividades sin intervención alguna por parte de los judíos fue relacionado por el sumo sacerdote con una intervención prácticamente segura de los romanos, con consecuencias graves.
 
Jn 11,47-50: “47 Entonces los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron consejo y decían: «¿Qué hacemos? Porque este hombre realiza muchas señales. 48 Si le dejamos que siga así, todos creerán en él y vendrán los romanos y destruirán nuestro Lugar Santo y nuestra nación.» 49 Pero uno de ellos, Caifás, que era el Sumo Sacerdote de aquel año, les dijo: «Vosotros no sabéis nada, 50 ni caéis en la cuenta que os conviene que muera uno solo por el pueblo y no perezca toda la nación».
 
9. »De acuerdo con Jn 18,19, el sumo sacerdote interrogó a Jesús no sólo acerca de su enseñanza, sino también acerca de sus discípulos, lo que revela una cierta aprensión respecto al círculo de los discípulos de Jesús 34
 
Jn 18,19: “El Sumo Sacerdote interrogó a Jesús sobre sus discípulos y su doctrina”.
 
10. »Jesús prometió a sus doce discípulos que se sentarían en tronos para juzgar y gobernar doce tribus de Israel restauradas, lo que implicaba la desaparición de los actuales gobernantes de Israel, tano romanos como judíos 36
 
Mt 19,28: “Jesús les dijo: «Yo os aseguro que vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, os sentaréis también vosotros en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel”. 
 
Lc 22,27-28: “Y entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria.
Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación»”.
 
Esta liberación esta presentada por los evangelistas como correspondiente a la parusía o segunda venida de Jesús. Pero el trasfondo histórico en tiempos de Jesús es que esa parusía implicaba la instauración del reino de Dios en la tierra de Israel. Cambiarían entonces todas las circunstancias políticas. Nadie que no fuera fiel a la ley de Moisés podría tomar parte en él.
 
Algunos textos parecen expresar un anhelo por la unidad nacional, lo cual supone naturalmente la expulsión de los romanos del país:
 
Mt 23,37: “«¡Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina reúne a sus pollos bajo las alas, y no habéis querido!»”. Más o menos igual en el paralelo de Lc 13,34.
 
 
 
La reunión de los hijos de Jerusalén era, para Jesús, la instauración del reino de Dios… con las consabidas consecuencias. El número siguiente insiste en los aspectos materiales de ese Reino según Jesús.
 
 
11 »La dimensión material concreta y socio-política del reino de Dios esperado por Jesús y sus discípulos se demuestra además por las esperanzas de otorgar y recibir en este mundo recompensas materiales: Mc 10,28-30. 35-41; Lc 22,28-30; véase Mc 9,33.
 
Mc 10,28-30: “Pedro se puso a decirle: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.» Jesús dijo: «Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno: ahora al presente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el mundo venidero, vida eterna”.
 
 
Mc 10,35-41: “Se acercan a él Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dicen: «Maestro, queremos, nos concedas lo que te pidamos.»  Él les dijo: «¿Qué queréis que os conceda?».  Ellos le respondieron: «Concédenos que nos sentemos en tu gloria, uno a tu derecha y otro a tu izquierda.»  Jesús les dijo: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber, o ser bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado?». Ellos le dijeron: «Sí, podemos.» Jesús les dijo: «La copa que yo voy a beber, sí la beberéis y también seréis bautizados con el bautismo con el que yo voy a ser bautizado;  pero, sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado.»
 
 
Lc 22,28-30: «Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas;  yo, por mi parte, dispongo un Reino para vosotros, como mi Padre lo dispuso para mí,  para que comáis y bebáis a mi mesa en mi Reino y os sentéis sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.
 
 
Mc 9,33-34: Llegaron a Cafarnaúm, y una vez en casa, les preguntaba: «¿De qué discutíais por el camino?» Ellos callaron, pues por el camino habían discutido entre sí quién era el mayor.
 
 
Naturalmente, quién era el mayor en el reino de Dios, es decir, quién tendría más poder y, por tanto, más recompensas materiales a disfrutar en ese Reino.
 
 
Con esta unión de textos dispersos (14 reuní yo; Bermejo lleva ya otros 11, y todavía quedan más), creo que se va dibujando un Jesús totalmente religioso y a la vez con inmensas implicaciones políticas. Todo gira en torno a su concepción el reino de Dios, naturalmente espiritual, o ante todo de  bienes espirituales, pero… eso no impide con los bienes materiales y sociales del Reino desempeñen también una función importantísima en su pensamiento.
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
 

Viernes, 6 de Enero 2017


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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