CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Respuesta a objeciones. ¿Un patrón de recurrencia fantasmagórico? Jesús y la resistencia antirromana (LIII)
Escribe Antonio Piñero
 
Quedamos el día anterior que ha llegado el momento final de responder, en lo posible, a los argumentos en contra de la hipótesis propuesta, a saber un Jesús
 
· Implicado indirectamente al principio de su ministerio público con la política de su tiempo a causa de su proclamación de la venida inminente del reino de Dios,
 
· Que al final de su vida se proclama, quizás empujado fuertemente por sus partidarios, mesías-rey de Israel y
 
· Que se ve implicado en algunos actos violentos.
 
· Un Jesús del que no se conoce ningún rechazo explícito de la violencia, pero que no formó ejército alguno y que no apeló directamente a la lucha armada
 
· Un Jesús dejó en manos de Dios la instauración de un Reino divino en la tierra de Israel que implicaba la  liberación de este de todos sus enemigos y por tanto la expulsión de los romanos.
 
1ª Objeción: Esta hipótesis se basa en un “patrón de recurrencia” fantasmagórico, es decir, inane, mal formado, sesgado. Hay otros muchos patrones de recurrencia en los Evangelios que lo contradicen.
 
La primera respuesta es: preséntese con todo rigor un patrón de recurrencia que pueda aportar tantos datos e indicios y que sea contrario radicalmente a este. Me refiero a que no estamos tratando de otros patrones de recurrencia como “Jesús predicador de un  reino de Dios inminente, pero futuro” = “Jesús heraldo escatológico de Dios; “Jesús proclamador de la penitencia/conversión”; “Jesús proclamador de un próximo Juicio divino con premios y también castigos eternos”; “Jesús y el Dios de Israel”; “Jesús asceta”; “Jesús maestro de la ley de Moisés”; “Jesús y las Escrituras de Israel”; “Jesús como profeta”; “Jesús que enfatiza más los valores espirituales y morales que los rituales”; “Jesús predicador sólo de sus correligionarios, es decir, a Israel”, etc.
  
 
La segunda respuesta es: eliminemos del patrón de recurrencia aquellos elementos que puedan ser dudosos, y detengámonos solo en los elementos admitidos, al menos como base de discusión, por todos los estudiosos. Quedan los siguientes (empleo palabras mías y de F. Bermejo):
 
 
1) Jesús fue crucificado, es decir, ejecutado con el castigo romano habitual para los esclavos y los provinciales rebeldes, después de que el gobernador romano pronunció sentencia contra él.
 
2) Dos “bandidos” (lestaí en griego) fueron crucificados junto con Jesús, ya uno y otro lado de él. Es decir,  Jesús fue crucificado en medio de dos insurrectos.
 
3) El título de la cruz que dice Jesús era "Rey de los judíos". La presencia masiva de este título en los interrogatorios de Pilato indica que ocupó un lugar destacado como base de la acusación contra de Jesús, y el hecho de que Jesús no aparezca nunca negando esta acusación sugiere que él se consideraba como rey o el virrey de Dios.
 
4) La burla de Jesús por los soldados al servicio de Roma implica una parodia burlesca de una epifanía real, pues incluye ropa de púrpura, una corona de espinas, y arrodillarse ante él en un insultante homenaje. Según la opinión de los soldados, externos totalmente a su movimiento, Jesús afirmó ser un rey.
 
5) Una partida fuertemente armada fue enviada a prender a Jesús en secreto y por la noche.
 
6) De acuerdo con Lc. 22,36, en una ocasión crítica, Jesús se aseguró de que sus discípulos estuvieran armados, ordenándoles que compraran espadas.
 
7) Por lo menos algunos discípulos de Jesús, si no todos ellos, llevaban armas ocultas, como lo atestiguan Lc. 22.38.49 y Mc 14,47.
 
8) Los cuatro evangelios (Mc 14,47; Mt 26,51; Lc 22,38.49-50; Jn 18,10-11) constancia de que hubo resistencia armada (que implica espadas) en Getsemaní.
 
9) El episodio del Templo supone algún tipo de actividad violenta. No está claro lo que realmente ocurrió allí ni la escala de lo que pasó, pero se llevó a cabo a través de un comportamiento violento (Jn 2,15).
 
10) La entrada triunfal en Jerusalén. Hubo en esta acción reivindicaciones políticas claras tanto en palabras como en hechos, y Jesús aceptó sin reparos el tipo de bienvenida reservado para un aspirante al trono.
 
11) De acuerdo con Jn 11,47-50, la posibilidad de que Jesús permaneciera ejecutando sus actividades sin intervención alguna por parte de los judíos fue relacionada por el sumo sacerdote con una intervención armada prácticamente segura de los romanos, con consecuencias graves.
 
12) Jesús prometió a sus doce discípulos que se sentarían en tronos para juzgar y gobernar doce tribus de Israel restauradas, lo que implicaba la desaparición de los actuales gobernantes de Israel, tano romanos como judíos La dimensión material concreta y socio-política del reino de Dios esperado por Jesús y sus discípulos se demuestra además por las esperanzas de otorgar y recibir en este mundo recompensas materiales (Mc 10,28-30. 35-41; Lc 22,24.
 
13) De acuerdo con las propias declaraciones de los discípulos, el objetivo de Jesús era restaurar el reino de Israel. Tanto en Lc 24.21  como en Hechos 1,6, Jesús no rebate la concepción del reino de Dios de sus discípulos, sino sólo que su llegada no es inminente.
 
14) Varios dichos atribuidos a Jesús, (por ejemplo, las palabras despectivas dirigidas a la mujer siro-fenicia en Mc 7,26-27, y otros  pasajes reflejan una baja estima de  los paganos y podría decirse que incluso desprecio: Mt 10,5; 15,24; 18,17). La predicación de Jesús se circunscribía a Israel. Jesús era nacionalista.
 
15) Aunque la pertenencia de algunos de los discípulos de Jesús a los grupos organizados de la resistencia antirromana no está ni mucho menos probada (es más mantenemos lo contrario), la disposición violenta de al menos algunos de ellos está bien documentada en la tradición. El apelativo “Boanerges” de Santiago y Juan (Mc 3,17) sugiere una reputación ruda y de mal genio que se muestran de manera significativa en Mc 9,38, y con mayor dureza por su deseo de recurrir a la violencia en contra de un pueblo de samaritanos que  no les querían dar hospitalidad (Lc 9,51-56).
 
16) Jesús recalcó a sus seguidores que el discipulado es sinónimo no sólo de los conflictos, el sacrificio y el sufrimiento, sino también de peligro de muerte (Mt 10,34-39; Lc 12,4; 14, 25-27). 21) El dicho de "cargar con la cruz" (Mc 8.34 - 35 y el paralelo en Lc 9,23 y Mt 16,24) - y la mención de la cruz en Mc 10,38 / Lc 14,27  indican una aguda conciencia de la violencia y hostilidad entre Jesús y el Imperio.
 
17) Varias seguidores de Jesús –Pedro (Mc 14,29, 31 / Lc 22,31-33) y los hijos de Zebedeo (Mc 10,38-39)– expresan el compromiso de estar dispuestos a morir con él.
 
18) La opción más razonable de interpretación indica que Jesús se opuso al pago de un tributo a Roma.  De acuerdo con Lc 23,2.5.14, la acusación principal contra Jesús fue la de instigar la sedición y “subvertir nuestra nación”. Los judíos, que no tenían el ius gladii (derecho a imponer la pena de muerte) no podían ser tan tontos como presentar ante Pilato una afirmación/cargo fácilmente refutable. Por tanto no se niega la participación de los jefes de los judíos (de acuerdo con Flavio Josefo), sino que se la sitúa en un plano de comprensión razonable.
 
19) El Evangelio de Lucas 1–2 abunda fuertemente en anhelos nacionalistas que contemplan el sometimiento y la humillación de los gentiles (especialmente 1,32-33 y 1,51-55, donde la virgen María habla como los Macabeos, en un ambiente de guerra). Y no digamos nada del himno de Zacarías, en Lc 1,68-74 (véase también Lc 2,38). Estos himnos, que se refieren tanto a Jesús (el primero, de María) como a Juan Bautista (el segundo, pero como precursor de Jesús según el punto de vista de Lucas y de la teología cristiana posterior), representan el concepto más puro de un mesianismo tradicional judío que implica la expulsión de los romanos de Israel
 
20) La tradición demuestra que los discípulos tenían profundos temores de ser detenidos y presuntamente ejecutados (tanto en la huida narrada en el relato de la pasión, y en la historia de la traición/negación de Pedro).
 
21) Uno de los rabinos más prestigiosos del Israel de todos los tiempos, Gamaliel I, compara–viéndolo desde fuera– al movimiento de Jesús y de sus seguidores con el de Judas el Galileo y el Teudas (Hch 5,34).


Todos estos elementos se derivan de las fuentes canónicas (los Evangelio sinópticos, Juan, Hechos), y aparecen en diferentes tipos de formas literarias: dichos de Jesús, palabras asignadas a otros personajes (tanto seguidores como adversarios), resúmenes kerigmáticos, relatos de exorcismo,  relatos o apotegmas. Es decir, gozan de múltiple atestiguación y son perfectamente atendibles según el método habitual de interpretación del Nuevo Testamento.
     
 
Hay que formular una hipótesis que explique todos estos datos. No basta con denigrar o descalificar a los que los han reunido.   “Actiones humanas non ridere, non lugere, neque detestari, sed intelligere” (“(No hay que reírse de las acciones humanas, ni entristecerse por ellas, ni detestarlas, sino comprenderlas”: Baruc de Spinoza).
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.ciudadanojesus.com 

Domingo, 5 de Marzo 2017


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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