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La memoria de los peces y otras historias científicas sobre los seres del mar
Ficha Técnica

Título: La memoria de los peces y otras historias científicas sobre los seres del mar
Autor: Jorge Bolívar
Edita: Guadalmazán, Madrid, 2022
Encuadernación: Tapa blanda con solapas
Número de páginas: 382
ISBN: 978-84-17547-84-4
Precio: 20,85 euros

La editorial Guadalmazán viene desarrollando una interesantísima, a la par que importante, labor de divulgación científica. Sus libros cuentan con un extenso panel de especialistas en diversos temas, capaces, a la vez, de llevar al gran público los contenidos de conocimientos propios de los profesionales.

Aquí hemos tenido la oportunidad de dar cuenta de varios de esos títulos, entre otros: el delicioso Eso no estaba en mi libro de botánica; la oportuna Historia de los volcanes, cuando las imágenes de la erupción de Cumbre Vieja en La Palma inundaban los informativos del país; la Historia de las telecomunicaciones, tan fundamentales en nuestra historia desde aquellos tiempos en que usábamos las señales luminosas de las hogueras para dar noticia de destacados sucesos.

En esta ocasión, de la mano de Jorge Bolívar, nos sumergimos, nunca mejor dicho, en variadas historias científicas sobre los seres del mar. Un libro que no se aleja de los objetivos divulgadores que se marca el sello editorial.

El agua

Y antes de bucear junto a las maravillas que nos ofrecen los habitantes del mundo acuático, el autor nos ofrece una interesante introducción sobre el medio que los acoge: el agua. Un elemento que nos es tan familiar y del que, habitualmente, desconocemos muchas peculiaridades.

Por ejemplo, es un gran disolvente, como lo califica el autor, el disolvente definitivo. Por otro lado, constituye uno de los pocos elementos más densos en estado líquido que en estado sólido. Y, estando compuesta por hidrógeno, uno de los elementos más inflamables que existen, y oxígeno, el mayor facilitador de explosiones, sin embargo no solo no explota, sino que sirve para apagar el fuego. Y, en esta línea, Jorge Bolívar nos va desentrañando aspectos singularísimos de este elemento en el que nació la vida.

La memoria de los peces

Cuando observamos los peces en el fondo del mar, pocos podríamos pensar que esos seres que nos parecen carentes de inteligencia, tienen, en muchos casos, una sorprendente memoria, al menos, en la instintiva; un fenómeno que no debería de sorprendernos, ya que los peces existen mucho antes que los mamíferos, a los que atribuimos algún grado de inteligencia. Por ejemplo, recuerdan dónde esconderse ante los depredadores, cómo encontrar comida o cuál es el mejor sitio para el apareamiento. Y un caso especial lo vemos en los salmones, capaces de recordar su lugar de nacimiento para, abandonando su medio salino, atravesar agua dulce remontando los ríos: tienen claro adónde dirigirse.

¿Y qué decir de los tiburones? Pues que tienen un cerebro de gran tamaño en relación con el cuerpo y que, por otro lado, tiene una forma especial de Y al extenderlo; y, además de los cinco sentidos que tenemos los humanos, cuentan con sensores de electrorrecepción y detectores de presión: son capaces de captar, localizar e identificar los diminutos campos eléctricos que producimos los seres vivos al movernos.

Plancton y medusas

Y si descendemos al microcosmos imperceptible a nuestra vista, podemos asombrarnos de su riquísima existencia y de la importancia que tiene, no solo para los animales que pueblan los mares, sino, también, para el resto del planeta. Nos estamos refiriendo al plancton

Si con un dedal recogemos más o menos un centímetro cúbico de agua de mar, ahí habrá, aproximadamente, medio millón de seres vivos; se trata de organismos diminutos, herederos directos de las células primitivas que dieron origen a la vida. Eso es el plancton: “un conjunto de organismos acuáticos que no tienen capacidad de moverse por sí mismos y flotan arrastrados por las corrientes”. Constituye la base de la pirámide alimenticia. Pero no se queda aquí; el autor nos descubre las muchas propiedades, fundamentalmente necesarias, para la vida en el planeta que abriga este abigarrado conjunto de diminutos seres.

Y del plancton nos lleva Bolívar a esos hermosos estómagos flotantes que son las medusas. Unos organismos de los que nos alejamos por las consecuencias que nos puede acarrear sufrir el roce con alguno de sus rejos. Son unos seres tan simples que pueden ser considerados como unos fósiles vivientes. Su anatomía es muy sencilla: se reduce a un estómago enorme que alcanza el noventa por ciento de su volumen corporal. De ellas existen unas dos mil especies diferentes, de las que unas cincuenta son letales para los seres humanos.

Las profundidades oceánicas

También, guiados por las páginas de este libro, nos sumergimos a profundidades a las que hasta tiempos recientes no se había podido descender. Ellas han dado pie a numerosos documentales, reportajes gráficos e, incluso, películas donde la imaginación nos arrastra a peligrosas aventuras.

Esas profundidades abisales constituyen un mundo aún muy desconocido para nosotros. En ellas hemos podido ver seres muy variados, algunos cuya imagen nos despierta miedosos horrores, mientras que otros nos admiran por su singular belleza. Allí desarrollan su existencia más de 17.500 especies diferentes, muy difíciles de poder observar en nuestro medio, ya que no pueden sobrevivir en nuestras condiciones ambientales. Es un capítulo que merece una detenida lectura.

Bancos de peces

Uno de los espectáculos más armoniosos que podemos observar lo constituyen los cardúmenes de peces que nos deslumbran con los plateados reflejos de su permanente danza marina. Tienen un curioso comportamiento social que los lleva a agruparse en bancos, que tienen una doble característica: ser, por un lado, las presas de peces más grandes (por lo que se hallan muy abajo en la escala alimenticia) y contar con una exagerada cantidad de huevos en sus puestas. Y una tendencia curiosa, que actúa como mecanismo de defensa: los individuos se agrupan por tamaños; en un banco de peces, todos los individuos tienen las mismas dimensiones y se mueven coordinadamente a una distancia milimétrica que mantienen durante sus evoluciones.

Mamíferos y gigantes marinos

Ya es de todos conocido que no solo los peces habitan los mares. También el agua marina es el hábitat de algunos mamíferos como nosotros. Plantea el autor que se trata de seres que, evolutivamente, tras un período de vida fuera del mar, optaron por regresar a él, adaptándose de nuevo a su originario medio.

Existen en la actualidad unas ciento treinta especies de mamíferos marinos en las que se puede observar los diferentes grados de adaptación evolutiva a la vida en el mar. Algunas, como las nutrias, pocas diferencias presentan con animales terrestres, mientras que otras, como acontece con los delfines, nos parecen auténticos peces.

Y si hemos podido saber algo más de los diminutos seres que habitan los océanos, también hay que hablar de los gigantes que con ellos comparten hábitat. Por ejemplo, el autor nos habla del calamar gigante, cuya existencia era considerada casi como una leyenda hasta que ejemplares pudieron ser vistos y sometidos a investigación; aunque nunca se ha podido capturar un adulto vivo, sino, a lo sumo, crías enfermas nadando en las costas. El mayor del que hay constancia debió de medir veintiún metros de largo, con un peso de unos doscientos setenta y cinco kilos.

También el autor nos lleva a contemplar las ballenas, de las que las hay de diferentes tamaños; y con ellas, delfines, rorcuales, cachalotes, etc. Son especies sometidas a una enorme presión de capturas, sin tener en cuenta que estas ballenas desempeñan un papel esencial en los ecosistemas marinos; por ejemplo, al consumir tantos crustáceos consiguen prevenir excesivas proliferaciones, manteniendo el equilibrio ecológico de los océanos; sus heces son ricas en nutrientes sin los que los microorganismos no pueden desarrollarse; sus cadáveres sirven de sustento a muchísimas especies; en fin: que juegan un destacado papel en el mantenimiento de nuestros mares.

Cefalópodos

Y si hay una especie que despierta nuestra curiosidad y admiración esa es la de los pulpos, sepias y calamares; especialmente los primeros. Son de los animales más antiguos del planeta y se conocen unas ochocientas especies de cefalópodos.

Tienen los pulpos una flexibilidad increíble, ya que su única parte dura es su pico; por ello, pueden expandirse o contraerse a voluntad; también cuentan con la capacidad de mimetismo, con lo que toman formas o colores diferentes según sus necesidades de defensa o caza. Además, es uno de los pocos animales capaz de reconocer su imagen en un espejo, aparte de contar con nueve cerebros, cada uno de ellos especializado en una función; cuentan, también, con una enorme cantidad de neuronas, más de quinientos millones, repartidas por todo el cuerpo, no concentradas en un cerebro; disponen de una buena memoria… Sería prolijo detallar aquí todas sus peculiaridades que se encuentran magníficamente expuestas en las páginas de este libro.

Oasis submarinos, parásitos y corales

También en él podemos encontrar los tres tipos de oasis submarinos: los producidos en torno a naufragios, tanto de barcos como de aviones; los arrecifes de corales y, finalmente, las chimeneas hidrotermales.

Nos encontramos también con los parásitos en todas sus diferentes posibilidades, entre las que destacan las simbiosis, unos fenómenos de estos seres vivos que les ayudan en su supervivencia, llegando incluso a la unión en un solo ser de dos individuos que mutuamente se prestan ayuda.

Y, hablando de los corales, Bolívar nos llama la atención, no solo sobre su enorme belleza, de cuyo colorido nos da amplias explicaciones, sino, también, de su enorme fragilidad que está llevando a su rápida desaparición en lugares que hasta hace bien poco eran focos de atracción para contemplar su cromático esplendor.

Remedios marinos

Interesante capítulo es el referido a la enorme capacidad que tienen los recursos marinos para ofrecernos muy variados remedios para una buena cantidad de dolencias que padecemos los humanos. Así, hay productos que constituyen un eficaz remedio para algunos tipos de cáncer. Y nos explica la dificultad que entraña su obtención, pues son precisas enormes cantidades de material para poder obtener unos pocos gramos del producto apetecido.

También ocupan su espacio en esta obra los mares helados del Ártico y de la Antártida. El primero se erige sobre una capa de hielo que descansa sobre un fondo de agua, mientras que en la Antártida esa zona helada se apoya sobre terreno firme. Explica Bolívar la razón de tales bajas temperaturas en los polos, así como el papel que juega la temperatura del mar para la biodiversidad que se da en tan duros entornos.

Pero la riqueza de vida que encontramos en el mar no solo se halla en sus diferentes niveles de profundidad. La línea de costa, tanto la arenosa como la de rocas, cuenta con una abundante manifestación vital, que es preciso cuidar y conservar.

El libro se cierra con un epílogo que constituye una encendida explicación sobre la unidad de toda la biodiversidad del planeta. Una biodiversidad que se sostiene en el equilibrio, frágil equilibrio, entre todos sus componentes. Si tal equilibrio se resquebraja en alguno de ellos, el daño que se hace al conjunto es inconmensurable. Es lo que está ocurriendo con el calentamiento global, que arrastra una serie de consecuencias que ya son perceptibles sobre la vida en la tierra y en el mar.

Concluyendo

El libro hace honor a su subtítulo: otras historias científicas sobre los seres del mar. En efecto: Jorge Bolívar ha sabido rebuscar y entresacar aquellos aspectos del mar y de la vida que en él se desarrolla, para ofrecernos un atractivo collage.

En cada capítulo, encuentra esa historia de la que tirar para atraer la atención del lector. Que es un gran divulgador, no cabe duda. Porque todo lo que nos cuenta tiene su fundamento científico; pero de tal manera expuesto, que resulta una atractiva y atrayente sucesión de estampas que no deja de despertar nuestra admiración.

El estilo es muy narrativo. De hecho, el autor se esconde tras la figura de un imaginario capitán de navío, imaginario también, que recorre los mares y sus fondos, narrándonos sus aventuras y descubrimientos.

Es, en definitiva, una obra que se lee con suma facilidad, con una proximidad muy de agradecer y que hará de ella, de la obra, una lectura amena y entretenida, dejando el poso de un conocimiento científico al alcance de la mano.

Índice

Introducción: el líquido más misterioso del universo

El capitán Baca y la memoria
El cerebro de los tiburones
El mundo interminable del plancton
Bellos estómagos flotantes
En el abismo
Bancos (de peces)
Mamíferos como nosotros
Gigantes
La sabiduría del superviviente
Tres oasis
Parásitos y amigos
Cuidado con los corales
La gran farmacia
Aquí hace mucho frío
El pez más hermoso
Línea de costa

Epílogo: unidad
Bibliografía recomendada


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19/12/2022 Comentarios

Reseñas

Filosofía de la religión. Historia, contenidos, perspectivas Juan Antonio Martínez de la Fe , 14/12/2022
Filosofía de la religión. Historia, contenidos, perspectivas
Ficha técnica

Título: Filosofía de la religión. Historia, contenidos, perspectivas
Autor: Manuel Fraijó
Edita: Editorial Trotta, Madrid, 2022
Colección: Estructuras y Procesos
Encuadernación: Tapa dura
Número de páginas: 584
ISBN: 978-84-1364-076-1
Precio: 22,99 euros

¿Es posible hablar de una filosofía de la religión? En otras palabras, ¿filosofía y religión no son términos incompatibles entre sí? El enfrentamiento, quizás innecesariamente fabricado, entre razón y fe no ha dejado de conjugar el presente de indicativo, pese a la cantidad de pretéritos de todo tipo que acumula.

Este libro, este extenso y profundo libro de Manuel Fraijó, trata de ello. La denominación Filosofía de la religión nos resulta novedosa, ciertamente. Pero es que, a lo largo de los siglos ha circulado con apelativos diversos e, incluso, sin un nombre propio con el que poder invocarla.

Según los tiempos que circularan en cada momento de la historia, el peso ha recaído veces en el campo de la religión, veces en el de la razón, hasta alcanzar esa necesaria y fructífera convivencia que nos propone Manuel Fraijó en su libro.

Para él es esta una obra necesaria. Necesitaba escribirla, para fortuna de los que hemos podido acceder a su contenido. Filosofía y religión ocuparon su mente desde sus primeras incursiones estudiantiles en estos temas. Durante tres décadas ha dedicado su docencia a esta materia; es lógico que se preguntara por un texto del que pudieran echar mano sus alumnos como guía y método durante su aprendizaje.

Hace ya varios lustros, cuando inició su camino docente de Filosofía de la religión, ya se preocupó por hallar ese texto básico y fundamental. Se encontró con un campo yermo, al menos en lo que se refería a sus objetivos docentes. Fue así como recurrió a quienes, ya destacados pensadores, fuesen capaces de contribuir con sus aportaciones a la siembra de un primer texto sobre este particular.

Ahora, el autor se lanza a una obra personal, fruto de su larga experiencia, de sus prolongadas indagaciones y reflexiones. Piensa él que, con ello, extingue una deuda de gratitud hacia la universidad y hacia la sociedad, por haberle permitido desarrollar esta actividad suya. Actitud que le honra, desde luego. Pero también los interesados en la Filosofía de la religión quedamos en deuda con él por esta obra. Ha condensado su larga trayectoria y amplios saberes en quinientas páginas que son pura esencia de su pensamiento. Probablemente, se le pueda aplicar la afirmación hegeliana de que los grandes hombres no son solo los grandes inventores, sino aquellos que cobraron conciencia de lo que era necesario.

Se abre el libro con un prólogo de Fraijó en el que expone qué le motivo a escribirlo y qué pretendía al hacerlo: “El principal objetivo es ofrecer información sobre los avatares de esta nueva disciplina […] El libro es, en este sentido, una pormenorizada narración de las peripecias de la reflexión filosófica sobre la religión”.

Seguidamente, en el mismo Prólogo, el autor nos explica sucintamente el contenido de cada capítulo del libro; algo importante ya que, antes de proceder a la lectura de cada uno de ellos, se puede contar con una visión de conjunto sobre sus contenidos. A este le sigue un estudio introductorio, a fin de poder escudriñar los prolegómenos de lo que ha devenido en filosofía de la religión.

Los precursores

Recorre el autor el pensamiento de precursores de la nueva disciplina, justificando la ausencia de varios de ellos: fundamentalmente, porque ya figuran en aquellos lejanos textos de los inicios en la docencia de Fraijó o en alguna de sus obras posteriores, singularmente en Semblanzas de grandes pensadores.

Pero inician su aparición en el texto tres autores que, reiteradamente, podemos encontrar a lo largo de este libro y que suponen tres modelos de filosofía de la religión: Kant, Hegel y Hume. Parte Hegel de lo Absoluto, mientras que Kant lo hace de la finitud humana y Hume muestra cierta conformidad con lo que hay, no está dispuesto a ver nada más que lo que observa.

La filosofía de la religión no hizo su aparición de manera espontánea o abrupta en un momento dado. Más bien surge como resultado del esfuerzo intelectual de muchos pensadores que fueron los precursores e iniciadores de esta disciplina, ya que el contenido de la realidad expresada sí era conocido por los primeros filósofos.

¿Quiénes desfilan por estas páginas en su calidad de precursores? Pues Ramón Sabunde, médico y teólogo catalán gracias a quien la filosofía medieval dejó de ser un todo compacto ya que fue quien primero separó el tratado filosófico de Dios del resto de las disciplinas escolásticas.

No menor importancia reclama Nicolás de Cusa, que plantea el tema de la pluralidad de religiones, colaborando en separar la teología natural de la revelada. Y no se puede desdeñar la obra de Leibniz quien, sin atacar la revelación, buscó compaginar revelación y razón. Más allá de Leibniz llegó su discípulo Christian Wolff que, lejos de conformarse con buscar la concordia entre fe y razón, osó a absolutizar la razón.

Asumen estas tendencias los neólogos protestantes, cuyas innovaciones afectaron a la práctica totalidad del universo cristiano, y los ilustrados alemanes, destacando la figura de Baumgarten, autor de una metafísica apoyada por completo en la filosofía de Wolff y que culmina en la teología natural.

Finalmente, nos encontramos con Lessing, crítico con la teología de su época y a la revelación cristiana, pero sin apartarse de la religión. También incluye esta nómina a Herder, batallador contra los excesos racionalistas como intento para suscitar el sentimiento religioso. Y aparece, finalmente, el creador del término Filosofía de la religión, Von Storchenau, defensor de la teología natural y autor de una ingente obra en doce tomos Die Philosophie der Religion.

A la búsqueda de una definición

¿Qué es, pues, Filosofía de la religión? A esta pregunta pretende dar respuesta el tercer capítulo de la obra, aunque, ya desde su arranque, nos advierte Fraijó de que “no pretendemos la imposible tarea de definir la Filosofía de la religión. Intentaremos, más bien, aproximarnos a ella mencionando acontecimientos y personas que influyeron en su nacimiento”.

Se detiene, seguidamente, en cuatro acontecimientos históricos y culturales de decisiva importancia para el surgir de la nueva disciplina. A cada uno de ellos, dedica merecida atención a lo largo de las varias páginas que ocupan la obra. El primero de ellos es el giro antropológico. De los dos polos de los que consta el universo religioso, Dios y el hombre, era aquel quien ocupaba el centro de la reflexión; pero ahora llega una basculación polar y es el hombre el que se adueña del espacio.

Es el segundo hecho el descubrimiento de otras religiones; la misión de la filosofía pasó a ser la reflexión sobre la inquietante realidad de la pluralidad de religiones. Y el tercer hecho es la quiebra del pensamiento dogmático: con la llegada de la Modernidad, la Biblia deja de ser un conjunto de libros claros y coherentes, quedando atorado el único canal de comunicación con Dios. Por último, el cuarto y trascendental hecho es el debilitamiento de la fe en Dios; Dios era el centro de todo, pero Dios ha muerto; y si los teólogos del siglo pasado reflexionaron ampliamente sobre él, la filosofía enmudeció y dejó de ocuparse del asunto y no parece claro, en opinión del autor, que vuelva a hacerlo en el futuro; máxime si se tiene en cuenta que la barbarie vivida en el siglo XX hace tambalearse la fe en Él.

¿Cómo definir, pues, la filosofía de la religión, emanada de las circunstancias históricas y culturales examinadas? Hay que echar mano de otras ramas del saber y, por supuesto, de grandes pensadores: Kant, Kolakowski, Rahner, Bloch… Todo ello para concluir que no es un gran temario lo que define a la filosofía de la religión, sino, más bien, un estilo, una manera de aproximarse al tema religión: libre, crítico, abierto, riguroso, sin ninguna atadura dogmática a ninguna religión revelada. Y se le asigna la tarea de la respuesta a las grandes preguntas, especialmente el sentido último de la vida y de la muerte.

Y, aunque todo lo expuesto no es reducible a una definición de la Filosofía de la religión, ensaya Fraijó la siguiente: “es una reflexión crítica, libre, abierta, rigurosa y no confesional sobre los temas relacionados con la religión”.

El hecho religioso

Entramos así en un capítulo, el cuarto, de no fácil elaboración: Estudio positivo del hecho religioso. Un estudio que es el que llevan a cabo las ciencias de las religiones. Se trata de indagar en el dónde, el cuándo y el cómo del fenómeno religioso. En otras palabras, las ciencias de las religiones estudian ordenada y sistemáticamente el hecho religioso en su propia estructura, aislándolo de cualquier otro fenómeno humano. Como se puede apreciar, se abarca una gran variedad de terminología y se sitúa a las ciencias de las religiones en la confluencia de varias disciplinas.

De ahí que el autor nos ofrezca, primeramente, una visión panorámica a través de la historia, incidiendo en las primeras elaboraciones para alcanzar las tendencias actuales que, siguiendo a Duch, sitúa en tres líneas, la fenomenológica, la estructurológica y la historiológica. Y termina diciendo que “se puede concluir que no existe [en el estudio de la ciencia de las religiones] una metodología uniforme; lo que puede lograrse, ateniéndose a los distintos presupuestos metodológicos, es una cierta sistematización que permita determinar el ámbito de la ciencia de las religiones como base para una ulterior Filosofía de la religión”.

Historia de las religiones

Discurre luego la obra por los avatares históricos, es decir, la historia de las religiones como el devenir del hecho religioso a través de los tiempos. Se detiene así en los inicios de la moderna historia de las religiones, a las que divide en místicas, proféticas y sapienciales, tras haber soslayado aquella tipología de religiones nacionales y mundiales o universales.

Echando mano a otras ciencias que colaboran en la comprensión del tema, Fraijó se detiene en la mirada sociológica y la mirada psicológica, incidiendo en las figuras de Freud, Jung, Adler y Fromm.

Además de estas miradas, aborda, en el capítulo quinto una Aproximación fenomenológica al hecho religioso. Se pretende analizar el hecho religioso desde dentro, descubriendo las situaciones humanas en que se manifiesta; es lo que se ha dado en llamar hierofanías o manifestaciones de lo sagrado, dado que tienen un indudable interés antropológico.

Por supuesto que el autor se detiene a esbozar algunas de tales manifestaciones, tal y como se nos presentan, por ejemplo, en la sexualidad, el nacimiento, las comidas, la comunidad y la soledad, la muerte, la felicidad, la violencia, los vínculos sociales, la naturaleza, lo gratuito, el lenguaje o lo simbólico.

Fenomenología. Otras religiones

Este capítulo quinto encuentra su continuación lógica en el sexto, donde se aborda la fenomenología aplicada. Es decir: se pasa de las situaciones religiosas a las personas que las encarnaron, sus testigos y estudiosos.

Estas personas aquí analizadas son William James (Variedades de la experiencia religiosa), Rudolf Otto (Lo Santo), el Maestro Eckhart (Mística especulativa), Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz. De cada uno de ellos, podemos encontrar algunos apuntes biográficos y un amplio resumen de sus fundamentales postulados, que evidencia en profundo conocimiento del autor de la obra de cada uno de ellos.

Es evidente que la mística no es patrimonio exclusivo del cristianismo, ni tan siquiera de Occidente. Es un fenómeno también localizado en Oriente, donde hay otras religiones místicas además de las sapienciales. Se trata de religiones sin afán de proselitismo, de procurar la conversión a ellas de los cristianos; su objetivo principal es compartir sus vidas y ayudar a salvar sus religiones de la amenaza del secularismo que recorre imparable el mundo occidental.

Sin pretender abordar el tema de la verdad en otras religiones, el autor se detiene a explicar su historia y características, teniendo en cuenta que es lógico que todas y cada una defienda ser verdadera y tener validez universal; el problema surge si alguna de ellas pretende tener la única validez.

Desde aquí, Fraijó distingue tres grandes grupos o familias de religiones: las proféticas (cristianismo, judaísmo e islam), las místicas (hinduismo y budismo) y las sapienciales (confucianismo y taoísmo), aunque, por su importancia, dedica un especial apartado al zoroastrismo.

A cada una de estas religiones ofrece Fraijó unos extensos y profundos resúmenes, pese a su modesto reconocimiento de no ser un especialista en ellas. Las religiones místicas y sapienciales ocupan el capítulo séptimo mientras que el octavo es exclusivo de las proféticas y monoteístas, es decir, islam y judaísmo y cristianismo, estas dos últimas analizadas conjuntamente dadas sus evidentes vínculos.

Grandes filósofos de la religión

En el capítulo nueve se produce el reencuentro con los tres grandes filósofos de la religión que ya nos habían aparecido en momentos iniciales del libro. Se trata de Kant, Hegel y Hume. Efectivamente, aquellas primeras páginas a ellos dedicadas solo eran un anticipo de lo que aquí nos ofrece Fraijó. Kant ya fue objeto de estudio en otra de sus obras a la que ya se ha aludido, las Semblanzas de grandes pensadores, no así Hegel y Hume que encuentran ahora su momento. Además del perfil biográfico de cada uno de ellos, Fraijó nos brinda una extraordinaria síntesis de su pensamiento, pese a la dificultad que entraña reducir a unas pocas páginas la importante obra de estos filósofos.

Y, como continuación y extensión de estos tres pilares básicos, sale a nuestro encuentro una selección de otros filósofos de la religión: Karl Jaspers (La fe filosófica), Miguel de Unamuno (tensión y duda ante lo religioso), José Ortega y Gasset (Filosofía y creencias), Xavier Zubiri (Religión y filosofía), María Zambrano (la razón poética), Leszer Kolakowski (Si Dios no existe), Ernst Bloch (Religión y esperanza) y José Gómez Caffarena (de la metafísica a la filosofía de la religión).

Qué duda cabe de que una ayuda fundamental para reflexionar sobre el hecho religioso la constituyen quienes lo critican. Y, entre ellos, prácticamente todos se alinean en sus objeciones en torno al cristianismo. Fueron estos unos interlocutores de lujo, como los califica Fraijó.

Entre ellos, figura Karl Marx, a quien no le interesaba qué es la religión, sino para qué servía, cómo actuaba sobre los individuos y la sociedad. Por su parte Feuerbah plantea una crítica radical a la religión, trasladando la centralidad de Dios hacia el hombre: que sea este su propio Dios. A ellos, tanto la teología como la filosofía han ensayado lo que se pudiera considerar una adecuada respuesta. Y concluye el autor que “resultaría arriesgado aventurar si Dios volverá a tener en Occidente oportunidades filosóficas como las que le brindaron sus grandes críticos”. Otros pensadores, también críticos, como es el caso de Nietzsche o Freud no concurren en este capítulo, por haber sido considerados en otro lugar.

Fundamentalismos

Sin cambiar de registro, se llega al duodécimo capítulo que, a modo de epílogo, se expresa contra los fundamentalismos. En breve, de lo que trata es de la alianza que ha existido entre la religión y el fundamentalismo, considerando aquella gozar de la necesaria universalidad y patrimonio de la verdad absoluta. A desactivar esta vinculación contribuye, sin duda, la filosofía de la religión. “Su defensa de una religión pensada, aunque sin marginación de la religión sentida, es un gran desaire a la tentación fundamentalista”.

Se cierra el libro con un Apéndice, dedicado a la Filosofía de la religión en España. Ya reconoce Fraijó que no cubre todo el amplio espectro, por lo que quedarán fuera del texto nombres que con toda justicia podían figurar aquí. De manera más detenida, analiza el impacto de tres libros en la sociedad: Catolicismo y protestantismo como formas de existencia, de José Luis L. Aranguren; Sobre la religión. Descripción y teoría, de Alfredo Fierro; y, por último, El animal divino. Ensayo de una filosofía materialista de la religión, de Gustavo Bueno.

Y se añaden algunas reflexiones acerca de otros cultivadores actuales de la Filosofía de la religión: Reyes Mate, Javier Sádaba, AndrésTorres Queiruga y Juan Antonio Estrada.

Concluyendo

Nos encontramos ante una obra importante. Bien concebida, bien planificada y bien desarrollada, haciendo honor al subtítulo que la encabeza: historia, contenidos, perspectivas.

Cuenta Fraijó con la ventaja, casi condición, si no imprescindible, sí bastante necesaria, de haber pasado por las aulas de la teología para conseguir una panorámica fiable de la filosofía de la religión.

Tiene varios alicientes. Entre ellos, las excelentes síntesis del pensamiento y la obra de los pensadores que aparecen en sus páginas. Ello hace de este libro una herramienta muy útil para quien desee acercarse a cualquiera de estos personajes buscando una guía para acometer lecturas más profundas.

Otro aliciente es el de poder acceder a lo que se puede considerar la esencia de la larga docencia de Manuel Fraijó en el campo de la Filosofía de la religión. Ha realizado un ejemplar esfuerzo para condensar en quinientas páginas el fruto de muchos años de reflexión, muchas horas de lecturas, y muchos días de diálogos con figuras destacadas del mundo de la filosofía y la teología. El selecto aparato crítico y la escogida bibliografía dan fe de lo titánico de ese esfuerzo.

Y no menos importante es el lenguaje del autor. Más que una lección magistral, más bien parece que el lector entabla un diálogo con Fraijó, quien le va desentrañando de manera asequible y cuasi amena los entresijos de algo tan denso como es el tema abordado.

Todo ello hace que Filosofía de la religión, de Manuel Fraijó, sea un muy recomendable libro.

Índice

Contenido
Prólogo

1. Estudio introductorio
2. Precursores e iniciadores de la Filosofía de la religión
3. A la búsqueda de una definición
4. Estudio positivo del hecho religioso
5. Aproximación fenomenológica al hecho religioso
6. Fenomenología aplicada
7. Religiones místicas y sapienciales
8. Religiones monoteístas
9. Los tres grandes filósofos de la religión
10. Otros filósofos de la religión (selección)
11. La religión ante sus críticos. Reflexión de conjunto
12. A modo de epílogo: contra los fundamentalismos
Apéndice. La Filosofía de la religión en España

Índice de nombres
Índice de materias
Índice general


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14/12/2022 Comentarios



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