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Crean el primer mapa del cerebro enamorado

Científicos establecen una relación entre las áreas cerebrales implicadas en el amor y el deseo


Un equipo internacional de investigadores ha conseguido desarrollar el primer mapa del cerebro enamorado. Gracias a él, ha podido constatarse que existe una relación, a nivel neuronal, entre el deseo sexual y el amor. En concreto, los científicos han determinado el proceso por el cual el deseo humano llega a transformarse en enamoramiento. Asimismo, el estudio ha demostrado que el amor activa las mismas regiones cerebrales que la adicción a las drogas. Por Marta Lorenzo.


Marta Lorenzo
21/06/2012

El amor y el deseo activan áreas cerebrales específicas, aunque relacionadas. Fuente: Universidad de Concordia.
El amor y el deseo activan áreas cerebrales específicas, aunque relacionadas. Fuente: Universidad de Concordia.
Gracias a la ciencia moderna, sabemos que el amor está en realidad en el cerebro, y no en el corazón. ¿Pero en qué región exacta del cerebro se encuentra? Por otro lado, ¿activa el deseo sexual las mismas áreas neuronales que el amor?

Un estudio internacional reciente, cuyos resultados han aparecido publicados en el Journal of Sexual Medicine, ha establecido por vez primera el mapa del cerebro correspondiente a estos sentimientos. Dicho mapa revela que ambos están estrechamente relacionados a nivel neuronal.

Según declaraciones de uno de los autores de la investigación, el psicólogo de la Universidad de Concordia, en Canadá, Jim Pfaus, hasta ahora, “nadie había reunido estos (sentimientos) para observar los patrones de activación (neuronal) que ponen en marcha los dos”.

Pfaus reconoce que, al inicio de su investigación, “no sabíamos que esperar, porque ambas emociones podrían haber sido completamente independientes (a nivel cerebral)”. Sin embargo, los resultados obtenidos han demostrado que “el amor y el deseo activan áreas específicas del cerebro relacionadas entre sí”.

Del deseo al amor

Según publica la Universidad de Concordia en un comunicado, junto a un grupo de colaboradores de Estados Unidos y de Suiza, Pfaus analizó los resultados de 20 estudios independientes en los que se había examinado la actividad cerebral de sujetos implicados en tareas como visionar imágenes eróticas o mirar fotos de sus seres queridos.

Mediante la combinación de todos estos datos, los investigadores fueron capaces de formar un mapa completo de los efectos del amor y del deseo en el cerebro.

Descubrieron así que dos estructuras cerebrales en particular, la ínsula y el cuerpo estriado, son las responsables del proceso que lleva del deseo sexual al amor.

La ínsula es una parte de la corteza cerebral plegada profundamente en el interior de los lóbulos temporal y frontal, y el cuerpo estriado se encuentra en el cerebro anterior.

Según los científicos, el amor y el deseo sexual activan diferentes áreas del cuerpo estriado. La región relacionada con el deseo sexual se “enciende” normalmente cuando percibimos cosas que son inherentemente agradables, como el sexo o la comida.

El área activada por el amor, por su parte, está implicada en un proceso de condicionamiento merced al cual damos un valor inherente a las cosas relacionadas con la recompensa o con el placer.

¿Cómo se relacionan ambas regiones? A medida que el deseo sexual se convierte en amor, pasamos a procesar la información sobre el objeto deseado y amado en un área distinta del cuerpo estriado.

El amor es como una droga

Los investigadores explican que el área del cuerpo estriado relacionada con el sentimiento amoroso es la misma que ha sido relacionada con la adicción a las drogas.

Pfaus explica que esto tiene sentido dado que “el amor es realmente un hábito que se forma a partir del deseo sexual, cuando este es satisfecho. Por tanto, el proceso sería similar al proceso de convertirse en adicto a las drogas”.

El estudio ha revelado, asimismo, que el amor activa diferentes vías neuronales relacionadas con otros aspectos del enamoramiento, como la monogamia o el vínculo característico de las relaciones de pareja.

Por último, la investigación demostró que algunas áreas del cerebro son realmente menos activas cuando alguien está enamorado que cuando siente deseo sexual.

“Mientras que el deseo sexual tiene un objetivo específico, el amor es más abstracto y complejo, y depende menos de la presencia física de otra persona”, concluye Pfaus, que espera que, en adelante, “se hagan más estudios sobre la neurociencia social humana que puedan darnos más ideas sobre la ubicación del amor en el cerebro”.

Otros mapas

En general, la neurociencia cognitiva está proporcionando a los especialistas una comprensión profunda sobre diversas características y capacidades humanas, como la inteligencia o la habilidad para resolver problemas.

Gracias a la neurología han podido establecerse ya mapas sobre la complejidad de las conexiones nerviosas, sobre la codificación de los sabores dentro del cerebro, sobre el posible origen de la conciencia e, incluso, sobre la capacidad espiritual del ser humano.



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1.Publicado por Rosa el 23/06/2012 18:15
Hola, un gusto como siempre comentar algo respecto a los estudios científicos que se realizan, en realidad siempre imaginé que el cerebro enamorado, inclusive puede curarse de ciertas enfermedades como las provocadas por el estrés, que alivia o aleja completamente el dolor, tanto físico como mental, y también que existe una gran diferencia entre las personas indiferentes al dolor de los otros (sus iguales), y aquellos que sufren en persona si no pueden proteger a alguien de sufrir algún mal, esa es la diferencia de personas con espíritu y las otras que parecen no tener eso que denominamos "alma". Bye

2.Publicado por pasabaporaqui el 23/06/2012 22:28
Noticias que leeremos próximamente:
Encuentran en el cerebro la región que se activa al localizar regiones en el cerebro.
Científicos de la Universidad de Staqui-Telojuro acaban de publicar un revolucionario artículo en la prestigiosa revista internacional "Journal of Mereological Fallacies & Categorical Mistakes".
"Todo empezó por casualidad" - comenta uno de los investigadores - Mientras estaba identificando en el cerebro de un voluntario la región que se activa al decir "follo con fatatas", se me cayó el café en la máquina que saca fotos en colores de la cabeza de la gente, y antes de reventar, se giró y me hizo una foto a mí. Desde entonces hemos repetido la prueba decenas de veces, y la región activada siempre era la misma. Y eso a pesar de que hemos variado las condiciones de forma sistemática: la región de los investigadores que se activa al identificar regiones cerebrales no cambiaba, no importa si en la máquina derramamos, café, té o incluso poleo-menta. Es una investigación cara, pero en vista de los resultados merece la pena"
Los investigadores de Staqui-Telojuro planean ampliar su investigación en el futuro inmediato, y resaltan lo que perciben como sus principales virtudes: "En primer lugar, es importante transmitir al público que todas las cosas psicológicas, como el amor, están en la cabeza. Hay que decirles que el cerebro, o los genes, o cualquier otro determinante biológico causa en exclusiva el comportamiento. Y que por lo tanto, sólo estudiando el cerebro podremos decirles cómo mejorar sus relaciones de pareja. Hay que olvidarse de los distintos significados que tiene esta palabra, los distintos contextos y usos que se la da, y la multitud de comportamientos diferentes que englobamos bajo la etiqueta "amor"; no hay que dejar que la gente se fije en que ni siquiera es un concepto científico con una definición clara." "En resumen, hay que seguir tratando a los ciudadanos que leen noticias científicas como si fueran menores de edad, incapaces de comprender que los comportamientos tienen una multitud de causas y que se pueden estudiar desde distintas perspectivas. Hay que darles una explicación simplista tipo "el cerebro causa que seas infiel" o "tus genes hacen que tus relaciones sólo duren cuatro años"; Asumamos que son incapaces de ver que cualquier sistema complejo interactúa con su entorno, y que para estudiarlo es necesario aplicar conocimientos de distintas ciencias".

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