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El artista Gabriel Viñals unifica pintura y poesía en una colección “para llevar”

“Poética y peatonal”, de Ejemplar Único, constituye una de las aventuras editoriales más sugestivas del panorama nacional del momento


Poesía y pintura combinadas en camisetas que se pueden vestir. Esa es la idea básica de la colección “Poética y peatonal”, del proyecto editorial Ejemplar Único. Su artífice es el artista Gabriel Viñals, un defensor del arte efímero que lleva más de 20 años pintando exclusivamente sobre camisetas. Viñals cree que estas –sus obras- deben usarse hasta que se estropeen y desaparezcan. Por Enrique Cabezón.


Enrique Cabezón
06/06/2014

"¿Cuánto quedará en mí/de esa mujer que despelleja/el cuerpo todavía caliente de un ciervo?" es el inicio del poema en el que está inspirada esta pintura. El poema pertenece al libro "Herencia". Imagen: Gabriel Viñals.
"¿Cuánto quedará en mí/de esa mujer que despelleja/el cuerpo todavía caliente de un ciervo?" es el inicio del poema en el que está inspirada esta pintura. El poema pertenece al libro "Herencia". Imagen: Gabriel Viñals.
Ejemplar Único es una aventura editorial, de las más sugestivas del actual panorama estatal. En una definición rápida y superficial, la editorial ofrece un libro de poemas firmado y numerado por el autor, en tiradas limitadas de 20 ó 25 ejemplares artesanales, cada uno de ellos acompañado de una pintura del artista y editor Gabriel Viñals, residente en Alcira (Valencia), sobre el efímero soporte de una camiseta, que dialoga e interpreta cada uno de los poemas, en los que se inspira.

El buque insignia de la propuesta es la colección Poética y peatonal, nombre que ahonda todavía más en la idea de Viñals sobre lo utilitario del Arte.

La colección es, ahora mismo, una oportunidad de leer poesía de excelente calidad en algunos de los nombres contemporáneos más interesantes: Carmen Camacho, Iván Mariscal, Olga Muñoz Carrasco, Mar Benegas, Lucía Boscá, Sofía Castañón, Eduardo Pérez Ruiz, Gracia Morales o Agustín Calvo Galán, entre otros, ya que la colección ha alcanzado ya los quince libros; pero también de vestir con una obra de arte única. Las camisetas de Viñals son más de 340, desde que se inició la colección hace apenas año y medio.

Llegados aquí cabría no olvidar que Viñals no es un recién llegado al mundo de la edición, fue, entre otros, uno de los responsables del momento de mayor prestigio de la editorial Germanía. ¿Quién no recuerda con nostalgia la magnífica colección Hoja por ojo que dirigían los poetas Jorge Riechmann y José María Parreño?

Además, Gabriel es hijo del añorado e irrepetible poeta José Viñals, puede que esa manera silenciosa y exigente de trabajar sea una de las herencias que el poeta le legó, de casta le viene al galgo.

Diálogo entre dos formas de arte

Me gustaría ahondar en algunas ideas que me parecen fundamentales para enfrentarse a esta colección.

Viñals cree que su Arte es una cuestión efímera, milita en esa idea, lleva más de 20 años pintando exclusivamente sobre camisetas, está convencido de que deben usarse hasta que se estropeen y desaparezcan.

La elección del autor no es casual, no se dirige a los creyentes de un género, no se dirige al lector ensimismado y complaciente con un género autorreferencial y en demasiadas ocasiones cerrado hasta la náusea, aquellos que asisten a actos poéticos como si fuesen a misa se encontrarán desorientados ante la propuesta de abrir nuevos cauces para el género y de no apostar por las eternas vacas sagradas del mundo de la poesía en español.

El libro en papel es menos sagrado hoy y esa dimensión nueva lo humaniza, lo hace cercano, lo devuelve al pueblo llano. Viñals propone, a la manera de Plutarco o Aristóteles, una suerte de mixtura que pone en diálogo dos muestras de ser de la obra de Arte, una misma cosa en realidad, las mezcla e incorpora y las cocina, si se me permite la metáfora culinaria, para crear una estimulante forma de ser y estar frente al lector.

“Sin sonido	sin aire/atrapada en una silla de respaldo alto/en un trono que cambia de color como en los cuentos”, reza el poema de Olga Muñoz Carrasco que inspiró este cuadro de Gabriel Viñals. Pertenece al libro “Cada palabra una ceniza blanca”. Imagen: Gabriel Viñals.
“Sin sonido sin aire/atrapada en una silla de respaldo alto/en un trono que cambia de color como en los cuentos”, reza el poema de Olga Muñoz Carrasco que inspiró este cuadro de Gabriel Viñals. Pertenece al libro “Cada palabra una ceniza blanca”. Imagen: Gabriel Viñals.
Una colección heterodoxa para un ecosistema rico

No hay manera de adquirir una obra sin adquirir la otra, libro y camisetas son inseparables, porque son una y han de leerse a la vez. Precisamente esa intención es otra de las grandes diferencias de esta iniciativa respecto a otras que utilizan las camisetas como objeto publicitario y no como soporte mismo de la obra.

Decía al principio del artículo que Ejemplar Único es una de las realidades editoriales más sugestivas del país, pero afortunadamente no es la única y eso debe llenarnos de alegría a los lectores exigentes.

Ha de servirnos, además, para contextualizar una colección heterodoxa como esta con el momento concreto en el que surge.

A nadie se le puede escapar a estas alturas que el mejor termómetro para conocer el actual estado de nuestra poesía pasa por seguir la actualidad de los sellos alternativos, menos viciados en sus rutinas y deudas que otras cabeceras históricas, y mucho más plurales en sus propuestas, la lista sería enorme, basten sólo unos ejemplos: Libros de la Herida, Liliputienses, La Baragaña, Eclipsados, Lupercalia, La Bella Varsovia, Árdora, Casimiro Parker, Isla de Siltolá, 4 de Agosto, Tigres de Papel, Calambur, Amargord (Once y Transatlántica son, creo, fundamentales), Vaso Roto, Fundación Inquietudes, Libros de la Resistencia, Delirio, Zoográfico… Qué suerte poder contar con un ecosistema tan rico.



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