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El tratamiento justo activa el circuito de recompensa cerebral

Cuando nos tratan con justicia el cerebro reacciona igual que cuando ganamos dinero


Científicos estadounidenses han descubierto que la justicia activa el mismo circuito cerebral de recompensa que la satisfacción de funciones vitales, como la alimentación o la reproducción. Este mecanismo de recompensa ante la justicia fue descubierto gracias a un experimento llevado a cabo con 12 personas, a las que se les hicieron ofertas justas e injustas de dinero mientras se escaneaban sus cerebros. Cuando los voluntarios debieron “tragarse su orgullo” y aceptar ofertas claramente injustas el cerebro activó otras dos regiones: una relacionada con el disgusto y otra con el auto-control. Por Yaiza Martínez.


04/05/2008

Matthew D. Lieberman. UCLA.
Matthew D. Lieberman. UCLA.
El cerebro humano reacciona de igual forma cuando nos tratan con justicia que cuando ganamos dinero o comemos chocolate, señala una investigación realizada por los científicos Matthew D. Lieberman y Golnaz Tabibnia, del Semel Insitute For Neuroscience and Human Behavior de la Universidad de California (UCLA, en Los Ángeles.

Al parecer, ser tratados con justicia activa en nuestro cerebro el llamado “circuito de recompensa” cerebral, que es el mecanismo por el que los miembros de cualquier especie realizan funciones vitales, -como alimentarse o reproducirse- porque saben que éstas producen una sensación agradable.

En definitiva, el circuito de recompensa garantiza la continuidad de la vida. Según explica Tabibnia en un comunicado publicado por la UCLA: “recibir una oferta justa activa el mismo circuito cerebral que se activa cuando comemos una comida muy apetitosa, ganamos dinero o vemos un rostro atractivo”.

Regiones cerebrales implicadas

Los resultados de esta investigación han aparecido publicados en la revista Psychological Science, en la que los científicos explican que la justicia es valorada de una manera hedónica o placentera, y que la tolerancia hacia el tratamiento injusto requiere de un patrón de represión.

Entre las regiones del cerebro que se activan cuando se produce esta respuesta ante actitudes justas hacia nosotros estarían el llamado cuerpo estriado y la corteza prefrontal ventromedial.

El cerebro de humanos, ratas, ratones y monos posee cuerpo estriado. La justicia activa en el ser humano la misma parte del cerebro que responde a la comida, en el caso de las ratas.

Por eso, los investigadores creen que el cerebro responde ante un acto de justicia de la misma forma que cuando se satisface una necesidad básica, como el comer.

En la investigación de Lieberman y Tabibnia, se le pidió a un grupo de 12 voluntarios (estudiantes de la UCLA, nueve de ellos mujeres y de una edad media de 21 años) que aceptaran o rechazaran la oferta que les hacía una tercera persona para repartir con ellos una cantidad de dinero.

Ofertas justas e injustas

Si la rechazaban, ni ellos ni la persona que hacía la oferta recibirían nada. Algunas de estas ofertas eran justas (como recibir cinco dólares de un total de 10 ó 12 dólares), pero otras eran claramente injustas (como recibir cinco dólares de una cantidad total de 23 dólares).

Casi la mitad de las veces, los participantes aceptaron ofertas “injustas”, de entre un 20 y un 30% de la cantidad total de dinero, pero cuando lo hacían sus cerebros no ponían en marcha el circuito de recompensa.

Éste sólo se activó cuando las ofertas realizadas fueron justas. Menos de un 2% de los participantes aceptaron además ofertas de un 10% del dinero total.

Para medir la actividad cerebral durante este proceso, los cerebros de los voluntarios fueron escaneados mientras se les ofrecía el dinero y ellos decidían qué hacer en el Ahmanson–Lovelace Brain Mapping Center, de la UCLA.

Tragarse el orgullo

Las regiones del cerebro relacionadas con la recompensa se activaron más cuando se les ofreció a los participantes cinco dólares de una cantidad total de 10 que cuando se les ofreció cinco dólares de una cantidad total de 23 dólares. Por tanto, la oferta justa produjo una sensación placentera en los voluntarios.

Por el contrario, una región del cerebro llamada ínsula, situada en la superficie lateral del cerebro y relacionada con el disgusto, estuvo más activa cuando los voluntarios recibían ofertas injustas.

Al aceptar estas ofertas, los voluntarios tendieron a “poner en marcha” otra región de la corteza prefrontal asociada con la regulación de emociones. De esta forma, conseguían que la ínsula se mantuviera menos activa.

Para los científicos, esta regulación explica el proceso cerebral que se produce cuando una persona “se traga su orgullo”: la región del cerebro más relacionada con el auto-control se activa, mientras que el área vinculada con el disgusto reduce su respuesta.

Complejo circuito de recompensa

El circuito de recompensa cerebral es un complejo y misterioso sistema que, en investigaciones anteriores con roedores o humanos, ha revelado, por ejemplo, que en el caso de la alimentación, no sólo se activa por el sabor de lo que comemos, sino también por las funciones metabólicas o la detección de señales gastrointestinales.

Por otro lado, el circuito de recompensa cerebral parece que también estaría relacionado con el efecto placebo ya que se ha demostrado que tomar una medicina activa la región cerebral asociada a la recompensa.



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1.Publicado por Gonzalez el 05/05/2008 20:44

Desde la óptica de la no-lineal - luego UNITARIA - co-relación entre:

A) La informática estructura digital (léase: orgánica discontinuidad), derivada directamente de las endógenas propiedades discontinuo-asimétricas, inherentes a las dos cargas eléctricas del par mutuamente especular: fermión-antifermión, directamente responsables de un conocimiento también discontinuo-asimétrico y por ello RACIONAL, es decir: mediato (y por ello temporal) -subjetivo
-indirecto-lingüístico, y

B) La igualmente informática estructura analógica (léase: orgánica continuidad), derivada directamente de las también endógenas propiedades continuo-simétricas, propias de las dos polaridades magnéticas del bosón, responsables de un conocimiento igualmente continuo-simétrico y por ello LÍMBICO es decir: IRRACIONAL-inmediato (y por ello atemporal)-objetivo-directo -intuitivo-
afásico-emotivo-artístico,

es posible entender las experiencias llevadas a cabo por Matthew D. Lieberman y Golnaz Tabibnia, del Semel Institute For Neuroscience and Human Behavior de la Universidad de California (UCLA), en Los Ángeles y que sintetizan muy bien en su artículo: “Brain reacts to fairness as it does to money and chocolate” (El cerebro reacciona de igual manera ante el ofrecimiento de dinero o de chocolate), experiencias las cuales ponen de presente un sutil y subyacente sentido de UNITARIO equilibrio‹---›desequilibrio, tanto físico, como lógico y/o ontológico, en TODAS y CADA UNA de las experiencias humanas.

Dicho de otra manera: el HOMBRE es, por su propia naturaleza, un SER físico-lógico y ontológicamente ÉTICO, vale decir: justo, equilibrado. A este respecto, algo muy profundo en mí me dice que la palabra ÉTICA deriva de una inconsciente pero necesaria acomodación del uso de las palabras latinas aequitas, -atis. Me baso para ello en la tercera acepción que de equidad nos ofrece el diccionario de la RAE, cuando define a la EQUIDAD como: justicia natural, por oposición a la letra de la ley positiva.

Pienso que desde el punto de vista de la primeramente enunciada no-lineal (luego UNITARIAMENTE equilibrada-desequilibrada) co-relación entre: boson‹---›par mutuamente especular: fermión-antifermión implícita en nuestro cerebro, es más fácil entender el profundo significado de los siguientes apartes con los cuales Lieberman y Tabibnia finalizan su cuestionante artículo. (Mis comentarios, cuando pertinentes, se encuentran entre paréntesis):

“...Una región del cerebro denominada ínsula (mi comentario: en realidad, dos ínsulas: una en cada uno de los dos hemisferios cerebrales) asociada con el rechazo, es más activa cuando se hacen ofertas insultantes a las personas...”, expresó Lieberman. (Mi comentario: el ‘insulto’ devendría, para cada persona, en la proporción de su cultura, entendida esta última como el gradiente o porcentaje sobre la UNITARIEDAD en su concepción sobre lo equilibrado (bosón) o lo des-equilibrado (par especular: fermión-antifermión) de la situación a la que tal persona hace frente).

Y prosiguen Lieberman y Tabibnia:

“...Cuando las personas aceptaron ofertas insultantes, estas tendieron a activar una región de la corteza pre-frontal que se asocia con la regulación de la emoción, mientras que la ínsula era menos activa...”. (Mi comentario: la corteza pre-frontal en ambos hemisferios es, en términos evolutivos, más moderna luego más “culta” que las dos ínsulas, de donde, dado nuestro estado de mayor evolución, las riendas de las decisiones a tomar serán necesariamente sopesadas y tomadas por la corteza pre-frontal).". Y continúan Lieberman y Tabibnia:"...Mostramos lo que pasa en el cerebro cuando las personas se tragan su orgullo: la región del cerebro asociada con el autodominio se activa en la mayoría mientras que la región relacionada con el rechazo, muestra una menor respuesta...."

Y para terminar, expresan:

"...Si podemos regular nuestro sentido de lo que en sí es un insulto, podemos aceptar la oferta insultante y recibir el dinero en efectivo...". (Mi comentario: el refrán popular que reza: “cada quien tiene su precio” adquiere aquí plena validez. La concepción de lo que es justo, equitativo, varía de persona a persona y aún más, lo que según mi criterio es injusto, inequitativo, puede ser “comprado”, al tiempo que me comprometo conmigo mismo y con quien me compra, a guardar silencio. Pero la pregunta que queda en el aire es: ¿puedo sin embargo acallar mi conciencia de que no he actuado con verdadera ética?). Hasta aquí los apartes de Lieberman y Tabibnia.

Si las equilibradas-desequilibradas (luego éticas y UNITARIAS) co-relaciones entre: boson‹---›par mutuamente especular: fermión-antifermión, están físico-lógico-ontológicamente impresas naturalmente y a perpetuidad en nuestro sistema nervioso y por ende en nuestros dos hemisferios cerebrales..., ¡cuánta vigencia científica cobra entonces para una también científica interpretación de nuestra Humana Condición, las míticas imágenes del Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal y del Árbol de la Vida, ubicados coincidencialmente ambos, en la equilibrante-desequilibrante, mitad del Edén...!!!
Y son precisamente estas consideraciones las que me impulsan a sostener que, en términos evolutivos, la Naturaleza ya hizo por nosotros lo que tenía que hacer y que el éxito de lo que de aquí en adelante suceda....¡es de nuestra exclusiva responsabilidad...!!!


2.Publicado por TabernaPensador el 09/11/2010 08:00
te podías haber ahorrado el rollo (al comentario numero 1): lo realmente sorprendente es que el ser humano, como ser social, ha desarrollado la capacidad innata de la moralidad...
hay veces que estas drogado, a altas horas de la madrugada, y te encuentras con cosas como estas que inspiran optimismo hacia la raza humana...
claro que, eso si que es un despropósito nor-adrenalergico: saber que el ser humano es un ser moral y que cada día te des cuenta de la poca moralidad de la que se hace gala hoy día...que ganas de provocarme la producción artificial de dopamina...

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