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La libertad es una ficción cerebral

Estamos determinados, como el resto del Universo, por las leyes naturales


La libertad es una ficción cerebral, según confirman las últimas investigaciones sobre neurociencias. Estas investigaciones han determinado que la actividad cerebral previa a un movimiento, realizado por el sujeto en un tiempo por él elegido, es muy anterior (hasta 10 segundos) a la impresión subjetiva del propio sujeto de que va a realizar ese movimiento. Y aunque la falta de libertad es algo contraintuitivo, los experimentos indican que estamos determinados por las leyes de la Naturaleza. Por eso en Alemania algunos especialistas están reclamando la revisión del código penal para adecuarlo a los resultados de la neurociencia. Y aunque sigamos encarcelando a los que violen las leyes, cambiará la imagen que tenemos tanto de esos criminales como de nosotros mismos. Por Francisco J. Rubia.


Francisco J. Rubia
28/11/2008

Portada del libro
Portada del libro
La libertad, la voluntad libre o el libre albedrío es una ficción cerebral. Eso es el resultado de experimentos realizados recientemente en neurociencia que indican que la actividad cerebral previa a un movimiento, realizado por el sujeto en un tiempo por él elegido, es muy anterior (350 ms) a la impresión subjetiva del propio sujeto de que va a realizar ese movimiento (200 ms antes del movimiento). Esto quiere decir que la impresión subjetiva de la voluntad no es la causa del movimiento, sino que, junto con éste, es una de las consecuencias de una actividad cerebral que es inconsciente.

Los experimentos fueron realizados por Benjamín Libet en California hace más de 20 años; luego han sido confirmados sus resultados por un grupo de neurocientíficos en Inglaterra, y este mismo año, 2008, han vuelto a realizarse en Berlín con técnicas modernas de imagen cerebral, llegando a la conclusión que el cerebro se pone en marcha mucho antes que en los experimentos de Libet, a saber, que la actividad cerebral del lóbulo frontal tiene lugar hasta 10 segundos antes de la impresión subjetiva de voluntad.

El propio Libet intentó salvar su hipótesis de la existencia de la libertad diciendo que en los 200 ms que separan la impresión subjetiva del propio movimiento el cerebro podría ejercer un veto, es decir, inhibir el movimiento. Los críticos de esta hipótesis argumentaron que si el cerebro se tenía que activar de nuevo para ejercer el veto se emplearía de nuevo el mismo tiempo y eso era demasiado para los 200 ms que quedaban.

Frente a estos resultados se puede argumentar que todos y cada uno de nosotros tiene la impresión subjetiva, la intuición, la firme creencia, que somos libres para elegir entre varias opciones o que podemos hacer algo distinto a lo que hacemos en cualquier momento.

Antecedentes de creencias falsas

Pero las impresiones subjetivas, intuiciones o firmes creencias han resultado ser a veces falsas, como ha ocurrido a lo largo de la historia de la Humanidad.

Recordemos la creencia en la teoría geocéntrica, planteada por Aristóteles en el silgo IV a. C. y refrendada por Ptolomeo en el siglo II de nuestra era. Tuvieron que pasar nada menos que 20 siglos, hasta el siglo XVI, para que esta teoría fuera refutada por la teoría heliocéntrica de Copérnico y Galileo.

Nuestra impresión subjetiva estaba basada en la experiencia que todos tenemos de que el sol sale por Oriente y se pone por Occidente, un lenguaje que aún conservamos. Si le hubiésemos hecho caso a Aristarco de Samos, quien en el siglo IV a.C. ya había planteado que la tierra se movía alrededor del sol, no hubiera sido quemado Giordano Bruno en la Piaza Campo dei Fiori en Roma en 1600.

Por otro lado, que hayamos tardado 20 siglos en corregir esa impresión subjetiva falsa de que el sol giraba alrededor de la tierra la debemos, sin duda en parte, a la Sagradas Escrituras. En la Biblia (Josué 10, 13) se dice que Yahvé “paró el sol” para permitir que los israelitas terminasen de masacrar a los amorreos. Por tanto, si Dios paró el sol es porque este se movía y no la tierra.

Hay otros ejemplos de impresiones subjetivas que terminaron siendo falsas, como la teoría de la que la tierra es plana, que todavía hoy algunos desinformados sostienen. También la esfericidad de la tierra, sostenida por Eratóstenes (siglo III a. C.) chocó con las Sagradas Escrituras, tal y como sostenía el obispo de Salzburgo Virgilio o nuestro Isidoro de Sevilla.

Estamos determinados

No podemos, pues, fiarnos de nuestras impresiones subjetivas porque pueden ser falsas. A veces, como en este caso, la falta de libertad es algo contraintuitivo, como suele expresarse en inglés, pero los experimentos indican que, efectivamente, estamos determinados, como el resto del Universo, por las leyes deterministas de la Naturaleza.

Si asumiésemos, como hacen los dualistas, la existencia de un alma inmaterial que interacciona con la materia, en este caso el cerebro, entonces no habría ningún problema. Ese dualismo, que se remonta a los órficos, que consideraban que el cuerpo (soma) era ‘sema’ (la tumba) del alma, y que influyeron decisivamente sobre Pitágoras y Platón, dando lugar a un dualismo que ha durado hasta nuestros días, hoy día la neurociencia lo ha superado.

Las facultades mentales, antes anímicas, son consideradas hoy por la inmensa mayoría de neurocientíficos producto del cerebro. El gran problema del dualismo es que no ha habido posibilidad de explicar cómo es posible que un ente inmaterial, el alma, interaccione con la materia.

La razón es que para interaccionar con la materia se requiere energía y un ente inmaterial, por definición, no tiene energía. Por tanto, esa interacción violaría las leyes de la termodinámica. Además, no se ha descubierto en el cerebro ninguna región de la que pueda decirse que se activa por algún factor externo al cerebro, como sería el caso si fuera activada por el alma. Por tanto, el alma no es ninguna hipótesis neurocientífica.

Algunos filósofos, llamados compatibilistas, aceptan el determinismo del Universo y también del hombre, pero lo compatibilizan con el libre albedrío, que, según ellos, tiene el ser humano. La mayoría confunde lo que en biología llamamos ‘grados de libertad’ con la liberta propiamente dicha.

Todos los animales poseen diferentes grados de libertad, es decir, posibilidades de elegir entre varias opciones. El número de opciones depende del grado de encefalización del animal en cuestión. Nosotros tenemos muchos más grados de libertad que un perro, y éste más que un lagarto, y éste, a su vez, más que una ameba. Pero la posibilidad de escoger entre varias opciones no nos dice por qué elegimos la que elegimos, o, con otras palabras, si esta elección es voluntaria y consciente. En suma, poseer grados de libertad no significa ser libres.

El problema de la libertad es que está íntimamente ligada a la responsabilidad, la culpabilidad, la imputabilidad y el pecado. Este último es la base de las tres religiones abrahámicas: judaísmo, cristianismo e islamismo. El concepto de culpabilidad es también la base del derecho penal internacional.

Neurociencias y Derecho


Esto explica por qué en Alemania, algunos especialistas en derecho penal están reclamando la revisión del código penal para adecuarlo a los resultados de la neurociencia. Evidentemente no vamos a cambiar los castigos que hay que infligir a aquellos que transgredan las reglas que la propia sociedad se ha impuesto a sí misma. Seguiremos encarcelando a aquéllos que violen esas reglas. Pero lo que sí va a cambiar será la imagen que tenemos tanto de esos criminales como de nosotros mismos.

Que la libertad pueda ser una ficción no nos llama mucho la atención. Hace tiempo que sabemos que los colores no existen en la Naturaleza. En ella encontramos diversas longitudes de onda del espectro luminoso. Estas longitudes de onda inciden sobre fotorreceptores que poseemos en la retina y los impulsos nerviosos, llamados potenciales de acción, que son exactamente iguales que los provenientes del oído o del tacto, llegan a la corteza visual y allí se les atribuye una determinada cualidad, como la de rojo, azul o verde. Los colores, pues, son atribuciones de la corteza cerebral, pero no cualidades que existan en la Naturaleza. Algo que ya sabía Giambattista Vico, filósofo napolitano del siglo XVII, o el propio Descartes.

Para terminar quisiera citar a dos personalidades: un filósofo, Baruch Spinoza que sobre este tema decía: Los hombres se equivocan si se creen libres; su opinión está hecha de la consciencia de sus propias acciones y de la ignorancia de las causas que las determinan.

Y la de un científico, Albert Einstein: “El hombre puede hacer lo que quiera, pero no puede querer lo que quiera”. Y también: El hombre se defiende de ser considerado un objeto impotente en el curso del universo, pero, ¿debería la legitimidad de los sucesos, tales como se revela más o menos claramente en la naturaleza inorgánica, cesar su función antes las actividades de nuestro cerebro?.

Un psicólogo alemán, Wolfgang Prinz ha acuñado la frase: No hacemos lo que queremos, sino que queremos lo que hacemos.




F. J. Rubia es Catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, y también lo fue de la Universidad Ludwig Maximillian de Munich, así como Consejero Científico de dicha Universidad. Este texto fue leído por su autor en el encuentro de bloggers de Tendencias21, celebrado en Madrid el pasado 21 de noviembre. F.J. Rubia es el editor del blog Neurociencias de Tendencias21.





Francisco J. Rubia
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Tags : cerebro, ilusión




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51.Publicado por Alejandro Álvarez el 27/10/2009 11:05
Respecto al "libre albedrío" ver la obra "VIDA Y MENTE" en "Simbiotica´s Blog" (http://simbiotica.wordpress.com). Saludos:
Alejandro Álvarez

52.Publicado por Aurelio Grande el 26/01/2011 11:41
Libertad es caos, condicionamiento es cosmos; si no entendemos los conceptos cualquier comentario es solo una mera opinión.

53.Publicado por Gustavo Rozas Valz el 26/01/2011 16:56
Extraordinario artículo. Totalmente de acuerdo, muy aparte de esos experimentos recientes sobre los tiempos de respuesta del cerebro; es obvio que no podemos ser libres desde el preciso instante en que no somos capaces de escoger ni la fecha ni lugar de nuestro nacimiento, ni nuestro sexo, etnia, morfología, capacidades y fortalezas físicas e intelectuales... desde que no podemos eludir nuestra carga genética que finalmente nos determina, sin contar nuestro medio ambiente, social, cultural, educativo y hasta emocional y afectivo. Entonces queda claro que el libre albedrío es una ficción más, nacida de esa línea equivocada de pensamiento, de vernos como paradigma de una supuesta creación y renunciando a nuestra evidente naturaleza animal. Eso sin mencionar que el libre albedrío entra en flagrante contradicción ( como todo y en todas la religiones) con el concepto de un Dios omnipotente, omnipresente y omnisciente, para el que todo lo que ha ocurrido, ocurre y ocurrirá, no es más un inapelable reflejo de su voluntad, o simplemente dejaría de ser Dios...

Esos grados de libertad que se menciona en el artículo, son las opciones de elección con las que ilusoriamente contamos, pero que están condicionadas tanto por nuestro potencial genéticamente predeterminado y nuestras experiencias de vida ( genética y epigenética).

Por desgracia, la naturaleza primordial del universo se confirma cada vez más, como ajena y contraria a nuestras más básicas intuiciones, y eso es algo para lo que la inmensa mayoría, simplemente no posee, porque no le ha sido dada, la capacidad ( o libre albedrío) tanto de comprender y por lo mismo aceptar....

54.Publicado por Akenaton el 21/08/2011 15:08
Me atrevo, dado la diversidad de puntos de vistas aqui expuestos, que si tomo el tema naturalmente, seguro que encontare funcionamientos determiados, que llamaré naturales, pero en el ser humano debemos colocarnos dede el punto de vista existencialista. Dese allí podemos reconocer al cuerpo del ser humano en todas sus funciones que le permiten vivir en este mundo, pero tambien ver como va modificando al medio natural para su beneficio y esto es gracias a la capacidad de modificarse interamente. Hablo de una conciencia que es un aparato que cuya funcion es coordinar todas las funciones vitales humanas en este espacio y tiempo, reconocemos este aarato coordinador, que mediante la memoria y de acuerdo a lo vivido en cada individuo, le permite optar por diferentes opciones de respuestas frente al mundo. Tambien reconocemos una entidad intencionadora que opera en el mundo, desde la inspiracion y que esto es lo que a llevado al ser humano al progreso beneficioso para ls demas. Tambien reconocemos ls limites que tiene esa conciencia, puesto que la demostracion mas clara es el trato que se da al ser humano, que corresponde a la epoca prehistorica. Lo kas interesante de todo esto, els que tiempo de respuesta de cerebro depende de cada persona y de las posibilidades de respuesta de cada persona. No se puede poner un funcionmiento cerebral como explicador del complejo funcionamiento humano. Por otra parte, a busqueda de la felicidad es un mecanismo basico que permite avanzar a cosas as complejas. El ser humano no vive la libertad, se libera paso a paso porque es eso lo que quiere y eso querido es ma allá que un simple mecanismo cerebral natural. Recomiendo la lectur de Apuntes de Psicología del Autor. Mario Rodriguez Cobos, apodado Silo,
Gracias
Juan Carlos Miranda Velásquez

55.Publicado por Beatriz Basenji el 22/08/2011 00:29
Todavía seguimos hablando de "soma" y alma ! Qué antigüedad! Somos UNIDADES,que poseemos un aspecto visible y dos invisibles. Si tan solo tuviésemos "alma", pero es que también poseemos un Espíritu ! Los mismos animales, poseen alma grupal, y con esa "alma grupal", los conocimientos que UNO adquiere, pasa a ser patrimonio de todos los de la misma especie. Sucede que nosotros los HUMANOS hace millones de años dejamos de poseer "alma grupal" y cada uno de nosotros está en el punto de evolución que le pertenece. Tenemos un Alma Individual y única, como nuestro modelo de ADN a nivel planetario. Tenía razón Spinoza al decir que no somos seres libres, dado que existe una causa que nos precede espiritualmente a cada uno y nos condiciona. Tambien nuestro cerebro puede ser modificado. Tenemos cráneos de momias egipcias que fueron modificados siguiendo una costumbre practicada por la alta clase dominante en Egipto. Práctica que también fué aplicada entre los Mayas. Así que, estimados neurobiólogos, seguimos en pañales .

56.Publicado por rocio el 02/10/2011 21:12
Interesante artículo, espero que seamos libres cuando las neurociencias lleguen al final de la cuestión.

57.Publicado por elias el 19/10/2011 15:06

Supongamos que nosotros tomamos la decisión de ir a comprar un libro. Posteriormente salimos a la calle. Nos cruzamos con un amigo al que saludamos, entramos en una tienda a comprar sellos que necesitábamos, hasta que finalmente, y tras un largo periplo llegamos a la librería y compramos el libro. Durante nuestro recorrido por la calle no vamos pensando obsesivamente: Tengo que ir a la librería a comprar el libro, Tengo que ir a la librería a comprar el libro, Tengo que ir a la librería a comprar el libro, Tengo que ir a la librería a comprar el libro…..

¿Nuestra decisión consciente de comprar un libro “modula” inconscientemente todo nuestro trayecto en la calle?

No entiendo muy bien (y es lo que desearía que me aclare) porqué en los experimentos de Libet no se tiene en cuenta nuestra decisión voluntaria de participar en dichos experimentos.

Supongamos que reúno a diez personas. A continuación les explico que quiero realizar un determinado experimento (experimento de Libet) y les pregunto que cuántos de ellos desean participar.
Supongamos que cinco deciden participar mientras que los otros cinco no. A pesar de que cinco me han dicho que no, yo les coacciono para que participen en dichos experimentos. Cuando llega el momento, esas cinco personas no aprietan ningún botón (es decir, se mantienen férreamente en su decisión de no participar en dicho experimento).

¿Aparecerían en estos cinco “renegados” algún potencial de acción?

Pero en cualquier caso, está relacionada funcionalmente la decisión de participar o no en los experimentos, con el potencial de acción. No “modulará” la decisión de participar en dichos experimentos el potencial de acción, al igual, que la decisión de ir a comprar un libro “modula” nuestro recorrido por las calles hasta llegar a la librería.

¿Por qué en los experimentos de Libet se parte del potencial de acción, y no, de la decisión previa de participar en ella?
No se habrá jugado la partida sobre la libertad si dejamos fuera la decisión previa de participar en dichos experimentos.

58.Publicado por Carlos el 02/07/2012 18:39
Una decisión tomada libremente té da libertad, porquè escoges hacer lo que quieres.No se puede querer aquello que no se quiere hacer, si lo contrario.Los cables no son necesarios para querer mover un brazo, pero este és necesario que exista para ser movido por la voluntad.Sin voluntad no hay querer.El "querer hacer", parte de la libre voluntad.Quien mueve el cuerpo humano, cuando deseamos levantarnos?
Los móviles necesitan cables par poderse comunicar entre ellos?
Se puede querer no querer?
Las neuronas te piensan a ti , o tu las piensas a ellas?

59.Publicado por Lucio el 24/05/2013 23:27
El artículo me parece interesante, pero no estoy de acuerdo
con la conclusión. Primero dice que el movimiento es precedido por un
pensamiento 350 milisegundos antes, que son 0.35 segundos, un tiempo
razonable; pero luego habla de 10 segundos, y no puede ser.
De cualquier forma, la razón por la que creo que la conclusión es
errónea es porque no puede decirse, a partir del hecho de que cada
movimiento del cuerpo es precedido de un pensamiento inconsciente, que
no existe el libre albedrío. En primer lugar el libre albedrío puede
existir en el subconsciente; no necesariamente tiene que ser
consciente. Y en segundo lugar, él mismo habla de la posibilidad de un
"veto", que podría tener lugar fuera del mundo mecánico y reactivo que
implícitamente describe el autor.
Tal vez no exista el libre albedrío, pero estos hallazgos no lo comprueban.

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