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Nuevos estudios relacionan la contaminación por mercurio con el aumento del autismo

Las tasas más altas de la enfermedad entre la población infantil se derivan del mercurio que existe en el medioambiente


Un equipo de investigadores de la universidad de Tejas, en Estados Unidos, ha puesto en evidencia una peligrosa y preocupante relación entre las tasas de mercurio y el aumento del autismo en los niños. Por otro lado, diversas investigaciones señalan que puede propiciar el Alzheimer y la diabetes, además de otros problemas de salud, especialmente neuronales. La contaminación por mercurio en la UE ha sido señalada por la organización Oceana, que advierte del peligro que supone para los consumidores el vertido en los entornos marinos de toneladas de mercurio cada año. Por Marta Morales.

New studies relate an increase of autism to mercury contamination 10/04/2005. A group of investigators at the University of Texas in the United States have discovered some potentially scary connections between autism and mercury contamination. Other extensive research has indicated that exposure to mercury can also cause Alzheimer and diabetes. Mercury contamination in the United States has been a focus of the Oceana organization, a group that has pointed to dangers to consumers due to mercury contamination in marine environments. By: Marta Morales.


Marta Morales
10/04/2005

El autismo, mal corriente
El autismo, mal corriente
En el curso de las últimas décadas, ha aumentado significativamente la media de niños tejanos afectados de autismo, pasando de un niño de cada 2.000 a uno de cada 166, señala un estudio realizado por la universidad de Tejas y que ha relacionado la evolución del autismo en la sociedad con los niveles de mercurio en el ambiente.

La relación entre autismo y mercurio, un compuesto neurotóxico, ha sido discutida desde hace mucho tiempo. El mercurio es un metal utilizado en algunas vacunas infantiles, que además se emplea en empastes dentales mezclado con otros metales, y que puede llegar a comerse a través de animales y peces contaminados.

El estudio de la universidad de Tejas, dirigido por el doctor Raymond Palmer, se ha basado en los restos de este metal que se encuentran en el agua y en el aire, restos que provienen de centrales eléctricas o explotaciones mineras, entre otras fuentes.

Aumento masivo de casos

Palmer y su equipo analizaron los datos de la Agencia de Protección del Medio Ambiente norteamericana (EPA) referidos a la contaminación por mercurio de 254 condados de Tejas en 2001 y los compararon con el número de niños autistas que siguen un programa de educación especial en 1.200 academias del estado.

Este estudio ha permitido asociar, de manera estadísticamente significativa, cada 453 kilos de mercurio lanzados a la naturaleza con el aumento en un 43% de los servicios de educación especial y en un 61% de las tasas de autismo en las zonas donde esos residuos habían sido volcados. A la luz de estos resultados, los investigadores han concluido que existe una necesidad urgente de realizar investigaciones más amplias.

Un equipo del Instituto MIND de la universidad de California-Davis está realizando actualmente una evaluación, en el caso de pacientes autistas, de los niveles de diferentes metales tóxicos en su organismo, como el mercurio, el cadmio y el plomo, con el fin de compararlos con los niveles de niños no afectados por la enfermedad.

El doctor Palmer detectó en su estudio que las tasas más altas de autismo entre la población infantil se derivan del mercurio que existe en el medioambiente, lo que puede explicar que California tenga los mayores niveles de autismo, ya que es el estado estadounidense con mayor grado de mercurio en su entorno debido a los vientos que, procedentes de China, llegan hasta sus costas. En China existen numerosas plantas eléctricas que generan 600 toneladas anuales de mercurio que se vierten a la atmósfera.

Los océanos, afectados
Los océanos, afectados
Diversas enfermedades

Asimismo, existen varias investigaciones que vinculan la contaminación por mercurio con diversas enfermedades neurológicas, como el Alzheimer, o de otros tipos, como la diabetes. Además, el mercurio puede provocar pérdida de inteligencia, empobrecimiento de la capacidad de habla, y pérdida de atención y de habilidad en el procesamiento de información.

Estas investigaciones señalan que el mercurio resulta tóxico para el organismo humano, aunque en unas formas es más tóxico que en otras. Dependiendo de factores como la edad a la que nos vemos expuestos a ser contaminados por este metal, la forma en que nos contaminamos y el metabolismo de cada persona y sus defensas biológicas pueden desarrollarse o no diferentes patologías.

Según la UNEP, sólo en 1995 se lanzaron a la atmósfera desde diferentes fuentes (naturales y artificiales) 5.500 toneladas de mercurio. La U.S. Environmental Protection Agency's EPA ha advertido además que los productos químicos lanzados a la atmósfera atraviesan la piel humana causando diversas enfermedades. La contaminación por mercurio supone la principal amenaza, ya que se asemeja a las sustancias radioactivas que quedan después de una guerra atómica, capaces de atravesar cualquier cosa.

La Physicians for Social Responsibility su parte señala que alrededor de 100 millones de norteamericanos, más de un tercio de la población estadounidense, sufre algún tipo de enfermedad crónica como el asma, la diabetes, el cáncer, la artritis o cardiopatías como consecuencia del contacto con sustancias químicas que contienen mercurio y que contribuyen al debilitamiento del sistema inmunológico.

La UE, océanos contaminados

En Europa, la organización Oceana ha advertido a la UE que los elevados niveles de mercurio que llegan a los océanos están contaminando gravemente a muchos organismos marinos. Diversas autoridades sanitarias han advertido sobre el peligro de consumir grandes cantidades de determinados pescados, como el tiburón, el blanquito o el pez espada.

Asimismo, Oceana señala que mientras que en países como Estados Unidos y Reino Unido la información sobre la contaminación por mercurio está al alcance de los ciudadanos, en España la información llega sólo a través de los médicos.

La elevada contaminación del mar por mercurio tiene uno de sus principales focos de emisión en la industria de cloro-álcali. Según datos de Oceana, unas 60 plantas repartidas entre la UE y EE.UU. emiten anualmente a la atmósfera más de 22 toneladas de este metal pesado, que afecta a la vida marina en niveles muy preocupantes, incluyendo especies destinadas al consumo humano.



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