Ya no importa ser un mal dibujante, pues investigadores de la Universidad de Brown y Berlín se han unido para desarrollar una aplicación informática capaz de relacionar el dibujo más abstracto o icónico con la imagen que representa. Con la Inteligencia Artificial como base, los investigadores entrenaron a una serie de algoritmos para identificar 250 categorías de objetos, con 20.000 bocetos en total.
Un equipo de investigadores malasios ha creado un sistema computacional capaz de aprender a distinguir las emociones humanas, a partir de las expresiones de los labios. Para ello, el sistema cuenta con un algoritmo que “entiende” cada vez mejor los sentimientos, a medida que va atribuyendo ecuaciones a diversos gestos.
Investigadores de la Universidad de Rochester (Estados Unidos) han desarrollado un método de Inteligencia Artificial que mantiene una conversación como si fuera un humano, con mayor eficiencia que los chatbots existentes. A diferencia de estos, e nuevo software, funciona con aportaciones del crowdsourcing, es decir, en él participan personas que sugieren respuestas y que votan las más acertadas, lo que propicia una experiencia de conversación mucho más realista.
Investigadores de la Universidad de Tennessee, en Estados Unidos, han desarrollado un software que pretende mejorar la eficiencia de los ensayos clínicos trasladándolos al universo virtual. Para ello, los científicos han creado una base de datos que cuenta con 35 muestras oculares de diversas características y condiciones, con las que los investigadores podrán poner a prueba sus últimas creaciones, ver qué tipo de rendimiento consiguen, e incluso hacer modificaciones en el ojo, sin riesgo de dañar a pacientes reales.
Investigadores del CSIC, la Universidad de Oviedo y la Universidad de las Islas Baleares han desarrollado una plataforma bioinformática que analiza la capacidad de los ecosistemas para asimilar contaminantes. A partir del estudio del ADN de los microorganismos que, de manera natural, destruyen contaminantes, los científicos podrán determinar las capacidades biodegradativas y de autodescontaminación de cualquier entorno.
Siempre se ha pensado que el entrelazamiento cuántico (fenómeno por el que las partículas entrelazadas no se definen como individuales sino como un sistema) resultaba imprescindible para el desarrollo de los ordenadores cuánticos. Dos equipos de científicos de diversas nacionalidades proponen ahora alternativas para la fabricación de este tipo de computación: aprovechar la “discordia cuántica” y emplear recursos menos exigentes.
Algo tan sencillo como acceder a un ordenador puede convertirse en un desafío para aquellas personas que tienen algún tipo de “discapacidad”. Para todas ellas, la esperanza viene de las nuevas tecnologías y de su accesibilidad. Según Löic Martínez, experto en el tema y profesor de la FIUPM, en este sentido quedan pasos aún que dar: lo más importante es lograr que las instituciones y los responsables del desarrollo de páginas web sigan un enfoque centrado en las necesidades reales de este tipo de usuarios.
Investigadores de la Universidad de Princeton en Estados Unidos han desarrollado un software que permite a las compañías con grandes servidores sustituir gran parte de su memoria RAM por Flash para el almacenamiento de información. La memoria de estado sólido sólo utiliza una pequeña cantidad de electricidad, por lo que el cambio puede reducir drásticamente el consumo energético de una empresa.
Un científico de la Universidad París Diderot en Francia ha aplicado la Inteligencia Artificial para desarrollar un programa informático capaz de asimilar las reglas de los juegos de mesa tradicionales y enfrentarse al jugador más experimentado. Tras el entrenamiento inicial en juegos, el sistema será muy útil en el desarrollo de robots inteligentes.