Bitácora

Todos somos Japón.

Andy Stalman

Lo que pasa en Japón no le pasa solo a Japón. Lo que pasa en Japón le pasa al mundo. Este blog sobre Branding dada la magnitud de la catástrofe le hace un espacio a Japón.


Difícil, por no decir imposible, abstraerse de la catástrofe por la que esta atravesando el país del sol naciente.

Se llamara así, seguramente, porque vuelve a salir una y otra vez sin importar el tenor o la magnitud del golpe recibido.

Hoy, hace 6 días, el terremoto de 9 grados de la escala de Richter impactaba de lleno en el Norte del país. Con el epicentro a 130 kilómetros de la costa, el país se sacudió pero resistió. Japón se prepara desde siempre para un gran terremoto y las leyes de edificación son inflexibles a la hora de dar permisos de construcción. Es por eso que aunque el terremoto sea el más violento de los últimos 140 años (desde que se tienen registros) y uno de los 5 peores de la historia del mundo, Japón seguía en pie.

Pero el terremoto no vino solo. El temblor fue de tal magnitud que despertó un enorme tsunami. Esta ola gigante que viajaba a una velocidad de entre 800 y 900 kilómetros por hora no se esperaba tan rápido. Entro con tal furia que arrastro pueblos enteros en el Norte de Japón, dejando unas imágenes dantescas, terroríficas. Sendai quedo arrasada.

Un bombero de la zona decía: “Estamos muy preparados para los terremotos, pero el agua… el agua es otra cosa.” El poder destructor del tsunami dejo un escenario no visto ni en la peor ficción imaginable.

El tsunami genero incendios en oleoductos y refinerías y afecto seriamente a las plantas nucleares de Tōkai, Onagaw, y sobretodo a la de de Fukushima Daiichi. Donde 4 de sus 6 reactores se vieron dañados de una generando el alerta nuclear y radiactiva. Cuyo desenlace tiene al país, y al mundo, en alerta desde entonces.

Las primeras cifras de personas muertas o desaparecidas generaban estupor. Se Enseguida se empezó a hablar del coste material de la catástrofe, en 3 días se paso de 35 mil a 100 mil millones de dólares.

Aun así, el coste humano es un coste invalorable, irreparable. Estamos hablando de personas. De gente, de seres humanos, como tu como yo, que de la noche a la mañana los tragó el mar o los aplastó un edificio.

Un volcán hacia erupción en el sur del país y las replicas se repetían. Mas de 200 en menos de 6 días. Con una en Shizuoka de una magnitud similar a la del terremoto de Christchurch, Nueva Zelanda.
La escasez de agua potable, mas de medio millón de personas trasladadas a refugios y el temor a los escapes radioactivos anticipaban el caos.

Sin embargo el caos no se produjo. Cada japonés y la sociedad en general han dado un ejemplo de civismo pasmante. No ha habido saqueos. La gente ha hecho colas educadamente para cargar gasolina o ara comprar agua y abastecimiento en los supermercados. Las personas se ayudaban entre si, la solidaridad marco la pauta.

La bolsa se desplomaba ayer un 13% por temor al escape nuclear y en medio del desastre y 90 horas después del terremoto aparecían un bebe de 4 meses, y una señora de 70 dando motivos a los equipos de rescate para redoblar esfuerzos.

Cada tanto estos pequeños pedacitos de milagro ayudaban a que el pesimismo no terminase de acabar con la poca fuerza que quedaba.

Cincuenta personas, trabajadores anónimos, devenidos en héroes por exponer sus vidas para intentar resolver lo que parece casi inevitable en los reactores de Fukushima. Se sacrifican por la sociedad. Admirable.

Los ciudadanos le pedían al jefe de gabinete que por favor durmiera un poco. La televisión NHK fue un ejemplo de noticias. La línea entre informar y show es muy fina. No es fácil mantener el equilibrio cuando el sensacionalismo vende más que la objetividad, lamentablemente.

“Apocalíptico” lo definió el comisario europeo de energía. Si sumamos el terremoto, al tsunami, a las fugas radiactivas y al peligro nuclear, a los incendios, a la devastación, a las réplicas, a los miles de personas que se quedaron sin nada, la palabra Apocalipsis pareciera quedarse pequeña.

Japón ya se levanto mas de una vez de situaciones complicadas. La memoria de Hiroshima y Nagasaki esta presente aun en la sociedad nipona y potenciadas en estos días.

Este país, que queda tan lejos en kilómetros y es tan cercano en el afecto que le tengo seguro que se reconstruirá de sus destrucción, seguro que saldrá adelante y seguro que nunca dejara de lado que el inter´s general siempre está por encima del interés individual y no al revés.

La gente de Japón es especial. Estar en Japón te marca, te conmueve, te inspira, te enseña. Japón me ha enseñado que las distancias no existen y que reconstruirse no es fruto de la casualidad sino del esfuerzo, la disciplina, el orden y el trabajo duro.

“Japón está atravesando su peor crisis desde la segunda guerra mundial” dijo su primer ministro, Naoto Kan. Aun asi ese pais tiene 126 millones de personas que saben lo que es que el sol vuelva a nacer.

Kibō es esperanza en japonés. Japon tiene Kibō.


Andy Stalman

| Martes, 15 de Marzo 2011

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