Hace ya mucho tiempo que están prohibidas las gradas de pie en el fútbol español y en muchas ligas europeas. Sólo quedan ya en Alemania, para los torneos nacionales (en las competiciones europeas están prohibidas). A raíz de las catástrofes de estadios como Hillsborough, se consideró que la seguridad aumentaba mucho sin este tipo de gradas, pero pese a ello, nunca ha dejado de debatirse la cuestión. Ahora, el incremento de la violencia en los estadios alemanes induce a pensar que quizás sí que tiene algo que ver estar de pie con el estallido de la violencia.
En 1989 murieron 96 personas en Hillsbourugh, todos aficionados del Liverpool, por una avalancha en el estadio. En su momento se acusó a la gente de ser hooligans y haber provocado la avalancha con su violencia; ahora se sabe que no fue así, sino que había exceso de aforo y el estadio estaba en mal estado. A raíz de eso, se prohibió en Inglaterra, y más tarde en la mayoría de países europeos, que hubiera gradas de pie, porque se consideraba que fomentaba la violencia y dificultaba el control del aforo.
Sólo en Alemania, y sólo para las competiciones domésticas, se permite que haya aficionados de pie. Ese es justamente el argumento de varias asociaciones de aficionados en Inglaterra, España y otros países, para que vuelva a haber gradas de pie: aumentaría el aforo, bajarían los precios, y la gente podría elegir cómo ver el fútbol.
Los más radicales sostienen que eliminar las gradas de pie fue una forma de expulsar a las clases bajas de los estadios de fútbol. Eso puede que fuera cierto en Inglaterra, donde los estadios están llenos, y en efecto aumentar el aforo serviría de algo. En España, con la mayoría de estadios medio vacíos, lo que echa a la clase baja de los estadios son los precios.
Alemania, ya lo hemos contado en el blog varias veces, parece el Paraíso del fútbol: entradas baratas, estadios llenos, clubes económicamente fiables... no creo demasiado en los Paraísos, pero era difícil resistirse a los encantos de la Bundesliga. Este cuento de hadas servía también para argumentar que las gradas de pie, acompañadas de un control serio del aforo y de una vigilancia razonable, no tendrían por qué producir ningún problema. Yo siempre pensaba que eso podría funcionar en la civilizada Alemania, no en nuestra querida pero a veces algo bruta España.
Lo cierto es que la violencia en los estadios alemanes está aumentando. Así lo dice la policía, que añade que las gradas de pie favorecen que la gente esconda las bengalas y otros elementos explosivos. Algunos medios, como el Spiegel (citado por The Guardian), opinan que la policía exagera.
Yo creo que estar de pie sí que incentiva la violencia. Sentar a la gente es una manera de apaciguarla, de "domarla". A eso se añade que cuando las personas se aprietan unas con otras, los sentimientos se exacerban (los buenos y los malos).
Por no hablar de la dificultad para controlar el aforo: en España, por desgracia, cuando hay posibilidad la gente se cuela. A veces son los propios organizadores los que venden entradas de más, como es posible que haya ocurrido en algún desgraciado caso reciente. Por eso mismo, lo responsable es que el estadio no esté a rebosar, que se dificulten las avalanchas. Porque la gente, cuando se junta en masa, no piensa, es irracional. Pero no es culpa suya: es que es inevitable. Lo único que se puede hacer es prevenirlo.
Lo cierto es que en Inglaterra y en España la violencia en los estadios ha disminuido notablemente en los últimos 15-20 años. Hay quien considera que hay otros muchos factores que lo explican, como las cámaras de vídeo que graban a la gente. (Aquí yo aduzco que en las gradas de pie es más fácil esconderse detrás de otro para tirar un objeto.)
Yo tengo clara mi opinión, basada en mi experiencia en estadios de fútbol: me da miedo la masa enfurecida, ya sea con el árbitro, con el rival, o con el entrenador de su propio equipo. No es ni siquiera un concierto, en el que se supone que la gente está contenta. En los estadios la gente expresa su cabreo sin complejos. Me parece que poner límites, como obligarles a estar sentados, o al menos a dejar espacio entre ellos, es imprescindible.
En la serie que vengo escribiendo sobre el estado del fútbol español comparado con otros países, especialmente Alemania e Inglaterra, he resaltado que se suele hablar de estos últimos como modelos a seguir, a gran distancia de España. Lo cierto es que en Inglaterra se avergüenzan de su propio modelo, y ponen a Alemania de ejemplo; los alemanes no llegan al punto de mirar a otro país con admiración, pero tienen sus propios (pequeños) problemas.
Si usted le pregunta a un aficionado si las entradas del fútbol le parecen caras, ¿qué cree que responderá? Lo obvio, que lo son. En Inglaterra se ha hecho una encuesta entre fans que refleja precisamente ese resultado... y lo cierto es que las entradas son más caras que en España (y que en Alemania). Sin embargo, los estadios están llenos: 90% de ocupación, frente al 75% en España.
Me he empapado de artículos en la prensa inglesa, especialmente en The Guardian, en los que se denuncia la situación económica de los clubes (endeudados) y los altos precios de las entradas, poniendo a Alemania de ejemplo de fútbol sostenible. En el tema financiero de los clubes, tienen toda la razón; sin llegar a España, Inglaterra no es un gran ejemplo de sostenibilidad.
En el tema de las entradas, en cambio, creo que las críticas son pura demagogia (sí, The Guardian también practica la demagogia). Con un índice de ocupación del 90%, estás prácticamente al límite de precios. No necesitas bajarlos más, si llenas todas las semanas. Serán más caras las entradas que en Alemania o España... pero el público las compra.
En Alemania los precios en general son más bajos, pero como no podía ser de otra forma, también hay protestas. Hace dos años 1.500 aficionados del Borussia Dormund hicieron “huelga” en un partido en casa del Schalke 04, no comprando entradas, devolviéndolas, o incluso absteniéndose de viajar pese a haber comprado ticket (perdiendo el dinero por tanto). ¿Se imaginan una huelga así en España? No... porque además no tendría sentido, con un 75% de ocupación, una huelga no se notaría.
Desde 2002, año en que quebró el operador televisivo Kirch y la Bundesliga reformó su modelo, los precios en la Bundesliga han ido creciendo ligeramente y algunos temen que se imite el modelo de la Premier League (la Liga española ni se les ocurre mencionarla). Los aficionados no están del todo contentos, aunque la ocupación es del 93%: los precios son justo los que el mercado pide.
¿En qué lugar deja eso a España y a los clubes españoles? En uno no demasiado bueno, como veremos en otro post de esta serie.
(Nota: En la Bundesliga ahora mismo se saben los horarios hasta el 28 de septiembre. En Italia y Francia, como en España: hasta el 2 de septiembre. En Inglaterra se saben hasta el 30 de noviembre, aunque son provisionales. Sigue sin parecerme exagerada la improvisación en la fijación de horarios de la Liga española...)
El partido de anoche de la Supercopa se jugó a las 22:30. Aparte de los posibles intereses televisivos (de TVE en este caso), que seguramente preferían emitirlo después del Telediario que a las 20:45 por ejemplo, la razón de peso para que se jugara a esa hora es que la UEFA no permite que se jueguen partidos televisados de torneos domésticos a la vez que las competiciones europeas. Pero un pequeño pueblo resiste ahora y siempre al invasor... el pueblo británico.
El miércoles se jugó un partido de Premier League (Chelsea-Reading) a la misma hora que se disputaba la fase previa de la Liga de Campeones. Desde hace años, es habitual que partidos de Liga o Copa inglesa se jueguen cuando a los ingleses les apetece. Son los únicos que lo hacen.
A la UEFA no le hace ninguna gracia. En abril de este año, la UEFA y la asociación de Ligas europeas (la EPFL) firmaron un memorándum (que seguramente imitaba a otros anteriores) por el cual las Ligas se comprometen a no celebrar partidos televisados a la hora en que se juega la Champions o la Europa League, aunque en casos concretos la UEFA pueda dar permisos especiales. Todas las Ligas lo firmaron... menos la Premier League (a pesar de pertenecer a la EPFL).
La UEFA, después de años de repetidas infracciones realizadas en las islas, amenaza con quitarles el millón de libras anual que reciben en conjunto los clubes ingleses que no se clasifican para la Champions. Pero el caso es que la amenaza no se ha materializado.
La federación inglesa (que se llama Football Association, a secas, no en vano inventaron el fútbol), la escocesa, la galesa y la de Irlanda del Norte están acostumbradas a los privilegios: son las únicas que están representadas en la International Board (la que hace el reglamento del fútbol), y tienen un vicepresidente propio en la FIFA. No es el único ámbito en el que las islas hacen de su capa un sayo... que se lo digan a la Unión Europea.
Es posible que, aun podiendo emitir el partido a las 21 h., se hubiera emitido a las 22:30, que quizás les viene mejor a las televisiones (y quizás también a los jugadores, que anoche sudaban a chorros). Pero por el momento, en España conducimos por la derecha, manejamos el euro, y cumplimos las normas de la UEFA.
Tendencias 21 (Madrid). ISSN 2174-6850





