Antecedentes

El ordenamiento de las telecomunicaciones en la UE se inició en 1998 fecha en la que culmina el proceso de liberalización de los servicios en la mayoría de los países miembros. La normativa vigente data de 2002 y desde ese año, los mercados se han ido abriendo a nuevos operadores y la competencia aumentando progresivamente.
Desde la perspectiva de la Comisión, la situación no esta resultado totalmente satisfactoria ya que los operadores dominantes siguen controlando segmentos esenciales del mercado como el de la banda ancha. Esta situación está impidiendo el acceso a este importante servicio, al menos al 10% de la población de la Unión.

La reforma del marco

Para paliar esta situación, a finales de 2005, la Comisión puso en marcha un mecanismo de consulta pública que permitiera verificar la necesidad de una reforma de la normativa en vigor. A la luz de los resultados de esta consulta, la Comisión termina de presentar al Parlamento Europeo una serie de propuestas destinadas a reformar las normas que regulan el mercado, de las que podrán beneficiarse los más de 500 millones de ciudadanos de una serie de servicios con mayor calidad y a mejores precios, tanto si se usan teléfonos móviles, conexiones a Internet banda ancha o televisión por cable.
Este paquete de reformas de las telecomunicaciones pueden ser convertidas en ley para finales de 2009 una vez aceptadas por el Parlamento y el Consejo de Ministros para ser aplicadas a partir del año 2012.

El contenido…

Las características principales de estas propuestas se centran en el establecimiento de nuevos derechos para los consumidores, mayores posibilidades de elección de operadores y nuevas condiciones igualitarias para el uso del espectro radioeléctrico con el fin de impulsar las inversiones para la mejora de servicios inalámbricos en zonas rurales.

Por otra parte se establecerían mecanismos para garantizar la fiabilidad y seguridad de las redes con nuevos instrumentos de lucha contra el spam, los virus informáticos y otros ciberataques, así como el establecimiento de órganos de vigilancia independientes que garanticen una reglamentación justa en beneficio de los consumidores.
Los dos elementos claves que conlleva la reforma pasa por analizar la posibilidad de imponer la separación funcional de las infraestructuras y los servicios de los operadores dominantes así como la creación de un Autoridad Europea del Mercado de las Telecomunicaciones. El objetivo, facilitar a la Comisión y a las entidades regulatorias nacionales, la aplicación de estas normas de forma coherente y no discriminada en los 27 países de la Unión.

Sus implicaciones

El gran ausente que ha quedado en el sueño de los justos, es el debate sobre las redes de nueva generación que condiciona la inversión es esas infraestructuras claves para el futuro. Ambos temas resultan tremendamente controvertidos y pueden convertir para los operadores el mercado de la UE en un autentico paraíso o en verdadero infierno por lo que no viene mal empezar a aplicarse el viejo proverbio del ejecutivo americano, entre “Vivir en Londres, con salario americano, casado con una china y con un cocinero francés”. O bien, “Vivir en Paris, con un salario chino, casado con una americana y con un cocinero inglés”!!