La UIT ha venido celebrando tradicionalmente el 17 de mayo como el Día Mundial de las Telecomunicaciones. Desde la última Cumbre de Túnez, también lo es para la Sociedad de la Información.

Como el pasado año, el Congreso se sumó a la efeméride con la celebración de un brillante acto con la participación del Ministerio de Industria, la SETSI y donde el COIT presentó el libro De las señales de humo a la Sociedad del Conocimiento, que recoge el siglo y medio de historia, un magnifico documento elaborado por el Foro Histórico de las Telecomunicaciones, que analiza la evolución de un sector tecnológico desde sus inicios, un 22 de abril de 1855 - si queremos tomar una fecha de referencia, con la promulgación de la primera ley para la implantación de la telegrafía en España - hasta la aparición del fenómeno de la convergencia tecnológica, pasando por la digitalización, Internet y las redes inalámbricas, tecnologías que han permitido conectar a más de 4 mil millones de terminales de toda índole en el mundo.

Nuevo universo

Paralelamente y coincidiendo en esa misma fecha, España celebró el Día Internet, con una exposición clave en Madrid, una serie de iniciativas de más de 700 actividades simultáneas en todas la CC AA y en varios países de Hispano América, culminado con un acto público para la designación de empresas e instituciones galardonadas por su contribución al desarrollo de Internet…

Estamos inmersos, en un nuevo universo originado por la confluencia de las Telecomunicaciones, Internet y la Sociedad de la Información, paradigma, que como magistralmente ha analizado Carlota Perez, autora del libro Revoluciones Tecnológicas y Capital Financiero en su reciente y brillante intervención en la Fundación Telefónica, arrancó en 1971 con la aparición del microprocesador de Intel que permitió generar por sus bajos costes, una nueva oleada de desarrollo económico, con una primera fase de implantación caracterizada por la predominancia del capital financiero y la polarización de la inversión, dando paso a un proceso de desestabilización que podemos situar en el año 2000 al romperse las expectativas de una nueva economía y la explosión de la burbuja tecnológica, por la que, todavía sufrimos las consecuencias, pero que debería desembocar en una segunda fase de despliegue tecnológico y bonanza económica generada por el predominio del capital productivo y la expansión mundial, hasta completarse este nuevo ciclo innovador de las TIC, en un periodo de 40/60 años, de forma similar a lo que históricamente ha venido sucediendo con otras revoluciones anteriores, tales como la del acero o el petróleo. Nos encontramos así en una gran encrucijada, acentuada por el fenómeno de la globalización, que nos obliga a una profunda revisión desde el plano político e institucional de los modelos de negocio, basado en la desagregación de la cadena de valor. Decisiones que condicionarán esa segunda fase de despliegue, si no queremos confrontarnos con un proceso de estancamiento o retroceso económico y social.

Decididamente el futuro ha dejado de ser el presente del pasado!