FILOSOFIA: Javier del Arco
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Bitácora

1. Relativismo ético y marco político

1.1. Amenazas internas de las democracias

Durante los últimos decenios, la teoría de la democracia se está convirtiendo en la faceta más fecunda de la reflexión política. Está adquiriendo tal relevancia que constituye en gran medida un intento sobresaliente por legitimar el sistema democrático ante las amenazas internas -las «externas» parece que han sido superadas definitivamente tras la caída del muro de Berlín- que crecen cual cáncer degenerativo que mina sus más básicas piezas político-institucionales. Entre las amenazas internas de la democracia en su conjunto, y más claramente de la española, destacaría las siguientes: la no separación clara de poderes, la creciente oligarquía de los partidos, la corrupción política y económica, las listas electorales cerradas, las perennes dificultades financieras de los partidos, el exagerado poder de la televisión, el desajuste entre la representación parlamentaria y la sociedad civil, la severa disciplina de los partidos que impide la libertad de voto en el Parlamento, la burocratización de la Administración Pública, el terrorismo de todo tipo con especial énfasis en el islamista (el Islam radical es de nuevo el gran enemigo de Occidente como ocurrió tras las derrotas cristianas en Manzikert y Sagrajas), las reticentes relaciones con la Iglesia por parte de un gobierno estúpido, el espionaje ilegal a los ciudadanos, el desastroso estado de la administración de la justicia y la debilidad y blandeguenguería de los códigos penal y civil, la catástrofe educativa y moral de la juventud…

La raíz de gran parte de tales problemas político-sociales cabe encontrarla en un proceso cada vez más acentuado de separación entre la ética y la política. En no escasas ocasiones contemplamos una utilización perversa de las instituciones y mecanismos democráticos a fin de favorecer intereses estrictamente partidistas o personales. La defensa solapada de estos intereses se encuentra en el principio «el fin justifica los medios» (no por más criticado menos generalizado en las democracias) revestido de una pretendida «ética de la responsabilidad» que sólo sirve para excusar los comportamientos de los políticos.

Todo ello nos manifiesta en qué medida se ha ido perdiendo la «sustancia moral» que habría de caracterizar a la auténtica democracia. Ha ido infiltrándose durante este siglo una tendencia teórico-práctica que está convirtiendo a la democracia en un mero «método de resolución de conflictos de intereses». Se ha arrinconado a la teoría clásica de la democracia (siglo XVIII) que percibía este nuevo régimen político como garantía de la defensa e instauración de derechos humanos: las instituciones y los ciudadanos han de encarnar ideales y principios morales que convierten en deseable el Estado de Derecho.
Javier Del Arco
Lunes, 13 de Septiembre 2010
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Bitácora


1. El riesgo del humanismo. El humanismo ateo devenido en antihumanismo

1.1. La advertencia de Lubac

El término «humanismo» tiene dos significados, podríamos decir, previos a cualquier otra distinción: humanismo entendido como teoría o concepción del hombre, y humanismo entendido como acción en favor del hombre, como defensa del hombre, como antropodicea, por usar un término correspondiente al clásico, aplicado a Dios, de teodicea.

Javier Del Arco
Jueves, 9 de Septiembre 2010
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1. La identidad de la persona y la teoría de las dos postmodernidades, la emergencia del personismo y el genealogismo, máximas expresiones de la miseria de la postmodernidad y de su consecuencia inmediata: el pésimo estado moral actual. La reacción positiva del postmodernismo resistente

1.1. La postmodernidad decadente o débil y la postmodernidad fuerte o resistente

De acuerdo con una opinión bastante generalizada, existen al menos dos tipos de concebir la postmodernidad: la que puede llamarse decadente o débil, y la que puede llamarse fuerte o resistente. A estas dos formas de concebir la postmodernidad corresponden igualmente dos modos distintos de interpretar el problema de la identidad persona.

Javier Del Arco
Jueves, 9 de Septiembre 2010
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Bitácora



1 El problema central de la Bioética.

1.1. Definición, origen, fundamentos y principios generales.

La BIOÉTICA es la rama de la ÉTICA, disciplina troncal de la FILOSOFÍA, que provee los principios de la conducta humana en Biología, Medicina, Ecología, Farmacología y el conjunto de las Ciencias y las Tecnologías que entienden de la vida o interaccionan con ella, estableciendo sus límites (Def. del autor).

La Bioética es una disciplina reciente, este año cumple los 40, cuyos padres fueron el bioquímico Van Renselaer Potter en sus aspectos ambientales y el obstetra André Hellegers en su vertiente médica y fundamentalmente con los problemas relacionados con la concepción del ser humano. Ambos aparecieron, casi simultáneamente, en 1970 en USA.

La Bioética aplica los principios de la ciencia ética a las ciencias Biomédicas, de modo que éstas respeten y promocionen la dignidad del ser humano como cima de los seres del universo. Hace que la ciencia Biológica y la Medicina tengan conciencia de la dignidad del ser humano y estén a su servicio. La Bioética se mueve, pues, en un plano superior a la Medicina y a la Biología, iluminándolas desde arriba, a modo de un conocimiento sapiencial que orienta su investigación básica y aplicación. La Bioética enseña la primacía de la ética sobre la técnica, de la persona sobre las cosas.

A la producción le corresponde la técnica, y a la acción la sabiduría. La habilidad técnica dispone al hombre a producir bien, a realizar productos que son perfectos para el fin que son hechos. La sabiduría dispone al hombre para actuar bien, para cumplir aquellas elecciones que son conformes al bien de la persona como persona. Esto es: el bien al que se ordena la sabiduría es el bien de la persona, y por tanto, su ejercicio la hace buena; la habilidad técnica la hace capaz de producir mejor, pero no de ser mejor.

El dominio del ser humano sobre el resto de los seres ha de estar medido por el bien de la persona. El respeto a la dignidad del hombre y de la mujer, y los límites que ese respeto exigen al disponer del cuerpo –propio o de los demás-, no permite que sea manipulado arbitrariamente.


Javier Del Arco
Jueves, 9 de Septiembre 2010
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Editado por
Javier Del Arco
Ardiel Martinez
Javier del Arco Carabias es Dr. en Filosofía y Licenciado en Ciencias Biológicas. Ha sido profesor extraordinario en la ETSIT de la UPM en los Masteres de Inteligencia Ambiental y también en el de Accesibilidad y diseño para todos. Ha publicado más de doscientos artículos en revistas especializadas sobre Filosofía de la Ciencia y la Tecnología con especial énfasis en la rama de la tecno-ética que estudia la relación entre las TIC y los Colectivos vulnerables.




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