CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Escribe Antonio Piñero


Pregunta:


¿Qué es eso de la "Orden de Melkisetek "?
Me consta que Melkisetek fue un rey y sacerdote (mencionado por Abrahán en el capítulo 14 del libro del Génesis) pero no cuento con mucha màs información.


RESPUESTA:

Me temo que hay un error de comprensión en su pregunta. Pero iremos por partes. En primer lugar le doy el étimo del nombre en hebreo que transcribimos por ejemplo, español Melquisedec y no como Usted lo hace.: Málqi Tsédec significa “rey de la justicia” = rey justo, ya que el hebreo apenas tiene adjetivos. Así “el administrador de la injusticia” = administrador injusto (Lc 16,8).

Los textos sobre este personaje se hallan en:

• Salmo 76,3 que lo hace rey de Salem, probablemente otro nombre de Jerusalén

. Gn 14,17ss (historia de Abrahán, su victoria y la ofrende del diezmo de su botín al sacerdote Melquisedec

En estos textos se presenta ya a Abrahán, aunque no sea judío como un adorador de un solo Dios y a Melquisedec como sacerdote de ’El (o ’Elyon) “El Altísimo” = un sacerdote monoteísta.

Pero todo esto son leyendas fundacionales de Israel y son meramente leyendas. No tienen fundamento histórico ninguno.

Sobre esta leyenda, el desconocido autor del Salmo 110 (salmo de entronización del rey de Israel, luego interpretado como canto de entronización del mesías futuro; posteriormente los cristianos como un salmo profético que canta el triunfo final del mesías = Jesucristo, el salmista dice:
“Oráculo de Yahveh a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que yo haga de tus enemigos el estrado de tus pies. Y luego: Lo ha jurado Yahveh y no ha de retractarse: «Tú eres por siempre sacerdote, según el orden de Melquisedec»”.

Este texto se refiere a uno de los 24 órdenes de sacerdotes que servían, por rotación (cada orden una semana) en el templo de Yahvé en Jerusalén. Orden aquí significa “grupo” y “turno” de servicio

Y aquí viene el error que creo percibir en su pregunta: confundir “la orden” (como si fuera una orden monástica), con “el orden” o grupo.

El salmista se inventa que el rey Melquisedec –al que se hace fabulosamente no solo rey sino también sacerdote (¡en la época de Melquisedec no había aún templo de Jerusalén!)– tiene un orden o grupo de sacerdotes, encabezado por él que ministra u oficia en el templo del Altísimo. Es, pues, Melquisedec el prototipo mítico del sacerdote perfecto.

Entre los manuscritos de Qumrán hay uno que se llama 11QMelquisedec que recoge esta figura. He aquí el comentario que hice en su momento en el Blog de “Tendencias21” = “Cristianismo e historia” de 29 de junio del 2009, que le transcribo:

“Hay otro personaje interesante que, siendo esencialmente un hombre, ocupaba sin embargo, en el imaginario judío un lugar importante en el ámbito sobrehumano y semiceleste: Melquisedec. El texto fundamental sobre esta figura aparece en los manuscritos del Mar Muerto (Qumrán): he aquí el texto:


“Su interpretación para los últimos días se refiere a los cautivos, de los que dice: ‘Para proclamar a los cautivos la liberación… de la heredad de Melquisedec, pues […] y ellos son la heredad de Melquisedec, que los hará retornar a ellos. Él proclamará para ellos la liberación para librarlos [de la deuda] de todas sus iniquidades. Y esto suce[derá] en la primera semana del jubileo que sigue a los nue[ve] jubileos. Y el día [de las expiacio]nes es el final del jubileo décimo en el que se expiará por todos los hijos de [Dios] y por los hijos de [Dios] y por los hombres del lote de Melquisedec… pues es el tiempo del ‘año de gracia’ para Melquisedec, para exal[tar en el pro]ceso a los santos de Dios por el dominio del Juicio como está escrito sobre él en los cánticos de David que dice: ‘Elohim se yergue en la asam[blea de Dios], en medio de los dioses juzga…

Melquisedec ejecutará la venganza de los juicios de Dios [en ese día, y ellos serán liberados de las manos] de Belial y de las manos de todos los espíritus de su lote]. En su ayuda (vendrán) todos los ‘dioses de la [justicia’; él] es qu[ien prevalecerá ese día sobre] todos los hijos de Dios, y pre[sidirá la asamblea] ésta. Éste es el día de [la paz del que] habló [Dios de antiguo por las palabras de Is]aías profeta, que dijo: ‘Qué bellos son sobre los montes los pies del pregonero que anuncia la paz… diciendo a Sión ‘tu Dios [reina’]. Su interpretación: Los montes son los profe[tas...].

Y el pregonero es [el un]gido del Espíritu del que habló Daniel… y el pregonero del] bien que anuncia la salva[ción es aquél del que está escrito que él se lo enviará… ‘para conso[lar a los afligidos’… Su interpretación]: para instruirlos en todos los tiempos del mundo […] ella (la comunidad) ha sido apartada de Belial… en los juicios de Dios como está escrito sobre él: ‘Diciendo a Sión: tu Dios reina’. [Si]ón es [la congregación de todos los hijos de justicia, los] que establecen la alianza, los que evitan marchar [por el ca]mino del pueblo… Melquisedec, que los librará de la mano de Belial” (11QMelquisedec, col. II, 1-25; versión de García Martínez, Textos de Qumrán, 186-7).

El texto no es nada fácil de entender si no se tiene en cuenta la “escatología” (ciencia [revelada por Dios] sobre le final del mundo) de los esenios derivada del Libro de Daniel. Según este “profeta” (todo el capítulo 9), desde el tiempo de la revelación a él concedida hasta el final, hasta la gran batalla contra las huestes de Satanás, la derrota de éste y el comienzo del tiempo escatológico, han de pasar 70 semanas de años = 490 años = 10 jubileos de 49 años cada uno.


Lo dejamos aquí porque hay materia suficiente para reflexionar.

Mañana haré un comentario sobre este texto


Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
Domingo, 7 de Agosto 2016
Escribe Antonio Piñero

Pregunta:

¿Quién la da el nombre de Palestina en tiempos de Jesús, y como la fundaron porque tengo un problema de historia, unos dicen que no habían Palestina en ese tiempo y otros dicen que sí, pero realmente cuales es la historia sobre el Estado Palestino?

RESPUESTA:

El nombre de Palestina, en vez de Israel, se lo dieron los romanos (no sé exactamente cuándo empezó) para fastidiar a los judíos en su documentos oficiales y lo recogieron así los historiadores de Roma, antiguos.

Pero el nombre oficial de Palestina no estuvo en vigor hasta el reinado de Adriano, y fue obligatorio en el Imperio, después de la conclusión del tercer levantamiento de los judíos contra los romanos, del 132 al 135. Ahí acabó el estado de Israel hasta 1948. Se refundó Jerusalén como Aelia Capitolina y se prohibió bajo pena de muerta que ningún judío se acercara a la capital en un radio de más o menos 40 kms.

Pregunta:


A tenor de sus últimas publicaciones, en el blog, sobre la infancia de Jesús me han surgido algunas preguntas que hacerle, a ver si tengo suerte y puede responderme, aunque imagino que estará muy ocupado.


Como usted dijo, en el análisis de la novela de José y Asenet, fue común entre los judíos que, para defender sus posturas ideológicas, se decantaran más por el relato artístico que por otra cosa más técnica. Leyendo los primeros capítulos del evangelio de Lucas recordé lo que usted escribió sobre José y Asenet, por lo menos fue esa la impresión que me produjo.


- ¿Podemos confirmar que esta técnica literaria/artística judía, de la que usted habla en José y Asenet, pasó a los judeocristianos (Lucas) y de estos a los cristianos de origen pagano? En el caso de que los primeros capítulos de Lucas estuviesen escritos desde esa óptica novelístico-filosófica.


- ¿En qué sentido dice Lucas que Jesús fue hijo de Dios, si este evangelio defiende que la legitimidad davídica le viene a Jesús por su padre CARNAL José?


Creo que la afirmación de Lucas cuando hace referencia a que Jesús es descendiente de David por José, es tremenda, porque lo que está diciendo el evangelista es que Jesús fue hijo en toda regla de la relación sexual entre José y María, e hijo de Dios entonces en un sentido ESPIRITUAL puramente JUDÍO. ¿Estoy equivocado?


- Zacarías, sacerdote de la familia de Aarón (Lucas, 1:67-79), padre de Juan Bautista. Casado con Isabel, familiar de María (Lucas, 1:36), madre de Jesús.


A día de hoy, ¿podemos afirmar que estos datos son: verdaderos, falsos o no lo podemos saber (es decir, que podrían ser tanto falsos como verdaderos)?



RESPUESTA:



1. Ciertamente se decantan los antiguos por escribir otra obra y no una refutación expresa.

Pero yo no podría afirmar que se trata de una mera composición “literaria/artística”, sino la recogida y moldeamiento de una tradición que se iba formando en su comunidad, tradición de la que no se dudaba su historicidad esencial. En la historiografía antigua la composición de discursos puestos en boca de los personajes, e incluso las anécdotas inventadas, pero que correspondían a la idiosincrasia del personaje biografiado, era lo usual: Tucídides, por ejemplo, en su “Guerra del Peloponeso” es un caso claro. Pretende ser un historiador objetivo, pero él es –lo declara– el que compone los discursos y los pone en boca de los personajes, según cree que su mentalidad y las circunstancias lo necesitaban.


2. Descendencia carnal de David y concepción virginal por obra del Espíritu Santo son contradictorias en sí mismas. Ese es uno de los argumentos por los que yo sostengo que estos dos primeros capítulos de Lucas (y de Mateo igualmente) fueron añadidos por otra persona, quizás a principios del siglo II, que no era Lucas, pero sí de su escuela. El estilo es parecido.


3. No tenemos fuentes externas para contrastar si los datos sobre Isabel, María, Zacarías y Juan Bautista en Lucas 1-2 son auténticos. Probablemente son legendarios, puesto que están encuadrados en un contexto y narración legendaria, plena de elementos sobrenaturales, en los que le historiador no puede creer en absoluto.


Pregunta:


Para cuándo cree usted que estará disponible la Biblia de San Millán de la cual dice usted que se ajustará a los textos fielmente sin atisbo alguno de alguna confesión religiosa? También deseaba preguntarle sobre lo que le oí en una de sus conferencias en relación a que no se aceptó por varios siglos en el canon de escritos sagrados el Apocalipsis de Juan y que en un tiempo este Apocalipsis se aceptaba junto al Apocalipsis de Pedro. Tambien Sr. Piñero observo que por cuestiones de tiempo aún no me ha contestado sobre la autoría de las cartas de Pedro por ello le agradecería que me indicara algún libro suyo que me guiara en esta cuestión.


RESPUESTA:


1. Biblia de San Millán: Nuevo Testamento. Estamos en período de correcciones, revisión, y pulido. Creo que hacia mediados del 2017.


2. Apocalipsis. Es un hecho de la historia, casi sin más. Fue así y no tenemos demasiadas noticias. Las razones fueron oscuras. Para la exclusión del Apocalipsis de Pedro no las sabemos. Las dificultades del Ap de Juan fue principalmente la doctrina del milenarismo (vea, por favor, el cap. 20,6-7), que fue rechazada. Luego se interpretó simbólicamente y el Ap fue aceptado.


3. La autoría de las dos cartas de Pedro es meridianamente pseudoepígrafa, es decir, radicalmente falsa. Sus doctrinas son totalmente paulina y no petrinas o judeocristianas. Fueron compuestas por autores paulinos con el deseo de integrar a Pedro en el seno de la Gran Iglesia paulina unida y unificante del siglo II que de ningún modo deseaba perder sus raíces con el judeocristianismo primitivo. Se escogió la figura de Pedro por aparecer como príncipe de los Apóstoles en los Evangelios (también paulinos) y porque era el más abierto de los judeocristianos jerusalemitas hacia los paganos (vea Hechos 10-11 y Gálatas 2,11-14).


Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
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Viernes, 5 de Agosto 2016


Escribe Antonio Piñero

Examinamos hoy, brevemente en lo posible, porque estimo que la cuestión es bastante conocida.

La cronología del censo de Publio Sulpicio Quirino, es mencionada por Flavio Josefo en Antigüedades de los judíos XVIII 1,1, y lo sitúa en los años 6 de nuestra era tras el destierro de Arquelao por Augusto. El censo tenía una finalidad puramente fiscal / tributaria. He aquí el texto:

“Entonces Quirinio (Cirenio), senador romano, que había tenido varias magistraturas y que había llegado a cónsul fue enviado por el César (Augusto) a Siria como juez de esta nación y para hacer una estimación de sus riquezas. Con él fue también Coponio, varón del orden ecuestre, para que se hiciera cargo del poder romano sobre los judíos. Quirinio en persona se presentó en Judea, que formaba entonces parte de la provincia de Siria para hacer esa estimación de la riqueza de la nación y para disponer de los dineros de Arquelao. Al principio los judíos llevaron muy a mal este censo. Pero finalmente dejaron de lado cualquier tipo de oposición ya que fueron persuadidos por las palabras de Joazar, hijo de Beeto, que era el sumo sacerdote. Así que convencidos por esas palabras dieron cuenta de sus haberes sin mostrar ulterior oposición”.

Como es sabido, este censo supuso una revuelta armada (¡no en Judea, sino en la nacionalista Galilea!) dirigida por Judas de Gamala (denominado también probablemente Judas el Galileo y el fariseo Sadoc). Esta revuelta fu aplastada por Coponio y costó mucha sangre. En mi novela, junto con J. L. Corral, “El trono maldito” (Planeta 2014) aparece este episodio novelado, pero siguiendo muy al pie de la letra lo que se puede saber por la historia.

El texto de Lucas es el siguiente:

“1 Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo. 2 Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Cirino. 3 Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad. 4 Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, 5 para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta.”


Las dificultades de que este censo fuera a) universal y b) que estuviera dispuesto por tribus (es decir, que los pertenecientes a una estirpe o tribu debiera ir a censarse no donde vivía habitualmente, sino en el lugar de origen de su familia, son muy grandes.

1. La historia antigua no registra censo universal alguno ordenado por Augusto durante su reinado. Aparte del texto de Lucas, los antiguos anales del Imperio Romano no han conservado ninguna noticia de un censo universal durante el principado de Augusto, lo cual hace muy improbable que hubiera ocurrido. Es sumamente extraño que ninguna fuente histórica de la antigua Roma imperial de la época, y son bastantes, se haya hecho eco de un aconteci¬miento tan importante como debió de ser un empadronamiento general de todo el Imperio, que hubiera movido a millones de personas. Autores cristianos muy tardíos, como Casiodoro (siglo VI), Isidoro de Sevilla (siglo VII), y un diccionario bizantino llamado la “Suda” (siglo X), en la voz “censo”, dan sin embargo testimonio de ese censo imperial e universal. Pero lo más probable es que tales autores hayan tomado la noticia ¡del propio evangelista Lucas! Por consiguiente, su testimonio no tiene valor independiente.

2. La segunda dificultad: es inverosímil que en Israel pudiera llevarse a cabo un censo imperial durante el reinado de Herodes. Entonces habría habido dos censos, uno en tiempos de Herodes el Grande y otro después del desierro de Arquelao: Flavio Josefo presenta, tanto en sus Antigüedades de los judíos (XVII 355; XVIII 1-2.26.102) como en su Guerra de los judíos VII 253), el censo de Quirino como algo nuevo y sin precedentes.

Lucas afirma sin duda alguna que este censo ocurrió siendo gobernador de Siria Quirino y que a la vez eran los tiempos del rey Herodes el Grande. Ahora bien, esta situación resulta inverosímil. ¿Cómo iba a permitir este monarca soberano que un legado de Augusto hiciera un censo en su territorio? Tal posibilidad iba en contra de los derechos de un rey “socio y amigo del pueblo romano”, según las normas del Imperio.

Respecto a Quirinio: fue legado de Siria entre Volusio Saturnino y Cecilio Crético (por tanto en los años 6/7). Algunos investigadores –movidos por el deseo de no dejar en mal lugar al evangelista Lucas e intentar compaginar los datos de este con los de Flavio Josefo– se preguntan si pudo haber sido Quirinio dos veces legado de Siria y haber hecho dos censos

Pero esto que es teóricamente posible (aunque solo para Judea; de ningún modo para un censo universal) resulta de hecho de muy poca ayuda para la concordancia entre Lucas y Josefo ya que, en todo caso solo Quirinio solo pudo ser legado de Siria por vez primera en los años 3/2 a.C. (ya que es el único año del que no nos consta el nombre del legado de Siria. Luego, ¡¡no en tiempos de Herodes el Grande, que había muerto en el año 4 a.C.!!

Mi juicio sobre Lucas es que actúa en este pasaje como hagiógrafo y no como historiador concienzudo que controla todos sus datos. Y como hagiógrafo en ese momento está en el plano de la leyenda, no en el histórico. Casi seguro que Lucas se equivocó en la fecha del censo de Quirinio.

• 3ª dificultad: un censo romano no hubiera obligado a José a trasladarse a Belén. Además, su esposa no habría tenido necesidad alguna de acompañarlo. La razón ofrecida por el evangelista Lucas, la necesidad de que José se tras¬¬ladara a Belén, al lugar de donde procedía la familia, es también inverosímil. Porque, como hemos dicho ya, un empadronamiento tenía motivos fundamental¬mente impositivos, de pagos fiscales a la hacienda imperial. Cada uno debía censarse y pagar sus tasas allí precisamente donde residía, no en donde era oriunda su familia. Los romanos no hacían censos tribales.

Además, María no era davídida, sino aarónida, si era pariente de Isabel (Lucas: José no era su padre biológico; y ella, María, era aarónida. Véase Lc 1,5: “Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote, llamado Zacarías, del grupo de Abías, casado con una mujer descendiente de Aarón, que se llamaba Isabel”.

O Flavio Josefo se equivoca o se equivoca Lucas: el lector debe escoger…

Por otro lado, Lucas es además inexacto con el sacerdocio de Anás: ni lo era en el año 29 (= año 15 de Tiberio), pues fue sumo sacerdote del 6-15… ni tampoco lo era con Caifás, sino simplemente su suegro influyente (Caifás fue sumo sacerdote del 18 al 36 d.C.). No era posible un sumo sacerdocio oficiado por dos sumos sacerdotes a la vez. Por tanto la formulación lucana es inexacta y no cuadra con las fechas del sumo sacerdocio de Anás.

En conclusión, Lucas como hagiógrafo solo sabe más o menos que Jesús nació en tiempos de Herodes y a partir de ahí fabula.

Además, los primeros cristianos no tuvieron interés… así que las leyendas debieron de formarse más bien tardíamente. Según el historiador judíos de los siglos XIX-XX Salomo Reinach y Ch Guignebert (que lo cita en su obra “Jesús”, hubo cristianos que tomaron al pie de la letra el texto de Jn 8,57 (véase la postal del día anterior: “Aún no tienes cincuenta años… y ya has visto a Abrahán…”) y pusieron la muerte de Jesús en tiempos de Claudio (entre el 41 y el 54)!. Otros, en tiempos de Nerón hacia el 58. Otros situaron el nacimiento en el año 9 ( después de Arquelao!!!), y otros pensaron que la crucifixión fue muy pronto, hacia el 21 (cuando aún no gobernaba Poncio Pilato en Judea, que comenzó en el 26!!!). Es decir, tenemos aquí otras fabulaciones cristianas primitivas que tampoco hacen caso de la cronología de Lucas o la interpretan muy a su manera.

Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com

Jueves, 4 de Agosto 2016
Escribe Antonio Piñero

Seguimos analizando, como prometí, los datos que ofrece el Evangelio de Lucas sobre la fecha del nacimiento de Jesús.

• Isabel, pariente (no es “prima”; el texto griego dice syggenís = literalmente, “que tiene el mismo génos”, “estirpe” = “pariente”) concibe en tiempos de Herodes el Grande: Lc 1,5 y 23-24:

• Lc 1,5: Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote, llamado Zacarías, del grupo de Abías, casado con una mujer descendiente de Aarón, que se llamaba Isabel;

Lc 1,23-24: “Sucedió que cuando se cumplieron los días de su servicio, se fue a su casa. Días después, concibió su mujer Isabel; y se mantuvo oculta durante cinco meses”.

• María concibe seis meses después de su pariente por tanto también en tiempos de Herodes: Lc 1,26.36:

• "Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret",

• "Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril",

• En el momento del parto de María el gobernador de Siria es Paulo Sulpicio Quirinio (Cirenio /Quirino 51 a.C. – 21 d.C.) Quirinio fue nombrado legado de Siria en el 6 d.C. Por indicación de Augusto ordenó el censo de Judea, tras la deposición de Arquelao, hijo de Herodes el Grande en el mismo año 6 (destituido por incompetencia, arbitrariedad en el gobierno y crueldad innecesaria). Ejerció su cargo hasta el 12 d.C. Como Judea acababa de ser nombrada provincia (senatorial) del Imperio, era absolutamente necesario censar a la población para imponer los impuestos correspondientes.

Lucas en 2,1-2 habla de este censo para fechar el nacimiento de Jesús:

"Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo. 2 Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Cirino”
.
Otro intento lucano de procurar una fecha, aunque aproximada, al nacimiento de Jesús es situar el momento del inicio del ministerio público de Juan Bautista (el mentor de Jesús) y suponer, con los Sinópticos, que la vida pública de este último comienza propiamente cuando Juan Bautista es encerrado en la prisión de Maqueronte y luego ajusticiado por Herodes Antipas (Mc 6,14-29. Pero Jn 3,22-24 contradice expresamente este punto de vista:

“Después de esto, se fue Jesús con sus discípulos al país de Judea; y allí se estaba con ellos y bautizaba. Juan también estaba bautizando en Ainón, cerca de Salim, porque había allí mucha agua, y la gente acudía y se bautizaba. Pues todavía Juan no había sido metido en la cárcel”.

Según Lucas, Juan Bautista comienza a predicar en “el año décimo quinto de Tiberio César (que comienza a reinar en el 19 agosto del 14 = Jesús tenía 29 años aproximadamente):

3,1-2; “En el año quince del imperio de Tiberio César, siendo Poncio Pilato procurador de Judea, y Herodes tetrarca de Galilea; Filipo, su hermano, tetrarca de Iturea y de Traconítida, y Lisanias tetrarca de Abilene; 2 en el pontificado de Anás y Caifás, fue dirigida la palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto”.

Al historiador se plantea aquí la duda de si lo narrado por Lucas es un recuerdo verdadero de la comunidad de Lucas, o es más bien una “historia teológica”. La razón de la duda es una consideración literaria-histórica acerca de los “treinta años” como cifra de inicio de una actividad importante: a) José, el patriarca, tiene 30 años cuando es nombrado superintendente de Egipto por el Faraón (Gn 41,46); David tiene aproximadamente 30 años cuando es proclamado rey (2 Sm 5,4). Los levitas deben tener entre 30 y 50 años para ejecutar su oficio en el Templo (Nm 4,3.23).

Por tanto, bíblicamente, la frase “tenía como unos 30 años” podría ser una manera literario-bíblica de decir que Jesús estaba en la edad de hacer un oficio de consagrado Dios.

Esta sospecha se refuerza si consideramos el texto de Jn 8,56-57:

“Vuestro padre Abrahán se regocijó pensando en ver mi Día; lo vio y se alegró.» Entonces los judíos le dijeron: «¿Aún no tienes cincuenta años y has visto a Abrahán?». Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: antes de que Abraham existiera, Yo Soy”. = Jesús tiene menos de cincuenta años, por tanto, cuarenta, al comienzo de su vida pública.

En síntesis: tenemos datos poco encajables entre sí: alrededor de 30 / 50 años… tendría Jesús al comienzo de su vida pública. Pero son demasiados años de diferencia. A esto se añade la turbación que supone para el historiador que la duración misma de la vida pública de Jesús es también insegura: tres años de vida pública = Evangelio de Juan = en ella tienen cabida tres fiestas de Pascua / un año solo: Sinópticos: durante el ministerio de Jesús solo hubo una Pascua. Y finalmente, para enmarañar el asunto aún más recordemos que los dos evangelistas sitúan el nacimiento de Jesús antes de la muerte de Herodes el Grande, en el año 4 a.C.

La deducción espontánea de un historiador ante la confusión que producen estos datos es la de pensar que la tradición evangélica sobre la fecha del nacimiento de Jesús es totalmente insegura. En realidad, sospechamos que no Lucas y Mateo no sabían a qué atenerse. Cada uno de los dos evangelistas que se preocupan por determinar, aunque fuera globalmente, esta fecha (a Marcos y Juan ni siquiera les interesa) completa lo que no sabe por medio de una tradición, que no encaja con la del otro evangelista.

Parecería seguro al menos, a partir de los datos de Lucas / Mateo que Jesús nació en tiempos de Herodes. Pero aquí nos enfrentamos a la inseguridad de que este dato se halla en medio de unas narraciones de los dos evangelistas que son totalmente legendarias. Además, confrontados estos datos ya inseguros con los consabidos problemas en torno al censo de Qurinio estamos en un callejón sin salida.

Seguimos mañana explicitando los problemas que la crítica encuentra para coordinar los datos cronológicos sobre el censo de Quirinio ofrecidos por Flavio Josefo y por Lucas.

Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
Miércoles, 3 de Agosto 2016
Escribe Antonio Piñero

Seguimos con la crítica a los evangelios de la infancia. Nos situamos ahora en la discusión de los datos evangélicos sobre la fecha de Jesús. Y ofrezco en primer lugar las primeras impresiones de conjunto del lector pausado que se enfrenta a estos textos.

La primera impresión es que los datos de los evangelios canónicos acerca de la fecha de nacimiento de Jesús son contradictorios, erróneos y vagos. Pero no debemos extrañarnos. No es en absoluto raro que no tengamos datos exactos de la fecha de nacimiento de personajes importantes de la historia antigua. Ocurre con Jesús lo mismo que con muchos otros, incluidos, por ejemplo, Pitágoras. Algunos de los personajes importantes lo fueron justamente después de su muerte. Y pasaron muchos años antes de que se les ocurriera escribir una “biografía” del personaje, siguiendo los cánones de la época, a saber, no podían faltar los datos de su nacimiento e infancia, que normalmente habrían sido tan prodigiosas como lo fueron su vida y muerte.

En el caso de Jesús el interés por a biografía de Jesús, al estilo completo (incluida infancia) no se suscita sino al menos 40 o 50 años después de su muerte. Ni siquiera el primer “biógrafo”, Marcos, tuvo interés en esos datos o bien cayó en la cuenta de que no sabía nada y los obvió oportunamente. No fue así con las biografías posteriores a Marcos, la de Mateo y Lucas, que sí muestran la necesidad de corregir ese defecto de la biografía marcana y de añadir por tanto un apartado sobre el nacimiento e infancia del héroe. Pero cuando se ponen a ello (si es que fueron los autores primitivos, como veremos, los que sintieron esa necesidad), cayeron en la cuenta de que no sabían nada seguro. No tuvieron más remedio entonces que echar mano de tradiciones que se habían ido formando ya dentro del seno de su comunidad o grupo al que pertenecían, o bien de su entorno más próximo. Pero esas tradiciones se habían formado separadamente por lo que no concordaban entre sí.

Tenemos la impresión de que tales traducciones (capítulos 1 y 2 de Mateo y Lucas) se compusieron por una mano que no fue la de los autores originales de esos evangelios, es decir, desde el capítulo 3 hasta el final. Y la razón es que los personajes que intervienen en la “biografía” de Jesús, y este mismo, desde el capítulo 3 de ambos evangelios ignoran totalmente aquello que había ocurrido al principio por muy importante que hubiera sido.

Así, por ejemplo, la afirmación de que Jerusalén entera se asustó por el nacimiento del rey de los judíos, y de que muchos se enteraron de que el Mesías había nacido en Belén (Herodes, los sumos sacerdotes, escribas, las gentes de Belén misma) no concuerda con los relatos evangélicos del ministerio público de Jesús. Sabemos ya que sus hermanos, y su madre, según Marcos 3,21, piensan que Jesús está loco, fuera de sí, por sus pretensiones mesiánicas. Igualmente la gente de Nazaret se asombra de que Jesús albergue las mismas pretensiones según Marcos 6,2-3: Cuando llegó el sábado se puso a enseñar en la sinagoga. La multitud, al oírle, quedaba maravillada, y decía:


“¿De dónde le viene esto? y ¿qué sabiduría es ésta que le ha sido dada? ¿Y esos milagros hechos por sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre nosotros?” Y se escandalizaban a causa de él”.


Es más: sabemos ya que la gente de Jerusalén, según el evangelio de Juan 7,40-42, no sabe que Jesús ha nacido en Belén. Según los evangelios sinópticos (Mateo-Mc-Lc: por ejemplo, Lc 9,7-9 y paralelos), el tetrarca de Galilea Herodes Antipas, hijo de Herodes el Grande, a pesar de las medidas que se supone que su padre tomó contra Jesús, se queda perplejo ante éste y parece no haber sabido antes nada sobre Jesús” (“El nacimiento del Mesías”, Editorial Cristiandad, Madrid 1982, 188-189)

Por tanto, no es hipótesis descabellada pensar que no fueron escritos ni por Mateo ni Lucas, sino que fueron añadidos por alguien (¿discípulo?; ¿alguno de la comunidad misma a la que pertenecían los evangelistas?) distinto del autor del evangelio a partir del capítulo 3. Y ¿cuándo? No podemos saberlo.

Vayamos ahora a los pocos datos de Mateo acerca de la fecha del nacimiento de Jesús, que escribió probablemente antes que Lucas.

En 2,1 comienza así el evangelio: “Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes”. Pero ¿de qué Herodes se trata? He aquí una vaguedad imprecisa, porque la tradición sinóptica denomina también Herodes a Antipas. Así Mc 6,14. “Se enteró el rey Herodes, pues su nombre, el de Jesús, se había hecho célebre”. El lector tiene que esperar hasta Mt 2,22, “Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes…”, para saber que se trata de “El Grande”. Lucas en 3,19 precisa “Herodes, el tetrarca”

Respecto a la fecha de nacimiento, precisa también Mt 2,1 que un gran acontecimiento astronómico precisó el momento y lo hizo conocer hasta en la lejana Persia: “Unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén”. En la Antigüedad era normal que los fenómenos celestes se hicieran eco del nacimiento o la muerte de los hombres ilustres (basta pensar solo en el caso de Julio César). Entonces, se podrían hace cálculos astronómicos acerca de la misteriosa estrella de Belén… como se hicieron desde el siglo XIX en un intento de racionalizar de algún modo los datos legendarios de los evangelios (el caso más llamativo es el del racionalista Heinrich Eberhard Gottlob PAULUS, que fue catedrático de teología en diversas ciudades alemanas desde 1793 hasta 1851 y que en su Vida de Jesús intentó explicar los milagros de éste por causas meramente naturales).

Pero soy del todo escéptico a este propósito pues nos hallamos ante una leyenda imposible: ¿quién puede creer en una estrella que salió por Oriente, apareció sobre Jerusalén, que giró al sur hacia Belén, donde se detuvo sobre una casa?

Los intentos de racionalización de este hecho, para precisar la fecha del nacimiento de Jesús han llevado, como he escrito en “La vida oculta de Jesús a la luz de los evangelios canónicos y apócrifos” (Editorial Libros del Olivo, Madrid, a tres explicaciones posibles dentro del ámbito de la ciencia: la aparición por los días finales de Herodes de una supernova, de un cometa o bien de una conjunción de astros que brillaron especialmente en el firmamento.

« Una supernova es una estrella gigantesca, mucho mayor que el sol, que hace millones de años explotó al final de su existencia y produjo una luz inmensa que, tras miles de años de viaje, vemos nosotros en nuestros días. Ésta fue la explicación de la estrella de Belén del famoso astrónomo Kepler en el siglo XVII. Pero la teoría tiene el inconveniente de que no hay registro alguno en la Antigüedad que indique fenómeno semejante, por lo que no puede probarse.


»La segunda fue la aparición de un cometa. Es cosa sabida que los cometas son o bien restos de algún planeta o astro, o bien una conjunto de gases y polvo que brillan por la luz del sol al acercarse a la tierra, o ambas cosas. En concreto del famoso cometa Halley, que es visible en la tierra cada setenta y siete años, hay registros en Europa, China y Japón desde el año 240 a.C. Según los registros chinos, que se conservan hasta hoy día, el cometa Halley fue visible en la tierra el 12/11 a.C., por tanto durante el reinado de Herodes y relativamente al final de su vida. Hay muchos astrónomos que opinan que este acontecimiento, que perduraba en la memoria de las gentes, fue aprovechado por los cristianos para aplicarlo al nacimiento del Salvador. El mismo Brown opina es posible que la aparición del cometa Halley en el año 12 a.C. y la venida de embajadores extranjeros dos años más tarde a la corte del rey Herodes para felicitarle por la conclusión del gran puerto artificial de Cesarea Marítima y la remodelación de la ciudad fueron combinados por los cristianos anteriores a Mateo en la historia de la estrella y de los magos. Mateo no hizo más recoger y dar forma a una leyenda popular cristiana.



»Otros investigadores piensan, finalmente, que el acontecimiento bien pudo ser una conjunción de las órbitas de Júpiter y Saturno, que sucede cada treinta años, junto con la de Marte. La unión de las tres acaece cada 257 años. Este fenómeno se menciona en textos astronómicos tan antiguos como textos cuneiformes sumerio-acadios, del segundo milenio a.C. Se han hecho cálculos y se supone que tal conjunción se dio precisamente en el 7 a.C. y que ésta pudo ser la “estrella” de los magos. Una tesis dirigida por mí en la Universidad Complutense hace años defiende ardorosamente esta posibilidad; sostiene su autor que el fenómeno fue recordado y aplicado a Jesús por la comunidad que está detrás del Evangelio de Mateo.



»Realmente me siento muy escéptico respecto a todas estas teorías y en mi opinión creo que para inventar una historia tan inverosímil como la de una estrella que aparece y desaparece, que guía a unos personajes exóticos y que se posa encima de una casa, basta con la imaginación popular con el trasfondo general de que el cielo anuncia con signos los nacimientos de hombres ilustres sin tener que recurrir a ningún fenómeno objetivo. La imaginación es muy poderosa y los evangelios, que pretenden ser obras históricas, son ante todo literatura de propaganda, de buena fe desde luego, de una fe por lo que son aptas para recoger leyendas que les sirvan para su propósito» (pp. 84-85).


Seguiremos analizando los datos que ofrece el Evangelio de Lucas sobre la fecha del nacimiento de Jesús.


Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com


Martes, 2 de Agosto 2016
Escribe Antonio Piñero

A tenor de sus últimas publicaciones, en el blog, sobre la infancia de Jesús me han surgido algunas preguntas que hacerle, a ver si tengo suerte y puede responderme, aunque imagino que estará muy ocupado.


Como usted dijo, en el análisis de la novela de José y Asenet, fue común entre los judíos que, para defender sus posturas ideológicas, se decantaran más por el relato artístico que por otra cosa más técnica. Leyendo los primeros capítulos del evangelio de Lucas recordé lo que usted escribió sobre José y Asenet, por lo menos fue esa la impresión que me produjo.


- ¿Podemos confirmar que esta técnica literaria/artística judía, de la que usted habla en José y Asenet, pasó a los judeocristianos (Lucas) y de estos a los cristianos de origen pagano? En el caso de que los primeros capítulos de Lucas estuviesen escritos desde esa óptica novelístico-filosófica.


- ¿En qué sentido dice Lucas que Jesús fue hijo de Dios, si este evangelio defiende que la legitimidad davídica le viene a Jesús por su padre CARNAL José?


Creo que la afirmación de Lucas cuando hace referencia a que Jesús es descendiente de David por José, es tremenda, porque lo que está diciendo el evangelista es que Jesús fue hijo en toda regla de la relación sexual entre José y María, e hijo de Dios entonces en un sentido ESPIRITUAL puramente JUDÍO. ¿Estoy equivocado?


- Zacarías, sacerdote de la familia de Aarón (Lucas, 1:67-79), padre de Juan Bautista. Casado con Isabel, familiar de María (Lucas, 1:36), madre de Jesús.


A día de hoy, ¿podemos afirmar que estos datos son: verdaderos, falsos o no lo podemos saber (es decir, que podrían ser tanto falsos como verdaderos)?


RESPUESTA:


1. Ciertamente se decantaban los antiguos judíos por escribir otra obra y no una refutación expresa. Así ocurre con el Evangelio de Juan, que sin duda corrige a los evangelios sinópticos en su imagen de Jesús. Y así ocurre con el Evangelio de Marcos, que nunca refuta la literatura henóquica, Libro I de Henoc, por ejemplo, sino que afirma sin más de el Hijo del Hombre es Jesús y no Henoc.


Pero yo no podría afirmar que se trata de una mera composición “literaria/artística”, como la novela de José y Asenet, sino la recogida y moldeamiento de una tradición que se iba formando en su comunidad, tradición de la que no se dudaba su historicidad esencial. En la historiografía antigua la composición de discursos puestos en boca de los personajes, e incluso las anécdotas inventadas, pero que correspondían a la idiosincrasia del personaje biografiado, eran lo usual: Tucídides, por ejemplo, en su “Guerra del Peloponeso” es un caso claro. Pretende ser un historiador objetivo, pero él es –lo declara– el que compone los discursos y los pone en boca de los personajes, según cree que su mentalidad y las circunstancias lo necesitaban.


2. Descendencia carnal de David y concepción virginal por obra del Espíritu Santo son contradictorias en sí mismas. Ese es uno de los argumentos por los que yo sostengo que estos dos primeros capítulos de Lucas (y de Mateo igualmente) fueron añadidos por otra persona, quizás a principios del siglo II, que no era Lucas, pero sí de su escuela. El estilo es parecido.


3. No tenemos fuentes externas para contrastar si los datos sobre Isabel, María, Zacarías y Juan Bautista en Lucas 1-2 son auténticos. Probablemente son legendarios, puesto que están encuadrados en un contexto y narración legendaria, plena de elementos sobrenaturales, en los que le historiador no puede creer en absoluto.



Pregunta:

Me podría comentar a grandes rasgos cuál era la concepción del Espíritu Santo en los Evangelios y en los Hechos. En los Evangelio se dice, por ejemplo, que por (por causa de o agencia de) el Espíritu Jesús expulsaba demonios, fue llevado al desierto, descendió como paloma, etc.; y en los Hechos, hay autores que dicen que el libro de lo Hechos se debió llamar “ los Hechos del Espíritu Santo”, en vez de los “hecho de los Apóstoles”, por la prominencia de actuación del Espíritu.
En solo pinceladas, ¿Qué opinión le merece?

Pablo también habla mucho del Espíritu a mediados de los 50’. ¿Cómo se entendía el concepto del Espíritu?


RESPUESTA:


Para responder a su pregunta no vale eso de "a grandes rasgos" o pinceladas, porque sería como una traición a conceptos más bien complejos. Hay que escribir un libro.


He publicado el índice de "Preguntas y respuestas" por segunda vez y puesto al día hasta finales de mayo de 2016. El lema/voz "Espíritu" ha sido tratado cuatro veces. Le copio:


Espíritu Santo (C, PyR, 4 agosto 2014, FB)
Espíritu Santo según los Evangelios (C, 24 mayo 2015, Blog/FB)
Espíritu Santo, donde habita (C, 23 febrero 2016, Blog/FB)
Espíritu Santo: ¿cómo lo entendían los judíos anteriores a Jesús? (C, 21 abril 2016, Blog/FB)


Donde los significados de las siglas son:


Nombre de la sección
Bc: Bajar a la calle
PyR: Preguntas y respuestas
C: Compartir
FB: Facebook


Le ruego que consulte el Índice que he publicado en el Blog y en FBook. Y para líneas generales, puede ver el lema “Espíritu” en un buen diccionario de la Biblia, por ejemplo el “Diccionario” de A. Ropero, Editorial Clíe, que es bueno en general y que también he comentado en el Blog.


Respecto a Pablo, le ruego consulte mi libro de 2014: “Guía para entender a Pablo. Una interpretación del pensamiento paulino”. Editorial Trota, Madrid, 2015. (Hay versión electrónica; consulte, por favor, la Página Web de la Editorial).


Pregunta:



Escribo para hacerle una consulta en relación al famoso documento de la Didaché o doctrina de los 12 apóstoles. Recientemente me enteré de la existencia de ese documento al que considero una verdadera reliquia cultura e histórica, siempre y cuando sea verdad la información que yo manejo:


1. ¿Es verdad que ese documento fue escrito antes que los textos del Nuevo Testamento?


2. ¿Maneja usted información sobre el autor o presunto autor de ese texto?


3. Este texto ha tenido tanta fama en la antigüedad que uno de los padres de la iglesia tuvo que afirmar muchas veces que no se trata de un texto canónico. ¿Por qué cree usted que no se introdujo ese texto al canon del nuevo testamento?


RESPUESTA:



1. De ningún modo, salvo que se refiera al final del Nuevo Testamento, por ejemplo, 2 Pedro que quizás sea posterior. Vea mi Guía para entender el Nuevo Testamento, 5ª edic. 2016. Es posible incluso que deba considerarse su redacción entre el 120-140.


2. No. Ni es posible. Solo sabemos que es un precisos ejemplo (hay muy pocos) de judeocristianismo helenista, poco o nada influenciado por el pensamiento paulino. Es bueno para saber qué se pensaba sobre Jesús independiente de Pablo en la época mencionada. Pero es como un bólido caído del cielo. Ni siquiera sabemos si es un escrito de la famosa órbita petrina, de la que conocemos muy poco o más bien nada.


3. Porque no se leía los domingos en las iglesias importantes de ámbito paulino y porque no se podía proba que directa o indirectamente procediera de algún apóstol concreto. Tiene ciertas concomitancias con el autor, desconocido, del Evangelio de Mateo.



Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
Lunes, 1 de Agosto 2016
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Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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