La búsqueda, como la construcción de un mundo mejor, comienza en el convencimiento que el viaje es el destino. Las menciones al amor y la felicidad se cuentan a montones desde varios siglos antes de Cristo hasta nuestros días. Muchas personas buscan el alivio a la ansiedad en libros de auto-ayuda sin base científica, que prometen el logro de los objetivos prefijados de forma fulgurante; o en libros de “felicidad pop” que aseguran el acceso instantáneo a una felicidad duradera. Todo esto es charlatanería y fomenta la decepción.

El desafío, como concepto, también esta presente en muchos de los 2.300.000 libros que se habrán publicado este año.

Escribir un libro, leer un libro, en esta era de la velocidad y la escasez, es como subir una colina y descender una montaña. El poder incorporar nuevas preguntas y nuevos pensamientos a la Era de la Abundancia se presenta como imperioso para la humanidad.

En toda la historia moderna han sido publicados 130.000.000 de libros. ¿Cuántos te han enfrentado a nuevos desafíos? ¿Cuántos te han generado nuevas preguntas? ¿Cuántos, parafraseando a Kafka, han sido un hacha que rompa el mar de hielo que llevas dentro?
Los libros, en apariencia ya han cubierto todo lo existente, mientras lo digital re-escribe los caminos, los territorios y las fronteras.

Hace más de 2.500 años nacía la filosofía, ese amor por la sabiduría, en la Grecia del pensador y matemático griego Pitágoras de Samos. Lo exacto de las matemáticas evolucionaba a una necesidad superior, la sabiduría en un termino mas amplio. No se trataba sólo de solucionar problemas básicos de los números, sino de construir un crecimiento hacia una comprensión superior, hacia una vida mejor, en definitiva un mundo mejor.

Varios estudios científicos han demostrado que muchos bebes renuncian a comida a cambio de piel. El contacto físico es tan importante como el alimento. El alimento emocional se ha transformado en un bien escaso. La necesidad de abrazar y ser abrazado, de querer y ser querido. No se trata de likes, tuits, emails o mensajes de whatsApp, se trata de volver a conectar con lo esencial.

“Los seres humanos somos sobre todo lo que hacemos y lo que le hacemos a las otras personas, mucho más de lo que decimos. Por supuesto que nos comunicamos con lo que decimos, pero es mucho más definitivo y determinante lo que hacemos.” afirma Eduardo Sacheri

La Era digital ingresa en una nueva etapa.

Ya no hablamos de gobiernos, medios de comunicación, empresas, ahora el centro de atención vuelve a estar en la persona. El ser humano como quintaesencia de las nuevas tecnologías y de lo digital. La vida digital ya es parte del paquete con que vivimos, crecemos, evolucionamos.

La persona vuelve a ser pionera; tiene acceso, posibilidades, poder.

Hoy la gente tiene más poder que nunca. El egocentrismo vuelve a caducar y renace el humanismo útil, sensible, interesante, constructor, conector, comunicador.

¿Que hacer con la tecnología, con el futuro, con el espacio exterior, con la vida interior? Cada ser humano con acceso a internet y un dispositivo móvil dejará de ser un amplificador o un altavoz para ser un imán en un mundo de redes buscando atraer y ser atraído.

Mientras, la inteligencia artificial disputa su posición con la inteligencia real, el ser humano se transforma en medio, en canal, en destinatario, en emisor. El tiempo, la relevancia, los mensajes, la reputación, la disrupción, la inmediatez, la búsqueda de conquistar la atención.
Las emociones humanas, expuestas, multiplicadas, inter-conectadas, están creando un nuevo ser. Un súper ser.

El ser humano aprende a convivir con su nuevo yo, un súper-yo capaz de -casi- todo. Nace un súper poder muy humano: Humanoffon.

Y es poderoso porque es transformador.

Inevitablemente, como el matemático Pitágoras supo ver en la filosofía una forma de evolución hacia una sabiduría mas integradora del ser, Humanoffon no pretende reemplazar nada, sino extender todo lo sentido y aprendido para que como un eficaz virus se extienda por toda la humanidad. La ciencia ha demostrado que si una cantidad determinada de miembros de una especie desarrolla ciertas propiedades orgánicas estas pueden ser y serán adquiridas por otros miembros de la especie.

Humanoffon no vislumbra una realidad sino infinitas. Todas compartidas a través de las diferentes personas que habitamos la Tierra. Realidades que son como capas de un archivo digital, capas de soledades compartidas, de comprensiones caleidoscópicas.

La sociedad moderna es ese mix de realidades: dispares, heterogéneas, culturalmente ricas, que no necesitan compararse, sino complementarse. Esta vida que se vive en primera persona pero se disfruta en plural. La vida cobra sentido cuando se comparte.

Todo lo humano se basa en el contacto y el intercambio emocional con los demás.
Justamente, de dicha interacción, mejoramos, evolucionamos, aprendemos, sentimos, nos completamos. Nos transformamos y transformamos nuestra realidad.

El sentido de la vida cobra sentido a partir de ello.

Es probable que no haya que cambiar el mundo. -No, no me he vuelto loco.- Sino la mirada a través de la cual lo construimos. El mundo depende de lo que cada uno hace a nivel racional y emocional. De lo que cada uno percibe, da, recibe, entiende, construye.

Entonces, ¿qué es el mundo?

Es la construcción que cada uno hace desde su visión, su acción, sus emociones, sus sentidos, su consciente, su inconsciente. Todos vivimos una infinitesima parte de una millonésima parte de lo que entendemos por mundo. Pero esa gota en el océano, o mejor dicho, esa estrella en la vía láctea, es tu mundo. Tu mundo.

Tu realidad, la mía, cada una, es lo que creemos. Lo que creamos. Lo que vemos, pensamos, sentimos. El sentir es un conjunto de estrellas infinitas, inagotables, ilimitadas. Individuales, pero inter-conectadas.

Entonces, cuando hablamos de “cambiar el mundo”, en esencia, estamos hablando de cambiarnos a nosotros. Y si el mundo eres Tú, ¿tú que eres?

Eres un mundo. Por lo que cambiarlo esta a tu alcance. No el Planeta, pero si tu mundo. El que se conecta con otros mundos, sociedades, tribus, culturas, valores, sentidos. Tu eres tu propia interpretación de esa construcción que haces cada día, a cada paso, con cada acto, con cada decisión (de las que tomas y de las que dejas de tomar). Te construyes a partir de tus percepciones, tu visión, tus miradas.

Como dijo Aldous Huxley al respecto, "existe al menos un rincón del universo que con toda seguridad puedes mejorar, y eres tú mismo."

Tu mundo, tu cambio, tu YO, tu desafío es conocer tu responsabilidad en la construcción del futuro presente que se llama sociedad, civilización, cultura.

Durante siglos fue así, pero hoy acelerado, y multiplicado a partir de la irrupción de la red de redes que sigue re-definiendo la forma en que se conectan esas capas, esos mundos, a nosotros, las personas.

La tecnología, e Internet, ya no son una revolución. Ya son parte de este ecosistema humano que en su día supo incorporar y asimilar otros cambios relevantes, la imprenta, la máquina de vapor, la luz eléctrica, el automóvil, el avión, los periódicos, el teléfono, la radio, la televisión, y tantas otras “revoluciones”.

Lo apasionante de esta época es que cuanta más tecnología nos rodea, más necesidad de emociones tenemos. No de esas que se ven a través de una pantalla, sino de las que existen desde que el hombre es hombre. La clave esta en pasar de la emoción a la transformación del ser humano. Quitando la anestesia, encendiendo la llama, recuperando la esencia. Ya no hay Off más On el OffOn es ya tan indivisible como lo humano.

La revolución post digital será la revolución de las emociones. Podemos ponerle muchos nombres. Podemos llamarla Humanoffon.