Lo grave de esta nueva crisis y desastre, principalmente por una falta de la adecuada prevención y gestión, es que pone de manifiesto que no se han quemado los bosques por las altas temperaturas, sino también por la descoordinación.

En cualquier caso, hemos de agradecer al personal de todos los ámbitos públicos y privados (UME, Policías Nacionales y Locales, Guardia Civil, Bomberos, Forestales, Voluntariado, etc.) su despliegue y esfuerzo. También tener un especial recuerdo para las víctimas habidas.
El próximo año, seguiremos sufriendo los efectos del calentamiento global y es importante y urgente reeditar los planes de prevención y dimensionar los operativos de lucha contra el fuego. Esta es la prioridad, invertir más en la prevención continua, porque de lo contrario habrá más fuegos ante los que no habrá bomberos ni medios suficientes para su extinción.
Hay que generar una estrategia de seguridad alineada con los objetivos de las Comunidades con una visión sistémica orientada a crear concienciación, prevención y resiliencia ante las potenciales vulnerabilidades.
Una visión integral y metodológica, sobre cómo alcanzar un nivel aceptable de de seguridad basada en una nueva cultura, percepción, prevención, protección y gestión de la seguridad en nuestras organizaciones y comunidades, a pesar de estar inmersos en entornos de incertidumbre y crecientes riesgos y amenazas.

Cultura de seguridad
Ante un riesgo de esta magnitud, los ciudadanos y organizaciones no solo necesitan más información sino también mayor formación y cultura de prevención y protección, pues cualquier previsión y alerta meteorológica pierde eficacia si no se complementa con una adecuada cultura preventiva en la población que tiene que afrontar la situación.
Y dado que los incendios forestales, las Danas y otros fenómenos climáticos violentos cada vez son y serán más frecuentes, los expertos en emergencias proponen incluir cultura preventiva en ámbitos escolares y dar formación específica a los adultos, así como que cualquier plan de emergencia vaya acompañado de un simulacro donde se ponga a prueba y se detecte cómo la población responde ante los procedimientos de evacuación y cómo percibe y responde ante las alertas que se les comunican.
Una cultura y formación de seguridad para la población que puede reducir y contrarrestar su vulnerabilidad y lograr que, ante una alerta de emergencia, reaccione con mayor racionalidad y aumente las posibilidades de salvar la vida.
Percepción de la seguridad
La seguridad es una sensación, donde todas las personas perciben los riesgos de forma distinta, y que está apoyada en el estado de ánimo, por tanto, en constante evolución y cambio (políticas, del entorno, económicas, sociales, ambientales, etc.) y es la base para sus objetivos como contraposición a los riesgos, amenazas y vulnerabilidades de cada caso y circunstancia en busca de esa deseada seguridad.
Prevención
La prevención ante desastres está basada en la evaluación del riesgo y es resultado de la combinación de la exposición, la probabilidad y la vulnerabilidad.
La prevención de incendios forestales requiere una gestión continua que abarque todo el año, no solo el verano, y se centre en una gestión forestal dinámica y de vigilancia constante.
Conocer la probabilidad de ocurrencia del fenómeno natural y la anticipación, mejorando las predicciones, son las bases de trabajo que debemos perfeccionar para reducir al mínimo los riesgos y vulnerabilidades.
Establecer nuevas medidas de prevención: Concienciación ciudadana; Realizar trabajos de limpieza y mantenimiento de zonas para reducir la acumulación de combustible vegetal, así como la creación de cortafuegos; Establecer zonas de riesgo y diseñar medidas de prevención específicas.
La falta de prevención y adecuada gestión de incendios forestales puede tener graves consecuencias, tanto ambientales como económicas y sociales.
Actualmente, este es un escenario sin demasiada concienciación y la gente sigue haciendo vida normal completamente ignorantes del peligro y las consecuencias.
Protección
Para una adecuada prevención y protección contra los incendios forestales y otros desastres naturales, es crucial contar con los adecuados recursos, tanto de equipamientos técnicos como humanos. Esto incluye equipos de vigilancia, evaluación, sistemas de combate y personal capacitado para la prevención y extinción de incendios.
Hay que establecer nuevas medidas de protección: Disponer de personal formado y equipado, así como de medios aéreos y terrestres suficientes para la gestión y extinción de incendios; Establecer protocolos claros de actuación y sistemas de comunicación eficientes para una respuesta rápida y eficaz desde los niveles más básicos: Invertir en investigación para mejorar las técnicas de prevención y extinción.
Hay que realizar una evaluación permanente de la situación de los riesgos y amenazas y poner los medios necesarios para gestionar los incendios forestales y los recursos, técnicos y humanos, necesarios para extinguir el fuego.
Gestión integral
Es importante repetir y recordar que la Seguridad es igual a Prevención + Protección puesto que la Seguridad es un fin y la Prevención y la Protección los medios para obtenerla.
La gestión integral del riesgo permitirá la eficiencia y eficacia de la seguridad y exige una actitud preventiva y proactiva que enfrente sin demora la realidad de los peligros de los riesgos, amenazas y vulnerabilidades.
En este sentido, siguen desarrollándose constantemente nuevos medios y servicios de prevención y protección que tratan de, optimizando los recursos económicos, dar la mejor respuesta ante el análisis y evaluación de nuestras inseguridades pero han de gestionarse de forma adecuada.
A modo de conclusiones
El reto permanente más importante para la seguridad ente desastres naturales e incendios forestales, está basado en la perfecta adecuación de la prevención y demanda un estudio personalizado de la protección de la actividad y la situación del medio (información, datos, dispositivos y medios) en total convergencia con las diferentes medidas organizativas generales y específicas de cada actividad diferenciada.
El desarrollo de los Planes de Prevención y Protección personalizados, es y será la base para el desarrollo de la mejor seguridad para las personas, los bienes y el medio ambiente.
Todo ello, sin olvidar que, la Estrategia de Seguridad Nacional, indica que: “la Protección Ante Emergencias y Catástrofes precisa de una labor continua y coordinada de todos los organismos implicados, en aras a la compatibilidad, complementariedad y eficacia de las actuaciones de carácter preventivo y, en caso necesario, de respuesta”.
Es imprescindible preparar a la población en riesgo, aplicando de forma eficaz las reglas básicas para cualquier situación de emergencia, entre las que se encuentran, principalmente: La evaluación del riesgo, amenazas y vulnerabilidades; La planificación de la respuesta ante emergencias, desarrollando un plan integral de intervención; La formación y el entrenamiento regular con simulacros para asegurarse el adecuado comportamiento ante una emergencia; El equipamiento adecuado y esencial para un eficaz afrontamiento de las emergencias; La disposición de la información y la comunicación adecuada a cada emergencia, incluidos los sistemas de notificación masiva.

Finalmente, es importante analizar incidentes y su comportamiento reflexionando para mejorar y sacar todo el provecho que se deriva del análisis pormenorizado de cualquier emergencia real.
La dramática experiencia de la reciente DANA (depresión aislada en niveles altos), así como los últimos incendios forestales, han vuelto a poner de manifiesto el problema histórico de la prevención y la desordenada coordinación de las Administraciones Locales con la Administración Central.
Crisis de Incendios Forestales. La importancia de la cultura de seguridad, prevención y protección