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El 10 de Mayo de 1.873, la Sociedad Hanemanniana Matritense acordó la construcción de un Hospital, que “sirviendo de asilo a la clase menesterosa, constituyera al mismo tiempo un centro de enseñanza de la doctrina homeopática, utilizando de este modo las Reales Órdenes que en dos ocasiones se habían otorgado (el 18 de Enero de 1.850, y el 15 de Enero de 1.875), para que se diese la referida enseñanza”.
El 2 de Febrero de 1.878 se innauguró el Instituto Homeopático y Hospital de San José, que es una magnífica institución, construída en un solar de unos 40.000 pies. La línea de fachada que daba al Paseo de la Habana (Actualmente Avenida de Eloy Gonzalo), mide 65 metros y medio, y el edificio ocupa una superficie cubierta de unos 212 metros cuadrados. Consta de sótanos, bajo, principal y segundo. Comprende seis salas de enfermería, capaces para 48 camas, contando además con cocina, lavaderos, despensas, almacenes, departamentos para las Hermanas de la Caridad, habitaciones para el Director, Capilla, una Cátedra, local para Farmacia y Secretaría, una galería en la planta baja y otra en la principal, para distracción y paseo de los convalecientes. Además, aislado dentro del terreno, hay otro pequeño edificio de unos 56 metros cuadrados para Consultorios. Hay también un magnífico chalet para el Director, completamente aislado, pero con comunicación subterránea con el Hospital, todo éllo rodeado de jardines. Cito estos datos para que se puedan hacer idea de la importancia de esta Institución homeopática particular, cuya iniciativa se debió a la Sociedad Hanemanniana Matritense, seguida de una subscripción pública que, según la lista insertada en el Criterio Médico del 25 de Abril de 1.878, había alcanzado la suma de 433.877 reales (108.469,25 pesetas), habiendo suplido lo que faltó para obras y decorado el Sr. Marqués de Núñez, con una suma aproximada de 150.000 pesetas. Hemos de repetir una vez más que la finalidad de esta Institución es “la Enseñanza de la Homeopatía”, como claramente se define en la cláusula primera de la Escritura de Fundación, que dice así: “Primera.- El señor compareciente funda e instituye en el edificio mencionado un Hospital con el título de Instituto Homeopático y Hospital de San José, para que así se comprenda que está destinado a la enseñanza teórica y práctica de la doctrina homeopática y al mismo tiempo a la curación de las enfermedades agudas no contagiosas de las clases desvalidas”. Esta enseñanza se dio durante algunos años y se expidieron varios títulos de Médico Homeópata, solamente destinados a los previamente graduados por la Facultad de Medicina. Más el sucesor del primer Marqués de Núñez, que no posee el entusiasmo estrictamente hahnemanniano del fundador de esta Institución, fue olvidando las cláusulas fundacionales, suprimió las Cátedras, a pesar de existir un importante legado que aseguraba económicamente el funcionamiento de éstas, y llegó incluso a impedir la entrada a cualquier médico nacional o extranjero que pretendiera simplemente visitar este Hospital. Este estado de cosas ha durado años, aunque no podía subsistir sin la protesta de los compañeros homeópatas de Madrid, quienes repetidas veces y casi diría año tras año, han denunciado a los Poderes públicos estas irregularidades que, al parecer, iban encaminadas a convertir en propiedad privada lo que era y es una Institución homeopática de carácter benéfico. En 1.928 llega a Madrid el Dr. Torres Oliveros, y desde luego desarrolla una gran actividad, logrando convencer al Marqués de la imprescindible necesidad de ampliar y modificar los servicios del Hospital, así de que se hiciera efectiva la “Enseñanza de la Homeopatía”; para preparar mejor el ambiente, organizó un ciclo de conferencias sobre Homeopatía en el Salón de Cátedra del Instituto Homeopático. El 8 de Noviembre de 1.928 tuve el honor de desarrollar la primera conferencia, titulada “La Homeopatía: lo que ha sido lo que es y lo que puede ser”, seguida de una serie de proyecciones de las más importantes Instituciones Homeopáticas mundiales, que despertó gran interés, siendo felicitado por el Ilustre Señor Obispo de Madrid-Alcalá, que presidía el acto y por los distinguidos compañeros homeópatas y alópatas que llenaban el local. Y fueron desarrollándose con igual éxito los temas del programa todos los jueves, hasta el 10 de Enero. - Hahnemann, su vida y su obra, por el Dr. Juárez Prieto. - La experimentación en el hombre sano como primer fundamento de la Medicina homeopática, por el Dr. Miguel Balari, de Barcelona. - Dinamismo vital y medicamentoso, como segundo fundamento de la Medicina homeopática, por el Dr. M. Torres Oliveros. - Individualización del enfermo y del remedio, como tercer fundamento de la Medicina homeopática, por el Dr. Raimundo Alfonso. Finalmente completaron este ciclo con sendas conferencias de su especialidad los doctores Barco Pons (Oftalmología), Hernández Jordán (Tuberculosis), José Pellicer (Preparación de los medicamentos homeopáticos), Ojeda (Otorrinolaringología), y Juárez Cejudo (Afecciones gastrointestinales), de las que se ocupó con elogio la prensa diaria y profesional. El 10 de Junio de 1.929, la Comisión organizadora del “I Congreso Nacional de Medicina Homeopática”, celebrado en Madrid, solicitó al Ministro de la Gobernación la creación oficial de una “Escuela de Homeopatía para Post-Graduados”, y desde esa fecha hemos aprovechado todas las oportunidades para insistir en este asunto. En Barcelona, tras algunos intentos por parte de los médicos homeópatas de agruparse formando una asociación, el 13 de Abril de 1.890 se logró dar vida a la llamada “Academia Médico-Homeopática”, y dos años después, el 30 de Marzo de 1.892, fue innaugurado el “Hospital Homeópata del Niño Dios”, pudiendo atenderse así la parte teórica y la práctica de la Homeopatía, contribuyendo uno y otra a la formación de un gran número de médicos homeópatas, para gloria de la Homeopatía catalana. Pero años después, las luchas internas en el seno de la Academia, y el deficiente estado económico del Hospital, produjeron un verdadero desánimo hasta el extremo de que, suspendida la publicación de la Revista Homeopática, queda prácticamente anulada toda idea de propaganda homeopática y sin relación alguna con las entidades y revistas homeopáticas extranjeras. Ante tal estado de cosas, un grupo de entusiastas médicos homeópatas de Barcelona, a la cabeza del cual figuraban los doctores Miguel Balari y Augusto Vinyals, y al que se sumaron desde luego los doctores Laureano Torrent y Juan Vergés, dio vida a la LIGA HISPANO-AMERICANA PROMEOPATÍA, en la que figuraron como socios fundadores los ya citados compañeros de Barcelona y del Dr. Manuel Torres de Madrid. Esta Liga, fundada el 10 de Abril de 1.929, tiene como una de sus finalidades más importantes la enseñanza de la Homeopatía, como así se hace destacar en el artículo 2º de sus Estatutos, que dice así: Artículo 2º.- El objeto de la Liga es: Difundir los principios de la Homeopatía y los ventajosos resultados de su aplicación práctica. Fomentar el estudio de los problemas científicos relacionados con la Homeopatía, la enseñanza de ésta y la propagación de las doctrinas de HAHNEMANN en toda su pureza. Procurar el mayor desarrollo de dicha ciencia en todos sus órdenes y apoyar a la clase médico-homeopática para lograr de los Poderes públicos la creación de Cátedras para la enseñanza de la Homeopatía. Del 27 al 31 de Mayo de 1.929, organizó el I CONGRESO NACIONAL DE MEDICINA HOMEOPATICA, cuya finalidad principal era facilitar la oportunidad de que se conocieran personalmente la mayoría de los compañeros homeópatas que sin duda alguna asistirían a esta asamblea nacional, y fomentar la unión de todos, creando al efecto una SOCIEDAD ESPAÑOLA DE HOMEOPATIA, “ para que pueda en su día pedir que se declare oficial nuestra doctrina, que nos permitan ser considerados como “especialistas”, dando validez a los títulos que otorguen las Instituciones ya existentes y otras que se funden debidamente legalizadas. Únicamente de este modo daremos al traste con esa pléyade de intrusos que medran a la sombra de nuestra bandera, y saldrán a la luz de la verdad muchos médicos que por ignorancia no son homeópatas”. Estas son las palabras, copiadas al pie de la letra, con las que la Comisión organizadora se dirigió a todos y cada uno de los médicos homeópatas españoles. En 1.930 y 1.931, el Dr. Miguel Balari desarrolló dos cursillos de Homeopatía para Post-Graduados, que tuvieron un éxito importante, hasta el extremo que se creyó indispensable adelantar la fecha en la que queríamos fundar un Consultorio Homeopático; y en sesión de la Liga del 19 de Mayo de 1.931, se nombró una Comisión para que estudiara el asunto y formulara un reglamento interno de dicho Consultorio. El día 4 de Junio, festividad del Corpus Christi, la Liga tomó posesión del local destinado a Consultorio, instalado en la calle Blasco de Garay número 21, principal, siendo directores médicos los doctores Miguel Balari, Laureano Torrent y Juan Vergés, y médicos numerarios los doctores Felipe de Arce, Eugenio Balari, Pedro Mayol y José Feliu. En Octubre de 1.932, y con el título de “Hay que resolver el problema de la Enseñanza de la Homeopatía”, el Dr. Vinyals publicó un artículo encareciendo la necesidad de concentrar todas nuestras fuerzas para llegar a la creación de “Escuelas de Homeopatía para Post-Graduados”, y en uno de sus párrafos, decía: “Al hablar de la Enseñanza de la Homeopatía, conviene no olvidad ni un momento que para enseñarla mal, mejor dejarla como está. Las ideas que primero se graban en nuestra mente, aún siendo erróneas, difícilmente se borran de ella; de ahí que todo cuidado ha de parecernos poco para que esta enseñanza sea enteramente ortodoxa, netamente hahnemanniana”. Y desde entonces, tanto en Madrid, como en Barcelona, se ha desarrollado una enorme actividad, casi diría un pugilato, para ver cual de las dos capitales lograba establecer primero de un modo firme la enseñanza de la Homeopatía para Post-Graduados. Omito mencionar los obstáculos de diversa índole, los pasos perdidos, las esperanzas fallidas, para llegar al momento actual, y confesar lisa y llanamente que el triunfo logrado por el Dr. Manuel Torres Oliveros ha sido completo y es de esperar que sea definitivo. Ahí está la Gaceta del 10 de Abril de 1.936, que habla de nuestra Liga como la mejor Institución Homeopática que existe en España. Quizás sea oportuno copiar integro el texto de la Orden a que hacemos referencia, pues puede ser la base de un verdadero progreso de la Homeopatía en España. De todos modos, el triunfo logrado es ya tan grande, que me creo en el deber de proponer al Dr. Manuel Torres Oliveros como Miembro de Honor de nuestra Liga, por sus méritos personales y por el derroche de actividad y entusiasmo desplegado hasta ahora en bien de la Homeopatía española. Hoy en día, el Hospital Homeopático de San José, en la calle Eloy Gonzalo de Madrid, ha sido rehabilitado y se puede visitar sin inconvenientes.
Lunes, 28 de Mayo 2012
Señor Ministro:
Acabo de leer en el Moniteur que os proponéis consultar a la Academia de Medicina, sobre la cuestión de “si es conveniente establecer en París dispensarios y un hospital en donde los enfermos sean tratados según los principios de la medicina homeopática”. El bien de los hombres me interesa demasiado vivamente para que sea indiferente a una cuestión tan importante. Mi conciencia, señor Ministro, me obliga a esclarecer la vuestra, cuya noble iniciativa se propone acoger la verdad y proteger la más importante de todas las ciencias, la que devuelve y conserva la vida. La Homeopatía es una verdad nueva que lastima, como todo nuevo descubrimiento, algunos intereses particulares, y por eso mismo encuentra por todas partes donde quiera establecerse, oposiciones que, para detener su marcha, se esfuerzan en poner en duda la realidad de su principio. Todos los sistemas inventados hasta hoy en medicina, consideran las enfermedades como susceptibles de anonadamiento material por medios violentos, que debilitan la fuerza vital, con emisiones sanguíneas y evacuaciones de todo género. Por el contrario, la Homeopatía, obrando dinámicamente sobre dicha fuerza, anonada las enfermedades de una manera dulce, imperceptible y duradera. No se trata sólo de un invento ingenioso, de una hábil combinación que produce algunos resultados más o menos felices en su aplicación, sino que es un principio constante de la naturaleza, el único capaz de dar al hombre la salud perdida. La ciencia establecida sobre este principio, que se resume en la sentencia Similia Similibus Curantur, está y seguirá estando en oposición con todas las doctrinas médicas y con todos los que las practiquen. Por consiguiente, señor Ministro, vos no podéis tomar por jueces a aquéllos que la ignoran, o que están interesados directamente en oponerse a sus progresos. Los miembros de la Academia de Medicina de París son personas recomendables, pero es preciso no olvidar que una larga costumbre les apega a la práctica de una ciencia defectuosa que, a falta de otra mejor hasta hoy, ha gobernado la salud de los hombres. Ignoran lo que es la Homeopatía; sin conocerla, la juzgan quimera, y rehusando su estudio, no pueden concebir ni sus efectos ni su aplicación. Yo les hago justicia, la de creer que los resultados felices de sus ensayos podrían convertirlos. Pero aún no están consiguiendo estos resultados, y para conseguirlos, es preciso estudiar y experimentar. Lo único que demanda la Homeopatía de sus detractores es ser admitida a sus experiencias y comprobaciones; prueba que será tanto más concluyente cuanto mayor número de individuos la procuren y obtengan. Un Hospital Homeopático, por exiguo que sea, si está bien dirigido y exclusivamente sometido a las influencias de esta medicina, es probablemente el medio más seguro para convencerse de su excelencia. Yo os conjuro, señor Ministro, a seguir en esta importante circunstancia vuestra propia convicción, que podéis esclarecer acudiendo a los miembros de la Sociedad Homeopática de París. Consultadles sobre el principio que nos dirige, y proporcionarles el medio de procurar su realización, confiándoles una clínica sin intervención antagónica de los médicos de la antigua escuela. Ningún interés personal me guía en los consejos que me atrevo a dirigiros; sería una dicha para mí responder a las indagaciones que creáis necesarias para informaros más ampliamente. Vuestro poeta Béranger ha dicho: ¡ Combien de temps une pensée, vierge obscure, attend son époux!. Les sots la traitent d´insensée; Le sage lui dit: cachez vous. Mais la rencontrant loin du monde un fou qui croit au lendemain l´épousse; elle deviant féconde pour le bonheur du genre humain. He aquí mi historia, señor Ministro. A los ochenta años, todavía tengo que pedir perdón a los hombres por el bien que les he hecho. Si mis observaciones os son gratas, erigid en París un Hospital Homeopático, independiente y sometido únicamente a vuestra jurisdicción, y así llenaréis el vacío de mis votos y recompensaréis mis inmensos trabajos. Soy, con la más perfecta consideración, vuestro muy humilde y obediente servidor, SAMUEL HAHNEMANN. En Coethen, ducado de Anhalt, 15 de Febrero de 1.835.
Lunes, 28 de Mayo 2012
El pasado 20/12/2011 nos desayunábamos con una información en El País sobre un estudio encargado por el Congreso y realizado por el Ministerio de Sanidad sobre 139 terapias de las llamadas alternativas. En el apartado de la Homeopatía se veían nueve estudios que no aportaban suficientes datos fidedignos. Desde hace más de 200 años, con mayor o menos popularidad, la Homeopatía sigue siendo la medicina de elección de muchas patologías. En dermatología, pediatría, sicología... los medicamentos homeopáticos tienen una acción real y efectiva.
La individualización del tratamiento y las diferentes alternativas según el hecho constitucional del individuo, hacen difícil la interpretación con ojos alopáticos de los resultados a estudiar. Si relacionáramos los resultados, muchas veces sintomatológicos de la Alopatía, con las mejoras etiológicas de la Homeopatía, veremos el abismo conceptual de una y otra. La O.M.S., la Seguridades Sociales de varios países europeos y los cientos de miles de pacientes mejorados o curados por la Homeopatía, atestiguan su efectividad. Ironizando las conclusiones del estudio en cuestión, si la Homeopatía tiene a lo largo de su historia tan magníficos resultados siendo simplemente un placebo: BENDITO PLACEBO.
Viernes, 30 de Diciembre 2011
La vitamina E natural, el más importante de los antioxidantes protectores del corazón, hace descender el colesterol malo (L.D.L), fijándose encima y protegiéndole de la acción de los radicales libres.
Al mismo tiempo, aumenta el bueno, (H.D.L), y actúa sobre la agregación plaquetaria. Niveles bajos de vitamina E son un factor predictivo de riesgos cardiovasculares. Un estudio realizado en Estados Unidos muestra una reducción a la mitad de los accidentes cardiacos, gracias a la simple prescripción de 100 Unidades Internaciones de vitamina E diaria, durante dos años. La vitamina E se encuentra principalmente en el germen de trigo, en los aceites de girasol, de oliva, de maíz y de colza, en la mantequilla, la margarina, los frutos secos oleaginosos (Almendra, avellana, nuez, pistacho), los pescados grasos y las verduras de hojas verdes. La vitamina C juega el mismo papel, impidiendo la oxidación de las grasas y las proteínas que las transportan. Lo hace junto con la vitamina E y otros antioxidantes como los carotenos. Además, recicla la vitamina E y refuerza su acción. La vitamina C se encuentra principalmente en las frutas ácidas (Limón, naranja, pomelo), las verduras verdes (Apio, repollo, berro, acelga, perejil,), en frutas como el arándano y el kiwi, y en las frutas rojas como la fresa, frambuesa y la grosella; también en la patata, el pimiento y el tomate. Los carotenos demuestran ser cada día más eficaces en la prevención cardiovascular, siendo probablemente el licopeno el más eficaz de todos. Encontramos principalmente el betacaroteno en frutas y verduras como el albaricoque, mango, melón, pomelo, papaya, arándano, batata, brécol, zanahoria, repollo, espinaca, lechuga, pimiento rojo y tomate. En cuanto a las antocianas, flavonoides que se extraen principalmente de la uva, parece que posean una actividad muy superior a las vitaminas E y C para neutralizar los radicales libres.
Lunes, 14 de Noviembre 2011
Los estudios epidemiológicos han indicado importantes disparidades en la aparición de ciertos tipos de cáncer. Los de colon y mama se dan entre cinco y diez veces más en Occidente que en Japón, en donde al contrario, el cáncer de estómago es quince veces más frecuente.
Por supuesto, se han tenido muy en cuenta los distintos factores cancerígenos (Alcohol, tabaco, herencia…), aunque son sobre todo las migraciones de población las que han aportado elementos definitivos. Los japoneses que se trasladan a vivir a los Estados Unidos, adoptan en su segunda generación los hábitos alimenticios y los tipos de cáncer del país de acogida. El cambio del sake caliente por la Coca Cola helada, tiene como efecto casi inmediato disminuir la frecuencia de cáncer de esófago, sustituyéndolo por cáncer de colon. De momento es difícil sacar conclusiones definitivas, a partir de informaciones fragmentarias, ya que entran en juego numerosos parámetros distintos: Tipo de cáncer, cantidad de alimentos consumidos, factores de riesgo asociados, geografía del país, etc… Se están efectuando numerosos estudios, que deberían confirmar la fuerte relación que se sospecha existe entre alimentación y enfermedades graves. De momento, parece probado que los radicales libres pueden estar implicados en un determinado número de tipos de cáncer, del mismo modo que se está casi seguro de que los antioxidantes tienen un efecto protector, e incluso curativo. El efecto carcinógeno de las distintas especies de radicales está relacionado con su poder oxidante frente a las cadenas de A.D.N, a las proteínas y los ácidos grasos poli insaturados. La posibilidad de los radicales libres de transformar por sí mismos las células sanas en cancerosas parece relativamente limitada, aunque algunos cánceres, como el melanoma, tienen una relación indiscutible con el sol, gran proveedor de estas sustancias agresivas. Los radicales libres producidos por las células cancerosas pueden además deteriorar la barrera de los vasos, favoreciendo así las metástasis.
Lunes, 14 de Noviembre 2011
Aproximación al conceto de IridologíaDenominamos Iridología al arte de diagnosticar enfermedades y tendencias constitucionales del ser humano, mediante la observación y el estudio del iris del ojo. A lo largo de la historia escrita de la humanidad, aparecen numerosas referencias a esta posibilidad, desde el Evangelio de San Lucas a escritos medievales, etc… Pero fue el húngaro Von Peczely quien publicó en una revista homeopática la primera carta iridológica, en 1.886. Su libro “El diagnóstico por el ojo” es el primer clásico de la materia. En 1.893, el sueco Liljequiest insistió en la importancia de la coloración de los iris. Muchos años después, la escuela francesa liderada por el Doctor Vannier, interrelacionaba el estudio homeopático y la Iridología. En Estados Unidos, el naturópata Bernard Jensen daba un enfoque práctico al estudio iridológico. Sin embargo, el Doctor Deck, alemán, es quien más ha profundizado en la interrelación constitución – signos iridológicos – enfermedad. En España, tras los pioneros Bidauzarraga, Vander, Ferrándiz, fue en la década de los ochenta, con la creación de la S.E.I.R (Sociedad Española de Iridología), cuando se esboza un tímido despegue de la especialidad, siempre unida al ejercicio médico del Naturismo y la Homeopatía. En Oriente (China, Japón, Corea, etc…), la situación del iris sobre la esclerótica se llama “Sanpaku”, que puede ser superior o inferior, según el iris esté hacia la parte frontal o nasal del ojo. Inicialmente, lo más importante al estudiar un iris es determinar su constitución; ésta no cambia a lo largo de la vida; es la herencia del sujeto, el genoma, por decirlo en términos actuales, que marca al individuo desde su nacimiento hasta su muerte, con el sinfín de posibilidades diagnósticas que ésto conlleva.
Domingo, 12 de Junio 2011
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Editado por
Carlos Rubio Sáez
Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad Complutense de Madrid, el Dr. Carlos Rubio Sáez es además Especialista en Sociología por la Universidad Complutense de Madrid. Diplomado en ElectroAuriculomedicina, Sofrología, Homeopatía y Acupuntura, ha sido Fundador de la Asociación Española de Médicos Homeópatas, así como cofundador de la Asociación Española de Médicos Naturistas y de la Sociedad Española de Acupuntura.
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