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Historia de las creencias Juan Antonio Martínez de la Fe , 08/02/2014

Contada por un ateo


Historia de las creencias
Ficha Técnica

Título: Historia de las creencias (contada por un ateo)
Autor: Matthew Kneale
Edita: Taurus, Madrid, 2013
Colección: Pensamiento
Traducción: Federico Corriente Basús
Encuadernación: Tapa blanda con solapas
Número de páginas: 280
ISBN: 978-84-306-0728-0
Precio: 19 euros

Ya el subtítulo que encabeza la obra, nos da una idea nítida del enfoque que la va a inspirar y que se destilará a lo largo de sus páginas: “contada por un ateo”. Así, es fácil comprender, sin entrar en el fondo del asunto, que el autor parte de la base de que las creencias, especialmente las religiosas, son fruto y obra de la propia especie humana.

Al escribir su libro, Kneale tiene claro que no puede responder con absoluta seguridad a preguntas tales como por qué inventó la gente a los dioses, pero sí considera factible ofrecer algunas ideas al respecto; eso sí: advierte de que no va a ocuparse de la historia de las instituciones religiosas, ni tan siquiera a ofrecer un cuadro completo o siquiera equilibrado, sino que se centra en las creencias que habían despertado especialmente su curiosidad, con especial atención al cristianismo y al judaísmo (no en vano es hijo de cristiano y de judía); y no dejará de lado algún que otro credo considerado más político que religioso, como es el caso del marxismo.

¿A qué aspira, pues el libro? Pues a analizar esas creencias que han persistido a lo largo de los siglos y que aparecen en todas las religiones, influyendo en nuestro mundo, en ocasiones, de las formas más impensadas.

Para Kneale, esas creencias básicas son las referidas al paraíso, a la moral y, muy especialmente, al consuelo, todas ellas muy vinculadas a los temores. Y llega a afirmar que “son los cambios en nuestros temores […] los que han hecho cambiar nuestras ideas religiosas”. Ante lo desconocido, nuestros antepasados atribuían los hechos de su vida a los espíritus, fuerzas ignotas, a las que atribuían el poder de curar a los enfermos, el control de los animales que cazaban para alimentarse y la mejora de la climatología que les permitiera la caza.

Así las cosas, el reflejo de tales creencias, en las pinturas rupestres, constituye uno de los principios patrocinadores del arte. Dicho esto, se avanza otro paso: el sentido de cooperación, que viene a resumirse en una especie de contabilidad que establecemos en el trato con nuestros semejantes: ofrecemos y nos ofrecen, procurando siempre un equilibrio de manera que ambos lados de la balanza sean más o menos uniformes. Este comercio de dones también se establece con los espíritus divinizados, los dioses, que tanto nos dan. ¿Y qué podemos ofrecerles a cambio de la importancia de sus bendiciones? Pues el sacrificio. El sacrificio de nuestro tiempo, de nuestros alimentos, de nuestros animales e, incluso, de nosotros mismos. Nos dice el autor: “De manera que empieza a emerger una imagen tenebrosa basada en el sacrificio. Parece que la gente intentaba sobornar a los dioses para que los ayudase (o, al menos, para que no los castigara)”. La aparición de la escritura supone la amplia difusión de estas posturas, de las que analiza Kneale con especial detenimiento las de las creencias religiosas mesopotámicas.

El segundo capítulo de este libro se dedica a una de aquellas creencias que el autor considera básicas: el paraíso. En él, se nos propone el antiguo Egipto como cuasi la cuna de la idea del cielo. Inicialmente, Kneale nos habla de la vida de ultratumba de los faraones, que recorrerían el cielo junto a los dioses; con posterioridad, a ellos se unieron los aristócratas, que pensaban en una vida ociosa después de la muerte, o de los agricultores modestos, que únicamente soñaban con cultivar una parcelita ajena a los avatares que padecen en la tierra. No nos parece suficientemente explicada la aparición de la moral que nos ofrece el autor, por la que la felicidad postmortem estaría vinculada a la conducta en esta vida; una moral que, a su juicio, es posterior a los conceptos del buen obrar, que se retrotrae en el tiempo. Tras el análisis de las creencias en Egipto, nos ofrece la visión de Zaratustra y, seguidamente, la de los hindúes, que habían recibido la influencia de aquel a través de las invasiones arias.

El tercer capítulo de la obra se titula La invención de los pactos con Dios. Se circunscribe únicamente al pueblo judío y las ideas promovidas por uno de sus profetas, Oseas. Quiso éste que el politeísmo israelí fuera sustituido por el monoteísmo, abandonando a todos los dioses para dedicarse exclusivamente al principal de su panteón, Yahvé. La propuesta del profeta era clara: si el pueblo aceptaba a Yahvé como su único Dios, este lo elegía como su pueblo y lo protegería. Idea tan peregrina no tuvo buena acogida entre los judíos que solo la aceptaron dos siglos después, tras una serie de avatares históricos que desgrana Kneale. ¿Y qué tenía que hacer el pueblo elegido? Pues, sencillamente, aceptar únicamente a su Dios y sus leyes. Unas leyes que se decía que venían de Moisés, portavoz de la divinidad. El autor duda del origen de tales leyes, que atribuye, más bien, al propio Oseas. Pero, fuera como fuera, el hecho es que, finalmente, los judíos aceptaron suscribir su pacto con Yahvé.

La invención del fin del mundo es el título del cuarto capítulo de la obra. Kneale atribuye a Daniel, personaje ficticio, el inicio de esta creencia, con sus predicciones que, inicialmente, se encontraban íntimamente ligadas con la historia del pueblo judío y sus andanzas entre éxitos y más abundantes opresiones. Su texto, aunque referido a personajes y ciudades concretas, está redactado con tal ambigüedad que pudo ser utilizado como reclamo de una justicia universal que llegaría un día; un día en el que los judíos patriotas verían triunfar su causa mientras que sus opresores serían destruidos, con lo que, como consecuencia colateral, Kneale atribuye también, a Daniel, la novedad de la resurrección. Las falsificaciones interesadas por quienes las realizaban sobre los textos bíblicos, condujeron a que aquella creencia secundaria de un fin de los tiempos pasase a primer término. Luego, el autor nos lleva de la mano por el recorrido de la teoría finmundista a través de los esenios y sus escritos en Qumram; a través de Jesús de Nazaret, de quien afirma que su preocupación fundamental era el fin del mundo y no su prédica sobre el amor y el perdón; a través del Apocalipsis, de Mahoma y el Islam, de Martín Lutero, etc. hasta llegar a nuestros días.

Aunque lleva por título La invención de un cielo humilde, el quinto capítulo abarca mucho más, pues el autor se detiene, no solo en explicarnos cómo surge la idea de un paraíso apropiado para los austeros primeros cristianos, sino que aborda, también la aparición de varios de los fundamentos del cristianismo en general y del catolicismo en particular: el papel de las mujeres en la Iglesia, los problemas con la sexualidad, las herejías principales, etc.; todo ello, bien trabado con la historia del desarrollo cristiano, especialmente de la mano de Roma. Arrancando de la expansión del cristianismo a partir de Constantino, Kneale nos plantea los obstáculos que tuvo que superar la nueva religión para poder extenderse. El primero de ellos fue la muerte de Jesús, que se superó con la idea de su resurrección, de su permanencia en la Eucaristía, con la explicación del porqué de su muerte (lo que dio origen a un culto al final de la vida), etc. Otro obstáculo que tuvo que vencer el cristianismo fue cómo crecer ante el rechazo que le profesaron los judíos; obstáculo que se solventó abriéndolo a los gentiles, sobre todo de la mano de Pablo, al que dedica varias páginas del capítulo; es a este a quien atribuye, por su, según él, manifiesto rechazo a la ostentación, la idea de un cielo en el que el orden social establecido sería invertido. Una prueba más que tuvo que superar el cristianismo fue la fallida promesa de un inminente fin del mundo, un final que hubo de posponerse pensando en un cielo futuro. Cita el autor un último obstáculo a superar por la nueva religión: el poder romano, algo que se consiguió merced al fanatismo de los mártires; en efecto: tras las persecuciones y la pertinaz resistencia de los cristianos, sin un vencedor claro en su persistencia ante el poder que pretendía aniquilarlo, se alcanza un acuerdo, según el cual las autoridades romanas aceptaban el cristianismo como una más de las muchas religiones y los intolerantes cristianos se adaptaban a la nueva situación.

Los capítulos sexto y séptimo se dedican a un mismo tema, la invención de la religión; aunque no especifica qué se entiende por religión a fin de poder determinar si sus fundadores son tales o la religión, forma estructurada de espiritualidad, fue una consecuencia de lo que aquellos vivieron y predicaron. El primero de ellos, Invención de una religión, invención de una nación, se dedica íntegramente a la creación del Islam, argumentando sus principios y las claves de su éxito, arrancando desde Mahoma y siguiendo su estela a través de los diferentes avatares pasados en su historia. Por su parte, el capítulo séptimo, La invención en otros lares, recorre el nacimiento de religiones en China, aludiendo al taoísmo y budismo; así como en América, citando mayas e incas.

Invenciones disidentes es el título del octavo capítulo, similar en su planteamiento al de los dos precedentes. Aunque, en esta ocasión, no se trata de fundadores de una religión, sino de quienes, partiendo de alguna de ellas, concretamente de la Iglesia Católica, crearon sus propias corrientes de opinión que se apartaban de la ortodoxia para convertirse en herejes. El autor nos hace notar que la aparición de tales disidencias se produce en momentos de relajación de toda índole en la jerarquía eclesiástica. Así, en estas páginas aparecen el Círculo de Orleans o Sutiles de Espíritu, Tanchelmo, Pedro Valdo, los cátaros, los bogomiles, John Wycliffe, Lutero y Enrique VIII. Resumiendo, un breve recorrido por la historia de la heterodoxia.

¿Surcaron repentinamente las brujas el cielo de nuestras creencias? Parece ser que no, que tuvieron un origen muy a ras de tierra, como se deduce del capítulo noveno, La invención de las brujas. Para Kneale, en la Europa medieval y renacentista no había brujas, sino hechiceros. ¿En qué se diferencian? Pues en que estos últimos tenían un pensamiento común: que todas las cosas naturales están unidas por vínculos invisibles, mientras que la brujería no era una creencia practicada por nadie; pero sí era una creencia el miedo a las brujas. Y que tuvo este temor un nacimiento y que, por tanto, no se trataba de algo innato, lo demuestra el hecho de que solo se daba en Europa y África y no en el resto del mundo. Se asombra el autor de que esta creencia no se diera en la oscura Edad Media, sino, más bien, en la más ilustrada del Renacimiento. El libro del dominico Heinrich Kramer, Malleus Maleficarum, dio origen a la demonología y a la caza de brujas, de algún modo incentivada por la Inquisición. Pero, lo mismo que apareció tal creencia, desapareció paulatinamente. ¿Cómo? Por simple superación en Europa.

El décimo y último capítulo de la obra lleva por título La invención de nuevos consuelos, al que dedica un considerable número de páginas. En él, Kneile intenta abarcar los movimientos “religiosos” más recientes, intentando penetrar en el motivo de su éxito. Así, arranca en China con Hong Xiuquan y su Sociedad de los Adoradores de Dios, imbuidos de una mezcolanza de ideas occidentales y otras de su país de origen; le sigue Marx, de quien opina que su mayor capacidad de seducción se sitúa en su visión del fin del mundo, al menos del mundo capitalista, con el triunfo y recompensas a quienes lo merecían, los proletarios; también analiza a Sayyid Qutb y su obra Justicia social en el Islam. Y se pregunta el autor qué tienen estos tres personajes en común y se responde afirmando que los tres ofrecían un remedio para el mismo mal: el patriotismo herido. Y no acaba aquí. Se repasa los inicios del mormonismo, con su fundador Joseph Smith, con su Libro de Mormón; también aparecen Madame Blavatsky; ambos procuraban un consuelo en tiempos de cambios acelerados y turbulentos. Finalmente, List, Jürg Lanz von Liebenfels, Karl Maria Wiligut y Ron Hubbard con su dianética, alemanes o austriacos, que ofrecían consuelo frente a un pánico nacional. Un recorrido sobre un campo muy amplio, hábil y razonablemente utilizado por el autor como sustento de la tesis fundamental de su obra.

Desde luego, se trata de un libro sumamente interesante. Interesante y, además, de cómoda y asequible lectura, pues se plantea con amenidad, narrándonos historias de la historia, a fin de ilustrar y apoyar su tesis de que las creencias religiosas son fruto de la humanidad. Tarea menos complicada cuando se trata de aquellas más próximas a nosotros en el tiempo; más ardua es cuando se refiere a épocas pretéritas, prehistóricas. Pero, pese a ello, Kneile sale airoso del reto. Otra cuestión es si se coincide o no con las consecuencias que extrae de sus hipótesis. Y, aunque aduce en la bibliografía abundantes documentos que le apoyan, hay otros, tan numerosos como mínimo, que discrepan. El hecho de incluir al final de la obra el aparato crítico, junto a la mencionada bibliografía, aporta una ventaja para facilitar al lector el acceso a los contenidos. Una entrevista, realizada al autor, en diciembre de 2013, puede resultar interesante para, en sus propias palabras, entender su objetivo.



Índice

Introducción

1. La invención de los dioses
Alguien cogió un trozo de colmillo de mamut
Un nuevo pasatiempo en una montaña pelada
Vestirse para desayunar

2. La invención del Paraíso
Cabo Cañaveral de reyes muertos
Zaratustra y amigos
Venganza de lo sobrenatural

3. La invención de los pactos con Dios

4. La invención del fin del mundo
Cuidado con lo que profetizas
El fin del mundo equivocado
El Sueño de Daniel: las secuelas

5. La invención de un cielo humilde
Superando obstáculos
Jesús para paganos

6. Invención de una religión, invención de una nación

7. La invención en otros lares
Éxtasis en la sobria China
Sangre, calendarios y el juego de pelota

8. Invenciones disidentes
Reírse durante todo el camino hasta la pira
Abrir la caja de Pandora

9. La invención de las brujas

10. La invención de nuevos consuelos
Bálsamo para heridas nuevas
Esperando la revolución
Avanzando hacia el pasado
Colmando el gran vacío

Notas
Bibliografía y lecturas recomendadas
Índice analítico




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08/02/2014 Comentarios

Reseñas

Tú eres la mejor madre del mundo Redacción T21 , 07/02/2014

La crianza de los tres primeros años del bebé


Tú eres la mejor madre del mundo
Ficha Técnica
 
Título: Tú eres la mejor madre del mundo
Autor: Dr. José María Paricio
Edita: Ediciones B. Barcelona. 1º edición, octubre de 2013
Materia: Pediatría
Número de páginas: 336 págs.
Encuadernación: Rústica con solapas
ISBN: 978-84-666-5370-1
PVP: 19.00 €
 
              
 
En Tú eres la mejor madre del mundo José María Paricio Talayero comparte los conocimientos que ha adquirido a lo largo de cuatro décadas de profesión sobre Pediatría, Crianza y Medicina. En este tiempo, Paricio confiesa haber aprendido tanto de los excelentes profesionales con que ha trabajado como de las madres y bebés que ha atendido y sigue atendiendo.
 
“Dada mi profesión, pediatra, dice el autor, y dado que durante la mayor parte del ejercicio de la misma han sido las madres casi en exclusiva a las que he visto ocuparse del cuidado directo en salud y enfermedad de sus hijos, siendo ostensible, pero “natural” la ausencia palmaria de los padres en consultas y a la salida del colegio –dos lugares en los que puedes escuchar y aprender mucho- lo que he visto y me ha asombrado, salvo excepciones, lo ha sido en las madres.
 
Así que voy a contar lo que me contaron otras madres, lo que hacían otras madres en tal o cual circunstancia, lo que aprendí de otras madres.” […] “Contaré también lo que aprendí de las personas sabias que encontré en mi profesión, unas veces personalmente y otras por sus escritos. Sería un despilfarro no poner algo también de lo que de esto sé, no exactamente lo que me enseñaron en la facultad en que estudié, que poco y mal serviría aquí, sino lo que hube de aprender tras muchos años de reflexión, muchas dudas sobre la conveniencia de lo que me habían enseñado y mucha búsqueda y hallazgo final de otras fuentes más amables, respetuosas y adecuadas por eficaces e igualmente o más seguras, que guiaron mi modelo de trato y cuidados de niños y madres.”
 
En este libro el autor aborda aspectos clave de la crianza desde el embarazo hasta los tres años de edad del niño. El nacimiento respetado, la lactancia y la alimentación, el sueño y el «colecho», la conciliación familiar y laboral, el desarrollo motor, cognitivo y de comunicación, la socialización, el cólico del lactante y enfermedades y accidentes propios del período son algunos de los temas tratados en este libro, verdadero homenaje a las madres en el cual, además, José María Paricio da testimonio de la fuerza que le han transmitido las mujeres en su empeño por criar y sacar adelante a sus hijos.
 
Sobre esto último dice el doctor Paricio: “Quiero dejar testimonio de la fuerza que he sentido en las mujeres que he conocido para criar, para sacar adelante a sus hijos. No importa que tan mal estén, al contrario: cuanto mayor es la dificultad, más increíble es la capacidad de sus madres. He visto cómo niños con graves problemas alcanzaban cotas de desarrollo inexplicables. Inexplicables si no haces cuenta de su madre. No obvia decirlo: sin ellas no estaríamos aquí. Unas más leídas, otras menos, unas ingenuas, otras para nada, pero en todas una fuerza desbordante, como el mar, calmo o embravecido, que les hace establecer prioridades, remontar dificultades y conciliar la crianza de su prole con su vida personal, familiar y laboral.”
 

Índice
 
Prólogo
Introducción
 
1.  El embarazo: tiempo de gestación, tiempo de prepararse
2.  El nacimiento: respetado
3.  La lactancia materna
4.  Los primeros días. Que no cunda el pánico
5.  Dormir o no dormir. El sueño
6.  La siguiente comida
7.  La reincorporación al trabajo
8.  Desarrollo motor, cognitivo y de comunicación
9.  Crianza y socialización
10. Enfermedades y accidentes
11. Epílogo. Madres y maternidades

Agradecimientos
Índice alfabético
 

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07/02/2014 Comentarios

Reseñas

Mi filosofía Redacción T21 , 06/02/2014

Stéphane Hessel (entrevistado por Nicolas Truong)
Conversaciones con Edgar Morin


Mi filosofía

Ficha Técnica
 
Título: Mi filosofía
Autor: Stéphane Hessel
Edita: Editorial Gedisa. Barcelona, 1 de noviembre de 2013
Traducción: Alfonso Díez
Colección: Biografías
Serie: Filosofía
Número de páginas: 48 págs.
Encuadernación: Tapa blanda con solapas
ISBN: 978-84-9784-784-1
PVP: 4,90 €
 
Mi filosofía es una pequeña obra que recoge dos entrevistas realizadas por Nicolas Troung. La primera de ellas a Stéphane Hessel, en la que nos muestra facetas personales de este “Indignado, comprometido, insurrecto, pero también diplomático y socialdemócrata” que sufrió el azote del nacismo pero que es capaz de dejarnos una voz de esperanza: “La especie humana no ha dicho la última palabra”.
 
En la segunda entrevista, Troung provoca un diálogo entre dos viejos sabios: el mismo Stéphane Hessel y su amigo el filósofo y sociólogo francés Edgar Morin en la cual ambos llaman a la transformación social, a una verdadera metamorfosis humana.
 
Dice Hessel en la primera parte: “Esta  tierra que consideramos inagotable, ese planeta que Dios nos había entregado era, por lo tanto, un astro errante de recursos limitados. Hoy tenemos que recuperar el contacto con la naturaleza, instaurar una relación de protección mutua. Esta nueva situación ecológica constituye un nuevo desafío planetario, una nueva razón para que la juventud se comprometa, más allá de las divisiones habituales. Este es el sentido de mi compromiso con la ecología política, porque creo que a la hora de la globalización, todos los problemas son, hoy día, interdependiente.”
 
De las conversaciones entre Hessel y Morin tomamos algunos párrafos que apuntan el legado de los dos.

“No basta con saber que la cosa va mal, hay que saber cómo ir en la buena dirección. Ahí es donde la aportación de Edgar Morin, en La vía, resulta preciosa: Nos muestra que hay esbozos de verdaderos avances en cierto número de dominios: la economía social y solidaria, por ejemplo, que permite ir más allá de esta tiranía del beneficio. No debemos, en ningún caso, perder la confianza en la capacidad para ir hacia adelante y renovar las aspiraciones legítimas de los resistentes bajo el régimen de Vichy y la ocupación alemana.”
 
“Cuando un sistema no es capaz de resolver los problemas que lo amenazan, dice Morin, se desintegra o se hunde en la barbarie, o consigue bien operar una metamorfosis”. (…) “Así, solo podemos alcanzar los cambios que desea Stéphane Hessel en la gobernanza mundial desarrollando un sentimiento de pertenencia a la comunidad, a lo que yo llamo la “tierra patria”. Esta palabra patria, es muy importante; funda la comunidad de destinos en una filiación compartida. La “tierra patria” no significa que haya que disolver las comunidades nacionales y étnicas: la humanidad necesita preservar su diversidad produciendo su unidad. Es vital crear una instancia capaz de decidir problemas ecológicos, destruir las armas de destrucción masiva y regular la economía de forma que se yugule la especulación financiera.”
 
En la base de todo, es necesaria una reforma del pensamiento, una reforma del modo de vivir y de la educación. Si se quiere ir hacia una metamorfosis, hay que trabajar en todos los frentes a la vez.” (…) “Otra economía política es posible”. (…) “Mil ejemplos demuestran que se pueden encontrar soluciones.”  Resumiendo con palabras de los dos las lecciones que se encierran en este libro.
 
Índice
 
Prefacio
 
1.      La especie humana no ha dicho su última palabra
2.      Reinventar la política
3.      ¡Resistamos la tentación reaccionaria!
 
 

 
Datos de los autores

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06/02/2014 Comentarios

Reseñas

Bienes comunes Redacción T21 , 31/01/2014

Un Manifiesto


Bienes comunes

Ficha Técnica
 
Título: Bienes Comunes
Autor: Ugo Mattei
Edita: Editorial Trotta. Madrid, 2013
Traducción: Gerardo Pisarello
Colección: Estructuras y Procesos.
Materia: Derecho
Número de páginas: 128 págs.
Encuadernación: Rústica con solapas
ISBN: 978-84-9879-464-9
PVP: 15,00 €
 
 
En una época regida por la mercantilización de múltiples esferas de la vida, los bienes comunes aparecen como una alternativa tanto a la propiedad privada capitalista como a la propiedad estatal tradicional. A lo largo de estas páginas, se rastrea su dimensión histórica y su irrupción en diferentes luchas y reivindicaciones que han tenido lugar en los últimos años: en defensa del agua, del territorio, de la neutralidad de Internet, contra la precarización laboral o la privatización del conocimiento.
 
Escrito en el ágil estilo del manifiesto, este libro teoriza los bienes comunes no solo en términos jurídicos, sino como una práctica política, cultural y ecológica. Como una reconquista, en otras palabras, de espacios públicos democráticos, fundados sobre la calidad de las relaciones y no sobre la cantidad de lo acumulado.
“Cuando el Estado privatiza ferrocarriles, una línea aérea o sanidad; cuando intenta privatizar el servicio de agua potable o la universidad, está expropiando a la comunidad –a cada uno de sus miembros pro quota.- de sus bienes comunes, de su propiedad común”. Así introduce Ugo Mattei esta obra  Manifiesto que tiene por título Bienes Comunes.
 
“Consentir al gobierno de turno la venta libre de bienes de todos, de bienes comunes, para hacer frente a sus contingentes necesidades de política económica, es desde el punto de vista constitucional una irresponsabilidad. […] El gobierno “debe desempeñarse como un administrador fiduciario, que actúa sobre la base de un mandato, o en el mejor de los casos, de una propiedad fiduciaria, y no como si fuera un propietario libre de abusar de los bienes que se le han encomendado, alienándolos o privatizándolos de forma indiscriminada. Una vez que se alienan o destruyen, de hecho, los bienes comunes dejan de existir y no pueden reproducirse o recuperarse fácilmente. […] Todo esto explica por qué es importante otorgar a la cuestión de los bienes comunes rango constitucional. Porque es en las constituciones, de hecho,  donde los sistemas políticos establecen cuáles son las opciones  de largo plazo a las que se pretende sustraer a la arbitrariedad del gobierno de turno.
 
En la gran mayoría de Estados, los gobiernos –capilarmente controlados por intereses financieros globales- dilapidan sin control los bienes comunes. Y al hacerlo, apelan con toda naturalidad y con gran apoyo político, a la necesidad autorreproductiva de pagar las deudas de juego. Esta lógica perversa naturaliza un estado de cosas que en realidad es fruto de continuas y conscientes elecciones políticas camufladas de necesidad. Es hora de desenmascararlas. Solo así, los pueblos soberanos, si no es ya demasiado tarde, podrán retomar el control de los medios que les permitan gozar de una vida libre y digna.
 
La conciencia de los bienes comunes y de su continua expropiación es el producto de durísimas batallas que,  en su defensa, están teniendo lugar en todo el mundo. Estas batallas son a menudo sangrientas y con frecuencia acaban en derrotas. Pero siempre tienen un sentido emancipador. No es inusual, de hecho, que en el marco de la gran confusión de papeles y de planos que caracteriza la actual fase del antropoceno, los verdaderos enemigos de los bienes comunes sean los mismos Estados que debían actuar como fieles guardianes y mayordomos.
 
Gracias a las muchas batallas en curso –por el agua, por la universidad pública, por la alimentación, en contra de las grandes obras que destruyen el territorio-, ha emergido una fuerte conciencia política de la expropiación o del saqueo de los bienes comunes. Sin embargo, esta conciencia aparece a menudo desvinculada de la elaboración  técnico-jurídica de nuevos instrumentos capaces de producir un nuevo sentido común y de señalar un rumbo de acción. Este Manifiesto, escrito desde la convicción de que el derecho solo puede ser derecho vivo en la medida en que venga acompañado de luchas concretas contra la injusticia, pretende ser una pequeña contribución a la creación de este vínculo. Y se presenta, en consecuencia, como un instrumento de lucha contra la “realidad” binaria –la oposición Estado/mercado- naturalizada de manera artificiosa por la retórica dominante.
 
Nuestra tesis, dice Mattei,  es que la categoría de los bienes comunes está llamada a desempeñar esta nueva función constitucional –indispensable en tiempos de globalización económica- de tutela de lo público tanto frente al poder privado como frente al Estado. […] es menester tomar conciencia de la dramática necesidad de reconstruir nuestras instituciones en coherencia con la necesidad de conservar y promover los bienes comunes. Para eso hace falta mostrar, ante todo, la profunda revolución cultural que dicha tarea exige.” (Extracto de la Introducción)
 
Índice
 
Introducción
 
1.     Las transformaciones globales en curso. El nuevo Medievo
2.     Los bienes comunes como freno a la modernidad y a los enclosures
3.     Entre el ser y el tener. Fenomenología de lo común
4.     La conciencia de lo común. Cultura crítica y propaganda
5.     El partido, el movimiento y el gobierno democrático de lo común. La aventura del agua
6.     Lo común y lo inmaterial: los atunes y la Red
Conclusiones. O un futuro en común o ningún futuro

Referencias bibliográficas
 

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31/01/2014 Comentarios

Reseñas

Teilhard de Chardin. Vuelve el hombre Redacción T21 , 27/01/2014
Teilhard de Chardin. Vuelve el hombre
 
Ficha Técnica
 
Título: Teilhard de Chardin. Vuelve el hombre
Autor: Agustín de la Herrán Gascón
Presentación: Antonio José Alés
Edita: Editorial Ciencia 3. Madrid, 1993
Materia: Filosofía Humanismo
Número de páginas: 132 págs.
Encuadernación: Rústica. Tapa blanda
ISBN: 978-84-86204-49-5
PVP: 14 €
 

A lo largo de la historia humana, siempre han destacado algunos individuos que por sus no comunes características parecieron haber nacido antes de tiempo. Estas condiciones, llamémoslas “peculiares”, fueron la causa principal por la que sus contemporáneos no les reconocieron y por la que sus obras fueran condenada al anonimato, cuando no sacudida por el rechazo.
 
Pero la vida, que nada despilfarra, sabe dar su tiempo a todo lo que se crea para seguir dando vida. Así, un buen día, emerge y sorprende lo que se ocultó a la espera del tiempo de maduración de las condiciones del entorno y, por consiguiente, de las posibilidades de que las semillas se conviertan en fruto. Entonces comprendemos qué era lo que se anticipaba al futuro, como pequeñas luciérnagas que señalaban un sendero en la oscura noche de la conciencia humana.
 
Por otro lado, para ese nuevo tiempo por venir, siempre hemos contado, también, con  mujeres y hombres que han aceptado el papel de cuidadores de aquellas semillas tempranas de conocimientos,  y que con gran visión y generosa entrega indagan en el saber perenne y permiten que llegue a tiempo los recursos ya preparados para las nuevas siembras y para las nuevas primaveras. La presente obra de Agustín de la Herrán Gascón es uno de los muchos movimientos que se dan en ese sentido, atrayendo a este momento vías útiles para encontrar los caminos que permitan la superación de los retos de hoy.
 
Desde esta inicial valoración, destaco el importante papel que han jugado muchos autores, investigadores, pensadores todos, en relación a la obra de Pierre Teilhard de Chardin, desconocida durante la vida de éste, apenas divulgada en los años sesenta y principio de los setenta y totalmente olvidada, a excepción de en pequeños círculos, a partir de mediados de los años setenta. “Sin embargo, a pesar de su escasa divulgación, no se puede decir que Teilhard haya estado invisible porque nadie que haya tenido la fortuna de haber conocido algo de su obra se ha podido quedar indiferente.”
 
Teilhard es hijo de una época de oscurantismo religioso y sus búsquedas fueron siempre contracorriente. Las actitudes ambivalentes de los compañeros de la Orden jesuita y la cerrazón de la Iglesia Católica ante los caminos que este incansable investigador abría, con su avanzado pensamiento, impidieron que su importante obra, gestada y desarrollada a lo largo de la vida de este científico, filósofo y poeta nunca viera la luz hasta después de su muerte. Fue su secretaria la que logró, después de su óbito, que se diera a conocer, parte de la misma, por un periodo corto de tiempo.
 
El valor del libro Teilhard de Chardin. Vuelve el hombre, de Agustín de la Herrán Gascón,  radica en su capacidad de ofrecer una perspectiva global de la obra de Teilhard para los que se interesan por sus investigaciones científicas, su pensamiento filosófico o sus creaciones místico-literarias. Posibilitando, de esta forma, herramientas de conocimientos útiles para los retos humanos del presente, de la mano del pensamiento de tan insigne humanista.
 
Herrán nos orienta, también, hacia las distintas perspectivas desde las que podemos enfrentar el complejo pensamiento de este filósofo, místico y científico, a través de la catalogación de sus muchas obras y la de las obras de los estudiosos que han reflexionado sobre su pensamiento.
 
En este sentido destacamos las cuatro tesis fundamentales de Theilhard de Chardin según B. Delfgaauw, recogidas en el capítulo dedicado a las Tesis Fundamentales (páginas 56 y 57):
 
“1º El cosmos es todos sus aspectos, inclusive la humanidad, debe entenderse única y exclusivamente como evolución permanente en la que cada fase tiene su propio tiempo.
2º. En principio, la materia es materia consciente, pero se requiere una existencia orgánica muy desarrollada para poder atravesar el umbral más allá del cual puede mostrarse como un consciente.
3º En la materia opera una doble energía: por una parte, una energía tangencial, que domina a la materia en las conocidas reacciones físico-químicas de ésta, y, por otra, una energía radical.” (sic: es “radial) mediante la cual la materia se constituye en unidades cada vez más y más desarrolladas.
4º Existe un paralelismo entre complejidad y conciencia (pp.20,21).
 
 

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27/01/2014 Comentarios

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