SEGURIDAD Y DEFENSA: Manuel Sánchez Gómez-Merelo




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El objetivo principal del anteproyecto es crear un sistema integral para la identificación, evaluación y protección de las entidades críticas.

Con el Anteproyecto de Transposición de la Directiva CER (UE) 2022/2557- se pretende reforzar la resiliencia de entidades críticas ante amenazas, derogando parcialmente la Ley 8/2011 y el RD 704/2011. Así, la nueva Ley de Protección y Resiliencia de Entidades Críticas tendrá un nuevo enfoque basado en la resiliencia (prevención, protección y recuperación) ante incidentes que afecten a servicios esenciales.


A continuación, hacemos un análisis de este anteproyecto de Ley que se compone de cinco capítulos que regulan desde definiciones y planificación hasta supervisión y sanciones, con medidas como planes de resiliencia, notificación de incidentes y certificación, así como implementar protocolos y medidas preventivas para garantizar la seguridad y continuidad del funcionamiento.
 

También se definen las Instituciones responsables a nivel nacional, así como mecanismos de colaboración entre Comunidades Autónomas, gobiernos y entidades críticas. Asimismo, el proyecto de ley promueve la colaboración entre entidades públicas y privadas, reconociendo que la protección de infraestructuras críticas requiere un esfuerzo conjunto y coordinado y la participación activa de ambas partes.
 

El gobierno español ha aprobado en el Consejo de Ministros del día 27 de mayo de 2025 el Anteproyecto Protección y Resiliencia de Entidades Críticas, que traspone la Directiva CER (2022/2557), acordando la tramitación urgente del anteproyecto para reducir a la mitad los plazos para informes ministeriales y de organismos consultivos.
 

Una vez aprobado de manera definitiva se derogará parcialmente la Ley 8/2011 y el Real Decreto 704/201.
 

La Constitución Española reconoce los derechos fundamentales y libertades públicas, que los poderes públicos deben garantizar. En el desarrollo de las medidas de protección que resulten adecuadas para garantizar estos derechos, se encuentran aquellas que permitan el funcionamiento efectivo de las entidades críticas, de forma que puedan prestar adecuadamente los servicios esenciales que demanda la ciudadanía.
 

No obstante, la evaluación realizada en 2019 de la Directiva 2008/114/CE del Consejo, de 8 de diciembre de 2008, puso de manifiesto que, debido al carácter cada vez más interconectado y transfronterizo de las operaciones que utilizan infraestructuras críticas, las medidas de protección relativas únicamente a activos individuales no bastan para evitar que se produzcan perturbaciones.
 

Por tanto, resultaba necesario modificar el enfoque para garantizar que se tuvieran mejor en cuenta los riesgos, se mejorase la definición y la coherencia de las funciones y las obligaciones de las entidades críticas que presten servicios esenciales para el funcionamiento del mercado interior de la Unión Europea, y se adaptasen sus normas a fin de aumentar la resiliencia de las entidades críticas de forma que éstas pudieran reforzar su capacidad de prevención, protección, respuesta, resistencia, mitigación, absorción, adaptación y recuperación ante incidentes que afecten a la prestación de servicios esenciales.
 

Con ese objetivo se aprobó la Directiva (UE) 2022/2557 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 14 de diciembre de 2022, relativa a la resiliencia de las entidades críticas y por la que se deroga la Directiva 2008/114/CE del Consejo, de 8 de diciembre de 2008, que, con efectos de 18 de octubre de 2024, es aplicable dentro del ámbito de la Unión.
 

Claves y síntesis del anteproyecto de Ley de Protección y Resiliencia de Entidades Críticas, por Manuel Sánchez Gómez-Merelo
 

La resiliencia, entendida como la capacidad de las entidades para la prevención, la protección, la respuesta, la resistencia, la mitigación, la absorción, la adaptación y la recuperación de sus funciones en casos de incidente, resulta una cualidad para cuya consecución es necesario, en primer lugar, contar con una Estrategia Nacional en la que se establezcan los objetivos para la mejora de la resiliencia de las entidades críticas, así como la adopción de un enfoque basado en el riesgo, que se centre en las entidades más pertinentes para el desempeño de funciones sociales o actividades económicas vitales, cuyos resultados hagan posible tanto la identificación de las entidades que deban ser consideradas críticas, como el impulso de las actuaciones orientadas a la implementación de las medidas adecuadas para ayudar a éstas a alcanzar sus objetivos de resiliencia frente a los riesgos pertinentes.
 

Esta ley consta de cuarenta y un artículos, estructurados en cinco capítulos, así como de ocho disposiciones adicionales, una transitoria, una derogatoria y siete finales.
 

CAPÍTULO I Disposiciones generales


Vivimos en una sociedad donde el espacio a cubrir es cada vez más grande y el tiempo exigido para las respuestas resulta cada vez más corto, por lo que, los mejores resultados para ofrecer la mejor protección en nuestra infraestructuras críticas y esenciales, radican en nuestra capacidad de adaptación a la globalización y los cambios ante los nuevos retos y exigencias.


Los avances tecnológicos y su constante evolución nos dan la oportunidad de desarrollar nuevos métodos, herramientas y habilidades para mantenernos seguros y, con ello, se establece un nuevo paradigma de protección de infraestructuras críticas que se caracteriza por un enfoque que va más allá de la seguridad tradicional basada en círculos de protección y se centra en la seguridad de la información, la ciberseguridad, la protección de las comunicaciones y datos, integrando tecnologías como la inteligencia artificial.
 

Nuevos retos y exigencias de seguridad global
 

Es necesario recordar que estamos ante nuevos retos y exigencias que han aparecido en el escenario generado por la pandemia, los conflictos armados e invasiones y la guerra de Ucrania que nos sitúan ante un nuevo orden mundial que ha registrado un incremento sin precedentes de la superficie de exposición, principalmente, por nuevos riesgos y amenazas y el incremento de las vulnerabilidades.
 

Un contexto de inseguridad global, donde conceptos como el ciberterrorismo o cibercrimen se encuentran cada vez más presentes en nuestras actividades, lo que exige nuevos desarrollos de mecanismos de ciberseguridad.
 

Frente a los nuevos retos y exigencias, en lo referente a los riesgos y amenazas, se debe seguir avanzando en un concepto de seguridad global y conceptual, que, a diferencia de épocas precedentes, se renueva de manera constante, y dentro de un espacio definido por cuatro referentes: circulación, complejidad, contingencia y resiliencia.
 

Así, la nueva protección de infraestructuras críticas se enfoca en reforzar la resiliencia frente a diversas amenazas, incluyendo ciberataques, delincuencia organizada, riesgos para la salud pública y desastres naturales. Un enfoque basado en una colaboración e integración operativa entre el sector público y privado.
 

Aspectos clave de la nueva protección
 

El desarrollo de la nueva protección de infraestructuras críticas, actualmente se basa en los aspectos clave siguientes:
 

  • Legislación: Ley 8/2011 y Reglamento PIC que establecen las obligaciones para los Operadores Críticos en materia de seguridad.
     
  • Directivas Europeas: Reglamentación europea sobre resiliencia de las organizaciones públicas y privadas, como la Directiva 2022/2557, así como la Directiva NIS2 sobre Seguridad de las Redes y los Sistemas de Información, que refuerzan la protección de las infraestructuras en la Unión Europea.
     

Nuevo paradigma de protección de infraestructuras críticas, por Manuel Sánchez Gómez-Merelo
 

  • Nivel de Alerta de Infraestructuras Críticas (NAIC): Normativa que define los niveles de alerta para las infraestructuras críticas, desde el estado normal hasta el estado de emergencia, con medidas específicas para cada nivel.
     
  • Plan Nacional de Protección de Infraestructuras Críticas (PNPIC): Plan, coordinado por el Ministerio del Interior, que define los niveles de alerta y las medidas a tomar en caso de amenaza o emergencia.
     
  • Plan de Protección Específico (PPE): Planificación y organización que los Operadores Críticos deben desarrollar con detalle las medidas de seguridad (prevención y protección) a implementar para proteger sus infraestructuras esenciales.
     
  • Medidas de seguridad física: Establecimiento de mejoras en la seguridad física, como la vigilancia y los sistemas para la protección de personas, infraestructuras y edificios.
     
  • Medios de ciberseguridad: Implementación de soluciones de ciberseguridad para proteger las redes, sistemas y datos de las infraestructuras críticas.
     
  • Resiliencia: Incremento de la capacidad de las infraestructuras para adaptarse a las amenazas, resistir ante incidencias y recuperarse en el menor tiempo.
     
  • Colaboración: Potenciar la cooperación entre el sector público y el privado para la identificación y gestión de riesgos y seguridades e implementación de planes de contingencia y continuidad.
     

Igualmente, los nuevos paradigmas de seguridad requieren de otros aspectos claves para su implementación como: Fomentar una cultura de seguridad positiva, bajo la idea de que, aunque la seguridad total no existe, es en gran medida un objetivo alcanzable involucrando a las personas en todos los niveles buscando la participación ciudadana, creando un entorno donde toda la información, tanto positiva como negativa, sea valorada y utilizada para mejorar la seguridad global.
 

La implementación de estos nuevos enfoques requiere un esfuerzo y una adaptación constantes, pero los beneficios en términos de seguridad global y bienestar ciudadano son significativos.

 

Beneficios de la nueva protección [...]

 


En un escenario internacional cada vez más complejo, marcado por conflictos geopolíticos, amenazas híbridas, ciberataques, desinformación y una creciente percepción de inseguridad, la Seguridad Privada debe ser un actor estratégico para la Seguridad Pública. La seguridad ya no puede limitarse a una función reactiva, sino que debe ser un elemento proactivo, clave para garantizar la estabilidad social, la continuidad de los servicios esenciales y la resiliencia de nuestras infraestructuras críticas. Proponemos una transformación del modelo de seguridad, adaptado a los principales retos actuales en materia de seguridad, desde una perspectiva integral e integrada a través del análisis de riesgos, el refuerzo de la cultura de seguridad, la planificación preventiva y la formación especializada, junto a una mayor coordinación entre instituciones, empresas y ciudadanía.
 

En un mundo donde las amenazas a la seguridad evolucionan a diario, desde el crimen organizado hasta el vandalismo en nuestras calles, proteger la libertad y el bienestar de los ciudadanos la seguridad, de nuevo, se convierte en un reto urgente e importante.
 

La Unión Europea se enfrenta en la actualidad a crecientes amenazas, retos y desafíos, que han puesto en evidencia la dependencia y obsolescencia de sus planes de defensa y seguridad (prevención + protección), que abarcan desde las amenazas convencionales, hasta las transnacionales, incluyendo las híbridas, ciberataques y generación de inestabilidad y conflictos generalizados.
 

Son muchas las responsabilidades y misiones que tiene encomendadas el Estado, pero ninguna más básica ni más noble que la de garantizar la seguridad de los ciudadanos, proteger sus derechos y libertades y salvaguardar su bienestar.
 

Como indica la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, en su Art. 6, así como en el Art. 17 de la Constitución Española, toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad.
 

Un año más, la Seguridad Privada presenta un amplio programa de nuevos retos, exigencias y necesidades en el proceso de evolución y dinamización sectorial de su oferta y, sobre todo, de su demanda.
 

Retos importantes y Recomendaciones urgentes para la Seguridad Privada, por Manuel Sánchez Gómez-Merelo
 

Así, la seguridad se ha ido estableciendo como motor estratégico del funcionamiento de las organizaciones, donde el objetivo debe ir más allá de proteger activos, para ser un aliado estratégico que impulse los objetivos de la actividad y que garantice no solo la protección, sino su continuidad y eficiencia.
 

En 2025, para mantener la calidad y el prestigio de nuestros servicios públicos, un año más hemos de trabajar por la libertad y la seguridad humana y ciudadana.
 

Nuevos riesgos y amenazas


El pasado 28 de abril, a las 12:33 horas, en España se produjo un gran apagón como nunca se había registrado antes. En medio de este caos, y aún con notables carencias, la solvencia de los equipos de emergencia (especialmente eficientes en infraestructuras críticas), los servicios de seguridad y el civismo ciudadano evitaron que se multiplicaran las situaciones de peligro. El apagón de este abril de 2025 en España, no es presuntamente solo un incidente técnico, es un aviso sobre la vulnerabilidad de nuestras sociedades hiperconectadas, y sobre la necesidad de repensar y repasar de manera permanente la gestión del funcionamiento de nuestras infraestructuras críticas y esenciales.
En sólo 5 segundos, desapareció el 60% de la generación eléctrica y, según dicen los técnicos: “Fue una oscilación muy fuerte en los flujos de potencia de las redes, una desconexión del resto del sistema eléctrico europeo, y esta desconexión llevó al colapso del sistema eléctrico”.


España, gran apagón. Seguridad, resiliencia y civismo, por Manuel Sánchez Gómez-Merelo
 

Un apagón generalizado que sumió durante varias horas la vida de 60 millones de personas en un mundo caótico, sin luz eléctrica, ni Internet ni teléfonos móviles, ni todos los otros elementos vitales dependientes de la electricidad. Se había producido un “cero energético nacional”, y miles de personas se vieron atrapadas en ascensores, atascos, coches, trenes o estaciones, afectando a hospitales, aeropuertos, redes de transporte y hasta supermercados, bloqueando cajeros y sistemas de pago, lo que creó una situación sin precedentes.
 

Seguridad e Infraestructuras Críticas
 

Cada apagón energético de cualquier tipo pone en riesgo no solo el bienestar de los ciudadanos, sus escuelas, sus trayectos y sus hogares, sino las infraestructuras críticas y servicios básicos imprescindibles.
 

España dispone de un sistema eléctrico robusto y moderno, con suficientes cortafuegos para anticipar un apagón de estas dimensiones, pero todas las infraestructuras críticas aumentan su vulnerabilidad cuando se produce un corte de luz.
 

Las infraestructuras críticas y, principalmente, la electricidad, el agua, el transporte, las comunicaciones y la sanidad son el soporte esencial sobre el que se construye la vida contemporánea. Su interrupción, aunque sea por unas horas, el ciudadano la registra como una amenaza, lo que revela hasta qué punto dependemos de sistemas complejos.
 

España, gran apagón. Seguridad, resiliencia y civismo, por Manuel Sánchez Gómez-Merelo
 

Cuando la electricidad se apaga, no solo se detienen los trenes y los semáforos, sino que se generan situaciones de inseguridad, se colapsa el comercio, se interrumpen las transacciones financieras, se suspenden cirugías y tratamientos médicos, se pierden las comunicaciones y la información deja de fluir.
 

En situaciones de crisis, la percepción ciudadana de abandono y ansiedad se multiplica. La falta de información clara y puntual, la incertidumbre sobre la duración de la incidencia y la ausencia de respuestas rápidas por parte de las instituciones pueden generar una angustia profunda.
 

Los planes de contingencia deben contemplar desde la disponibilidad de generadores y sistemas de respaldo, hasta los protocolos específicos de comunicación y coordinación entre administraciones, organizaciones y ciudadanía. La deseable resiliencia, como “capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos” (RAE), viene alimentada de antemano por la provisión de la tecnología adecuada y suficiente para asegurar la respuesta de cualquier sistema complejo, además de una impecable organización dentro de una cultura de seguridad preventiva consolidada.
 

España ha afrontado su mayor prueba de fuego en el día del apagón, con transportes, hospitales, comunicaciones, comercios y colegios en situación de colapso y emergencia, que, al ser elementos vitales de nuestro sistema social, merecen que destaquemos aquí su excelente respuesta.
 

Hospitales y servicios sanitarios. Uno de los sectores más sensibles ante los cortes de electricidad es el sanitario. Los hospitales en España activaron sus planes y protocolos de emergencia y contingencia para garantizar la atención crítica en situaciones extremas, así como la continuidad asistencial.
 

La activación de los Planes de Autoprotección Hospitalaria y de los protocolos específicos frente a cortes de suministro permitieron una respuesta coordinada en todo el sistema de salud. Todos los hospitales cuentan con generadores de emergencia, pero su capacidad es limitada y dependen de un abastecimiento constante de combustible. Un apagón prolongado puede llegar a comprometer equipos de soporte vital, afectando a la atención a pacientes críticos, aunque siempre se prioriza.
 

El apagón masivo en España ha dejado patente que la resiliencia hospitalaria no es una casualidad, sino fruto de la preparación continua, la mejora en este tipo de infraestructuras esenciales y la eficacia en la gestión de crisis de los equipos sanitarios, pese a sus carencias.
 

España, gran apagón. Seguridad, resiliencia y civismo, por Manuel Sánchez Gómez-Merelo
 

Gracias al rápido funcionamiento de los generadores de emergencia y a la impecable coordinación de los equipos médicos, de mantenimiento y de emergencias, los hospitales españoles han logrado mantener la atención sanitaria en uno de los días más complicados de los últimos años.
 

Comunicaciones. Gestión de crisis y resiliencia. La conectividad depende casi por completo de la electricidad. En caso de apagón, las redes de telefonía móvil, internet y televisión pueden caer, dificultando el acceso a información vital y complicando la coordinación de emergencias. Los centros de datos de empresas e instituciones públicas tienen sistemas de respaldo, pero no todos están dotados de sistemas para cortes prolongados.
 

La gestión de la crisis, pese a la falta de recursos para este tipo de incidencia, ha sido la adecuada y el trabajo del personal técnico y de las autoridades eficaz, con una resiliencia y agilidad en la recuperación de la normalidad que ha hecho posible una noche sin incidentes de seguridad ni vandalismo.
 

Análisis, consecuencias y acciones
 

Con independencia de los casos de gravedad que irán conociéndose, las incomodidades e incertidumbres vividas no dan cuenta de, las importantes consecuencias que habrá que afrontar cuando todo pase, como lo son: las pérdidas millonarias en el corte de las actividades básicas habituales (transporte, comercios, comunicaciones, etc.); colapso temporal de redes móviles, gestión del tráfico; problemas en hospitales que tuvieron que activar generadores de emergencia y servicios complementarios de atención, caídas de servicios online, etc.
 

España, gran apagón. Seguridad, resiliencia y civismo, por Manuel Sánchez Gómez-Merelo
 

Hay que tener en cuenta las graves consecuencias que este apagón pese a ser sólo de un día, ha causado principalmente a:
 

Transporte, con colapso del tráfico en las ciudades, por el fallo de los semáforos; parálisis de los servicios ferroviarios y del transporte suburbano: gasolineras que no podían suministrar combustible; vehículos eléctricos que no podían cargar sus baterías.
 

Telecomunicaciones, con interrupción en el funcionamiento de los ordenadores, Internet, redes wifi, telefonía, televisión, etc.
 

Comercio, con imposibilidad de pagar con el sistema electrónico, sin poder conseguir dinero efectivo de los cajeros automáticos, comercios que tuvieron que suspender sus actividades productivas y laborales, etc., dificultando la provisión de suministros y utensilios que los usuarios afectados (o sus temores) urgían.
 

Servicios públicos, con insuficientes policías para regular el tráfico, miles de personas atrapadas en los túneles del metro o en trenes parados por todo el país, servicios de bomberos saturados al tener que rescatar a muchas personas atrapadas en los ascensores, etc.
 

La versión provisional de las autoridades habla de descartar un ciberataque y se apunta a una “serie de fallos encadenados en la red de distribución” como: caída puntual en un nodo importante, sobrecarga de líneas alternativas y fallo de sistemas automáticos de recuperación pero, también es cierto que ataques como el sufrido en Ucrania en 2015 demostraron que tumbar la electricidad de un país es una estrategia real en ataques o conflictos.
 

España, gran apagón. Seguridad, resiliencia y civismo, por Manuel Sánchez Gómez-Merelo
 

Y, aunque lo importante es que, hasta donde sabemos ahora, no se han producido incidentes causantes de inseguridad, es recomendable revisar la implementación de nuevos planes de contingencia y resiliencia energética.
 

Igualmente, dentro del panorama general en el que fluimos, no sin dificultades, hemos de recordar que, en España, en menos de un lustro, hemos vivido una pandemia mundial y su confinamiento; una tormenta de nieve persistente (“Filomena”); una Dana devastadora y dos conflictos o guerras no tan lejanas, con enormes repercusiones globales, económicas y sociales.
 

En este sentido, yendo un poco más allá de los escenarios de ficción posibles, hemos escuchado la recomendación de la Comisión Europea que ha instado a los ciudadanos a disponer de un kit de emergencia (agua, medicamentos, conservas, un hornillo, una radio a baterías, etc.) ante las potenciales amenazas bélicas, climáticas, naturales o de otro tipo.
 

El apagón de este abril de 2025 en España, no es presuntamente solo un incidente técnico, es un aviso sobre la vulnerabilidad de nuestras sociedades hiperconectadas, y sobre la necesidad de repensar y repasar de manera permanente la gestión del funcionamiento de nuestras infraestructuras críticas y esenciales.
 

Este fenómeno no es algo común, y por lo tanto, no debemos descartar ninguna teoría, pues se trata de un evento anormal que requiere de una investigación exhaustiva para entender y explicar sus causas.
 

El Consejo de Seguridad Nacional, reunido varias veces, ha comunicado que España está superando las incidencias y consecuencias gracias a los servicios públicos y privados. El civismo del país funciona con normalidad y se mantiene el nivel de emergencia establecido.
 

En conclusión, ahora deberíamos de realizar una auditoría completa de los sistemas eléctricos y de control, mejorar la protección contra ciberamenazas en infraestructuras críticas, implementar sistemas inteligentes de predicción de fallos y crear nuevos protocolos de respuesta y recuperación en caso de apagones.
 

Para el Gobierno es prioritario el análisis del sistema de la Red Eléctrica Nacional a fin de conocer qué circunstancias coincidieron para que pudiera darse esta inusual caída y dar respuesta a sus consecuencias y responsabilidades, así como reforzar el sistema eléctrico nacional.
 

El gran apagón ibérico, a pesar de su magnitud histórica, está demostrando que la preparación, la inversión en infraestructuras robustas y la coordinación eficaz entre operadores y la cultura de seguridad preventiva de los ciudadanos, son factores decisivos para minimizar el impacto de este tipo de crisis.


La Unión Europea se enfrenta en la actualidad a crecientes amenazas, retos y desafíos, que han puesto en evidencia la dependencia y obsolescencia de sus planes de defensa y seguridad (prevención + protección), que abarcan desde las amenazas convencionales, hasta las transnacionales, incluyendo las híbridas, ciberataques y generación de inestabilidad y conflictos generalizados.
 

Libertad y Seguridad. Nuevo orden y planes europeos, por Manuel Sánchez Gómez-Merelo
 

Libertad y seguridad
 

La seguridad humana es la condición necesaria para sostener y reforzar nuestra forma de vida en una sociedad libre y democrática. Es una necesidad básica para el desarrollo del bienestar y la cultura, como derecho exigido y reconocido.
 

En este sentido, son muchas las responsabilidades y misiones que tiene encomendadas el Estado, pero ninguna más básica ni más noble que la de garantizar la seguridad de los ciudadanos, proteger sus derechos y libertades y salvaguardar su bienestar.
 

Pensar en global y actuar en local debe ser la base del acuerdo político y social frente a los problemas de inseguridad y emergencias. Sólo a través de esa estrategia se puede poner en marcha y optimizar el uso de los valores y los recursos disponibles.
 

El objetivo principal es plantear la cultura de la seguridad como un bien público, propiciando la evolución y desarrollo de un paradigma de seguridad compartido, que abarque desde lo global a lo local. Así, en los principales organismos, centrados en el análisis del concepto de seguridad, hemos de hacer patente su carácter evolutivo y la necesidad de adaptarlo a las transformaciones acaecidas con la globalización y el entorno.
 

La necesaria integración, definida en las sucesivas Estrategias de Seguridad adoptadas en los ámbitos internacional y nacional, requiere una toma en consideración de la perspectiva local, haciéndola partícipe de los objetivos trazados en los diferentes niveles y estrategias para sus actividades y, especialmente, para el funcionamiento de sus infraestructuras esenciales y críticas.
 

Nueva arquitectura de seguridad y defensa en Europa
 

La contribución de la UE a la paz y la seguridad mundiales se basa en un conjunto de estrategias y operaciones que integran una amplia gama de medios: desde los esfuerzos diplomáticos, el apoyo al desarrollo, la mediación y la prevención de conflictos, hasta la no proliferación nuclear, los controles de las exportaciones de armas o la seguridad marítima y la logística.
 

Según recientes declaraciones de la Presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, “la seguridad en que confiábamos ya no puede darse por sentada”. La seguridad, indicó, es un concepto “mucho más amplio” que el de defensa y no se trataría por tanto de gastar en misiles y tanques, sino de invertir en tecnología y desarrollo industrial, para reforzar las capacidades de seguridad frente a los ciberataques, la lucha contra el terrorismo, la protección civil frente a la emergencia climática o las comunicaciones satelitales.
 

Así, Europa, donde dijo Defensa ahora dice Seguridad y Democracia y, al parecer, gracias a la insistencia de España e Italia, la UE ha modificado la denominación del Plan de Rearme europeo para el 2030 y subraya que invertir en defensa es invertir en democracia y en seguridad para proteger a sus ciudadanos e infraestructuras críticas.
 

La Defensa de un país va mucho más allá de los conflictos bélicos: es la capacidad de anticiparse, proteger y servir a la sociedad en todos los frentes.
 

La Comisión Europea presenta su Libro Blanco sobre el futuro de la defensa europea. El documento, analizado durante cumbre de líderes de los Veintisiete, tiene unas veinte páginas y sitúa las siete necesidades críticas que debe resolver la defensa europea a medio y largo plazo.
 

El mayor nivel actual, objetivo para colaborar en el ámbito de la defensa y seguridad, responde claramente a la nueva demanda de los ciudadanos europeos y a las expectativas de nuestros socios globales de que Europa pueda reaccionar ante las crisis con rapidez y eficacia sin condicionamientos externos.
 

Las cuestiones de seguridad, en su más amplio sentido, se han convertido en esenciales en todo ello, por lo que es preciso analizar los problemas desde una óptica holística en busca de causas y soluciones a la realidad que nos circunda en cada momento.
 

Libertad y Seguridad. Nuevo orden y planes europeos, por Manuel Sánchez Gómez-Merelo
 

En este Libro Blanco de la Defensa, se observa el trabajo del grupo internacional de investigadores ha tratado, de manera interdisciplinar y rigurosa los aspectos más básicos de interés y actualidad. Entre los que cabe destacar: las nuevas amenazas, el valor de la protección, el equilibrio entre seguridad y libertad, el refuerzo democrático, el terrorismo internacional, los derechos y deberes de la ciudadanía, la responsabilidad del Estado, los nuevos espacios públicos, el narcotráfico, el crimen aumento del organizado, la videovigilancia inteligente, la tecnología blockchain o la ciberseguridad.
 

Supone un esfuerzo importante para articular, objetivar y proponer soluciones y respuestas que permitan avanzar en nuestra forma de convivencia, manteniendo la vigencia de los derechos y libertades en un marco eficaz y realista.
 

Uno de los pilares de los regímenes democráticos es la seguridad pública o ciudadana y el Estado es el encargado de mantener el orden y el único ente legitimo para ejercer el uso de la fuerza pública. Ante esta premisa, es el Estado quien debe garantizar a la ciudadanía la protección a sus derechos fundamentales. No obstante, vemos con preocupación que la inseguridad y la violencia representan hoy en día dos fuertes amenazas a las democracias en el mundo.
 

España, como una de las principales potencias económicas europeas que dispone de un buen modelo de seguridad pública, debe jugar un papel para reforzar la seguridad a fin de que Europa pueda defenderse a sí misma.
 

Desde España queremos aportar a Europa apoyo pero, sobre todo, seguridades. Se trata de mejorar sus capacidades de seguridad, y uno de estos ejemplos a aportar es la ciberseguridad.
 

Europa debe prepararse para potenciales ciberataques, uno de los desafíos más urgentes al que nos enfrentamos en una era digital, donde las infraestructuras críticas dependen de redes interconectadas. Los ciberataques pueden paralizar servicios tan esenciales como los de hospitales, transportes y sistemas financieros.
 

Reservas domiciliarias ante emergencias
 

La Comisión Europea ha pedido recientemente que los ciudadanos europeos tengan un kit de emergencia listo en sus hogares para garantizar su supervivencia al menos 72 horas. En el marco de su estrategia para elevar la preparación ante crisis, incluye establecer un nuevo centro de gestión de coordinación de la UE para asegurar una respuesta coordinada de los Estados miembros.
 

Para ello, se necesita un cambio de mentalidad y cultura de seguridad de la ciudadanía, dice el Ejecutivo de la UE, que recomienda, además, que haya una cooperación estrecha entre las organizaciones civiles y militares, y señala que deberían realizarse simulacros periódicos para poner a prueba la asistencia de un país a otro, en caso de ataque o crisis.
 

“Europa no puede permitirse ser un mero observador”, dice el borrador de la estrategia. “En caso de agresión armada, las fuerzas armadas requerirían apoyo civil para garantizar el funcionamiento continuo del Estado y la sociedad”, dice el borrador de la estrategia.
 

España, en la protección ciudadana ante emergencias, merece especial mención la Unidad Militar de Emergencias (UME), que ha demostrado su eficacia en la lucha contra incendios, inundaciones y desastres naturales. Su preparación y capacidad de reacción salva vidas y minimiza el impacto de catástrofes que, debido al cambio climático, son cada vez más frecuentes.
 

Libertad y Seguridad. Nuevo orden y planes europeos, por Manuel Sánchez Gómez-Merelo
 

Respecto al kit de emergencia, la UE no ha definido todavía su contenido objetivo de supervivencia y elaborará con los Estados miembros una serie de bases mínimas para definir la guía de aplicación y los productos básicos que recomendará a los ciudadanos para tener en sus hogares, aunque todo apunta a que mantengan una reserva de alimentos, agua, equipos eléctricos, baterías, medicamentos, etc. para superar posibles crisis por un mínimo de 72 horas.
 

Con todo ello, la UE ha iniciado el camino hacia una nueva cultura de Seguridad y Defensa con nuevos planes operativos de prevención y protección integral e integrada con participación pública y privada donde debe primar la protección ciudadana y de sus infraestructuras, sin generar alarma social.


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Editado por
MANUEL SANCHEZ GÓMEZ-MERELO
Eduardo Martínez de la Fe
MANUEL SANCHEZ GÓMEZ-MERELO, es consultor internacional de seguridad, arquitecto técnico y periodista. Completa esta formación con diversos cursos de postgrado en las áreas de seguridad pública y privada, defensa comunicaciones.

Dedicado por más de 30 años a la Consultoría e Ingeniería de Seguridad y Defensa por más de 20 países como asesor para asuntos aeroportuarios, puertos, cárceles hospitales, entidades bancarias, museos, transporte ferroviario, servicios de Correos y puertos.

Es socio fundador y presidente para Europa de la Federación Mundial de Seguridad (WSF), Director para Europa de la Secretaría Iberoamericana de Seguridad, Asesor gubernamental en materia de integración operativa de seguridad pública y privada en diversos países latinoamericanos.

Como experiencia académica es profesor de postgrado en ICADE (Universidad Pontificia Comillas de Madrid) desde 1986, codirector de postgrado en la Facultad de Psicología (Universidad Complutense de Madrid) y director del Curso de Seguridad en Infraestructuras Críticas del Instituto General Gutierrez Mellado de la UNED, así como conferenciante habitual y profesor en más de 20 países sobre Seguridad y Defensa.

Su representación institucional es principalmente como Miembro Experto de la Comisión Mixta de Seguridad del Ministerio del Interior, Director para Europa de la Federación Panamericana de Seguridad (FEPASEP), representante “ad honores” de la Federación de Empresas de Seguridad del MERCOSUR (FESESUR), asesor del BID (Banco Interamericano de Desarrollo) para asuntos de Seguridad Ciudadana y Observatorio de Delincuencia en Panamá, socio fundador y de honor del Observatorio de Seguridad Integral en Hospitales (OSICH), socio fundador y vicepresidente de la Asociación para la Protección de Infraestructuras Críticas (APIC)

Autor y director de la BIBLIOTECA DE SEGURIDAD, editorial de Manuales de Proyectos, Organización y Gestión de Seguridad

Actualmente es presidente y director del Grupo de Estudios Técnicos (GET), socio-senior partner de TEMI GROUP Consultoría Internacional y socio-director de CIRCULO de INTELIGENCIA consultora especializada.