Reseñas
La vida en el espacio
Alicia Montesdeoca , 13/05/2010
La nueva ciencia de la astrobiología
Ficha Técnica
Título: “La vida en el espacio”. La nueva ciencia de la astrobiología
Autor: Lucas John Mix
Edita: Crítica. Abril de 2010
Ciudadanos como somos de un pequeño planeta situado en uno de los innumerables sistemas solares que existen en el universo, según avanzamos en el conocimiento de éste, surgen, inevitables, una serie de preguntas que tienen que ver con nuestra propia existencia. Preguntas como qué lugar ocupamos en el cosmos y de qué modo lo ocupamos. O cómo llegamos a ser. O si estamos solos en el universo. Cuestiones éstas que, a su vez, nos conducen a plantearnos más preguntas. Y preguntas realmente complejas. ¿Qué es la vida? ¿Cómo podemos reconocerla? ¿Cómo funciona?
Este libro, La vida en el espacio, trata de contestar a cuestiones como éstas, o, cuando menos, mostrarnos lo que sabemos en la actualidad sobre ellas. Su protagonista es, en consecuencia, la astrobiología, una disciplina joven y poco conocida (pero fascinante), que se ocupa del estudio científico de la vida, de la vida que conocemos en la Tierra al igual que de otras que es posible imaginar. Ciencia interdisciplinar donde las haya, la astrobiología intenta reunir, y dar coherencia, lo que sobre la vida dicen la astronomía, la física, la ciencia planetaria, la geología, la química, la biología y varias disciplinas más. Es, ciertamente, la suya una empresa gigantesca, pero no imposible y desde luego necesaria. Una empresa que no sólo nos ayuda a comprender eso que llamamos universo, sino también a nosotros mismos.
Datos del autor
Lucas John Mix estudió bioquímica y religión en la Universidad de Washington, doctorándose en Biología por la Universidad de Harvard. En 2008, tras haber trabajado en el Instituto de Astrobiología de la NASA, se ordenó sacerdote en la Iglesia Episcopaliana, actividad que desempeña en la actualidad en la Universidad de Arizona. “La vida en el espacio” es su primer libro.
Título: “La vida en el espacio”. La nueva ciencia de la astrobiología
Autor: Lucas John Mix
Edita: Crítica. Abril de 2010
Ciudadanos como somos de un pequeño planeta situado en uno de los innumerables sistemas solares que existen en el universo, según avanzamos en el conocimiento de éste, surgen, inevitables, una serie de preguntas que tienen que ver con nuestra propia existencia. Preguntas como qué lugar ocupamos en el cosmos y de qué modo lo ocupamos. O cómo llegamos a ser. O si estamos solos en el universo. Cuestiones éstas que, a su vez, nos conducen a plantearnos más preguntas. Y preguntas realmente complejas. ¿Qué es la vida? ¿Cómo podemos reconocerla? ¿Cómo funciona?
Este libro, La vida en el espacio, trata de contestar a cuestiones como éstas, o, cuando menos, mostrarnos lo que sabemos en la actualidad sobre ellas. Su protagonista es, en consecuencia, la astrobiología, una disciplina joven y poco conocida (pero fascinante), que se ocupa del estudio científico de la vida, de la vida que conocemos en la Tierra al igual que de otras que es posible imaginar. Ciencia interdisciplinar donde las haya, la astrobiología intenta reunir, y dar coherencia, lo que sobre la vida dicen la astronomía, la física, la ciencia planetaria, la geología, la química, la biología y varias disciplinas más. Es, ciertamente, la suya una empresa gigantesca, pero no imposible y desde luego necesaria. Una empresa que no sólo nos ayuda a comprender eso que llamamos universo, sino también a nosotros mismos.
Datos del autor
Lucas John Mix estudió bioquímica y religión en la Universidad de Washington, doctorándose en Biología por la Universidad de Harvard. En 2008, tras haber trabajado en el Instituto de Astrobiología de la NASA, se ordenó sacerdote en la Iglesia Episcopaliana, actividad que desempeña en la actualidad en la Universidad de Arizona. “La vida en el espacio” es su primer libro.
Reseñas
Primavera silenciosa
Alicia Montesdeoca , 13/05/2010
Ficha Técnica
Título: "Primavera silenciosa"
Autora: Rachel L. Carson
Edita: Crítica. Mayo, 2010
Primavera silenciosa (1962), de la bióloga marina y zoóloga estadounidense Rachel Louise Carson (1907-1964), es un libro que es preciso conocer ya que aborda uno de los problemas más graves que produjo el siglo XX: la contaminación que sufre la Tierra.
Utilizando un lenguaje transparente, el rigor propio del mejor análisis científico y ejemplos estremecedores, Carson denunció los efectos nocivos que para la naturaleza tenía el empleo masivo de productos químicos como los pesticidas, el DDT en particular. Se trata, por consiguiente, de un libro de ciencia que va más allá del universo científico para adentrarse en el turbulento mundo de "lo social". Su trascendencia fue tal que hoy está considerado uno de los principales responsables de la aparición de los movimientos ecologistas a favor de la conservación de la naturaleza.
De hecho, “Primavera silenciosa” consiguió lo que pocos textos científicos logran: iluminar nuestros conocimientos de procesos que tienen lugar en la naturaleza y despertar el interés de la sociedad tanto por la ciencia que es necesaria para comprender lo que sucede en nuestro planeta, como por la situación presente y futura de la vida que existe en él.
Datos de la autora
Tras obtener su título superior de biología marina por la Johns Hopkins University, Rachel Carson enseñó zoología en la Universidad de Maryland y trabajó para el U.S. Fish and Wildlife Service. Desde ahí escribió Under the Sea Wind (1941), The Sea Around Us (1961) El mar que nos rodea (1980), The Edge of the Sea (1955) y, sobre todo, esta “Primavera silenciosa” (Silent Spring, 1962), una crítica feroz a la industria de los pesticidas que se convirtió muy pronto en un best-seller que provocó un gran revuelo en la clase política americana y cuyo principal mensaje sigue hoy todavía vigente.
Título: "Primavera silenciosa"
Autora: Rachel L. Carson
Edita: Crítica. Mayo, 2010
Primavera silenciosa (1962), de la bióloga marina y zoóloga estadounidense Rachel Louise Carson (1907-1964), es un libro que es preciso conocer ya que aborda uno de los problemas más graves que produjo el siglo XX: la contaminación que sufre la Tierra.
Utilizando un lenguaje transparente, el rigor propio del mejor análisis científico y ejemplos estremecedores, Carson denunció los efectos nocivos que para la naturaleza tenía el empleo masivo de productos químicos como los pesticidas, el DDT en particular. Se trata, por consiguiente, de un libro de ciencia que va más allá del universo científico para adentrarse en el turbulento mundo de "lo social". Su trascendencia fue tal que hoy está considerado uno de los principales responsables de la aparición de los movimientos ecologistas a favor de la conservación de la naturaleza.
De hecho, “Primavera silenciosa” consiguió lo que pocos textos científicos logran: iluminar nuestros conocimientos de procesos que tienen lugar en la naturaleza y despertar el interés de la sociedad tanto por la ciencia que es necesaria para comprender lo que sucede en nuestro planeta, como por la situación presente y futura de la vida que existe en él.
Datos de la autora
Tras obtener su título superior de biología marina por la Johns Hopkins University, Rachel Carson enseñó zoología en la Universidad de Maryland y trabajó para el U.S. Fish and Wildlife Service. Desde ahí escribió Under the Sea Wind (1941), The Sea Around Us (1961) El mar que nos rodea (1980), The Edge of the Sea (1955) y, sobre todo, esta “Primavera silenciosa” (Silent Spring, 1962), una crítica feroz a la industria de los pesticidas que se convirtió muy pronto en un best-seller que provocó un gran revuelo en la clase política americana y cuyo principal mensaje sigue hoy todavía vigente.
Reseñas
Desde Darwin
Alicia Montesdeoca , 13/05/2010
Reflexiones sobre historia natural
Ficha Técnica
Título: “Desde Darwin”. Reflexiones sobre historia natural
Autor: Stephen Jay Gould
Edita: Crítica. Mayo de 2010
Desde Darwin fue el primer libro que el añorado Stephen Jay Gould (1941-2002) publicó reuniendo algunos de los ensayos que escribía para su columna mensual del Natural History Magazine. Apareció en 1977 y fue la obra que le lanzó a una fama mundial que ya nunca abandonaría. No es un libro más de los muchos que escribió el gran paleontólogo y biólogo evolutivo de Harvard, sino uno en el que el hilo conductor son sus dos grandes amores: Darwin y su teoría de la evolución. Así, el primer grupo de artículos explora la propia teoría de Darwin, deteniéndose en cuestiones como ¿por qué esperó veintiún años antes de publicar su teoría?
La aplicación del darwinismo a la evolución humana, incluyendo qué nos separa y qué nos une con las demás criaturas que pueblan la Tierra, es el tema de los dos siguientes grupos de trabajos, mientras que el cuarto estudia los esquemas de la historia de la vida, caracterizada según Gould no por la continuidad que suponía Darwin, sino por un mundo puntuado de extinciones masivas y rápidos orígenes entre largas etapas de relativa tranquilidad.
De la historia de la vida, pasa en los dos siguientes apartados a la historia de su morada, la Tierra, abordando cuestiones del tipo de si tiene alguna dirección la historia geológica. Finalmente, y para que no olvidemos el impacto que nuestros propios criterios sociales y políticos tienen en la supuestamente "objetiva" ciencia, nos encontramos con ensayos en los que analiza temas tan variados como las ideas de Engels sobre la evolución humana, la teoría de Lombroso de la criminalidad innata, el determinismo biológico o la en momentos tan popular sociobiología. Todo un festín de Stephen Jay Gould en estado puro.
Datos del autor
Stephen Jay Gould (1941-2002), paleontólogo y biólogo evolutivo, fue catedrático "Alexander Agassiz" de Zoología de la Universidad de Harvard, donde trabajó desde 1967. Combinó magistralmente la investigación científica con la divulgación y el ensayo, dominios en los que fue un maestro reconocido universalmente. Crítica ha publicado la mayoría de sus libros, obras como "La falsa medida del hombre", "El pulgar del panda", "Ciencia versus religión", "Brontosaurus y la nalga del ministro", "La vida maravillosa", "La sonrisa del flamenco", "Acabo de llegar" y "Ontogenia y filogenia".
Obras del autor
"Un dinosaurio en el pajal"; “La montaña de las almejas del Leonardo”; “ Gould esencial”; “La grandeza de la vida”; “Las piedras falaces de Marrakech”; “Érase una vez el zorro y el erizo”; “Las humanidades y la ciencia en el tercer milenio”; “Dientes de gallina y dedos de caballo”; “La sonrisa del flamenco”; “El pulgar del panda”; “«Brontosaurus» y la nalga del ministro”; “Ocho cerditos”; “Reflexiones sobre historia natural”; “El pulgar del panda”; “La vida maravillosa”; “Acabo de llegar”. “Ciencia versus religión”; “La falsa medida del hombre”; “Ontogenia y filogenia”; “La ley fundamental biogenética”
Título: “Desde Darwin”. Reflexiones sobre historia natural
Autor: Stephen Jay Gould
Edita: Crítica. Mayo de 2010
Desde Darwin fue el primer libro que el añorado Stephen Jay Gould (1941-2002) publicó reuniendo algunos de los ensayos que escribía para su columna mensual del Natural History Magazine. Apareció en 1977 y fue la obra que le lanzó a una fama mundial que ya nunca abandonaría. No es un libro más de los muchos que escribió el gran paleontólogo y biólogo evolutivo de Harvard, sino uno en el que el hilo conductor son sus dos grandes amores: Darwin y su teoría de la evolución. Así, el primer grupo de artículos explora la propia teoría de Darwin, deteniéndose en cuestiones como ¿por qué esperó veintiún años antes de publicar su teoría?
La aplicación del darwinismo a la evolución humana, incluyendo qué nos separa y qué nos une con las demás criaturas que pueblan la Tierra, es el tema de los dos siguientes grupos de trabajos, mientras que el cuarto estudia los esquemas de la historia de la vida, caracterizada según Gould no por la continuidad que suponía Darwin, sino por un mundo puntuado de extinciones masivas y rápidos orígenes entre largas etapas de relativa tranquilidad.
De la historia de la vida, pasa en los dos siguientes apartados a la historia de su morada, la Tierra, abordando cuestiones del tipo de si tiene alguna dirección la historia geológica. Finalmente, y para que no olvidemos el impacto que nuestros propios criterios sociales y políticos tienen en la supuestamente "objetiva" ciencia, nos encontramos con ensayos en los que analiza temas tan variados como las ideas de Engels sobre la evolución humana, la teoría de Lombroso de la criminalidad innata, el determinismo biológico o la en momentos tan popular sociobiología. Todo un festín de Stephen Jay Gould en estado puro.
Datos del autor
Stephen Jay Gould (1941-2002), paleontólogo y biólogo evolutivo, fue catedrático "Alexander Agassiz" de Zoología de la Universidad de Harvard, donde trabajó desde 1967. Combinó magistralmente la investigación científica con la divulgación y el ensayo, dominios en los que fue un maestro reconocido universalmente. Crítica ha publicado la mayoría de sus libros, obras como "La falsa medida del hombre", "El pulgar del panda", "Ciencia versus religión", "Brontosaurus y la nalga del ministro", "La vida maravillosa", "La sonrisa del flamenco", "Acabo de llegar" y "Ontogenia y filogenia".
Obras del autor
"Un dinosaurio en el pajal"; “La montaña de las almejas del Leonardo”; “ Gould esencial”; “La grandeza de la vida”; “Las piedras falaces de Marrakech”; “Érase una vez el zorro y el erizo”; “Las humanidades y la ciencia en el tercer milenio”; “Dientes de gallina y dedos de caballo”; “La sonrisa del flamenco”; “El pulgar del panda”; “«Brontosaurus» y la nalga del ministro”; “Ocho cerditos”; “Reflexiones sobre historia natural”; “El pulgar del panda”; “La vida maravillosa”; “Acabo de llegar”. “Ciencia versus religión”; “La falsa medida del hombre”; “Ontogenia y filogenia”; “La ley fundamental biogenética”
Reseñas
La humanidad multicultural
Alicia Montesdeoca , 05/05/2010
Ficha Técnica
Título: “La humanidad multicultural”
Autor: Carlo Galli
Edita: Katz editores. Madrid. Mayo de 2010
Una reflexión teórica y política sobre la humanidad multicultural, es decir sobre la condición y sobre el significado de la humanidad en la era del multiculturalismo, debe partir de la evidencia de que tanto "humanidad" como "cultura", así como su relación -sobre todo en el contexto de la globalización, en el que precisamente se da la humanidad multicultural- son nociones ambiguas, complejas, atravesadas por una dialéctica que debe quedar aclarada para poder argumentar análisis y adelantar propuestas. Despejando el campo de soluciones vacuas y peligrosas (la asimilación plena del extranjero, la integración acrítica en el seno de la ciudadanía), estas páginas indican los posibles caminos por recorrer para desactivar el conflicto entre las culturas y promover en la humanidad la concreción y la diferencia entre los individuos.
Datos del autor
Carlo Galli (Italia, 1950) es graduado en Filosofía por la Universidad de Bolonia en 1972, fue profesor asistente de Historia de las Doctrinas Políticas desde 1978 y, desde 1983 hasta 1999, profesor asociado de Historia del Pensamiento Político Contemporáneo en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Bolonia, de la que fue director hasta 2003. A partir de 2004 enseñó en la Facultad de Letras y Filosofía de la misma universidad.
Sus intereses de investigación se han orientado en particular al pensamiento político moderno y contemporáneo. Publicó libros y ensayos sobre la Escuela de Frankfurt, sobre los pensadores contrarrevolucionarios franceses y sobre Weber, Strauss, Voegelin, Löwith y Schmitt, entre otros. También ha trabajado sobre algunos de los principales conceptos de la política, tales como "autoridad", "representación", "técnica", "Estado", "guerra", etcétera. En la actualidad, Galli trabaja sobre la relación entre guerra y política, analizada desde un punto de vista teórico, histórico y práctico.
Fragmento de la obra
Humanidad y cultura
"Humanidad" significa tanto la máxima abstracción como la máxima concreción, tanto una naturaleza común, genérica, como la totalidad histórica y compleja de los seres humanos. Se mueve entre el vacío y el lleno, entre el mínimo y el máximo, entre identidad y universalidad, entre la participación y la empatía (que se expresa con la máxima de Terencio "Homo sum: nihil humani a me alienum puto") y la abstracción de la humanidad ilustrada y racionalista: ésta -la idea de que haya algo natural que, a pesar de toda diferencia cultural, no nos haga del todo extraños los unos a los otros- ha sido acusada de no saber rendir cuentas del detalle concreto, y de ser sólo el mínimo común denominador entre los hombres, el equivalente antropológico de la unidad aritmética, el nivel absolutamente simple y contradictorio de la identidad individual, que consiste sólo en aquello que es idéntico en todos.
1. Antinomias de la humanidad
Desde este último punto de vista, humanidad es ontológicamente una esencia y lógicamente un universal. Es decir que es al mismo tiempo "naturaleza humana" y "género humano": o sea que es aquello que hace a cada ser humano tal cual es después de que hayan sido eliminadas todas las determinaciones, las cualidades que lo hacen único y diferente; y que es también aquello que cada ser humano tiene de naturalmente igual a todo otro ser humano, aquello que tiene de "universalizable" y que lo asimila a cualquier otro.
Junto a estas connotaciones formales, el contenido mínimo y al mismo tiempo universal de la humanidad puede variar de la venerable definición de Aristóteles ('Ética Nicomaquea' 1169b, 'Política' 1253a), según el cual el ser humano es naturalmente social, dotado de razón y de la capacidad de distinguir el bien del mal, a la postura estoica que sitúa a la humanidad en la razón natural universal (cósmica y cosmopolita) cristiana, y al aun más radical universalismo de historia y de destino que es el producto del cristianismo, por el cual la esencia del hombre es su origen divino, que en Pablo explícitamente manifiesta su potencia de construcción del género humano -véase la carta a los Gálatas (3, 28): "non est Iudaeus neque Graecus", o a los Romanos (3, 29), donde se habla de un Dios que es 'Deus gentium', no de una nación en particular-, y que en paralelo da vida a un sujeto único vaciado de determinaciones naturales e históricas, y saciable únicamente por la relación con Dios. La indeterminación antropológica de la noción de humanidad, que encuentra en el cristianismo uno de sus orígenes más claros y más eficaces, es una constante de la reflexión sobre la naturaleza humana: desde Pico della Mirandola (suya es la definición del hombre como "divino camaleón") hasta la antropología filosófica alemana del siglo XX (Scheler, Plessner, Gehlen) se ha insistido mucho sobre el hecho de que la esencia del ser humano, su humanidad, es abierta e inestable, y que su naturaleza no está fijada y garantizada 'a priori' como sucede con los animales mediante sus instintos, sino que es una posibilidad.
En la edad moderna las características racionales de la humanidad -tanto de la individualidad como de la universalidad del género humano- se ven sumamente acentuadas: en ese ámbito la humanidad es la proyección a escala más amplia del sujeto moderno, cuyo concepto fue elaborado por el racionalismo y por la ilustración, de Hobbes a Kant. La humanidad es al mismo tiempo el inicio y el último eslabón coherente de una serie que tiene su propio origen en el individuo singular (igual a todo otro, con su razón y sus derechos que le pertenecen por naturaleza), que prosigue con la ciudadanía (garantizada, como conjunto de derechos civiles y sociales iguales para todos, por el Estado entendido como universal determinado) y que culmina en el ideal de la cosmópolis, de la igualdad y la solidaridad universales en las que los seres humanos viven y actúan según su libertad, es decir, desarrollan libremente su naturaleza, sus derechos y su dignidad esencial. Más que "naturaleza", la humanidad es, en este ámbito, una posibilidad que es también un deber: es norma universal, legislación fundada sobre preceptos en torno a los cuales el mundo converge.
Un ejemplo de la moderna identificación entre razón y humanidad está en Feuerbach ('Esencia del cristianismo'), el cual reputa como distintivo del ser humano no tanto la conciencia de sí como el conocimiento de sí, ya sea como individuo o como miembro de un género o de una especie. Como escribió Pope, "El objeto de estudio más propio de la humanidad es el hombre"; y también para Feuerbach es la capacidad humana de tener conciencia de sí lo que hace al ser humano capaz de tener ciencia objetiva de la esencia de las cosas del mundo: la humanidad conoce las cosas del mundo porque antes se conoce a sí misma. De aquí se deduce que la idea moderna de humanidad contribuye a fundar y a hacer efectiva la idea de que todos los seres humanos puedan y deban ser sujeto y objeto de un mismo discurso universal: el de que a todos los seres humanos, como por otra parte a toda la realidad natural, les sea aplicable una norma racional que tiene su origen en su misma esencia y naturaleza. Humanidad es ser sujetos y al mismo tiempo objetos de la razón.
La humanidad moderna es, en fin, un producto de la metafísica occidental, en la fase, primero humanista y luego individualista, de la secularización y de la desacralización de la metafísica cristiana, cuya noción de igualdad en Dios como Padre común de la familia humana deviene igualdad en cuanto a los derechos humanos e independencia de autoridades externas: la humanidad es fundamento de sí misma porque tiene certeza de sí, es consciente de sí. Y expresa la voluntad de potencia de la metafísica moderna: es decir que comparte su inquietud por la abstracción eficaz, por la producción de una unidad racional. Incluso, por lo que respecta al ser humano, humanidad implica de hecho la construcción de una esencia que es conocida, y que es poseída para que cada miembro de la especie esté en condiciones de acceder a sus fines esenciales. Resultado de la moderna mediación racional, de su impulso cognoscitivo, la humanidad es por lo tanto el imperativo que impone que la esencia universal del ser humano encuentre por doquier, y para todos, su propio derecho, el reconocimiento y el tratamiento adecuados.
Título: “La humanidad multicultural”
Autor: Carlo Galli
Edita: Katz editores. Madrid. Mayo de 2010
Una reflexión teórica y política sobre la humanidad multicultural, es decir sobre la condición y sobre el significado de la humanidad en la era del multiculturalismo, debe partir de la evidencia de que tanto "humanidad" como "cultura", así como su relación -sobre todo en el contexto de la globalización, en el que precisamente se da la humanidad multicultural- son nociones ambiguas, complejas, atravesadas por una dialéctica que debe quedar aclarada para poder argumentar análisis y adelantar propuestas. Despejando el campo de soluciones vacuas y peligrosas (la asimilación plena del extranjero, la integración acrítica en el seno de la ciudadanía), estas páginas indican los posibles caminos por recorrer para desactivar el conflicto entre las culturas y promover en la humanidad la concreción y la diferencia entre los individuos.
Datos del autor
Carlo Galli (Italia, 1950) es graduado en Filosofía por la Universidad de Bolonia en 1972, fue profesor asistente de Historia de las Doctrinas Políticas desde 1978 y, desde 1983 hasta 1999, profesor asociado de Historia del Pensamiento Político Contemporáneo en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Bolonia, de la que fue director hasta 2003. A partir de 2004 enseñó en la Facultad de Letras y Filosofía de la misma universidad.
Sus intereses de investigación se han orientado en particular al pensamiento político moderno y contemporáneo. Publicó libros y ensayos sobre la Escuela de Frankfurt, sobre los pensadores contrarrevolucionarios franceses y sobre Weber, Strauss, Voegelin, Löwith y Schmitt, entre otros. También ha trabajado sobre algunos de los principales conceptos de la política, tales como "autoridad", "representación", "técnica", "Estado", "guerra", etcétera. En la actualidad, Galli trabaja sobre la relación entre guerra y política, analizada desde un punto de vista teórico, histórico y práctico.
Fragmento de la obra
Humanidad y cultura
"Humanidad" significa tanto la máxima abstracción como la máxima concreción, tanto una naturaleza común, genérica, como la totalidad histórica y compleja de los seres humanos. Se mueve entre el vacío y el lleno, entre el mínimo y el máximo, entre identidad y universalidad, entre la participación y la empatía (que se expresa con la máxima de Terencio "Homo sum: nihil humani a me alienum puto") y la abstracción de la humanidad ilustrada y racionalista: ésta -la idea de que haya algo natural que, a pesar de toda diferencia cultural, no nos haga del todo extraños los unos a los otros- ha sido acusada de no saber rendir cuentas del detalle concreto, y de ser sólo el mínimo común denominador entre los hombres, el equivalente antropológico de la unidad aritmética, el nivel absolutamente simple y contradictorio de la identidad individual, que consiste sólo en aquello que es idéntico en todos.
1. Antinomias de la humanidad
Desde este último punto de vista, humanidad es ontológicamente una esencia y lógicamente un universal. Es decir que es al mismo tiempo "naturaleza humana" y "género humano": o sea que es aquello que hace a cada ser humano tal cual es después de que hayan sido eliminadas todas las determinaciones, las cualidades que lo hacen único y diferente; y que es también aquello que cada ser humano tiene de naturalmente igual a todo otro ser humano, aquello que tiene de "universalizable" y que lo asimila a cualquier otro.
Junto a estas connotaciones formales, el contenido mínimo y al mismo tiempo universal de la humanidad puede variar de la venerable definición de Aristóteles ('Ética Nicomaquea' 1169b, 'Política' 1253a), según el cual el ser humano es naturalmente social, dotado de razón y de la capacidad de distinguir el bien del mal, a la postura estoica que sitúa a la humanidad en la razón natural universal (cósmica y cosmopolita) cristiana, y al aun más radical universalismo de historia y de destino que es el producto del cristianismo, por el cual la esencia del hombre es su origen divino, que en Pablo explícitamente manifiesta su potencia de construcción del género humano -véase la carta a los Gálatas (3, 28): "non est Iudaeus neque Graecus", o a los Romanos (3, 29), donde se habla de un Dios que es 'Deus gentium', no de una nación en particular-, y que en paralelo da vida a un sujeto único vaciado de determinaciones naturales e históricas, y saciable únicamente por la relación con Dios. La indeterminación antropológica de la noción de humanidad, que encuentra en el cristianismo uno de sus orígenes más claros y más eficaces, es una constante de la reflexión sobre la naturaleza humana: desde Pico della Mirandola (suya es la definición del hombre como "divino camaleón") hasta la antropología filosófica alemana del siglo XX (Scheler, Plessner, Gehlen) se ha insistido mucho sobre el hecho de que la esencia del ser humano, su humanidad, es abierta e inestable, y que su naturaleza no está fijada y garantizada 'a priori' como sucede con los animales mediante sus instintos, sino que es una posibilidad.
En la edad moderna las características racionales de la humanidad -tanto de la individualidad como de la universalidad del género humano- se ven sumamente acentuadas: en ese ámbito la humanidad es la proyección a escala más amplia del sujeto moderno, cuyo concepto fue elaborado por el racionalismo y por la ilustración, de Hobbes a Kant. La humanidad es al mismo tiempo el inicio y el último eslabón coherente de una serie que tiene su propio origen en el individuo singular (igual a todo otro, con su razón y sus derechos que le pertenecen por naturaleza), que prosigue con la ciudadanía (garantizada, como conjunto de derechos civiles y sociales iguales para todos, por el Estado entendido como universal determinado) y que culmina en el ideal de la cosmópolis, de la igualdad y la solidaridad universales en las que los seres humanos viven y actúan según su libertad, es decir, desarrollan libremente su naturaleza, sus derechos y su dignidad esencial. Más que "naturaleza", la humanidad es, en este ámbito, una posibilidad que es también un deber: es norma universal, legislación fundada sobre preceptos en torno a los cuales el mundo converge.
Un ejemplo de la moderna identificación entre razón y humanidad está en Feuerbach ('Esencia del cristianismo'), el cual reputa como distintivo del ser humano no tanto la conciencia de sí como el conocimiento de sí, ya sea como individuo o como miembro de un género o de una especie. Como escribió Pope, "El objeto de estudio más propio de la humanidad es el hombre"; y también para Feuerbach es la capacidad humana de tener conciencia de sí lo que hace al ser humano capaz de tener ciencia objetiva de la esencia de las cosas del mundo: la humanidad conoce las cosas del mundo porque antes se conoce a sí misma. De aquí se deduce que la idea moderna de humanidad contribuye a fundar y a hacer efectiva la idea de que todos los seres humanos puedan y deban ser sujeto y objeto de un mismo discurso universal: el de que a todos los seres humanos, como por otra parte a toda la realidad natural, les sea aplicable una norma racional que tiene su origen en su misma esencia y naturaleza. Humanidad es ser sujetos y al mismo tiempo objetos de la razón.
La humanidad moderna es, en fin, un producto de la metafísica occidental, en la fase, primero humanista y luego individualista, de la secularización y de la desacralización de la metafísica cristiana, cuya noción de igualdad en Dios como Padre común de la familia humana deviene igualdad en cuanto a los derechos humanos e independencia de autoridades externas: la humanidad es fundamento de sí misma porque tiene certeza de sí, es consciente de sí. Y expresa la voluntad de potencia de la metafísica moderna: es decir que comparte su inquietud por la abstracción eficaz, por la producción de una unidad racional. Incluso, por lo que respecta al ser humano, humanidad implica de hecho la construcción de una esencia que es conocida, y que es poseída para que cada miembro de la especie esté en condiciones de acceder a sus fines esenciales. Resultado de la moderna mediación racional, de su impulso cognoscitivo, la humanidad es por lo tanto el imperativo que impone que la esencia universal del ser humano encuentre por doquier, y para todos, su propio derecho, el reconocimiento y el tratamiento adecuados.
Reseñas
Marketing político y electoral
Alicia Montesdeoca , 05/05/2010
Título: "Marketing político y electoral"
Autor: Francisco Javier Barranco Saiz
Edita: Ediciones Pirámide (Grupo Anaya S.A.) y ESIC Editorial. 2.010
El objetivo de un Partido Político, de un Sindicato, de un Colegio Profesional o de una Asociación de ciudadanos, al igual que el de cualquier organización empresarial, es alcanzar la máxima cuota de su mercado para poder tener una mayor presencia social y mediática y destacar en un entorno cada vez más competitivo. A esto contribuyen, en esencia, el Marketing Político y Electoral.
En esta obra se describen el conjunto de tácticas y técnicas que, en esta especialidad del Marketing, se utilizan para conocer las expectativas de los integrantes de sus correspondientes mercados y poder satisfacerlas a través de los programas electorales y de los candidatos propuestos.
Se desarrolla desde una óptica de planificación estratégica a través de cuatro políticas básicas: Análisis del Mercado Electoral, Política del Producto, Técnicas de Ventas y Comunicación Política.
Se destaca en esta edición el papel, cada vez más significativo, que juegan, en los procesos electorales de cualquier tipo, las denominadas Tecnologías de la Información y del Conocimiento, TICs, tanto las páginas web corporativas como el novedoso fenómeno de las Redes Sociales o el acceso a las aplicaciones de Internet a través de los Teléfonos Móviles 3G. Estas herramientas facilitan la interacción con el votante y consiguen hacerle protagonista y partícipe de la campaña electoral.
Índice
1.- El Plan de Marketing Político
2.- Análisis del Mercado Político
3.- Política del Producto: el Partido, el Candidato y el Programa Electoral
4.- Técnicas de Venta Política
5.- Comunicación Política
6.- Organización del Departamento de Marketing de un Partido Político
- Epílogo
- Bibliografía
Datos del Autor
Licenciado en Ciencias Físicas y en Gestión Comercial y Marketing (ESIC), Javier Barranco Saiz es asimismo Master en Recursos Humanos (Instituto de Empresa). Su trayectoria profesional ha transcurrido en Orgemer Consultoría como Jefe de Investigación de Mercados y en el Grupo Telefónica como responsable en las siguientes áreas: División de Informática (Servicio de Marketing), Recursos Humanos (Estudios, Selección de Personal, Organización y Planificación), Relaciones Institucionales (Gestión Económica) y Fundación Telefónica (Gestión Económica, Marketing Social,Proyectos Sociales y Culturales,Voluntariado Empresarial). Actualmente Javier Barranco es Socio Director de Abalon Consultoría de Marketing. Ha sido profesor en los MBAs de Marketing y Recursos Humanos del Instituto de Empresa y de la Escuela Superior de Estudios de Marketing, ESEM. Ha publicado en Ediciones Pirámide, Grupo Anaya, los siguientes libros:"Tecnicas de Marketing Político","Planificación Estratégica de Recursos Humanos","Marketing Interno","Marketing Político"(2ª Edición) y "Marketing Social Corporativo". Además ha publicado artículos en" Capital Humano","Marketing y Ventas para Directivos","Revista T". Es asimismo miembro de de AEDEMO (Asociación Española de Estudios de Mercado, Marketing y Opinión) y de AEDIPE (Asociación Española de Dirección y Desarrollo de. Además, cooperar asiduamente con la revista Tendencias21.net a través de su Blog sobre Marketing
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Tendencias 21 (Madrid). ISSN 2174-6850







