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El selfie de Galileo. Software social, político e intelectual del siglo XXI
Ficha Técnica

Título: El selfie de Galileo. Software social, político e intelectual del siglo XXI
Autor: Carlos Elías
Edita: Ediciones Península, Barcelona, 2015
Encuadernación: Tapa blanda con solapas
Número de páginas: 345
ISBN: 978-84-9942-424-8
Precio: 22,90 euros

En este libro, tan necesario, se busca contextualizar los cambios sociales, culturales, políticos, mediáticos, etc. frutos de la evolución de la tecnología al tiempo que encontrar pautas de futuro para no vivir muy perdidos y atemorizados por ella, tal y como ocurrió con el efecto 2000.

El autor parte de la premisa de que la tecnología informática y telemática ha alterado de tal manera nuestras vidas, que ya no se puede hablar de realidad, sino de ciberreralidad. ¿Por qué? Pues, “porque la realidad física en la que evolucionó la especie humana durante millones de años está totalmente condicionada por la realidad cibernética que producen los algoritmos diseñados por ingenieros y matemáticos. Lo que nos hizo sobrevivir en la selva forestal no vale en la digital”.

En las postrimerías del siglo XX, se pensaba que la ingeniería informática era una simple tecnología. Pero resultó ser mucho más: se trata de una filosofía que está cambiando el mundo. Es el propio autor quien nos describe el contenido de su obra: “Lo que sigue es el relato de la fascinante evolución cultural humana, en algo más de una década, hacia la actual civilización digital, en la que las infinitas variables que ofrecen las nuevas tecnologías basadas en algoritmos matemáticos se han convertido en el mecanismo que mueve y explica el mundo”. Nos habla de un cambio de paradigma, que se aborda en el libro con creciente interés.

Ciencia, arte y tecnología

Y los capítulos de la obra se encaminan y nos proponen los argumentos de Carlos Elías para apoyar su proposición. El primero de ellos se dedica a exponernos la intersección entre Ciencia, arte y tecnología.

Nos explica los difíciles inicios de la aventura científica, haciendo hincapié en cómo los filósofos naturales atacaban al corazón de la religión, que hasta ese momento ostentaba la sede de todo saber. Y su ataque venía porque nos exponían un mundo sin Dios, que podía ser controlado a voluntad por el hombre si éste descubría y dominaba el lenguaje matemático que rige las leyes de la naturaleza. Y nos clarifica con un ejemplo: cuando Vesalio consideraba al organismo humano como una especie de fábrica con piezas mecánicas perfectamente ensambladas, proponía una idea revolucionaria que adquiere una riqueza extraordinaria en nuestro siglo XXI, puesto que si el hombre es una máquina, quizás se pueda construir otra máquina aún mejor, idea que lidera las actuales investigaciones sobre la inteligencia artificial.

Nos cita a una serie de perseguidos científicos, como Galileo o Giordano Bruno entre otros, concluyendo que “sus historias se repetirán cuatro siglos después, cuando otros matemáticos –reconvertidos algunos en físicos cuánticos, químicos de materiales, biólogos moleculares y, sobre todo, en ingenieros informáticos y telemáticos- también quisieron cambiar el orden establecido del ya lejano siglo XX”.

Refiriéndose al arte, nos explica que nuestra percepción de la realidad no tendría que depender de nuestros sentidos, sino del flujo de información que alimenta la esfera pública virtual, es decir, que la realidad no se determina por lo que experimentamos, sino por lo que publican los medios de comunicación de masas, dando entrada al término de ciberrealidad, es decir, esa realidad que procede de lo que aparece en internet, pero que debe tener conexiones con la realidad real.

Todo esto lo ilustra de forma muy amena y pedagógica con la pintura de las Bodas de Caná, de El Veronés, ubicada inicialmente en el convento de la iglesia de San Giorgio Magiore, en la isla homónima. El “original” se encuentra en París actualmente y ocupa su lugar en la ubicación inicial una excelente copia realizada por un sofisticado escáner. Y se pregunta, y nos pregunta, cuál es la obra “real”, si la que se encuentra en Francia, tras una lámina transparente antivandálica, rodeada de otros cuadros, a una altura diferente de la que el artista previó cuando la realizó, con una iluminación bien distinta, o, por el contrario, la excelente reproducción en su sede originaria. La tecnología digital ha dado otra vuelta de tuerca a lo que significa arte.

Nos reitera su intención al acometer el presente estudio: “este es el mundo que pretende explorar a partir de aquí este ensayo: la creación de otras realidades, como las que pretendieron Palladio y Veronés, pero diseñadas ahora por los ingenieros informáticos”, concluyendo que la ingeniería informática no sería nada sin la disciplina que más ha intentado explicar la realidad: las matemáticas y su lógica.

Matemáticas y realidad

Es a las matemáticas a las que dedica el segundo apartado del libro: Las matemáticas y la construcción de la realidad. Y, para introducirnos en él, reitera el término ciberrealidad, un concepto que hace referencia a la realidad de los seres biológicos (humanos) condicionados por lo que sucede en el entorno virtual.

Expone cómo otra manera de explicar la realidad es cuantificándola, mediante ese lenguaje universal por el que la naturaleza desvela sus secretos, la matemática. Los ordenadores, nuevas herramientas que nos ayudan a profundizar en el conocimiento de la realidad, en el fondo, gobiernan nuestras vidas en función de algoritmos matemáticos que han introducido los ingenieros de computación.

Varias páginas dedica Carlos Elías a contarnos la historia de las matemáticas y, fiel a sus principios, sin rehuir fórmulas o ejemplos abstractos pero sin abandonar su amenidad. Y muchas también son las páginas que emplea para comentar la evolución y situación actual del concepto “realidad”. ¿Qué es la realidad?, se pregunta, advirtiéndonos, de entrada, que son cosas muy distintas la percepción que tenemos de la realidad y lo que es realmente. Desemboca en la mecánica cuántica, real y verificada en la experimentación, pero cargada de paradojas que demuestran que el concepto de realidad es muy difícil de explicar, tal y como ocurre con las matemáticas, donde abundan ejemplos lógicos pero que, a simple vista, no parecen tener realidad; cita, así, el número de decimales del número pi.

En un paso más, nos habla ya de la viabilidad de los ordenadores cuánticos que nos lleva a la cuestión que el autor nos plantea con la pregunta de si vivimos en realidad en la simulación de una computadora. Interesantísimo capítulo, provocador de ulteriores reflexiones. Por ejemplo, la posible existencia de otros universos, como reclaman otras ciencias: “Si esto fuera cierto y nuestro universo fuera solo una simulación informática de supercomputadores, entonces, obviamente, podría haber otras simulaciones ejecutándose al mismo tiempo”.

Los algoritmos

Todo son algoritmos, es decir, los pasos, la secuencia de instrucciones, que hay que dar para solucionar un problema. Y el capítulo tercero está dedicado a ellos: La civilización de los algoritmos. Arranca de la base de que el algoritmo es una creación absoluta, el resultado final de un proceso de innovación, una obra maestra de la inteligencia humana, que, en el fondo persigue transformar el mundo.

Advierte que, desde que nació la idea de una máquina capaz de pensar, más importante que el hardware es el software, más, incluso, que el propio lenguaje de programación. Y avisa de que, hoy día, la filosofía más potente o, al menos, la más transformadora puede que ya no se encuentre escrita en un lenguaje literario, sino en las entrañas de los algoritmos matemáticos, escritos a través de los diversos lenguajes de programación. Y aporta ejemplos.

Cita a Francisco Vico, creador de un algoritmo, aplicado a un ordenador, capaz de componer música clásica contemporánea; composiciones que han pasado el test de Turing, es decir, que los críticos musicales se encuentran incapaces de detectar cuándo la partitura ha sido escrita por un ser humano o un ordenador. Esto genera muchas preguntas: ¿de quién son los derechos de autor?, ¿quién crea las emociones, el compositor, el intérprete o el oyente?, ¿puede un algoritmo generar emociones intensas en los humanos pese a no haber vivido experiencias emotivas? Buenas cuestiones.

Algo similar ocurre con la escritura. Ya en medios de comunicación especializados, las noticias cortas sobre la actividad financiera o bursátil son redactadas por un ordenador, al que se le ha aplicado un algoritmo. También se trabaja ya en la capacidad de un ordenador para escribir un libro, con logros que aún no superan las 180 páginas. Así las cosas, ¿qué papel le queda al arte?, ¿dónde estará el mérito? Según Elías, en lo subjetivo, en las experiencias personales del investigador que son intransferibles a un algoritmo.

Second Life: una vida virtual

Si existe la posibilidad de que vivamos en una realidad creada por un ordenador, no es imposible pensar en una vida virtual, una segunda vida. Así, Second Life, ludificación social y bitcoin es el título del cuarto capítulo.

Second Life es una realidad, una realidad alternativa más utilizada de lo que podríamos pensar y no solo con finalidad lúdica. Reuters, por ejemplo, tuvo su propio avatar en esta simulación virtual, lo que generó una cascada de preguntas: ¿puede un periodista contar realidades alternativas?, ¿existe traspaso informativo de una realidad a otra?, ¿debe hacerlo el periodista?, ¿es eso periodismo?, ¿debía informar a la comunidad de Second Life de lo que ocurría en ella o de lo que ocurría fuera de ella?, ¿debía informar a los ciudadanos de la realidad real de lo que sucede en la virtual? Cuestiones nada ociosas que merecen la reflexión.

De lo que no cabe duda es de que asistimos a una ludificación social, la sociedad entra en juegos que le permiten crear una segunda vida. Y lo más importante es que los juegos se erigen en un poderoso medio de comunicación de masas, una de las mejores maneras de aprender. Según afirma Elías, “la ludificación de la sociedad actual es una característica que cada vez será más importante para comprenderla”. Es más: llega a temer que muchos se enganchen a la realidad virtual y no pasen a la real.

En el fondo, la economía financiera, dominada por las transacciones informáticas que hacen los brókers e inversores, puede definirse, simplemente, como un multijuego multijugador on line, pero con repercusiones en la vida real. Y de ahí, en un sistema financiero que ha abandonado el patrón oro para basarse en un sistema fiduciario, a tener su propia moneda no hay sino un paso, que se ha dado, tras varios intentos fallidos, con el bitcoin, que no se basa en la fe (sistema fiduciario) sino en algo más seguro: las matemáticas. Una moneda especialmente activa en la emergente y misteriosa Silk Road, web operada por sitios ocultos, la internet profunda.

El bitcoin es, por tanto, una moneda deflacionaria e inconfiscable, capaz de hacer frente al sistema vigente. La pregunta que se plantea el autor no es baladí: “¿permitirán las instituciones políticas y bancarias que se pierda su poderío monetario?”

Mad Men y Math Men

Ahondando más en la influencia de la vida en la red sobre la realidad que vivimos, el quinto capítulo del libro nos lleva al campo de la política: De los Mad Men a los Math Men: las matemáticas de Obama
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Se trata de un capítulo bastante extenso donde disecciona los triunfos electorales del presidente de los Estados Unidos, basados en haber sido el primero en saber utilizar todo el potencial de las redes sociales y de la realidad virtual; de esta manera, el vencedor en el mundo virtual, que disponía de su propio avatar en Second Life, resultó el ganador en el mundo real, pese a que en esta realidad no contaba con los suficientes apoyos. “Obama ganó para su causa a la generación que no se manifiesta en la calle sino que prefiere estar en casa con los videojuegos. Ese fue uno de sus éxitos”.

Ocurre que la ciberrealidad crea sus propios líderes, aquellos que arrastran más gente (blogs más enlazados, perfiles con más amigos, etc.); son ellos el nuevo objetivo de los cibercandidatos y no las asociaciones de vecinos reales. También, coherente con este principio, se decantó más por los medios de comunicación del mundo virtual que por los tradicionales. En el fondo, lo que hizo Obama fue sacar partido de las claves de la ciberrealidad: cultura participativa e inteligencia colectiva; no ganó porque fuera el mejor, sino porque fue el mejor en manejar el nuevo entorno ciberreal.

En la misma línea, el autor desarrolla el paso de los social data a los big data; es decir, de los datos que aportaban las disciplinas tradicionales, se ha pasado a los ingentes volúmenes de información procedentes de la red, los big data, algo que representa una nueva clase de activo económico como las divisas o el oro. Nos dice: “El intercambio de datos de todo tipo y su valoración entre la academia, los gobiernos y las empresas dará lugar a una nueva era en la que las matemáticas e informática se unirán para, igual que sucedió con las ciencias naturales en el siglo XVII, colonizar la interpretación de las ciencias sociales”.

Estos planteamientos con génesis en los Estados Unidos están implantándose en Europa, donde aparecen nuevos partidos surgidos de la comunicación en la red que menoscaban el poder de los partidos tradicionales. Así, analiza Elías el caso italiano, con el ejemplo del Movimiento Cinco Estrellas, que llegó a ofrecer en streaming sus conversaciones para los acuerdos con el Partido Democrático.

Aunque advierte: “En este momento, solo podemos predecir que este tipo de fenómenos de partidos que, de repente, emergen y pueden ganar elecciones serán más frecuentes.
Pero existe un peligro: son tiempos en los que la demagogia puede aumentar”. Lo que lleva, ha llevado, a que esa burbuja chispeante que creció apresuradamente termine por irse desinflando.

Ciberguerra fría

Ciberguerra fría: algortimos como armas de destrucción. Titula así Carlos Elías el capítulo sexto de su ensayo. Comienza con la descripción del Plan X de Alex Wissner-Gross, un proyecto que aúna el análisis de big data con la robótica, la física y la computación. Se presentó en el Pentágono estadounidense y permitirá al país integrar todas las capacidades, equivalentes a un “comando central”, en una guerra cibernética a gran escala; o, lo que es lo mismo, coordinará ataques o defensa de, por ejemplo, su red eléctrica, comunicaciones vía satélite y otras infraestructuras estratégicas, en una guerra de hackers a gran escala entre países. Algo de lo que estamos ya viviendo inquietantes ejemplos.

Pensemos, por ejemplo, en la capacidad de producir pánico en la red, como ocurrió, por ejemplo, cuando un pastor religioso en un diminuto lugar norteamericano anunció que quemaría ejemplares del Corán: reacciones inflamadas en todo el mundo musulmán e intervención del más alto nivel para evitar aquella quema. Trae, también, a colación el caso del virus Stuxnet, que afectó a instalaciones iraníes, capaz de hacer explotar tanto una planta nuclear como una industria bioquímica.

Para esta guerra no se necesita un ejército como soporte físico, tampoco un campo de batalla definido en tierra, mar, aire o espacio exterior. Y, como ocurre en los conflictos bélicos digamos tradicionales, existen también los daños colaterales.

Los hackers

El siguiente capítulo, el séptimo, constituye un paso más en la propuesta del autor, quien lo dedica a Épica y ética de los nuevos intelectuales: los hackers. Este mundo virtual que nos describe tiene también sus héroes, que son los disidentes intelectuales, que no son ahora los filósofos o los científicos, sino los programadores informáticos, sobre todo, los hackers.

Aduce que todos hacemos uso de la tecnología actual, pero pocos saben cómo funciona, con lo que aquella ha devenido en magia, una magia que carece de la imprescindible varita que es sustituida por un botón o una tecla. De tal manera, que el mundo, que anteriormente y de forma sucesiva estuvo dominado por la casta sacerdotal, luego la de los juristas y, finalmente, por la de los economistas, ahora lo está por la casta de los informáticos, de quienes saben responder a las preguntas que siempre se ha hecho la humanidad a través de un algoritmo y que quieren cambiar la sociedad también mediante sus algoritmos.

Y nos aporta variados ejemplos. Nos dice que la cultura científico-tecnológica no es menos demandante de interpretación de lo que es la cultura de humanidades, con una diferencia, que sus militantes generan entornos materiales que cambiarán a quienes los utilizan. La informática es una forma de ver e interpretar el mundo, como también lo es la astronomía, que se sirve de los ordenadores como un mero instrumento, como aquella utiliza los telescopios; ambas disciplinas tienen en común el lenguaje en que, según Galileo, se expresa el universo: las matemáticas.

Y la informática tiene también sus héroes, sus santos laicos, cuyo patrón es Alan Turing, quien intuyó que las máquinas pueden tener libre albedrío, idea que es germen de la inteligencia artificial y del futuro de la humanidad. Un héroe épico con trágico final. Y, en el fondo, ¿qué fue Turing? Un hacker, aunque sin el sentido peyorativo que hoy se aplica al término.

El escenario donde todo comenzó es el MIT, instituto que Elías describe; es allí donde los matemáticos/informáticos hackean todo para subvertir lo que hasta ese momento eran principios sólidamente establecidos. Esto ha llevado a un nuevo comportamiento, una ética del hacker. Una de sus ideas básicas es el libre acceso a todo tipo de conocimiento. Ningún humano, ninguno, tiene derecho a acceder a más información que otro o a ocultar datos que puedan explicar cómo funciona el mundo. Debe existir total y libre acceso, siempre gratuito, a toda información generada por los seres humanos, así como a todos, sin excepción, todos los ordenadores para averiguar datos que puedan ayudar a comprender el mundo. Nadie tiene derecho a ocultar o filtrar información. Hay que desconfiar siempre de la autoridad. Y es deber ético del hacker compartir sus experiencias escribiendo código abierto para facilitar el acceso a todos los recursos de información. Además, romper sistemas informáticos por diversión y exploración es ético, siempre que no se cometa robo o un acto que vulnere la intimidad de alguien.

Es un código de conducta no aceptado, pero que quienes se someten a él son los ciberhéroes, como ocurrió con Zuckerberg y su facebook. Pero, evidentemente, no todas estas aventuras acaban bien y muchos idealistas perecen en la batalla, algunos de forma trágica. A lo que hay que añadir el nuevo fenómeno de hackers colectivos, como ocurre con el grupo Anonymous, cuyos principios de actuación se reproducen en el libro.

Evidentemente, los poderes establecidos plantan batalla, una batalla ideológica que también forma parte de la ciberguerra de la que se habló anteriormente. Cita como ejemplos el canon digital o la ley contra las páginas de descargas no autorizadas. Pero, según el autor, es la sociedad la que ha de decidir si debe regular estas protestas virtuales porque están teniendo consecuencias reales; pero no está claro si deben de ser los parlamentos reales, condicionados por los lobbies, o la esfera pública virtual en el espacio ciberreal. ¿Y qué decir del activismo político en las redes sociales?

Está claro que, sin legislación efectiva, sin territorio marcado, se declara una guerra en la red con huestes bien pertrechadas a cada lado. Los informáticos libres y los contratados por los grandes bufetes de abogados y los lobbies afectados, que son igualmente muy efectivos. Un capítulo con interesantes propuestas que, con toda seguridad, suscitará profundos debates.

Bandolerismo social

El siguiente apartado, capítulo octavo, lo dedica Elías a proponer un ejemplo práctico de lo que ha expuesto hasta ahora, con una especial dedicación a la profesión periodística, sobre la que reflexiona. WikiLeaks, Assange y el “bandolerismo social” es el título que lo encabeza.

Comienza con la afirmación de que WikiLeaks sigue la ética hacker de que toda la información debe ser libre y de ilimitado acceso y sus impactantes documentos expuestos a general disposición llevó como consecuencia que se le acusara a Assange, incluso, de amenazar la seguridad nacional. Y, en el caso concreto de la guerra de Irak, se vio claramente que las cadenas de información ofrecían imágenes, una narración de película, desvinculándose de los hechos periodísticos y su contexto, hechos que se conocen mejor a través de los documentos que se crearon en torno al conflicto bélico. Assange entendió que quien quisiera tenía derecho a conocer tal documentación, considerada secreta, y la diseminó, deviniendo en un bandolero social, un héroe para los oprimidos y un malvado para los opresores, estableciendo así una conexión entre el bandolerismo social y los hackers.

Para el autor, Assange es el prototipo del nuevo ciberperiodista del siglo XXI, que actúa como contrapoder, pues revela a la humanidad la radiografía de la realidad real del mundo, no de la realidad que aparece en los medios de comunicación. WikiLeaks tiene como meta profundizar en la libertad de expresión, lo que importa no son las ideas, sino la libertad para expresarlas. Es WikiLeaks quien define su misión: “Los amplios principios en los que se basa nuestro trabajo son la libertad de expresión y la libertad de prensa, la mejora de nuestros registros históricos y el apoyo al derecho de todas las personas a crear un nuevo futuro. Para nosotros, estos derechos provienen de la Declaración de los Derechos del Hombre”.

Carlos Elías afirma que la red puede acabar con la industria periodística tradicional. ¿Por qué? Pues porque, desde la ética hacker, no se acepta que sean los periodistas los custodios de lo que debe saberse en público y lo que debe ocultarse. La generación emergente no entiende que haya información que solo saben los jefes y otra, filtrada y tamizada, es decir, prácticamente falsa, que es la que se difunde a través de los medios tradicionales. Afirmaciones todas ellas que llevan a reflexionar sobre el mundo de la información tal y como lo hemos conocido hasta ahora.

Batallas ideológicas en la red

Y de WikiLeaks a Wikipedia, contraconocimiento y epidemias de credulidad, que es como se titula el capítulo noveno. Elías arranca comentando el nacimiento y expansión de wikipedia, que surgió como un apéndice de Nupedia. ¿Qué las diferencia? Que los contenidos de la segunda estaban redactados y supervisados por expertos, mientras que a la primera puede subir contenidos quien lo desee, cualquiera puede escribir y publicar; es wiki, en el sentido de que es colectiva y sin jerarquías.

Wikipedia se basa en la economía colaborativa, que no se guía por las leyes del mercado o por la jerarquía de una organización, sino por la gratificación personal de realizar una labor útil. Con esto ya se deducen los problemas que puede plantear. No es de extrañar que se dude de la fiabilidad de sus contenidos, pues, como dijera Lady Gaga en su momento, no es la verdad lo que importa. Surge así el superbulo como un quinto poder; dice el autor: “Esta manera de condicionar a la opinión pública, no a partir de la información contrastada, como hacían los medios tradicionales, sino por medio del rumor difundido desde el anonimato, puede considerarse un quinto poder diferente al cuarto poder con que se identificaba el papel del periodismo del pasado”.

Lo que está ocurriendo es que podemos acceder a muchas páginas, es cierto, pero no queda tan claro que podamos informarnos adecuadamente, porque la realidad es que la inteligencia colectiva es un concepto interesante desde el punto de vista de la teoría, pero, en la práctica, deja a la opinión pública sin una efectiva tutela de los expertos acreditados en el conocimiento. Y, ante una información, quizás falsa, que se presenta con visos de certeza, se erige una contrainformación que pretende anularla, con lo que Wikipedia y, en general, el mundo virtual se convierte en campo de batalla ideológico, abandonando la palestra que hasta ahora ocupaban los medios de comunicación tradicionales. En definitiva, hay libertad de expresión, pero no de opinión, concluyendo Elías: “La paradoja de internet es que acumula y ordena mucha información, pero hay que ser un gran experto para buscarla y también para desechar lo erróneo”.

El autor justifica sus argumentos con algunos ejemplos de gran actualidad, tomando valientemente postura ante ellos; lo que, indudablemente, suscitará controversia, pues, si bien no es difícil coincidir con su planteamiento, habrá, y hay, quien no coincida con él en las conclusiones que extrae de los ejemplos expuestos. Desde luego, un interesante capítulo.

¿Existo si estoy desconectado?

Capítulo que da paso al penúltimo de la obra, La generación digital: estoy conectado, luego existo. En él, Carlos Elías nos habla de cómo los dispositivos tecnológicos, como, por ejemplo, los móviles, no solo cambian lo que hacemos, sino, también lo que somos. Huimos de la conversación, del contacto personal, y lo sustituimos por los mensajes de móvil; vivimos conectados a través del ciberespacio, aislados del resto, y únicamente somos alguien si compartimos: comparto, luego existo.

Nuestros jóvenes se atrincheran en sus habitaciones, se alejan de sus familias y amigos reales y pasan la fase de sus vidas en la que deben conocer y reconocer la realidad real en una realidad virtual. Es una nueva droga, la ciberdroga.

Y da un paso más, advirtiendo de que “la exposición a internet no solo afecta a las nuevas generaciones, sino que puede estar alterando físicamente el cerebro de todos los que estamos en contacto con el ciberespacio”. Porque, en definitiva, nuestro sistema neuronal evoluciona para adaptarse a las exigencias de la ciberrealidad.

Esta situación está trayendo serias consecuencias, como, por ejemplo, restar capacidad de concentración. Así, el autor se revuelve contra el uso excesivo que se hace del PowerPoint, tanto en conferencias y presentaciones como por parte de los profesores en las aulas, sustituyendo el discurso bien trabado y argumentado, con imágenes que no facilitan la concentración y el seguir la ilación de lo que se expone en la pantalla. Es categórico: “Los desgraciados alumnos actuales sufren la peor combinación posible: mucho tiempo entre ordenadores e ineptos profesores que creen que puede enseñarse algo en PowerPoint”. Y atribuye el descenso de nivel de conocimientos científicos de los estudiantes en Occidente al hecho de que no son capaces de mantener la atención necesaria y, sobre todo, mantenerla el tiempo preciso para aprender conceptos complejos y abstractos como los científicos.

Aboga también Elías por la necesidad, no solo de saber utilizar las herramientas informáticas, sino, también, de aprender programación, que propone se enseñe junto al aprendizaje de las primeras letras. Finaliza el capítulo con una reflexión sobre el mal uso de la tecnología, para torturar y coaccionar a nuestros semejantes, aportando ejemplo concreto de un estudiante llevado al suicidio por sufrir ciberacoso.

15-M y Podemos

Llegamos así al undécimo y último capítulo de la obra: Movimientos sociales de la era digital: del 15-M a Podemos. Se puede considerar casi como un ensayo que, vinculado a las páginas que le preceden, tiene entidad por sí mismo. En él, Carlos Elías nos ofrece una muy interesante reflexión sobre los recientes movimientos sociales y revolucionarios tanto en Oriente como en Occidente, con una especial atención al movimiento 15-M, su génesis, desarrollo hasta culminar en el partido Podemos.

Lo inicia basándose en los cinco principios que, según Tapscott, son los pilares del nuevo modelo social, político y económico: 1) Colaboración, modelo opuesto al de jerarquía; 2) Apertura y transparencia; 3) Interdependencia; 4) Compartición y 5) Integridad. A partir de aquí, su estudio recorre los epígrafes siguientes: La tecnología es lo que define la forma de protesta social; Cronología del 15-M y la tecnología digital; ¿Cómo se protesta en la ciberrealidad?; Los nativos digitales que parlotean hasta deshincharse; La wiki-revolución en los países árabes; El activismo sin internet: los afroamericanos y la segregación racial; La ciberrealidad de Puerta del Sol y la Spanish Revolution; Economía digital que destruye empleos; Estamos indignados. ¿Qué hacemos?; El gran optimismo que viene de Oriente; Narrativa occidental pesimista; El modelo Singapur: apostar por las matemáticas; El método científico, clave del avance de Occidente; ¿Por qué Occidente?; Primavera árabe y otoño europeo; Movimientos enamorados de sí mismos: Occupy Wall Street y 15-M; El 15-M, los partidos tradicionales de izquierda, Podemos y “la Casta”. Como se puede apreciar, un largo y denso capítulo, difícil de sintetizar en un comentario como este, pero cuya lectura es necesaria y recomendable.

Como se ve por los epígrafes enunciados, nos ofrece una extensa reflexión, aderezada de ejemplos sacados de la vida real, que amenizan mucho la lectura e ilustran el pensamiento de Carlos Elías. Finaliza prácticamente este capítulo con un párrafo de la declaración de independencia del ciberespacio: “Crearemos una civilización de la mente en el ciberespacio. Que sea más humana y hermosa que el mundo que vuestros gobiernos han creado antes”. Que así sea.

Concluyendo

Nos encontramos ante un libro del mayor interés, tanto por sus planteamientos y propuestas como por la manera de exponerlos, con un discurso coherente, bien cohesionado, con una redacción impecable y de gran amenidad. Desde luego, muy recomendable. Y, como todo proyecto novedoso, no estará exento de opiniones contrarias, lo que dará pie a debates que enriquezcan el contenido.

Índice

Introducción
1. Ciencia, arte y tecnología
2. Las matemáticas y la construcción de la realidad
3. La civilización de los algoritmos
4. Second Life, ludificación social y bitcoin
5. De los Mad Men a los Math Men: Las matemáticas de Obama
6. Ciberguerra fría: algoritmos como armas de destrucción
7. Épica y ética de los nuevos intelectuales: los hackers
8. WikiLeaks, Assange y el “bandolerismo social”
9. Wikipedia, contraconocimiento y epidemias de credulidad
10. La generación digital: estoy conectado, luego existo
11. Movimientos sociales de la era digital: del 15-M a Podemos
Agradecimientos

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13/11/2015 Comentarios

Reseñas

Fronteras del determinismo científico. Filosofía y ciencias en diálogo
Ficha Técnica

Título: Fronteras del determinismo científico. Filosofía y ciencias en diálogo
Editoras: Claudia E. Vanney y Olimpia Lombardi
Edita: Biblioteca Nueva, Madrid, 2015
Colección: Fronteras
Encuadernación: Tapa blanda con solapas
Número de páginas: 238
ISBN: 978-84-16345-72-4
Precio: 18 euros

La Introducción de este sumamente interesante libro arranca con estas palabras: “La pregunta de si nuestra realidad está inexorablemente determinada o si, por el contrario, se encuentra librada al azar y la sorpresa, ha sido una preocupación constante en el ser humano a través de las diferentes épocas y culturas”. Pues bien: las páginas de esta obra pretenden aportar propuestas que nos orienten a la hora de tomar una postura personal ante la problemática planteada, pese a todas las limitaciones que esa postura podría presentar.

La historia de la filosofía nos ofrece una larga lista de pensadores que se han enfrentado a la cuestión. Una cuestión que se nos presenta con expresiones muy variadas que introducen matices a la hora de encontrar una definición: contingencia, azar, emergencia, incertidumbre, libre albedrío, libertad, …; o sus contrarios: causalidad, determinismo genético, automatización, destinación, …

Determinismo e indeterminismo

En la línea de aportar claridad en su conceptualización, se inserta el primero de los capítulos: Los múltiples rostros del determinismo, un texto que constituyó la conferencia inaugural de la I Semana de Investigación Interdisciplinar: Determinismo e Indeterminismo. De la Física a la Filosofía, que tuvo lugar en Buenos Aires en agosto de 2013. Su autor es Juan Arana, catedrático de Filosofía en la Universidad de Sevilla.

Nos propone Arana distinguir las nociones de causa, ley, reducción y predicción, entre otras. También es su propuesta diferenciar los distintos determinismos: el lógico, el ontológico, el global, el regional, el legal y el causal.

Reconoce el valor heurístico de la tesis del determinismo, pero señala también los límites de la utopía reducto-determinista y advierte de las implicaciones de algunos determinismos, como el fatalismo o el conductismo.

Las siguientes palabras finales de su exposición resumen a las claras su postura: “De lo dicho puede sacarse la impresión de que condeno el determinismo en todas sus formas. En realidad no lo hago ni creo que pueda hacerse. El indeterminismo no es una opción. Nadie puede ser absolutamente indeterminista. Lo propio de la realidad es determinarse o, lo que es lo mismo, terminarse. Una realidad indeterminada es una realidad a medio acabar y, por tanto, algo no real, sino meramente posible”.

La ingeniera en electrónica y licenciada y doctora en Filosofía Olimpia Lombardi, junto a Cristian López, licenciado en Filosofía y becario doctoral del CONICET, firman el segundo capítulo Ergodicidad y determinismo
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¿El porvenir se encuentra estrictamente fijado por el presente o existe al menos una dosis de indeterminación en los eventos futuros? La tensión que plantea esta pregunta constituye el problema del determinismo, que busca establecer en qué sentido y en qué medida se puede predicar el determinismo o el indeterminismo de un sistema físico a la luz de las teorías físicas vigentes. En este artículo, los autores argumentan que cualquier respuesta acerca del carácter determinista o indeterminado del mundo físico será relativa al marco teórico adoptado. Más concretamente, argumentan que, frente al problema del determinismo, existe una tercera opción que escapa a la contradicción sin asumir reduccionismo: el pluralismo ontológico, que supone una realidad estratificada en diferentes planos igualmente objetivos.

El trabajo se presenta en cinco apartados; en el primero se define el determinismo en el ámbito de la física, desde el punto de vista de los autores; en el segundo, se aborda el reduccionismo en física; en el tercero, se presentan brevemente los elementos básicos de la teoría ergódica; en el cuarto, se exponen los problemas a los que se enfrenta el enfoque reduccionista a la hora de determinar si un sistema físico altamente inestable es o no determinista; finalmente, en el quinto, muestran los autores cómo el pluralismo ontológico se presenta como una tercera opción viable frente al problema del determinismo.

¿Qué nos dicen los modelos científicos? Es el título del capítulo tercero, suscrito por Hernán Accorinti, profesor de Enseñanza Media y Superior en Filosofía por la Universidad de Buenos Aires.

Es sabido que la ciencia se desarrolla mediante la construcción de modelos, con el fin de elucidar el comportamiento de los fenómenos bajo estudio. Pero ¿qué son realmente tales modelos? Son construcciones artificiales que, mediante técnicas de abstracción y/o idealización, simplifican y alteran las condiciones en las que se presenta el sistema del cual se pretende dar cuenta.

Una tradición epistemológica sostiene que tales modelos nos dicen algo de la realidad, si los aspectos presentados en ellos encuentran su contrapartida en el objeto de estudio. Sin embargo, el profesor Accorinti intenta demostrar en su trabajo que la ciencia en su mismo proceder presenta fuertes argumentos para por lo menos cuestionar las posturas realistas, que sostienen que el devenir cognoscitivo de la ciencia es consecuencia de la capacidad para representar la dinámica interna de la realidad, argumentando, por ejemplo, que el sistema modelizado no puede ser determinista e indeterminista al mismo tiempo.

A tal fin, dedica un interesante apartado a los sistemas altamente inestables, teoría del caos y teoría ergódica. Y concluye su exposición: “no solamente resulta difícilmente aceptable una postura monista, realista y representacionalista de los modelos científicos, sino que, fundamentalmente, los intentos por confinar algunas teorías y los modelos con ellas construidos al ámbito de lo subjetivo o aparente se fundan sobre supuestos no justificados respecto de cómo es, o cómo debería ser el mundo, y cómo es, o pretendemos que sea, el conocimiento brindado por la ciencia”.

Lo cuántico

El capítulo cuarto se dedica a Determinismo e indeterminismo en mecánica cuántica; lo firma Sebastián Fortini, doctor en Física y doctor en Epistemología e Historia de la Ciencia. En él se discute el problema del determinismo en mecánica cuántica, así como los diferentes enfoques propuestos respecto a esta cuestión. Es más: en particular, se señala que no es posible atribuir simultáneamente un carácter descriptivo y disposicional al estado cuántico, requisitos que resultan indispensables para considerar la teoría como determinista en un sentido tradicional.

Si por un lado, la sucesión única de estados que resulta de resolver la ecuación de Schrödinger para una condición inicial específica puede llevarnos a pensar que se trata de una teoría determinista, sin embargo, el intento de recuperar el carácter descriptivo en el estado cuántico a través de la hipótesis del colapso introduce una componente indeterminista en la teoría.

Por otro lado, en el artículo se discuten diferentes modos mediante los cuales es posible recuperar una noción de determinismo en mecánica cuántica, pero a costa de abandonar completamente una ontología clásica de partículas.

Llegamos así al capítulo quinto, Historias en mecánica cuántica. Su autor es el doctor en Ciencias Físicas y doctor mención en Ciencias Sociales y Humanidades, Leonardo Vanni.

Empieza recordando que, según la interpretación ortodoxa de la mecánica cuántica, en el proceso de medición ni el estado ni las propiedades evolucionan de un modo determinista. Si bien el estado del sistema sigue una evolución regida por la ecuación de Schrödinger, esto sucede mientras no es medido, ya que, cuando se mide sobre el sistema, su estado colapsa repentinamente a través de un proceso indeterminista. Esto lleva a concluir que la mecánica cuántica es violada por un proceso que ella misma tendría que describir; es decir: “nada define si la interacción es parte de una medición o no como para que suceda algo particular en el caso de la medición. Este es en esencia el problema de la medición cuántica”. En definitiva: la mecánica cuántica combina, de un modo muy peculiar, aspectos deterministas e indeterministas, y toda interpretación debe hacerse cargo de ello.

Claudia E. Vanney, doctora en Física y doctora en Filosofía, firma el capítulo sexto, Indeterminismo cuántico y pluralismo cognoscitivo.

La autora plantea la cuestión del realismo científico, partiendo de una comparación de la comprensión del indeterminismo en diferentes interpretaciones de la mecánica cuántica. Para ella, la mecánica cuántica no da una respuesta unánime sobre el indeterminismo; es cierto que algunas interpretaciones consideran que el indeterminismo es una característica del mundo natural; pero es igualmente cierto que otras interpretaciones consideran que ese indeterminismo es meramente aparente.

Y si el formalismo cuántico es compatible con ontologías muy diferentes, cabe preguntarse con la autora si se puede ser realista en la física cuántica. Sugiere que este pluralismo ontológico es consecuencia del modo como la ciencia contemporánea objetiva la realidad; pero también puede no darse en otros tipos de conocimientos, como, por ejemplo, el metafísico; por lo que propone asumir un pluralismo cognoscitivo, reconociendo que la objetivación científica es un camino para conocer la realidad, pero no el único.

Física y química

Capítulo séptimo. Relaciones entre química y física: ¿determinación sincrónica? Sus autores: Martín Labarca, licenciado y profesor en Química, y Camilo Martínez González, licenciado en Química y magister y doctorando en Historia y Epistemología de las Ciencias.

Se trata de un texto no muy extenso pero, no por ello, menos interesante. Los autores exponen que la filosofía de la química es, hoy por hoy, un campo de investigación ya consolidado y que ha diversificado de manera considerable el rango de sus temáticas. Pese a ello, un tema aún sometido a debate es el problema de la determinación de la física sobre la química. Tras un examen crítico, muestran “cómo las concepciones teóricas acerca de la relación entre ambas disciplinas ha ido modificándose durante los últimos años, en particular, cuando los problemas ontológicos ingresaron en el debate”. Un detalle que resulta relevante, pues permite dar nueva vitalidad a temas clásicos de la filosofía de la ciencia, tales como el realismo, la determinación, la reducción, etc., aparte de profundizar el conocimiento de la propia naturaleza de la ciencia.

La biología

Apuntes sobre genética y comportamiento humano. Nuevos (y no tan nuevos) embates al centrismo del gen y los enfoques deterministas, es el largo título del capítulo octavo. Lo firman tres autores: Nahuel Pallitto, licenciado en Ciencias Biológicas y becario doctoral en Filosofía; Christian Francese, quien realiza su tesis de grado de la licenciatura de Ciencias Biológicas; y Guillermo Folguera, licenciado y doctor en Ciencias Biológicas y licenciado en Filosofía.

Nadie duda de la importancia de los estudios biológicos en la comprensión de la condición humana, aunque, hasta ahora, no se ha llegado a acuerdos en relación al alcance de dicha importancia y a cómo debería incluirse la dimensión cultural y social del hombre en las explicaciones de su comportamiento, como queda reflejado en la gran variedad de enfoques biológicos que se han producido.

Es a partir de la consolidación de la Teoría Sintética de la Evolución y los estudios sobre el ADN, cuando los determinantes biológicos adquieren un referente físico más preciso y pasan a localizarse en los genes. A partir de entonces, ha prevalecido el denominado centrismo del gen, que, entre otros supuestos, asume que los genes son las únicas unidades de herencia, variación e información biológica, junto a la idea de que a cada genotipo le corresponde un único fenotipo o que estos interaccionan de manera aditiva. Así las cosas, se llegó a aceptar que los genes eran el factor explicativo fundamental para dar cuenta tanto de la herencia y variabilidad fenotípica del viviente como, también, de su ontogenia.

Pues bien; en este ensayo, los autores presentan algunos cuestionamientos teóricos que han conducido a la actual crisis del centrismo del gen, evaluando “si los mismos han permeado, y en tal caso cómo, las explicaciones biológicas del comportamiento humano suministradas por algunas áreas de la biología, analizando la legitimidad actual de las posturas deterministas”.

También distinguen conceptualmente entre los elementos teóricos relacionados con la ontogenia de los rasgos comportamentales y aquellos otros relacionados con su evolución.

Igualmente, son tres los autores que suscriben el noveno capítulo de la obra, Complejidad y determinismo en la biología evolutiva del desarrollo (evo-devo): Constanza Rendón, licenciada en Ciencias Biológicas; María José Ferreira Ruiz, licenciada en Filosofía y becaria doctoral; y Nicolás José Lavagnino, doctor en Ciencias Biológicas.

Su trabajo pone de manifiesto un elemento complejo fundamental en la evo-devo: “la importancia otorgada a las interacciones que se dan entre entidades, en diversos niveles de organización, en los procesos de evolución y desarrollo ontogenético de los organismos. Las interacciones se conciben desde esta perspectiva como constituyentes básicos de la vida, detentando el mismo estatuto ontológico que las entidades aisladas y adoptando un rol fundamental como objetivo de estudio en sí mismas”.

Analizan las dos características fundamentales de un sistema complejo, según Rolando García: 1. Sus propiedades, en un momento dado, no resultan de la mera adición de las propiedades de sus componentes. Y 2. Evoluciona según una dinámica que difiere de las dinámicas de sus componentes. Y concluyen que organismo biológico, considerado desde la evo-devo, satisface estas características.

Su conclusión es clara: el genotipo no determina el desarrollo ni la evolución de los organismos, por lo que el resultado de tales procesos no puede predecirse a partir del genotipo de los organismos. Queda claro que no son los genes el único recurso del desarrollo de un organismo ni la única unidad de herencia ni de selección. También las interacciones entre los organismos y su ambiente cumplen papeles altamente significativos.

En el décimo capítulo se aborda El indeterminismo del gen. Patentes de ADN y la ausencia de un sustento teórico. En esta ocasión, cuatro son sus autores: Christian Francese, a quien ya nos hemos referido antes; Agustín Martínez, Profesor de Enseñanza Media y Superior en Computación; Manuel Sánchez, licenciado en Biología; y Erick Rubio, licenciado en Filosofía y doctorando en Filosofía y Letras.

En las explicaciones biológicas, el indeterminismo fue introducido en el contexto de los fenómenos complejos y de los procesos de auto-organización. Por otro lado, en la genética molecular, se ha ido consolidando la consideración de las células y del genoma como sistemas complejos; ¿qué quiere decir esto? Pues que la función de un determinado gen no se encuentra determinada por su mera secuencia de bases; por el contrario: un factor clave en la expresión y funcionalidad de determinado gen es la interacción con otros elementos celulares, tal y como se ha venido comentando a lo largo de la obra. Pese a ello, las bases biológicas utilizadas para justificar los patentamientos de ADN no suelen tener en cuenta estos nuevos abordajes. Los autores sostienen que el patentamiento de ADN no cuenta con un sustento teórico suficiente.

Ya en el capítulo undécimo se aborda La complejidad y la biología de la conservación, por parte de tres autores: la licenciada en Ciencias Biológicas y doctoranda en Filosofía de la Biología, Gabriela Klier; el doctor en Biología, Federico di Pasquo; y el estudiante de Filosofía y Profesorado Universitario en Filosofía, Tomás Busan.

Si en algún campo los fenómenos complejos adquieren una especial relevancia, ese es el de la ecología, campo de indudable actualidad. En la década de 1980, surgió la denominada biología de la conservación, como fruto de problemas tales como el cambio global con sus consecuencias ambientales, la extinción masiva de especies, etc.; su finalidad es encontrar la vía para evitar la pérdida de biodiversidad de nuestro planeta.

En este ensayo, los autores analizan diversas caracterizaciones de la noción de complejidad dentro de la biología de la conservación, una complejidad que puede manifestarse por dos vías: 1. Mediante la conceptualización de los seres vivientes como sistemas complejos que integran los distintos niveles de la biología y sus posibles relaciones. Y 2. Tal complejidad viene dada por la problemática ambiental, que amalgama aspectos no solo biológicos, sino también económicos, éticos, políticos, etc.

Dentro del marco de la biología de la conservación se impone, pues, una integración de disciplinas que difieren no solo en sus objetos de análisis, sino también en sus metodologías. Y concluyen preguntándose si es posible sostener un ámbito estable y fragmentario como la biología de la conservación, dejando de lado las preguntas referentes a la diversidad de valores, a la diversidad de formas de saberes y al mundo que quisiéramos habitar.

Filosofía

La problemática que siempre ha suscitado la cuestión del libre albedrío se aborda en el duodécimo capítulo del libro, El determinismo neural y la conciencia a partir de los experimentos de Libet sobre el libre albedrío. Y lo estudian Juan F. Franck, licenciado, profesor y doctor en Filosofía, y Agustina Lombardi, profesora en Filosofía por la Universidad Católica Argentina.

Aquí aparece un nuevo elemento a la hora de considerar el determinismo o indeterminismo, pues no se reduce solo al mundo natural, sino que se introduce en el complicado tema de la libertad del individuo. Los autores analizan aquí el experimento de Benjamin Libet, cuyos resultados parecían sugerir que todo acto voluntario libre es iniciado inconscientemente mediante procesos neuronales, antes de que el sujeto fuera consciente de haber decidido realizar el acto libre; en otras palabras, podía deducirse la ausencia de libertad, asunto que levantó encendidas polémicas que llevaron a Libet a realizar intentos para salvaguardar la libertad humana.

El experimento no quedó ahí, sino que tuvo posteriores replicaciones, como las llevadas a cabo por Haggard y Eimer, o, años más tarde, por Soon, Brass, Heinze y Haynes, con diferentes conclusiones, y, finalmente, las de Hameroff y Penrose, hechos todos considerados por los autores de este interesante capítulo. Argumentan que para estudiar esta cuestión de la naturaleza del libre albedrío es necesario adoptar todos los enfoques proporcionados por los experimentos estudiados, habitualmente llamados perspectivas de tercera y de primera persona, pese a que se muestren como opuestos e irreductibles. Son claros en su conclusión: “La adopción de dos caminos aparentemente contradictorios –las perspectivas de tercera y de primera persona- para estudiar la naturaleza del libre albedrío se muestra, en cualquier caso, como ineludible”.

Carolina Sartorio, licenciada y doctora en Filosofía, firma el penúltimo capítulo del libro, Cómo no perder el control en un mundo determinista, basado en ideas desarrolladas más ampliamente en el libro Causation and free will.

Comienza la autora exponiendo el problema de la libertad humana visto desde dos perspectivas. De una parte, la tesis del determinismo afirma que el estado del mundo en cualquier instante determina, dadas las leyes naturales, un único estado posible del mundo en cualquier otro instante; esto incluye todas las decisiones y acciones del ser humano.

¿Cabe aquí hablar de libertad? No para los deterministas, que mantienen la posición incompatibilista: no es compatible la libertad con el determinismo.

Pero existe otra posición, la de los compatibilistas que sostienen que el determinismo es compatible con la libertad, ofreciendo condiciones para la libertad que pueden ser satisfechas en un mundo determinista. En su trabajo, Sartorio expone los fundamentos básicos de esta posición, que encuadra dentro del modelo actualista de la libertad: un modelo según el cual la libertad consiste en una forma de control que depende exclusivamente de la naturaleza de las cadenas actuales de eventos. Así, en primer lugar, introduce este modelo actualista como una alternativa reciente al modelo tradicional de la libertad, y desarrolla una interpretación de la tesis actualista básica en términos de una tesis de superveniencia sobre cadenas causales actuales. Tal principio da origen a una interpretación causal del modelo actualista, según la cual la libertad “es exclusivamente una función de las cadenas causales actuales de eventos”. Seguidamente, aporta contraejemplos que diluye con su argumentación y concluye con una defensa general de la tesis fundamental del modelo actualista causal.

Llegamos así al último capítulo, el decimocuarto, Entre la esencia y la ausencia de la identidad personal. La obsesión por las determinaciones únicas, cuya autora es Mariana Córdoba, profesora y doctora en Filosofía.

El problema filosófico de la identidad personal ha sido tratado con mucha frecuencia por la filosofía analítica del pasado siglo. La autora reconoce la dificultad de tratarlo ante la abundancia de literatura al respecto, viéndose obligada, por ello, a dejar de lado diversos aspectos.

Comienza centrando la cuestión: ¿cuál es el problema de la identidad personal? Consiste en encontrar cuál es su fundamento, qué es lo que hace que una persona sea quien es y no otra persona.

Córdoba se detiene en dos de las posturas que se han dado ante el problema, el reduccionismo esencialista y el reduccionismo escéptico. Ambos buscan algún aspecto al que reducir la identidad personal, un rasgo que la agote. Los esencialistas creen encontrarlo, mientras que el escéptico asume el fracaso de su búsqueda. Los dos consideran que para preservar la identidad hay que buscar determinaciones únicas, buscan un fundamento único, inamovible e inalterable donde radica la verdadera esencia del yo = yo.

Ambas posturas tienen su atractivo, pues, si no se halla ese fundamento único y se consideran múltiples aspectos de la identidad, parece como si esta se nos escapara. La postura de la autora es patente: “Está claro, desde una perspectiva epistemológica, que de hecho son múltiples las determinaciones que, de acuerdo con el contexto, utilizamos para identificar a las personas. ¿No es posible pensar que también son múltiples las determinaciones, desde una perspectiva ontológica, las que nos hacen ser quienes somos, los mismos a lo largo de todas nuestras vidas y a pesar de los cambios que sufrimos en ellas?” Una pregunta que, a su vez, deja abierta la puerta a nuevas cuestiones, como, por ejemplo, qué queda de la identidad si aceptamos que hay múltiples determinaciones de la identidad personal y que, además, difieren según el contexto. Un campo que queda expuesto para seguir profundizando en tan relevante cuestión.

Concluyendo

Nos encontramos ante una obra de lo más interesante. El determinismo, en sus variadas facetas, puede parecer un asunto abstracto, ajeno a lo que nos afecta en el día a día. Nada más lejos de la realidad. De la respuesta que se dé se derivan premisas que pueden condicionar nuestra manera de entender y de vivir la realidad.

Fronteras del determinismo científico, certeramente coordinado por Claudia E. Vanney y Olimpia Lombardi, reúne una amplia lista de biólogos, físicos, químicos y filósofos que, desde la perspectiva de sus respectivas parcelas del saber, nos presentan un status quaestionis del problema del determinismo, llevando a cabo un exquisito y profundo diálogo entre filosofía y ciencia. Entendemos que se trata de una obra bastante completa que agota el objetivo que se propusieron quienes decidieron, afortunadamente, emprender tan elogiosa y necesaria tarea.

Índice

Introducción, por Claudia E. Vanney y Olimpia Lombardi

Capítulo 1. Los múltiples rostros del determinismo, por Juan Arana
1. El determinismo y las relaciones de determinación
2. El determinismo lógico
3. Los límites intrínsecos del determinismo lógico
4. El determinismo ontológico
5. Determinismo y causalidad
6. Determinismo legal y determinismo causal
7. Determinismo y reduccionismo
8. Límites de la utopía reducto-determinista
9. El determinismo como acicate del progreso cognitivo
10. El determinismo como posición teórica autocontradictoria
11. El determinismo como idealización simplificadora de la realidad
12. El indeterminismo no es una opción. Legitimidad del determinismo metafísico

Capítulo 2. Ergodicidad y determinismo, por Olimpia Lombardi y Cristian López
1. El concepto de determinismo
2. Reduccionismo
3. Teoría ergódica
4. Reducción o contradicción
5. Ni reducción ni contradicción. Pluralismo ontológico

Capítulo 3. ¿Qué nos dicen los modelos científicos?, por Hernán Accorinti
1. Problemas y respuestas tradicionales
2. Sistemas altamente inestables: teoría del caos y teoría ergódica
3. Un sistema de bolas de billar: ¿determinista o indeterminista?
4. Enfrentando la incompatibilidad entre modelos
5. Conclusiones

Capítulo 4. Determinismo e indeterminismo en mecánica cuántica, por Sebastián Fortin
1. La base empírica
2. El formalismo matemático
3. El problema del determinismo en mecánica cuántica
4. El carácter descriptivo del estado cuántico
5. Conclusiones

Capítulo 5. Historias en mecánica cuántica, por Leonardo Vianni
1. El problema de la medición
2. Historias cuánticas
3. Conclusiones

Capítulo 6. Indeterminismo cuántico y pluralismo cognoscitivo, por Claudia E. Vanney
1. Interpretaciones de la mecánica cuántica
2. ¿Es real el indeterminismo cuántico?
3. El problema del realismo científico
4. ¿Es posible ser realista en la mecánica cuántica?
5. ¿Pluralismo ontológico o cognoscitivo?

Capítulo 7. Relaciones entre química y física: ¿Determinación sincrónica? por Martín Labarca y Camilo Martínez González
1. La relación entre química y física: el origen del problema
2. ¿Cómo defender la autonomía de la química como disciplina científica?
3. La reducción ontológica: el supuesto compartido
4. El debate acerca de la reducción ontológica
5. Conclusiones

Capítulo 8. Apuntes sobre genética y comportamiento humano. Nuevos (y no tan nuevos) embates al centralismo del gen y los enfoques deterministas, por Nahuel Pallitto, Christian Francese y Guillermo Folguera
1. Genes y evolución
2. Genes y desarrollo
3. El gen en las explicaciones biológicas del comportamiento humano
4. Apuntes finales

Capítulo 9. Complejidad y determinismo en la biología evolutiva del desarrollo (evo-devo), por Constanza Rendón, María José Ferreira Ruiz y Nicolás José Lavagnino
1. La Teoría Sintética y la exclusión de la embriología del estudio de la evolución. Integración y diversidad en la biología evolutiva del desarrollo
2. Complejidad en evo-devo
3. Recapitulación y conclusiones

Capítulo 10. El indeterminismo del gen. Patentes de ADN y la ausencia de un sustento teórico, por Agustín Martínez, Manuel Sánchez, Christian Francese y Erick Rubio
1. El patentamiento de ADN
2. Enfoques de la biología molecular: revisión histórica
3. Crisis del reduccionismo genético: el origen de la biología de los sistemas moleculares y el aporte de la biología del desarrollo
4. Apuntes finales: sobre el auténtico sustento de los criterios de patentamiento

Capítulo 11. La complejidad y la biología de la conservación, por Gabriela Klier, Federico di Pasquo y Tomás Busan
1. El pensamiento complejo: las aproximaciones de García y Morin
2. Los elementos “complejos” en la biología de la conservación
3. Consideraciones finales

Capítulo 12. El determinismo neural y la conciencia a partir de los experimentos de Libet sobre el libre albedrío, por Juan F. Franck y Agustina Lombardi
1. Los experimentos de Libet
2. Replicaciones posteriores del experimento
3. El intento de prescindir de la subjetividad
4. Conciliación experimental de las perspectivas de primera y tercera persona
5. Conclusiones

Capítulo 13. Cómo no perder el control en un mundo determinista, por Carolina Sartorio
1. Dos modelos sobre libertad
2. Aparentes contraejemplos al principio de superveniencia
3. El papel de la causalidad en el modelo actualista
4. Propiedades de la causalidad
5. Conclusión

Capítulo 14. Entre la esencia y la ausencia de la identidad personal. La obsesión por las determinaciones únicas, por Mariana Córdoba
1. Dos formas de esencialismo
2. El camino del escepticismo
3. Versiones no reduccionistas de la identidad personal
4. Consideraciones finales: ¿múltiples determinaciones?

Bibliografía

Nota de autores




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26/09/2015 Comentarios

Reseñas

Explicar el mundo Redacción T21 , 22/09/2015

El descubrimiento de la ciencia moderna


Explicar el mundo
Ficha Técnica
 
Título: Explicar el mundo
Autor: Steven Weinberg
Edita: Editorial Taurus. Barcelona, septiembre de 2015
Traducción: Damià Alou
Materia: Divulgación científica
Colección: Pensamiento
Encuadernación: Tapa dura
Número de páginas: 432
ISBN: 978-84-306-1724-1
PVP: 23,90€


El físico estadounidense Steven Weinberg, Premio Nobel de Física 1979, aborda en el libro, Explicar el mundo, una historia del pensamiento científico que abarca desde sus orígenes hasta la revolución científica del siglo XVII, con la síntesis de física y astronomía llevada a cabo por Newton, que sienta la bases de la ciencia moderna. El autor se centra en esos dos campos de la ciencia, porque fue en el momento en que la física, aplicada de forma sistemática a la astronomía, cuando la ciencia adquirió por primera vez una forma moderna.

El origen de este libro está en el trabajo realizado por Weinberg para preparar las clases de historia de la ciencia destinadas a alumnos que no tienen una especial preparación en física, matemáticas o astronomía. No es, por tanto, un libro especializado que requiera de un sólido conocimiento científico previo para ser disfrutado.
 
La observación del mundo, dice su autor, condujo a generalizaciones útiles: el fuego quema, el trueno presagia lluvia, las mareas son más altas cuando hay luna llena o luna nueva, etc. Todo ello acabó formando parte del sentido común e la humanidad. Pero de vez en cuando algunas personas deseaban algo más que una simple recopilación de hechos. Querían explicar el mundo.
 
No fue fácil. No es solo lo que nuestros predecesores no supieran lo que nosotros sabemos del mundo, sino, más importante aún, carecían de nuestra noción de qué hay que saber del mundo, y cómo aprenderlo. Una y otra vez, al preparar las clases de mi asignatura, me quedé impresionado al ver lo  diferente que era la ciencia de los siglos anteriores a la de mi propia época. Tal como afirman las muy citadas líneas de la novela de L.P. Hartley: “el pasado es un país extraño; allí hacen las cosas de manera muy diferente a como las hacemos aquí”. Espero que en este libro  haya conseguido ofrecer al lector no solo una idea de lo que ocurrió en la historia de las ciencias exactas, sino también de transmitir la sensación de lo difícil que ha resultado todo.
 
Por tanto, este libro no trata tan solo de cómo llegamos a aprender diversas cosas sobre el mundo, que es, naturalmente, el tema de cualquier historia de la ciencia. Lo que he pretendido en este libro es un poco distinto: se trata cómo aprendimos a aprender lo que es el mundo.
 
El criterio del autor (que él mismo califica de “pantanoso”) es el de juzgar el pasado de la ciencia con los criterios del presente. La perspectiva del libro es la de cómo ve un científico actual en activo la ciencia del pasado.
 
La obra se estructura en quince capítulos agrupados en cuatro partes. En ellos se exponen muy diversos descubrimientos científicos a lo largo de los siglos; al final del libro hay un apéndice de notas técnicas que desarrollan y explican esos descubrimientos mediante álgebra y geometría. No es necesario leer estas notas para seguir el texto principal, pero al lector interesado y con cierta base matemática le puede resultar provechoso apreciar cómo se aplica ésta al conocimiento
científico.


Índice
 
Prefacio
 
Primera parte. La física Griega
  1. Materia y poesía
  2. Música y matemáticas
  3. Movimiento y filosofía
  4. La física helénica y la tecnología
  5. Ciencia antigua y religión
 
Segunda parte. La astronomía griega
  1. La utilidad de la astronomía
  2. La medición del Sol, la Luna y la Tierra
  3. El problema de los planetas
 
Tercera parte. La Edad Media
  1. Los árabes
  2. La Europa medieval
 
Cuarta parteLa revolución científica
  1. El  sistema solar solucionado
  2. Comienzan los experimentos
  3. El método considerado
  4. La síntesis newtoniana
  5. Epílogo: la gran reducción
 
Agradecimientos
Notas técnicas
Notas
Bibliografía
Índice analítico
 

Datos del autor
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22/09/2015 Comentarios

Reseñas

La luz de las palabras Redacción T21 , 21/09/2015

Estudio sobre la poesía española contemporánea desde el pensamiento de la diferencia sexual


La luz de las palabras
Ficha Técnica

Título:
La luz de las palabras
Autora: Nieves Muriel García
Editorial
: Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). España, 2013
Materia: Poesía
Formato: PDF-DRM
PVP eBooks: 5,95 €

La escritura de las mujeres a lo largo de la historia es una mediación indispensable que ha contribuido en la búsqueda de sentidos libres de lo femenino y la experiencia de ser mujer en el mundo. Una experiencia a la que el pensamiento feminista contemporáneo ha sabido dar una escucha crítica apropiada recogiendo lo que las creadoras y poetas de todos los tiempos han escrito.  

Desde esta apuesta, La luz de las palabras revisa la escritura poética de las mujeres en España a partir de la segunda mitad del siglo xx y lo hace desde el pasaje abierto por el pensamiento de la diferencia sexual. Pensamiento pensado por mujeres cuya red conceptual sirve para reconocer e introducir la libertad y el deseo femeninos en la historia y en el mundo.

 Desde un canon flexible, la posibilidad de lectura a la que invita este estudio atiende, no sólo a lo que las poetas han dicho o cómo lo han dicho, sino también a cómo estas introducen en el discurso poético otras maneras de mirar y contar el mundo, ya sea a través de experiencias humanas comunes o de miradas y experiencias en las que brilla el sentido libre de la diferencia de ser mujer.

Este estudio propone además una reflexión sobre la repercusión que el pensamiento y la política de las mujeres han tenido en la sociedad del pasado siglo xx y cómo el discurso poético de las poetas recoge muchas de las cuestiones y nudos que a su vez han preocupado al pensamiento feminista, mostrando cómo, de manera consciente o inconsciente, la escritura poética de las mujeres recoge los itinerarios de dichos cambios y mantiene vivo el deseo de escritura.

 De ahí que el acto de escribir tenga un valor político que es fundamento en este estudio en el que la escritura es entendida como una puesta en práctica de la libertad trascendencia, un sentido de libertad que el pensamiento de la diferencia sexual promueve.

Los poemas han sido escogidos por lo que dicen y por cómo lo dicen, es decir, por su capacidad de trasmitir simbólico, o dicho de otro modo, originalidad y experiencia. Sobre el hecho de que este estudio recoja únicamente textos escritos por mujeres y su intencionalidad, valga señalar que este pide estar lejos de sentidos que pretendan hacer justicia. «No, no es eso, no es eso; mi poema no es eso», como escribe la poeta Mª Victoria Atencia.

Este estudio no es eso. No pretende llenar ninguna carencia, si no ir más allá, más allá de la ausencia y la victimización reconociendo autoridad a lo que otras han escrito antes. Reconociendo a la palabra escrita por mujeres la luz primera y su mediación original en tiempos del final del patriarcado.     
 
 
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21/09/2015 Comentarios

Reseñas

¿Palabra del Señor? Más allá de los prejuicios sobre las religiones
Ficha Técnica

Título: ¿Palabra del Señor? Más allá de los prejuicios sobre las religiones
Autor: Mariano Veloy
Edita: Plataforma Editorial, Barcelona, 2015
Colección: Plataforma Actual
Encuadernación: Tapa blanda con solapas
Número de páginas: 108
ISBN: 978-84-16256-88-4
Precio: 14 euros

Son varios los adjetivos que valdrían para presentar esta obra: original, didáctica, profunda, accesible,… A todos ellos responde, pese a la aparente sencillez con que se viste.

Hay una Nota del autor que nos indica lo que persigue con su trabajo: “La propuesta de este libro es mucho más modesta, inocente casi, ya que se trata de un sencillo juego: dejar de lado los tópicos y acercarse al pensamiento espiritual, es decir, a la conciencia de pertenecer a un mecanismo quién sabe si infinito”.

Se puede ir más lejos, ya que, si bien no se puede contradecir a Mariano Veloy cuando nos propone su libro como un juego, sin embargo, sus propuestas superan los límites de un mero entretenimiento, brindando al lector la posibilidad de ahondar, mediante la reflexión, sobre los posibles alcances de sus planteamientos. Aun así, tras la Nota del autor, figuran unas Instrucciones de uso, donde se recogen las reglas del juego. Es ahí donde figura la estructura de cada uno de los veinte apartados que componen el libro.

Son, en total, dos decenas de capítulos en los que se nos proponen otras tantas preguntas que “se corresponden con las cuestiones esenciales del pensamiento espiritual, relacionadas tanto con la metafísica como con la ética”.

Algunos de tales capítulos responden más que otros a lo que llamamos cuestiones fundamentales y trascendentes; en todo caso, se trata de cuestiones que gozan de una gran actualidad.

A cada una de estas cuestiones se ofrecen catorce respuestas, lo que da ya una idea de las pretensiones del autor. No se trata de una respuesta biunívoca con la pregunta; más que una solución al tema planteado, Mariano Veloy nos ofrece pistas, caminos por los que circular, veredas por las que transcurrir para que sea la reflexión del lector la que aporte la explicación que más se adecue a sus personales circunstancias.

Las propuestas ofrecidas no son propias del autor. Modestamente, ofrece un amplio abanico de posibilidades. Nos dice: “Estas respuestas son anónimas e incluyen las posturas más ortodoxas de las distintas religiones, pero también de pensadores heterodoxos. Así, los textos canónicos –Antiguo y Nuevo Testamento, el Corán, los Vedas, los Upanishads, …- conviven con pensadores, escritores e intelectuales que hacen su propia lectura de la tradición. Entre otros, encontraremos a Kant, Gandhi o Einstein, a Voltaire, Maquiavelo o David Foster Wallace”.

Como en todo trabajo serio que se precie de serlo, el autor nos invita, al final de cada capítulo, a comprobar las fuentes de las que ha tomado los textos propuestos. Es una bibliografía amplia, como corresponde a las muy variadas posturas ante los trascendentales temas que plantea. Añade una nota curiosa: “Está permitido sorprenderse, exclamarse o indignarse ante las respuestas más heterodoxas, o al descubrir que se está de acuerdo con una tradición con la que no se tiene simpatías (o al contrario, que se está en desacuerdo con la propia tradición)”.

Y, como prueba de lo que llevamos expuesto acerca de la invitación que encierra la obra, al final de cada sección el autor ha dejado un espacio en blanco para que cada lector escriba sus propias conclusiones.

No mucho más se puede decir de este libro, pues, más que una propuesta cerrada, se trata de abrir una reflexión, incluso se podría decir que son como los puntos de meditación que proponía Ignacio de Loyola en sus Ejercicios Espirituales.

No es preciso leerlo de forma secuencial. Se puede abordar su lectura desde cualquiera de los temas que lo componen. Y, por supuesto, nada de una lectura apresurada; hay que paladear cada uno de los textos, adentrándose en su profundo significado.

Como obra de mucha utilidad, solo queda recomendar su lectura. Los asuntos que trata merecen la pena, como se podrá comprobar en el Índice que ofrecemos seguidamente; seguro que se pueden ocurrir otros muchos; quizás, Mariano Veloy acepte la invitación para ofrecernos otra obra como esta.

Índice

Nota del autor
Instrucciones de uso

1. Pero Dios, ¿qué es?
2. ¿Dónde está la fe?
3. ¿De qué sirve la oración?
4. ¿Cuál es el camino?
5. ¿Para qué la religión?
6. Esto que veo ¿es el mundo?
7. ¿Quién me dice la verdad?
8. ¿Quién es sabio?
9. ¿El amor es todo lo que necesitas?
10. ¿Y qué hacemos con la mujer?
11. ¿Cuál es la virtud de un hombre bueno?
12. ¿Dónde queda la amistad?
13. ¿De verdad tengo que perdonarlo?
14. ¿Dios quiere que esto me duela?
15. ¿Se puede no odiar?
16. ¿Es bueno resistirse a las tentaciones?
17. ¿Eres rico o eres bueno?
18. ¿No puedo enfadarme?
19. ¿Así termina todo?
20. ¿Seré castigado?

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18/09/2015 Comentarios

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Redacción T21
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