CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Escribe Antonio Piñero

Pegunta:

Quiero dejarle una consulta que me ha llevado a la reflexión. Si bien tenemos al día de la fecha conocimiento de que en la antigüedad se adoraban divinidades como el dios, mi consulta va más allá. Hoy como podemos entender que las mismas se originaron?

¿Se puede decir que un grupo de personas en la antigüedad pensaron que el mundo debió existir por la creación de un ser Superior imaginario quizá, pero que a partir de un momento en el tiempo decidieron crearlo, asignarle un nombre, una representación por medio de una escultura y lo llamaron EL, Baal u otros existentes? ¿Se puede llegar a esa conclusión o decir que no lo sabemos simplemente?

RESPUESTA:



Mi opinión es que en realidad nada sabemos de cierto sobre el origen de la idea de Dios y por tanto se puede decir poco del origen de 'El y Yahvé, aunque se han escrito cientos de libros sobre ello.
A este respecto y sobre la "Historia de las religiones, y sus orígenes", vea el Blog ("Comparti"r, Preguntas y Respuestas, 7 mayo 2014, FB). Utilice el calendario, por favor.

Como complemento le copio lo que escribí una vez a pregunta semejante:

Las preguntas que Usted hace encajan perfectamente en el ámbito en el que el ser humano se ha cuestionado siempre y lo ha formulado en ciertas preguntas fundamentales acerca de su existencia en la tierra, tan limitada, tan sujeta a constantes peligros, tan inestable, necesitada de ayuda… lo que le lleva a buscar la seguridad en alguna fuerza superior a él que le proporcione cobijo. Esta búsqueda de la seguridad y del cobijo, y en concreto la respuesta al miedo a la muerte y a lo que pueda haber detrás de ella lleva –según opiniones de muchos expertos, como Edward Burnett Tylor, el miedo a la muerte está en el origen de la religión. Tylor defiende también la teoría animista (puede ver un resumen de ella en Internet y además puede consultar con mucho provecho la obra de Gonzalo Puente Ojea, Crítica antropológica de la religión. Las sendas equivocadas del conocimiento humano, editado por Signifer Libros, colección Thema, Mundi/4, Salamanca - Madrid 2013. Segunda edición revisada y ampliada por el autor.

Y sobre los orígenes de las divinidades ’El, Yahvé y Baal en Israel, le transcribo lo que escribí ya en el Blog a propósito de la obra “Los orígenes de la religión de Israel”. “Imagen y palabra de un silencio”, un libro de Julio Trebolle. Editorial Trotta, Madrid 2008.

La religión de los israelitas y la figura y culto a su dios único, ’El y Yahvé, es el producto de una evolución y de la mezcla de concepciones diversas.

Entre ellas destaca la idea en torno a la divinidad. En un principio la religión patriarcal y familiar de los clanes y familias que luego serían Israel no conocía a Yahvé. Su Dios era la divinidad cananea ’El (la misma palabra que el árabe Alá, cuyo significado es simplemente “dios”). “La presencia del elemento ’El en el nombre propio “Israel-’El” corresponde a un estadio en el que el dios de las tribus israelitas era todavía ’El y no Yahvé” (p. 266).

En Éxodo 6,2-3 se lee “Habló Dios a Moisés y le dijo: «Yo soy Yahvé. Me aparecí a Abrahán, a Isaac y a Jacob como El Sadday; pero mi nombre de Yahvé no se lo di a conocer”.

Este pasaje reconoce claramente lo que acabamos de decir y significa que la religión del dios cananeo ’El es fundamentalmente el sustrato profundo de la religión yahvista, pero que esta divinidad se superpone y añade sus propias características a la antigua religión base.

Según el conjunto del capítulo 6 del libro del Éxodo, el nombre de esta divinidad se comunica a Moisés tan sólo en la teofanía del Sinaí. Pero luego advierte el mismo libro, en el episodio de la zarza ardiente que se le muestra Moisés, pastor de ovejas, en el monte Horeb, que la divinidad que se le muestra de modo tan asombroso es la misma antes adorada con el nombre de ’El: “Y añadió: «Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.» Moisés se cubrió el rostro, porque temía ver a Dios (Ex 3,6)”.

Trebolle añade que Moisés conoció al dios Yahvé a través de su suegro, que era un madianita, sacerdote de ese dios.

Las primeras referencias al dios Yahvé lo sitúan en el sur de Palestina. Es el “Dios del Sinaí” (salmo 68,9), que sale de Seír (unas montañas al sur del mar Muerto habitada primero por hurritas y luego por madianitas/edomitas, por ser zona fronteriza) y avanza desde los campos de Edom (Jueces 5,4-5); que viene del Sinaí, desde Seír (Dt 33,2) o de Temán (Hab 3,3). No cabe pensar que israelitas de una época posterior localizaran a su Dios en un territorio extranjero, si ello no respondía a un recuerdo mínimamente histórico” (p. 266).

Por tanto Yahvé es un dios más antiguo que Israel. Era la divinidad de una montaña sagrada situada al sur de Palestina. Lo más probable es que Moisés (lo que de entre las leyendas puede reconstruirse como la base histórica de un personaje difuso, cuyo nombre y procedencia parecen ser egipcias, no hebreas) se convirtiera a ese dios, convenciera a un grupo fuerte de entre las gentes de su entorno y que la adoración a esa divinidad se consolidase tras el convencimiento profundo de que ella, y no El era la los había liberado de la esclavitud de Egipto.

Por tanto el origen de la religión yahvista “se relaciona con un grupo de hapiru, formado básicamente por prisioneros de guerra de origen étnico muy diverso, condenados a trabajos forzosos en la región egipcia de Pi y Ramsés” (p. 277).

Esta divinidad exige pronto una adoración exclusiva: se proclama primero la más importante, y luego la única. Hay desde el principio una tendencia al monoteísmo que la Biblia liga indisolublemente al movimiento religioso político impulsado por Moisés.

“La investigación más reciente afirma que hasta el exilio en Babilonia la religión de Israel seguía siendo una religión politeísta que no se distinguía de las de su entorno. Hasta los siglos IX-VIII a.C. no existió ni la idea ni la práctica de un culto exclusivo a Yahvé, en cuyo proceso de formación a partir de esta época tuvo influjo decisivo el movimiento profético de un solo Yahvé” (p. 269).

El monoteísmo teórico, por tanto, no era propio de la religión oficial –patrocinada por el monarca y sus acólitos- en contraposición con la religión popular, politeísta y tendiente a la magia. La verdadera contraposición se dio entre un politeísmo, tanto de la monarquía como del pueblo y un grupo de gentes religiosas, entre los que destacaban los profetas, cuya figura épica es Elías, que luchaban por implantar el culto de un dios único.

La transición de la época politeísta hasta el yahvismo posterior, se dio según Trebolle, por un movimiento doble de convergencia y de diferenciación. El movimiento de convergencia se hizo asimilando con la figura de Yahvé las características de otros dioses: ‘El, Baal e incluso la divinidad femenina Asherá. Yahvé tiene en sí mismo, y mejor, las cualidades de cualquier otra deidad. De Baal en concreto Yahvé asume las características de Dios guerrero y de los fenómenos atmosféricos de los cielos.

El proceso de diferenciación de Yahvé se logró, al parecer, por un impulso interno de la religión yahvista que desde sus orígenes tendía a oponerse a cualquier otra divinidad.

Finalmente es interesante la síntesis de nuestro autor que resume en tres fases la evolución del discurso sobre la unicidad de Dios:

1. En un principio “no tendrás otros dioses más que a mí” (Ex 20 Y Dt 5), lo que manifiesta que se acepta que existen otros dioses, a los que no se debe hacer caso alguno, sin embargo.

2. “Yahvé nuestro Dios es el solo Yahvé” (Dt 6,4), donde se establece la obligación del culto a una sola divinidad.

3. Llegada a una formulación estrictamente monoteísta: “Yo, Yahvé, soy el primero y el último; fuera de mí no hay otros dioses” (Is 44,6).

Por último, Trebolle se hace eco de la teoría dentro de la historia de las religiones (propugnada por ya Jakob Burckhardt en el siglo XIX) que el cambio a una religión estrictamente monoteísta no pudo ser más que instantánea, es decir, por una imposición desde las superiores instancias religiosas. En este caso hubieron de ser las que encarnaron, a la vuelta de exilio, ya en Israel, los impulsos continuos que desde la época de Elías y del profeta Oseas se habían hecho en este sentido. Por tanto, el movimiento encabezado por Nehemías y Esdras.

Esto supone que el monoteísmo absoluto en Israel, a pesar de que la Biblia lo muestra como un fenómeno campante ya entre los antepasados de Israel, en los orígenes, es un hecho mucho más tardío de lo que se supone. Esta tesis no desconoce, ni le resta méritos a aportaciones anteriores a este movimiento monoteísta: los redactores deuteronomistas, el profeta Jeremías y las reformas religiosas y políticas de los reyes de Judá Ezequías y Josías en el siglo VII a.C.

Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
Domingo, 24 de Julio 2016
Escribe Antonio Piñero


I. El nombre de Jesús. Hace un cierto tiempo he dedicado una postal a este tema, por lo que en esta visión crítica y de conjunto de Mateo 1-2 y Lucas 1-2, hago un simple resumen.

Los datos respecto a cómo llamaba la gente de Galilea Jesús y luego en Jerusalén son los siguientes

1: Jesús de Nazaret: solo en 2 ocasiones en todo el Nuevo Testamento: Mc 1,9 y Hch 10,38 (quizás podría interpretarse también así Mt 21,11).

2: Jesús el nazoreo: 13 veces en el Nuevo Testamento: Mt 2,23; 26,71 Lc 18,37; Jn 18,5.7; 19,19; Hch 2,22; 3,6, 4,10; 6,14; 22,8; 24,5; 26,9 (en total 14 veces). La etimología hebrea de Nazoraîos es incierta: puede provenir de nazir (“el que ha hecho voto de nazireato”: heb. Nazar, “atar”/ “religar”) o de nétzer (“retoño”, “vástago”, se sobrentiende que de David cuando se habla del mesías).

3. Jesús el nazareno: 6 veces Mc 1,24; 10,47; 14,67 y 16,6 y de los demás evangelistas solo en Lucas 4,34 y 24,19. Esta lectura (nazarenós) tiene una variante en los manuscritos que es nazorenós. Los copistas consideraron que estas dos lecturas son equivalentes o formas intercambiables.

4. El lector de la tradición evangélica siente al leerla que –para los autores, Mateo y Lucas– nazoreo, nazareno y vivir desde pequeño en Nazaret (indiferentemente de si se ha nacido o no allí) es lo mismo. Un ejemplo parcial es Mt 2,23, «Fue a vivir en una ciudad llamada Nazaret; para que se cumpliese el oráculo de los profetas: “Será llamado Nazoreo”». Para Mateo ser de Nazaret y nazoreo es lo mismo.

5. Como estamos ya en la fase evangélica de la tradición que tiene ya fuentes en griego y que se escribe toda en griego, encontramos algunas dificultades con estas derivaciones. En concreto “un hombre de Nazaret” se diría “Nazaretanós”. Además Nazaret y Nazoreo/nazarenos tiene una consonante diferente en arameo que los hablantes de esta lengua no confunden jamás = La /z/ Nazaret se escribe en arameo con tsadé y la /z/ de nazoreo /nazareno se escribe con zayin. Los arameoparlantes no las confunden jamás.

6. Por tanto “de Nazaret, nazoreo/nazareno” es una pura confusión en griego y no en el arameo de tiempos de Jesús.

7. Es muy improbable que en el Israel del momento en general y en particular en Galilea, muy nacionalistas, que la gente arameoparlante denominara al rabino exorcista y sanador “Jesús de Nazaret”. O bien le llamaban “Jesús ben Josef (hijo de)” o bien “Jesús el nazoreo”, el nazir, el que había hecho votos de consagración exclusiva a Dios o bien “Jesús el hombre santo” (de Dios) como en Mc 1,24. Est es la hipótesis más probable propuesta por algunos investigadores a los que me sumo.

En consecuencia, debemos concluir que en realidad no sabemos cómo denominaban a Jesús y que nuestra denominación siempre tan repetida de “Jesús de Nazaret” es probablemente incorrecta. Es el modo griego usual de llamar a la gente, no el arameo.

II. ¿Nazaret o Belén como lugar de nacimiento?

A: Mc 6,1 lugar de nacimiento: “Salió de allí (sale de la Decápolis y va a la otra orilla:) y vino a su patria (Nazaret por 1,9), y sus discípulos le siguen”. (Es solamente el lugar de origen de sus padres = patrís? Jn 1,45-46: “Felipe se encuentra con Natanael y le dice: «Ese del que escribió Moisés en la Ley, y también los profetas, lo hemos encontrado: Jesús el hijo de José, el de Nazaret.» 46 Le respondió Natanael: «¿De Nazaret puede haber cosa buena?» Le dice Felipe: «Ven y lo verás»”. Jn 7,40-41: “Muchos entre la gente, que le habían oído estas palabras, decían: «Este es verdaderamente el profeta» (Dt 18,15: “Yahveh tu Dios suscitará, de en medio de ti, entre tus hermanos, un profeta, a quien escucharéis.”). Otros decían: «Este es el Cristo.» Pero otros replicaban: «¿Acaso va a venir de Galilea el Cristo?”.

B: Mt 2,1: “Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén” y Lucas lo mismo. Contradicción = Miqueas 5,1: “Mas tú, Belén Efratá, aunque eres la menor entre las familias de Judá, de ti me ha de salir aquel que ha de dominar en Israel, y cuyos orígenes son de antigüedad, desde los días de antaño. Por eso él los abandonará hasta el tiempo en que dé a luz la que ha de dar a luz. Entonces el resto de sus hermanos volverá a los hijos de Israel. El se alzará y pastoreará con el poder de Yahveh, con la majestad del nombre de Yahveh su Dios. Se asentarán bien, porque entonces se hará él grande hasta los confines de la tierra”. Obsérvese la vertiente imperialista del mesianismo.

Hay otro Belén, Belén de Nazar, nombrada en Josué 19,15 (Heredad de Zabulón y sus límites: “Cattat, Nahalal, Simrón, Yiralá y Belén: doce ciudades con sus aldeas”). Hipótesis: Jesús nació ahí. Pero es una mera suposición que no tiene fundamento en texto alguno. Como Protoevangelio de Santiago y Ps. Mateo, que como el Mateo (que no lo dice expresamente) canónico sitúan a la familia de Jesús viviendo en Belén y no en Nazaret). Por ello es mejor pensar que una vez afianzada fe en mesianismo de Jesús se dice que nació en Belén porque tenía que nacer allí.

Dentro de Mateo mismo hay dos tradiciones en apariencia al menos contradictorias: a) Jesús nace en Belén; b) Jesús es llamado nazoreo. Para el evangelista no hay contradicción. “Nazoreo” viene de haberse criado en Nazaret. Pero ya hemos visto que eso no parece posible: daría “nazaretano” o más difícilmente nazareno, pero no “nazoreo”. Por tanto, “nazoreo” es como le llamaba la gente a Jesús, independientemente de que hubiera o no nacido en Nazaret. Y dado que la manera usual sería Jesús, hijo de José, si le llamaban nazoreo es porque Jesús era un nazireo. O en general un “hombre santo” (Mc 1,24).

Si comparamos la tradición de que Jesús nació en Belén, nos encontramos con otro problema arriba enunciado: no casan los datos de Mateo (estrella; reyes magos; adoración; engaño de Herodes; matanza de inocentes; viaje a Egipto; vuelta a Nazaret) con los detalles de Lucas (vivir en Nazaret, censo; viaje a Belén; pastores; vuelta a Nazaret sin viaje a Egipto).

A: La tradición de Mateo se basa solo en el cumplimiento de las Escrituras: a) Nacimiento en Belén = Miq 5,1; huida a Egipto (Os 11,1: “Cuando Israel era niño, yo le amé, y de Egipto llamé a mi hijo”); la matanza de los inocentes = Jr 31,15: “Así dice Yahveh: En Ramá se escuchan ayes, lloro amarguísimo. Raquel que llora por sus hijos, que rehúsa consolarse - por sus hijos - porque no existen” (lo que no existen son los exiliados a Babilonia); la vuelta a Nazaret (“será llamado nazoreo) en una profecía que no sabemos cuál es al pie de la letra, pero probablemente el que el mesías será el nuevo Sansón: este liberará a Israel de los filisteos y el mesías liberará a Israel y a la humanidad del Diablo: Jue 13,2-5:

“Había un hombre en Sorá, de la tribu de Dan, llamado Manóaj. Su mujer era estéril y no había tenido hijos. 3 El ángel de Yahveh se apareció a esta mujer y le dijo: «Bien sabes que eres estéril y que no has tenido hijos, 4 pero concebirás y darás a luz un hijo. En adelante guárdate de beber vino ni bebida fermentada y no comas nada impuro. 5 Porque vas a concebir y a dar a luz un hijo. No pasará la navaja por su cabeza, porque el niño será nazir de Dios desde el seno de su madre. El comenzará a salvar a Israel de la mano de los filisteos»”.

Obsérvese el parecido con la historia de la concepción virginal. Estamos en el mismo mundo legendario sobrenatural. El hagiógrafo no necesita hechos seguros. Inventa lo que pasó a la luz de las Escrituras.

B: La tradición que recoge Lucas: no se basa en las Escrituras como Mateo pero no tenemos forma de comprobar su veracidad. En cuanto 1. Contiene elementos sobrenaturales (sobre todo la escena de los pastores) 2. No casa con la de Mateo, y lo del censo de Quirino es una mera confusión., concluimos que es pura leyenda. 3. María luego no tiene ni idea de lo que paso y eso que Lc 2,19 afirma: “Y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les decían. 19 María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón.”

C. Marcos ignora todo esto.

D. Si Juan conocía esta tradición, la rechaza en Jn 1,45-46; Jn 7,40-42.

En conclusión: es posible que Jesús haya nacido en Nazaret… con ciertas dudas (de santo/ nazir/nazoreo) a Jesús de Nazaret al modo grecorromano. Porque si Marcos no sabe nada es probable que hacia el 72-75 se hubiera perdido el recuerdo exacto de dónde nació Jesús ya que la vida oculta no interesó en tiempos de Marcos solo su muerte y resurrección (< Pablo). El movimiento de invención de la vida oculta de Jesús en los evangelios canónicos no se distingue en el fondo de los impulsos que llevaron a la creación de los Evangelios Apócrifos.
Por tanto: es casi seguro de que Jesús no nació en Belén. No está probado, no es seguro, de que hubiera nacido en Nazaret. Si parece seguro por muchos indicios que nació genéricamente en Galilea. Tendremos que decir en todo caso y para no equivocarnos “Jesús de Galilea”. De lo demás confesar que no sabemos nada con seguridad.

Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
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Viernes, 22 de Julio 2016
Escribe Antonio Piñero

La situación actual de la investigación respecto a los problemas críticos suscitados por el análisis de los “Evangelios de la infancia” de Mateo y Lucas es la siguiente:

• Críticos radicales: todo es puramente legendario. No podemos obtener casi nada histórico de estos capítulos, salvo los nombres de los padres de Jesús. Ni siquiera es seguro cómo se denominaba a Jesús ni tampoco su lugar ni fecha exacta de nacimiento.


• Críticos moderados, normalmente “confesionales”. El texto de los dos capítulos es legendario, pero los autores están voluntariamente haciendo “historia teológica”. Bajo este sintagma se entiende que los autores de estos cuatro capítulos toman consciente o inconscientemente temas del Antiguo Testamento (por ejemplo el oráculo de Balaán de Números 22-24) para vehicular un mensaje teológico “cristiano”, cuya síntesis podría ser la siguiente: Jesús de Nazaret, nacido en Belén, es el mesías; su nacimiento fue prodigioso, más que el de otros héroes de los paganos; es el mesías pero no solo de Israel, sino del universo entero.

• Esos cuatro capítulos son en realidad parábolas sin historicidad alguna pero con grn carga de teología: (Marcus J. Borg y Jean Dominique Crossan) en una obra editada por Verbo divino, que lleva el título “La primera Navidad”. Recordarán los lectores que allí comentaba cómo se entiende este La parábola es una forma de discurso, lo mismo que la poesía. Es una forma de utilizar el lenguaje” (p. 37).


El modelo es el corpus de parábolas de Jesús. Nadie se preocupa si los acontecimientos relatados en las parábolas son objetivos o no. Lo que importa es el significado, el mensaje que se transmite, no la objetividad. Ello –según los autores- no significa renunciar a la ciencia de la historia, sino darle un nuevo significado. Al situar las narraciones parabólicas en el contexto del siglo I, en el Israel y en el Imperio de la época de los evangelistas –opinan-, se cae en la cuenta que también para los lectores de esa época lo que importaba no era el significado literal, sino “lo supraliteral, lo suparaobjetivo, el plus de significado”. “¿Tuvieron realmente lugar esos acontecimientos, y en especial los más espectaculares como la anunciación o la concepción virginal? Este debate no sólo es estéril, sino una distracción, pues aparta la atención de lo verdaderamente importante: ¿qué significan esos relatos? Dejando de lado que sucedieran o no, ¿cuál fue, y cuál es hoy su significado?

Esta interpretación es una variante de la segunda, más precisa si se quiere y camina por el sendero de interpretar todo lo que de mito y leyenda puede tener la religión cristiana como un mero símbolo. Este sistema obvia la dura realidad dogmática = hay que creer en los dogmas como verdades objetivas, y los interpreta todos como símbolos. He escrito también que esta es la línea si no iniciada, sí oficializada y con espaldarazo teológico, del escrito programático de Roger Haight, “Jesús, símbolo de Dios” editado en España por Trotta, y traducido por mí. Y he señalado además que es este un camino que se irá imponiendo poco a poco y que es la única solución para que las nuevas generaciones, alérgica a los mitos tradicionales (no los nuevos) puedan aceptar la religión cristiana.

Mi posición al respecto. Por un lado me acerco a la crítica radical: las “historias” de Mateo y Lucas son leyendas, pero ellos –los autores y sus comunidades– se lo creían plenamente. Y son dos leyendas diferentes, de origen radicalmente diferente. Por tanto, el historiador debe adoptar un escepticismo más o menos radical. No sabemos nada seguro. Pero, por otro lado, intento obtener algún dato histórico de estas leyendas: aceptar algo de aquello en lo que coinciden Mateo y Lucas, a saber, los padres de Jesús se llamaban Jesús y María. Pero no sabemos más. Todo lo de los hijos de José, aportado al matrimonio etc. es una tradición apócrifa. Acepto que Jesús nació en la época de Herodes el Grande y que al menos vivió en Nazaret. El que ese pueblecillo no haya dejado rastro en el Antiguo Testamento y en la historia en general no lo creo motivo suficiente para negar su existencia en el siglo I. Hay miles de pueblos nombrados en la historia antigua que no han dejado ni siquiera ni un solo rastro documental, más que una única mención.

Seguiremos.

Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
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Jueves, 21 de Julio 2016
Escribe Antonio Piñero

Seguimos con una visión crítica, por ahora general, de los “Evangelios de la Infancia” de Mateo y Lucas

La teología de los dos evangelistas es concordante en cuanto a la concepción extraordinaria de Jesús, que es lo único que importa para ellos, de modo que el héroe de la narración esté a la misma altura que las concepciones con intervención especial divina de personajes muy importantes del pasado, como el héroe luego divinizado Hércules, y entre los mortales más “corrientes”, Platón, Demócrito, Alejandro Magno e incluso Augusto.

En lo demás, desde el punto de vista teológico y narrativo apenas si muestran contactos Mateo y Lucas. Sí concuerdan en el nacimiento en Belén, en los tiempos de Herodes el Grande, y casi poco más. La gran teología veterotestamentaria de Lucas acerca del Mesías contenida en los cantos de Zacarías (el Benedictus) y de María (Magnificat) está ausente en Mateo. La teología lucana es puramente judía, una teología de un mesías que trae la salvación, sí, pero para Israel solo, y que contiene también las ideas usuales de los profetas postexílicos de la dominación universal de este sobre los demás pueblos, teología que, por otra parte no concuerda con las ideas mesiánicas del resto del Evangelio lucano: un mesías sufriente (aunque sin insistir demasiado en la cruz y sí, mucho, en la gloria dela resurrección).

La figura de Juan Bautista y su madre Isabel, presentes en Lucas, es desconocida por Mateo. Nada sabe este de la relación de Juan y la infancia de Jesús a través de María y su parentesco con Isabel; por tanto y su parentesco también con el Bautista. El ambiente terrible de la persecución de Jesús por Herodes, la matanza de los inocentes, la huida a Egipto, la ida a Nazaret según Mateo tras la vuelta del exilio no aparecen en absoluto en Lucas, en donde reina una atmósfera más bien idílica y gozosa con la presentación angélica del Mesías a los pastores, el coro celestial y la visita de adoración al Mesías por parte de los pastores, en la que participa de algún modo todas las gentes de la comarca de Belén. Según Lucas, la familia se había trasladado eventualmente desde Nazaret a Belén a causa del censo de Quirino Según Mateo, por el contrario, la familia residía en Belén desde siempre y solo se aposenta en Nazaret, tras el exilio voluntario en Egipto, huyendo de la crueldad de Arquelao.

Pero lo que me parece más importante desde el punto de vista de la historia –y la historicidad de lo narrado– es que en ambos evangelistas, el personaje de María y el pueblo de Jerusalén desconocen en el resto del evangelio absolutamente todo lo que le ha ocurrido a María: la maravillosa concepción de su hijo; las profecías de Simeón en el tiempo de la circuncisión del niño, el portento de un Jesús ya muy sabio cuando discute con los doctores en el Templo a la edad de doce años, etc. Todo está ausente del resto del Evangelio de Lucas y eso que María guardaba todo en su corazón (Lc 2,19 y 51).

Lo mismo puede decirse en líneas generales de Mateo. María y la familia de Jesús en el cuerpo general del Evangelio desconocen en absoluto toda la historia de la concepción virginal y las maravillas que la rodearon.

La conclusión que se obtiene, casi irremisiblemente, de estos hechos es que los capítulos 1 y 2 de Mateo y de Lucas no pertenecen al original de los evangelios, y que es en extremo dudoso que fueran añadidos posteriormente por los autores mismos de sus respectivas obras al sentir la necesidad de completar la “biografía” marcana de Jesús.

Me parece, y esto es ya hipótesis, que esos capítulos 1-2 fueron añadidos por otra persona con autoridad dentro del grupo que albergó el nacimiento de esos dos evangelios, mucho más tarde. Quizás durante la revisión que se hicieron –me parece que es indudable– de los evangelios en el siglo II antes del momento en el que se decidió su entrada en un canon naciente (no sabemos ni dónde, ni cómo ni cuándo)…, pero no sabemos tampoco quién fue el glosador. Lo capítulos 1-2 de Mateo y Lucas son un cuerpo extraño al resto de los respectivos. Me parece extraño que Marcos, que escribe hacia el 72-75, no experimentara la necesidad de contar la infancia del Salvador, o no supiera nada de ella, y que unos cinco o diez años más tarde, el autor de Mateo sintiera ya que había que añadir esa parte de la infancia del héroe Jesús a la “biografía” compuesta por su antecesor Marcos. Pienso que –viendo lo poco que casan esos añadidos con el resto de sus evangelios respectivos– que esos capítulos son glosa posterior, y obra de otra mano, extraña a los evangelistas. Pero el añadido debió de ser muy temprano, porque lo traen ya todos los manuscritos in duda alguna. Por tanto antes del 150.

Seguiremos el próximo día describiendo las tres hipótesis interpretativas generales de estos capítulos iniciales de los Evangelios de Mateo y Lucas, que dominan la investigación actual.

Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
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Miércoles, 20 de Julio 2016
Escribe Antonio Piñero


Hay estudiosos, incluso católicos, como Joachim Gnilka, que comienzan sus “Vida de Jesús” (un clásico desde nada menos que desde 1972) con el bautismo de Jesús desde su bautismo por Juan. Consideran que todo lo que dicen Mateo 1-2 y Lucas 1-2 es tan absolutamente legendario que no cabe en una “biografía” científica de la vida del rabino galileo, Jesús. Yo opino más o menos igual que Gnilka y muchos otros, pero pienso que sí es necesario detenerse en estos capítulos evangélicos porque de ellos pueden extraerse datos interesantes sobre el carácter de los evangelios mismos y sobre sus autores, más que sobre Jesús.

1. Mi idea general, que debo fundamentar a lo largo de una miniserie, es que Mateo y Lucas reflejan ya el impulso y el principio motriz de lo que luego serán los Evangelios apócrifos: sienten que Marcos y la Fuente Q, en los que abrevan, son incompletos; hay que rellenar con datos legendarios y agradables para los creyentes lo que no se sabe por otros medios, es decir, por datos fiables. Basta echar una ojeada a los dos capítulos que inician Mateo y Lucas para caer en la cuenta de que los primeros pasos –vida oculta– de la vida del héroe de la fe, Jesús, no interesó en absoluto ni a Marcos ni a Juan, primero y cuarto evangelistas.

Marcos probablemente no se sintió interesado sencillamente porque no sabía nada o casi nada de esa “vida oculta”, y en segundo lugar por estar convencido de que la vida de Jesús antes de su bautismo era ininteresante. Jesús era un ser humano relativamente normal, que fue elegido por Dios entre varios posibles candidatos en la plenitud de los tiempos y que fue adoptado como hijo de la divinidad en el bautismo (Mc 1,9-11).

Y Juan, el cuarto y tardío evangelista, porque se centra de tal modo en sus especulaciones sobre la sabiduría divina y su palabra hacia los humanos, que en el fondo le daba igual en qué persona habría de encarnarse en la tierra tal Sabiduría/Logos para realizar el designio de la restauración de la obra de la creación, fallida desde que apareció sobre la tierra Adán (Jn 1,1-14). Por eso no era preciso contar a los lectores de su evangelio absolutamente nada de la vida de esa persona hasta que Dios decide que su presencia en la tierra sea significativa. “No hay” vida oculta, sino que Jesús comienza en verdad para la historia de la redención en verdad cuando un personaje relevante, el Bautista, que arrastraba multitudes (Flavio Josefo Antigüedades XVIII 116-117) y era un peligro público para el orden galileo-romano, proclama que Jesús es nada menos que el elegido como “Cordero” especial, cuya exaltación/muerte liberaría al mundo de los lazos de Satanás y comenzaría el proceso del retorno a los orígenes de la creación (Jn 1,26-29). Jesús es el revelador ante todo de ese proceso.

2. Mateo y Lucas recogen en el entorno de sus respectivas comunidades (¿Siria? y ¿Éfeso?) tradiciones sobre la infancia de Jesús que son en esencia incompatibles entre sí, ya que hablan de dos Jesuses distintos con episodios distintos y no encajables unos con otros.

Mateo, después de la genealogía de Jesús, presenta a un José desconcertado por el embarazo de su prometida, y a una muchachita embarazada, María, de la que no se cuenta absolutamente nada de una posible visita angélica que le explique su “estado de buena esperanza”. Solo José recibe el anuncio angélico que explica algo de lo que está ocurriendo. Y luego dice expresamente Mateo que tras nacer el héroe de la narración, Jesús, tuvieron José y María una vida matrimonial ordinaria y normal, de cuyos frutos no habla hasta el capítulo 13,55-56 (= Mc 6,1-6), donde da hasta sus nombres (Jacobo/ Santiago, Joseto, Judas y Simón más dos hijas innominadas).

El capítulo 2 de Mateo establece que el nacimiento de Jesús fue durante el reinado de Herodes el Grande (que muere en el 4 a.C.) y en Belén, donde residían José y María, no en Nazaret, como a veces se dice. Luego se suceden acciones maravillosas: la estrella que aparece de repente en los cielos, le venida de magos de oriente, para postrarse (prokyneîn de 2,2 no significa necesariamente “adorar”, como suele traducirse puesto que en la narración, por el momento trata solo del mesías rey de los judíos, un ser excepcional pero hombre al fin y al cabo). El engaño de Herodes y su enorme rabia: matanza de los niños inocentes, huida y estancia en Egipto, vuelta a Judea y retirada prudente hacia Galilea. De todo esto nada sabe en absoluto Lucas, aunque Mateo dice expresamente que “toda Jerusalén” (como en español “todo el mundo lo sabe”: Mt 2,3) se conmocionó con la llegada de los magos de Oriente y que se originó un enorme revuelo que por ello.

Lucas presenta un panorama totalmente distinto: en un largo primer capítulo habla de gentes que Mateo no conoce en absoluto, como Zacarías e Isabel, pariente de María, (no “prima” = hallazgo tardío, creo que aparece ya en la traducción de la Vulgata latina al inglés de John Wickliffe y sus colegas hacia 1380 y tantos, interpretación que dura hasta hoy día), con largos cánticos teológico-escriturarios como el Magnificat (todavía hoy los viejos del lugar lo reconocen por su nombre latino: Lc 1,46), y el de Zacarías (1,68, el Benedictus), canticos plenos de una teología sobre el mesías profundamente judía, sin asomo ninguno de arreglos mesiánicos cristianos tal como aparecen luego en el evangelio: aquí hay manos diversas a la del resto del evangelio o absorción de fuentes, sin más). Y el capítulo 2 de Lucas en nada se parece tampoco al 2 de Mateo. El de Lucas comienza con un censo universal ordenado por el emperador (del que nada sabemos por la historia de Augusto), y con una atmósfera de alegría y de aparición de ángeles (los pastores de Belén) totalmente desconocidos por Mateo.

En síntesis: dos narraciones divergentes que presentan al lector dos Jesuses distintos y dos historias diferentes imposibles de casar entre sí. Y ante este panorama la investigación actual, tanto protestante como católica o independiente, mantienen posturas de interpretación encontradas, también incompatibles, de las que hablaremos el próximo día. Estas posturas interpretativas puede reducirse a tres: a) total escepticismo acerca de su historicidad: nula; b) exégesis hermenéutica de estos relatos como “historias” teológicas”, y c) interpretación como simples símbolos y parábolas de cuya historicidad ni los mismos antiguos estaban seguros. Las dos últimas me parecen altamente improbables.

Seguiremos.

Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com

Martes, 19 de Julio 2016
Escribe Antonio Piñero

Pregunta:

Se está diciendo por ahí que Jesucristo era un extraterrestre qué opina sobre eso?

Anunakis o nefilin se les denominan reptilianos?

En qué parte de la biblia pone como se debe alimentar uno para tener salud q lo dijo Jesucristo? pues lei en alguna parte que en el libro Sesenio de La Paz con 240 pgs. lo ponía pero no le veo en la biblia.

Qué biblia es la menos trastocada en idioma español?. Un saludo.


RESPUESTA:

Breve escribe Usted, pero abundante en cuestiones. Intentaré responder.


1. No haga caso a estupideces. La ignorancia es súper atrevida. Lo mismo lo podría decir de Vespasiano, que dicen que curó a un ciego (Flavio Josefo), o de Apolonio de Tiana, que hizo diversos milagros, pero supongo que en estos casos la gente un poco seria se reiría aún más. En historia antigua no se puede inventar nada, sino cuando algo no se entiende se hacen hipótesis razonables y plausibles con los datos que uno tiene, no sacando conejos de la chistera.

2. Los anunakis podrías ser nefilim en cuanto pueden interpretarse como dioses secundarios en una corte de dioses. Pero los nefilim son espíritus / ángeles, o bien más tarde demonios, para los judíos, nacidos de los antiguos gigantes. Como ve todo pura mitología. Es probable que estos tomaran esos conceptos de las creencias generales del Medio Oriente, desde Sumeria, en concreto de la zona mesopotámica común. Pero luego los rebajaron y los subordinaron a Yahvé. Lea el cap. 6 del libro del Génesis. Se verá que son tradiciones muy antiguas que se transmiten de antaño, pero que se reinterpretan. Si algunos los laman reptilianos, no lo sé. Me imagino que será porque unen el capítulo 6 del Génesis con el capítulo 3 y la historia de la serpiente. Pero no tiene sentido alguno.

3. Yo no conozco nada de eso en el Nuevo Testamento como palabra de Jesús.. Vea el cap. 7 del Evangelio de Marcos…, pero poco tiene que ver. A Jesús no le preocuparon los alimentos en el sentido moderno de la dietética, sino si eran puros por sí mismos o no. Nada que ver en principio con la mejor salud del ser humano.

4. Muchas veces me lo han preguntado…. Para el Nuevo Testamento le recomiendo la Biblia de Jerusalén. El año que viene, 2017 tendrá Usted un Nuevo Testamento diferente, laico y aconfesional, respetuoso pero histórico crítico. Ya lo avisaré por las redes. Para el Antiguo Testamento recomiendo la Biblia de Cantera-Iglesias (de la B.A.C.). Sus notas son muy buenas.


Pregunta:

En abril de 2015 leí en una entrevista que le hicieron que “en el Evangelio de San Juan se insinúa en 2 ocasiones que Jesús sabía griego.”. Creo que una de esas dos insinuaciones podría ser cuando unos griegos buscan a Jesús. ¿Podría especificarme de todos modos cuáles son esas 2 ocasiones en las que se insinúa que Jesús sabía griego?


RESPUESTA:

Son meras posibilidades, pero posibilidades reales, debidas a que su trabajo estaba en Nazaret y esta villa estaba cercana de Tiberíades y Séforis donde había muchos griegos. Si quería conseguir trabajo debía chapurrear algo de griego.

El primer texto: Jn 7,35: “ Se decían entre sí los judíos: «¿A dónde se irá éste que nosotros no le podamos encontrar? ¿Se irá a los que viven dispersos entre los griegos para enseñar a los griegos?”

El segundo: Jn 12,20-22: “Había algunos griegos de los que subían a adorar en la fiesta. Estos se dirigieron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le rogaron: «Señor, queremos ver a Jesús.» Felipe fue a decírselo a Andrés; Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús.”

Información sobre esto y la educación de Jesús en mi obra “Ciudadano Jesús” (si le apetece, entre en www.antoniopinero.com. ciudadanojesus.com)

Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
Lunes, 18 de Julio 2016
Escribe Antonio Piñero

Pregunta:


Me dirijo a usted con la intención de encontrar la respuesta a una pregunta que me he hecho siempre y que, aun hoy, no he podido averiguar.

Es bien sabido que si hay alguien que me pueda aportar esa información es usted. Ha dedicado su vida al estudio de la vida de Jesús de Nazaret, y sobre él y más concretamente sobre lo que él opinaba acerca la homosexualidad, va mi pregunta.

Estaba Jesús de Nazaret a favor o en contra de la homosexualidad?

Las averiguaciones que he hecho me llevan siempre al mismo punto. La mayoría de autores que he consultado coinciden en que Jesús no se manifestó sobre ese tema, o al menos no se recogen opiniones sobre ese tema hechas por Jesús, ni en la Biblia ni en los evangelios. Lo que si hay son muchas interpretaciones de su punto de vista sobre ese tema elaboradas por diversos autores.

Unos dicen que compartía la visión del Antiguo Testamento, en que la práctica homosexual era considerada una abominación. Otros, que solo estaba en contra de la pederastia.


Me gustaría saber su opinión.



RESPUESTA:


Usted lo dice casi todo en su pregunta misma. Mi opinión: no podemos contestar a esta pregunta con certeza. No hay textos explícitos. Pero por el conjunto de lo que conocemos con mayor o menor probabilidad de Jesús de Nazaret, y de su situación psicológica, social y religiosa respecto a la religión y religiosidad judía del momento; su concentración en temas de la proclamación de la venida inmediata del reino de Dios y la necesaria preparación; su opinión sobre el matrimonio y el divorcio, en la que se manifiesta en la línea más rigorista farisea, afín a la de los esenios, es mucho más verosímil pensar que el tema de la homosexualidad no se le pasó ni siquiera por la cabeza. Y que si se le hubiera pasado, la habría condenado enérgicamente. La Biblia hebrea y la tradición judías son muy claras al respecto.


El Evangelio secreto de Marcos (lea, si le es posible una exposición crítica del único texto principal que según Morton Smith se ha conservado en mi obra “Jesús y las mujeres” de Editorial Trotta, Madrid, 2014) parece presentar a un Jesús con ciertas veleidades homosexuales (no lo dice expresamente ni mucho menos)… ¡Pero el texto es falso!



Pregunta:


Cuando se habla de un "Mesías" todos los reyes de Israel eran Mesías, hasta los reyes malos. Eran ungido con aceite de oliva por medio de un profeta que le echaba aceite en al cabeza y los reyes tenias que ser humanos y ningún rey era puro ni perfecto.


¿Cuándo los cristianos escuchan la palabra "Mesías" en mezclar a Dios y al Mesías, ponerlo en la misma cabeza en el mismo lugar es un concepto absolutamente pagano?


RESPUESTA:


Por supuesto que no. Ese concepto es judío y solo judío en sus peculiaridades. Que tenga contactos con otros personajes mezcla de mito e historia es normal.


He publicado desde hace un cierto tiempo el índice de "Preguntas y respuestas" por segunda vez y puesto al día hasta finales de mayo. Le ruego que copie el índice completo y lo ponga en papel y tendrá respuesta a bastantes de sus preguntas. Otra manera de responder a muchas preguntas sobre Jesús es el libro “Ciudadano Jesús”, donde respondo a muchísimas. Entre, por favor en www.ciudadanojesus.com


El lema/voz "Mesías" ha sido tratado varias veces. Le copio:

• Mesías, concepto y figura del (C, 14 mayo 2015, Blog/FB)
• Jesús mesías (C, PyR, 28 mayo 2014, FB)
• Jesús mesías rey (C, PyR, 3 agosto 2014, FB)


Donde los significados de las siglas son:

Nombre de la sección
Bc: Bajar a la calle
PyR: Preguntas y respuestas
C: Compartir
FB: Facebook

Lugar en que se encuentra el término buscado
Blog
FB
Blog/FB: en ambos lugares


Le ruego que esté atento al Índice.


Pregunta:


En los Evangelios de Marcos, Mateo, Lucas, Juan y Hechos de Apóstoles: cuando Jesús en juzgado por el "Sanedrín", sus nombres no aparecen dentro del relato, ¿a qué, se debe que no los incluyeron, y si aparece en algunos como Caifás y Anás, y también Poncio Pilato, pero los nombres del sanedrín que eran Consejo supremo nacional y religioso de los judíos, sus inicios data del siglo III a. C. hasta el siglo I d. C, a que se debe a que sus nombres no aparezcan en el Nuevo Testamento?

RESPUESTA:


Usted plantea una pregunta imposible de contestar, al menos satisfactoriamente.


El Sanedrín constaba de 72 miembros. Bastante es con que se nombre al presidente Caifás, y al que estaba manejando los hilos en la sombra, su suegro Anás. Y bastante es que se nombre también a uno de sus miembros, Gamaliel II, en Hch 5,34. Y que Marcos nombre igualmente a otro miembro del “Consejo” (=Sanedrín), José de Arimatea, en Mc 15,43 y paralelos Mt 27,57 y Lc 23,51, más 19,38. Probablemente el Nicodemo de Jn 3,1ss, también era miembro del Sanedrín, si es que este personaje es histórico.


Y para responder más, tendría que preguntar Usted directamente a los autores de los Evangelios y al autor de Hechos por qué no citaron más nombres de miembros del Sanedrín. Y ya puede Usted comprender que eso le va a ser un poco difícil. Por este motivo, no se puede responder totalmente a su pregunta y nos tenemos que contentar con lo que sabemos. Pasa a menudo en historia antigua.


Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
Domingo, 17 de Julio 2016

Escribe Antonio Piñero


Pregunta:

Me gustaría preguntarle por la Abominación Desoladora de 2 Tesalonicenses. Si la carta no es paulina me gustaría saber que quería decir el autor con que el hombre de iniquidad se sentaría en el Templo de Dios, diciendo ser Dios, si el Templo ya no existía.

Segundo, me gustaría saber para cuándo tendremos la nueva Biblia de San Millán y si en su desarrollo participan autores confesionales además de agnósticos. Muchas gracias por todo y un abrazo profesor.


RESPUESTA:


Usted se refiere probablemente al inicio del capítulo segundo de 2 Tesalonicenses donde propiamente no habla de “la abominación desoladora”, sino del anticristo y el que lo retiene para que no obre la maldad. He aquí el texto:

2 1 Os rogamos, hermanos, acerca de la venida de nuestro Señor Jesús el Mesías y de nuestra reunión con él, 2 que no os mováis tan a la ligera de vuestro pensamiento, ni os alarméis ni por un espíritu, ni por una palabra, ni por una carta presuntamente nuestra, como si estuviera inminente el día del Señor.

3 Que nadie os engañe de ninguna manera, porque antes vendrá la apostasía y se manifestará el hombre inicuo, el hijo de la perdición, 4 el adversario que se rebela contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto, hasta el punto de residir en el templo de Dios, mostrándose como si fuera Dios. 5 ¿No recordáis que cuando todavía estaba con vosotros, os decía estas cosas?

6 Ahora conocéis también qué es lo que lo retiene para que pueda manifestarse a su debido tiempo. 7 Pues ya está activo el misterio de la iniquidad. Sólo hace falta que el que lo retiene sea quitado de en medio. 8 Entonces se manifestará el impío, a quien el señor [Jesús] matará con el aliento de su boca y aniquilará con la majestad de su venida; 9 la venida del impío se realiza por la actuación de Satanás con todo su poder, con signos y prodigios falsos, 10 con toda clase de engaños inicuos destinados para los que han de perecer, porque no han aceptado el amor de la verdad en orden a su salvación. 11 Por eso, Dios les envía un engaño poderoso para que crean en la mentira, 12 y sean condenados todos los que no han creído en la verdad, sino que se han asentido a la injusticia.

Como ve, no sale en absoluto ese sintagma, que solo aparece en Mc 13,14, “14 Y cuando veáis «la abominación devastadora» erigida donde no debe –quien lea entienda– entonces los de Judea huyan a las montañas” y que se refiere a una profanación del Templo en la época del autor del Evangelio de la que no sabemos decir qué fue exactamente y que le comentaré luego.

El texto de 2 Tesalonicenses es ciertamente una posible referencia a Daniel 11,31: «De él surgirán tropas que profanarán el santuario, la fortaleza, abolirán el sacrificio perpetuo y establecerán la abominación desoladora».

Este pasaje es evocado también en Mateo 24,15. De este texto no se puede deducir que en el tiempo de su redacción el templo estuviese todavía en pie. El templo en general había pasado a ser una categoría espiritual (Efesios 2,21; 1 Corintios 6,19). También el templo de Jerusalén era objeto de uso metafórico. Un tratado entero del Talmud, Middot, describe en presente las dimensiones de un templo que ya no existía. Por tanto, no es dificultad alguna que el autor de 2 Tesalonicenses, discípulo de Pablo y probablemente judeocristiano utilizara el Templo como dimensión espiritual sin que existiera ya realmente.

Y El texto de Marcos 13,14, puede comentarse así aludiendo también al pasaje de 2 Tes que es posterior al del Evangelio:

la expresión abominación desoladora (o devastadora) está tomada de la versión de los Setenta de Daniel 9,27; 11,31 y 12,11 (también en 1 Mac 1,54) y significa una profanación del templo. En ese libro de Daniel significa la imagen sobre el altar del templo de la divinidad cananea Baal de los cielos, que para los judíos era totalmente idólatra pues equivalía al Zeus olímpico, erigida por Antíoco IV Epífanes hacia el 168 a.e.c., que originó –entre otras cosas– la rebelión macabea. Posteriormente pudo entenderse como el intento de Calígula de erigir su propia imagen, y la Zeus Olímpico, dentro del templo de Jerusalén en los años 39-40, que fracasó gracias a su muerte, asesinado, en el 41.

En tiempos cercanos a la composición de Marcos, esa abominación debía de ser una persona, porque bajo la versión española, erigida, se halla un participio griego en masculino singular, hestekóta. No sabemos a quién se refiere, pero las especulaciones de los exegetas van desde el ejército romano asediador, personificado, hasta figuras más o menos conocidas, como la consagración como sumo sacerdote de un personaje, un tal Fanías, no apto para el cargo durante la guerra contra Roma, hasta una figura anónima, desconocida, el anticristo, al estilo de la que se menciona en 2 Tes 2,8-12. La aparición de este anticristo es ya la antesala del tiempo final.

Respeto a su segunda pregunta: la nueva Biblia de San Millán va por partes. Por ahora lo que se va a publicar el año que viene, 2017 es solo el Nuevo Testamento . Está terminando, pero en fase de corrección: “pulido y abrillantado” en todos los aspectos.

No intervienen más que autores independientes, no confesionales. Y en la parte de interpretación de los textos y la redacción de notas y aclaraciones solo somos tres: Fernando Bermejo, José Montserrat y yo. De la corrección del español (todo. Desde puntos y comas hasta la utilización del vocabulario y el estilo) se encarga el catedrático de Filología Hispánica, de la Universidad de la Rioja, Claudio García Turza y su equipo. La editorial es Trotta, de Madrid.

Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
Viernes, 15 de Julio 2016

Escribe Antonio Piñero


Pregunta:

¿No es contradictorio afirmar que Jesús se rige por el desprecio absoluto de la riqueza? Como figura en los evangelios: comía y bebía, acudía a banquetes, se relacionaba con publicanos (ricos) o su mejor amigo era Lázaro (terrateniente)... ¿No resulta, cuando menos, contradictorio el mensaje al respecto de los evangelios?

RESPUESTA:

En apariencia sí. Pero no en el fondo. Jesús busca en todo momento ganar adeptos para su causa de la penitencia / conversión para estar preparados para la inminente venida del Reino. Acepta las comidas y allí predica sus ideas (por ejemplo, ante el fariseo de Lucas 7 (unción a Jesús de la pecadora). Son más importantes y decisivas sus afirmaciones de “Vende y da todo a los pobres” (por ejemplo, Mt 19,21) que cualquier otra acción, que se describe en los Evangelios sin duda, pero que los mismos autores no consideraban contradictoria con el mensaje de Jesús


Pregunta:


¿La Gran comisión de la que hablan los versículos Mateo 28: 16-20 y en Marcos 16: 14-18, aparece en los escrito (papiros) del siglo primero o fueron editados y adicionados en siglos posteriores?


RESPUESTA:


• El texto de Mateo está en todos los manuscritos, pero es imposible que pertenezca al Jesús histórico, porque refleja unas creencias y, en general, una teología, que es totalmente impropia del Jesús histórico, judío y de creencias judías. A él jamás se le pasó por la cabeza un planteamiento de un Dios trinitario ni tampoco una misión universal. Su concepción del reino de Dios era puramente judía, reservada a Israel y acá en la tierra.


• Mc 16,14-18 es secundario claramente y no aparece en todos los manuscritos, Se edita entre paréntesis cuadrados porque se comprueba que es una obra tardía, del siglo II, en especial porque conoce ya los Hechos de los apóstoles, cuya datación debe retrasarse hasta 110-130; porque sus ideas recuerdan ya a las de algunos de los Padres apostólicos como las de Ignacio de Antioquía e incluso Justino Mártir (hacia 155) y porque Ireneo de Lyon lo conoce ya como final de Marcos.


Este fragmento es desconocido por los mejores manuscritos, Vaticano y Sinaítico, y por notables versiones antiguas, como la copta siríaca, armenia y georgiana; además no fue aceptado como auténtico por Eusebio de Cesarea y san Jerónimo.


Algunos comentaristas suponen que este fragmento pudo ser utilizado como parte de un catecismo pascual y luego añadido a Marcos durante el siglo II por un primer escriba insatisfecho con el final de este


Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
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Jueves, 14 de Julio 2016

Escribe Antonio Piñero

Pregunta:

El Nuevo Testamento afirma que la profecía de
Jeremías 31:31-34Reina-Valera 1960 (RVR1960)

31 He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá.
32 No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová.
33 Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.
34 Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado."
se ha cumplido en Jesucristo.

¿Piensa Vd. que el judaísmo del II Templo consideraba que esta profecía se refería a ellos, y se había cumplido ya ?



RESPUESTA:

Primero: Horror eso de Jehová: los judíos no lo vocalizan de esta manera. No lo reconocerían.

Es cierto esa nueva alianza se ha cumplido en Jesucristo (Así ya Pablo hacia el 56, en 1 Cor 11,25-26 (“Asimismo también la copa después de cenar diciendo: «Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre. Cuantas veces la bebiereis, hacedlo en recuerdo mío». Pues cada vez que coméis este pan y bebéis esta copa, anunciáis la muerte del Señor, hasta que venga.”). Pero Pablo, y todo los autores del Nuevo Testamento en general jamás piensan que esa alianza ha roto / sustituido la antigua. No pueden pensarlo porque son judíos, y la alianza con Dios es eterna (Romanos 11,29). Es simplemente una renovación, puesta al día e intensificación de la “antigua” de modo que quede más plenamente vigente en todas sus consecuencias. Otra cosa será cuando el grupo de seguidores de Jesús se vaya separando del judaísmo y se piense claramente que el Nuevo Testamento es una nueva alianza de verdad que hace que la antigua resulte inútil. Esto aparece ya en Tertuliano claramente (hacia el 200), autor que denomina al Nuevo Testamento “Novum Instrumentum”, una nueva manera que Dios usa para comunicarse y redimir a la humanidad.


Los judíos del Segundo Templo, al no creer que le mesías era Jesús, no tenían motivo alguno para pensar en una “nueva alianza”. Sí sabemos que las mentes piadosas utilizaban en texto de Jeremías para intensificar y depurar la alianza de siempre, con Abrahán, con un corazón nuevo. Pero nada más, de nuevo.


Y otra razón: en el Antiguo Testamento hay diversas “nuevas alianzas”…, pero ninguna significa la abolición de la antigua. Así Malaquías 3,1 camina en este sentido cuando habla del “mensajero de la Alianza en la que esperáis” para referirse al precursor del mesías, Elías probablemente. La primera alianza fue la Dios con Noé (y la humanidad a la que promete no destruir más) el arcoíris como signo (Génesis 9,17).


En Gn 17,11 es la circuncisión de Abrahán y su gente es signo de una “nueva” alianza de Dios con la humanidad a través de los judíos.


Y en Éxodo 24,8ss la aspersión de la sangre del sacrificio es el signo de la alianza “también nueva” que rige entre Dios y el pueblo judío que lleva a la alianza de la Ley promulgada en el Sinaí… Y para los judíos normales, no creyentes en Jesús en la época del Segundo Templo esta era la alianza que continuaba existiendo… y que Jeremías exigía que pasara de la letra de la Ley a la fuerza interior del corazón. Pero nada más.


En síntesis, si no hay mesías, no hay “nueva alianza” y esta no aniquila la antigua, sino que la fortalece.


Pregunta:


Desde el punto de vista del consenso actual histórico , y haciendo una extrema síntesis , se puede decir que Jesús fue un profeta , quizá un fariseo , que proclamó la llegada más o menos cercana del Reino de Dios , dentro del judaísmo. Sólo en sus últimos años pudo tomar conciencia de tener alguna misión más "especial" , quizá incluso como Mesías.
Suponiendo que esto es cierto , a su juicio ,¿ qué es lo que diferencia a Jesús del resto de profetas de la época (como Juan el Bautista) y posteriores (aquellos que quizá fueron la inspiración para componer textos puestos en boca de Jesús) ? En resumen, ¿por qué él llegó a tener ese grupo de seguidores, que incluso sufrieron persecuciones , y fue el inicio de una religión con una reinterpretación de su figura como antes no se hizo de otros profetas ?
Espero no le importe que le plantee esta duda que creo que puede resolverme.
De nuevo , le agradezco enormemente su atención.


RESPUESTA:


Su “definición” de Jesús me parece exacta.


La diferencia es poca con aquellos agente mesiánicos que son profético-apocalípticos y no m3ramente guerreros (suponemos con así algunos por la información sobre ellos, unos once desde el 4 a.C. hasta el 66 d.C. según Flavio Josefo). Por ejemplo, con Juan Bautista las diferencias son pocas; más bien de matiz o de insistencia. El Prof. Dr. Fernando Bermejo ha escrito en el Blog una serie amplia de postales sobre las similitudes entre los dos personajes. Fue esta una serie necesaria porque la mayoría de los comentaristas confesionales suelen insistir y magnificar las diferencias entre los dos olvidándose de que son muchas más las semejanzas. Por favor, utilice el buscador del Blog en el vocablo “Bautista” y supongo que lo encontrará.


Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
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Miércoles, 13 de Julio 2016
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Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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