CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero

Notas

“Ser despertado y levantarse”, eso es lo que Pablo y el primer cristianismo expusieron como descripción de que un difunto volvía a la vida. Y, para acabar de entender la resurrección, al menos básicamente, es necesario atender a quién resucita, quién vuelve a la vida.

Hoy escribe Eugenio Gómez Segura.


080. Resurrección (3).

Detalle de la Resurrección de Jesús, Iglesia de San Salvador de Cora, Estambul. Seleccionado de aquí.

En 1 Tes 4 y 1 Cor 15 encontramos varios pasajes que desvelan, aun con sus dificultades de expresión, bastantes detalles sobre la idea que Pablo de Tarso, judío de la escuela farisea, pudo difundir sobre la vuelta a la vida de los difuntos (o “dormidos”). Si en 1 Tes 4 el motivo de la aclaración del de Tarso era asegurar que, tras morir, hay nueva vida en el mundo para quienes se unan al pueblo de Yahvé, en 1 Cor 15 las explicaciones parecen contrarrestar dudas no ya intuitivas sino razonadas. En efecto, el tenor de 1 Tes 4 parece más bien una aclaración a quienes no acaban de vislumbrar la posibilidad de que un esqueleto vuelva a tener carne, tendones, vísceras, vida “animal o animada”. El de 1 Cor 15 parece más bien ser la argumentación que se opone a otra argumentación, es decir, un acto de “filosofía”.
 

Con eso en mente, se puede reflexionar sobre el cariz de cada pasaje. 1 Tes 4 presenta sólo una exposición de la doctrina: “Jesús murió y se levantó… del mismo modo… los dormidos”. La divinidad llevará el caso a su término. En 1 Cor 15, en cambio, la argumentación exige ejemplos, lo que obliga a detallar más: hay que comparar a Adán con Jesús, pues ambos inician una creación, la primera el primero, la segunda el segundo. Ambos son la marca definitoria del carácter de cada una de las creaciones: la primera, que no atendió al espíritu de la voluntad de la divinidad manifestada en los diversos artículos de la Ley que Yahvé se vio obligado a promulgar; la segunda, que sí atenderá al espíritu de esa Ley universal que está detrás del comportamiento deseado por Yahvé.
 

Y el caso es que ambos textos se entienden correctamente sólo si los contemplamos desde un punto de vista meramente humano: tanto Jesús como los dormidos experimentan el proceso de pasar de dormidos a levantados gracias a la acción de Yahvé (1 Tes 4, 14: “pues si creemos que Jesús murió y se levantó, del mismo modo la divinidad llevará también consigo por medio de Jesús a los ya dormidos”. Los ejemplos que aporta Pablo en 1 Cor 15, Adán y Jesús, sólo son iguales, sólo son equivalentes, si ambos son humanos, si ambos parten de las mismas condiciones a la hora de atenerse al espíritu de la Ley / Voluntad de Yahvé.
 

De aquí se puede deducir que, para Pablo, Jesús volvió a la vida porque era humano, no dios. Por eso, también, en Gal y Rom pudo ser comparado con Abrahán, con otro humano: su comportamiento fue ejemplar a ojos de Pablo porque demostró que un humano podía atenerse a lo designado por Yahvé. Rom 6, 4-11 vuelve a utilizar un vocabulario que refleja la igualdad: “sepultados con él”, “al igual que el Ungido fue despertado”, “así también nosotros”, “injertados con él en una muerte semejante a la suya”, etc.
 

Por tanto, para Pablo, judío de formación farisea, el proceso de la resurrección presenta dos facetas: una, que hay que ser humano para experimentarla (hay que ser mortal para morirse), y eso incluye a Jesús el galileo entre los mortales; otra, que la divinidad desencadena el proceso que acaba en el volver a levantarse como muestra de que huesos con músculos y tendones vuelven a actuar según la vida animada mortal.
 

Pero quizá no fue esto mismo lo que pensó pocos años después el cristianismo.
 

Saludos cordiales.

Dejo un enlace a una entrevista que me hizo Carla Díaz para su canal Investigando la historia. Durante algunos minutos trato este tema.

https://www.youtube.com/watch?v=6cHllTcyKW0

Lunes, 27 de Junio 2022
Lugares indispensables en un viaje a Israel
Escribe Antonio Piñero
 
Estimados amigos:
 
El deseo de Valeria Sastre, que me escribe amablemente, de numerar diez destinos de viaje en Israel y numerarlos por orden de importancia, me parece imposible de cumplir. No creo posible que yo puede numerar por orden de importancia, por ejemplo entre Belén y Nazaret y concederle a uno u otro lugar un rango superior. ¿Y qué puntos concedo a Jerusalén?
 
Y ¿qué otra calificación a ciudades de la Galilea norte donde se desarrolló la mayor parte del ministerio público de Jesús? Y ¿qué me dirían sobre el presunto lugar donde Jesús fue bautizado por Juan, cuya importancia es capital para entender la mentalidad teológica de Jesús que sigue, al menos al principio, estrechamente la del Bautista?
 
No puedo hacerlo. Espero, amiga Valeria, que lo comprenda.
 
Así que enumero simplemente, sin orden de prioridad, los lugares que me parecen indispensables. Ahí van:
 
Monte Sinaí y Monasterio de santa Catalina; Jerusalén, que da para días y que vale por tres o cuatro lugares; Ruinas de Qumrán; Masada y Mar Muerto; el Herodion; Lago de Genesaret; algún kibutz (nosotros visitamos el de Ginosar Nof); Nazaret; Belén; Cafarnaún, aunque haya poco que ver, pero fue en parte el centro de la predicación de Jesús, y Cesarea Marítima.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
NOTA
 
Enlace a un debate en You Tube  sobre si la persona de Jesús en los Evangelios y en Pablo de Tarso tiene más de mitológico, que de histórico entre Irving Gatell y yo:
 
https://youtu.be/57Zv_FvqQjM
Martes, 21 de Junio 2022

Notas

(1245- 18 / 06 / 2022)


Viaje a Israel – Tierra Santa
Escribe Antonio Piñero   
 
Me envían por correo electrónico la siguiente pregunta:
 
Siempre he tenido el sueño, de hacer un viaje religioso de 12 días por Israel pero ¿Qué visitar? Y ya sabe que las agencias te venden cosas que luego no valen la pena en ocasiones. Así que ese viaje debería abarcar las 12 localizaciones más importantes que no me podría perder y ahora, tengo al mayor experto del mundo, para poderle preguntar. Soy una mujer con suerte.
¿Nos podría dar las 12 localizaciones indispensables en un viaje a Israel para rememorar los pasajes del nuevo testamento?
María Blanco
 
RESPUESTA:
 
Curiosamente la respuesta a esta pregunta se halla en el libro que acabamos de publicar, hace menos de un mes, Juan Eslava Galán y yo. Juan es Premio Planeta y autor en diversas editoriales (ante todo en Planeta) de unos cien libros: novelas, ensayos, alta divulgación histórica, viajes, gastronomía. Y a mí me conocéis de sobra.
 
Empleamos  la expresión “Tierra Santa” para referirnos de un modo amplio a los lugares relacionados con la religión cristiana que desempeñan un papel  en el Nuevo Testamento en torno a la figura no solo de Jesús de Nazaret, sino también de Pablo de Tarso, por tanto Israel, Turquía y Grecia. Por ello repetir detalladamente el itinerario podría cansar al lector. Desde luego no faltan –y nombrará unos pocos– el monte de la Ley o Sinaí, Jerusalén, Nazaret, Belén, el Lago de Genesaret y el entorno del Golán en Israel. En Grecia, Atenas y Corinto y la famosísima Eleusis, donde se iniciaron los cultos de “misterio” o salvación seguidos por el cristianismo y en Turquía la ruta de Pablo haciendo especial hincapié en Éfeso.
 
La figura de Jesús sigue fascinando porque se la ha sublimado, engrandecido, divinizado¸ magnificado y exaltado. Jesús, a partir de una lectura llana, simple, sencilla y acrítica de los Evangelio Jesús es una imagen ideal, lo que  tiene consecuentemente muchos seguidores. Ante estos se presenta su figura solo con los rasgos positivos.
 
Pongo un ejemplo: un Jesús muy atractivo como predicador únicamente del perdón de un Dios misericordioso. Nadie tiene tiempo para examinar el Evangelio de Mateo, y para caer en la cuenta de que el 40 % de este escrito bíblico está dibujando a un Jesús, cuyo Dios amenaza con un castigo tremendo, fuego eterno, si no se le otorga fe y asentimiento. Es un Dios más bien terrible. Y como digo no se asocia con este Jesús a quien se admira. Se presenta como la cara amable de Dios. Jesús se pinta como un modelo de persona ideal, defensor de los pobres y de todos los derechos humanos.
 
Pues bien, Viaje a Tierra Santa es un libro que informa de casi todo lo que uno podría preguntar. Y de un modo muy divertido, ameno, diálogos y descripciones bien hechas (creo), de modo que si un lector no se divierte leyéndolo, yo (en plan de broma) le diría a Planeta que le devolviera el dinero que le ha costado adquirir el libro.
 
Está a punto de agotarse la primera edición, sin apenas propaganda. Y me indica un amigo que compró el libro por Internet, que en Amazon estaba en el número 1 de la lista de libros más vendidos de “tema religioso”. Yo no le comprobado; pero si lo dicen…
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
Sábado, 18 de Junio 2022
La apariencia de Dios en el Antiguo Testamento  según algunas citas bíblicas
Escribe Antonio Piñero
 
Me preguntan sobre el siguiente elenco de citas:

Deuteronomio 5:4 Cara a cara habló Yahvé con vosotros.
Éxodo 33:11 y Deuteronomio 34:10: Yahvé hablaba con Moisés cara a cara,
Números 12:8: Cara a cara hablaré con él, claramente y no con enigmas, y verá la apariencia de Yahvé.

¿Qué dice Jesús sobre el Dios del Nuevo Testamento? Que a su padre nadie le ha visto nunca.

Juan 17:25 Padre justo, el mundo no te ha conocido.
Juan 1:18: A Dios nadie lo ha visto jamás.
Juan 5:37: Nunca habéis oído la voz del Padre, ni habéis visto su aspecto.
Si Jesús dice que a su padre no le ha visto nadie nunca, ¿a quién estaban viendo en el Antiguo Testamento?
 
RESPUESTA:
 
Responderé de modo global:
 
La pregunta supone que hay que entender el Antiguo Testamento globalmente como un documento histórico fidedigno. Así es en parte en las secciones en las que se hablan de ciertos personajes, batallas, acontecimientos, etc., temas respecto a los cuales se puede encontrar algún documento que para contrastar la noticia, sea un texto histórico o algún documento arqueológico, en especial inscripciones (que deben también  interpretarse) o restos de palacios, fortificaciones, templos, casas, etc.
 
Pero otra grandísima parte del Antiguo Testamento es pura teología. Ya conocen Ustedes mi opinión, expresada con una frase de Jorge Luis Borges: “La teología pertenece al género literario de lo fantástico. Es la perfección del género”.
 
Por tanto no se puede tomar al pie de la letra lo que dice la Biblia  al respecto. Mi respuesta más clara y directa es Moisés no vio a nadie. En el caso de Moisés, personaje quizás histórico, pero mucho más deformado en su “biografía” que Jesús, no se puede creer nada de lo que de él se diga en el plano de lo teológico o sobrenatural.
 
Y respecto al Evangelio de Juan: reproduzco el juicio de mi colega Gonzalo Fontana, autor de la gran sección sobre los escritos de la comunidad johánica dentro de “Los Libros del Nuevo Testamento” (por cierto: del que la editorial Trotta anuncia la tercera edición para septiembre; hacerla en pleno verano parece inútil) que escribe:
 
« Una de las principales controversias sobre el cuarto evangelio es la relativa al de su valor histórico, cuestión respecto a la que cabe hacer una precisión metodológica de calado: por más que el relato esté centrado en la vida de Jesús, en él hemos de ver más bien un documento en el que se proyecta retrospectivamente la propia realidad en la que se desenvolvían sus autores y destinatarios. Frente a la exégesis de cuño conservador, que ha tratado de ver en Juan el relato minucioso de un testigo ocular, la crítica histórica ha desmentido tal planteamiento y, a cambio, ha profundizado en el análisis de la obra como testimonio de las vicisitudes del grupo en cuyo seno se gestó. Y es que los evangelios, más que de Jesús y sus discípulos históricos, hablan, en realidad, de los cristianos que los compusieron». P. 1307.
 
En consecuencia: Todas las frases a las que alude el preguntante se pueden responder con la afirmación de que  ninguna de ellas pertenece al Jesús de la historia. Y por otra parte que el cristianismo primitivo mantenía la tesis de que aunque Dios fuera «corpóreo», de “materia” sutilísima de modo que los que gozaran de la visión beatífica en el otro mundo, en el cielo, al igual que los ángeles (algunos de ellos siempre ante la faz de Dios), sin embargo, en la tierra Dios no es visible por nadie. Ni siquiera para los místicos.
 
Respecto al Jesús histórico, como profeta ante todo, es de suponer que –según los cánones de la teología judía contemporánea– jamás vio a Dios.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero

Nota
 
NOTA:
 
Enlace a un programa de la “La aventura del saber” de TV2. Entrevista a Juan Eslava Galán, Premio Planeta, sobre el libro “Viaje a Tierra Santa”, de la Editorial Planeta, del cual se anuncia una segunda edición antes de cumplirse un mes de su salida, el 25 / 2/ 2022. Este libro fue escrito por los dos después de un par de viajes a Israel, Turquía y Grecia (lugares de la predicación de Pablo).
Es ameno, divertido y contiene una gran cantidad de información sobre Tierra Santa y sobre el actual estada de la investigación acerca de Jesús de Nazaret y temas relacionados de los orígenes del cristianismo:
https://www.rtve.es/play/videos/la-aventura-del-saber/aventura-del-saber-viajamos-tierra-santa-juan-eslava-galan/6595901/
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
 
 
Martes, 14 de Junio 2022
Escribe Antonio Piñero


Algunas de las preguntas que continuamente me hacen: 

I.
Números 31,1: «Yahvé habló a Moisés y le dijo:  "Ejecuta la venganza de los hijos de Israel contra los madianitas"»
¿Observa usted este carácter vengativo en Jesús?
 
Esta pregunta está relacionada con las siguientes
 
II.

Dios quiere su parte de un botín de guerra y joyas.
Números 31,32-50: Moisés y el sacerdote Eleazar hicieron como Yahvé mandó a Moisés el cual pide su parte de un botín de guerra.
Mateo 5:47 "Al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. 42 Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo niegues."
 
¿Puede ser el Dios del Jesús que impele dar una túnica si tienes dos, del que dice que no pasara un rico al reino de Dios, el que exija su parte del botín de una guerra para hacerse rico?
 
III.

Dios muestra un odio sin compasión en el Antiguo Testamento. Así 1 Samuel 15,3
«El Señor ordena: “ve y mata a los amalecitas; destruye todo lo que tienen. No tengas compasión de sus hombres, ni de sus mujeres, y ni siquiera de sus bebes de pecho; ni de sus vacas, ovejas, camellos o asnos”».
¿Observa usted una falta de compasión a este nivel en el Dios del Nuevo Testamento?
 
RESPUESTA:
 
Ya he escrito múltiples veces que el Dios de Jesús no es solo el que ama y perdona, sino también  el que castiga eternamente, al que no presta oídos atentos a la proclamación de Jesús. Basta con mi afirmación de que el 40% del Evangelio de Mateo está compuesto de amenazas de castigo eterno. Léanse también las durísimas palabras de Jesús en Lucas 10,13-21 que corresponden a Mt 11,20-24:
13 ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran realizado los milagros que se han hecho en vosotras, hace tiempo que hubieran hecho penitencia sentadas en saco y en ceniza. 14 Ahora bien, a Tiro y a Sidón se las tratará más benignamente en el Juicio que a vosotras. 15 Y tú, Cafarnaún, ¿acaso te levantarás hasta el cielo? Hasta el abismo bajarás. 16 El que os escucha me escucha a mí, y el que os rechaza me rechaza a mí, y el que me rechaza rechaza al que me ha enviado.
 
Léase mi comentario en “Los libros del Nuevo Testamento” p. 829, que sintetizo brevemente y donde afirmo que este pasaje aparte de revelar la autoestima de Jesús como enviado de Dios, muestra que Jesús (y el Dios de Jesús que es el mismo que el del Antiguo Testamento) no es solo el predicador del perdón divino (como afirman algunos estudiosos contrastándolo con la figura de Juan Bautista, predicador solo del juicio, en su opinión), sino también el de la condenación si no se escucha su mensaje. La figura de Jesús es ente pasaje es la de un hombre enérgico, en nada «manso y humilde de corazón» (Mt 11,29)
 
Además el Dios del Antiguo Testamento es el producto humano, la representación humana de una divinidad que en su tiempo (con un trasfondo de unos treinta siglos) era igual a la de otros dioses, solo que Elohim /Yahvé era mucho más poderoso que los demás y, por tanto podía proteger mejor que otras divinidades a los pueblos que se ponían bajo su protección.
 
Es totalmente cierto que hoy día el concepto de Dios  y la cuestión dela posibilidad de su revelación ha cambiado totalmente. Pero este es otro tema.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
  
 
NOTA:

Envío el enlace a una entrevista, que me hizo Norma Lilia Ortega Coto, de México, que tenía como tema general si Jesús enseñó realmente a quebrantar la ley de Moisés.
Creo que es fácil adivinar mi respuesta.
 
https://youtu.be/kXcZ7dzDd6c
 
Viernes, 10 de Junio 2022

Notas

En la conocida como 1 Corintios aparece un importante pasaje de Pablo: “Pero alguno dirá: «¿Cómo son despertados los muertos? ¿Con qué cuerpo vienen?» (1Cor 15, 35)”. La respuesta no es fácil, máxime si atendemos a textos del siglo II.

Hoy escribe Eugenio Gómez Segura.


079. Resurrección (2).

Ignacio de Antioquía entre fieras, obra del s. XVI tomada de aquí.
 

En una ocasión anterior examiné la etimología de la palabra “resurrección” y su correspondiente griega “anástasis” (https://www.tendencias21.es/crist/076-Resurreccion-1_a2929.html). La etimología dejaba claro que se trata de un levantarse, y la pregunta que encabeza esta página indica terminantemente que uno se levantaba del dormir, de la muerte considerada como dormir.
 

El autor de Efesios nos dejó un texto que desarrolla las dos últimas y milagrosas fases del proceso (la primera y ordinaria es la muerte):

Despierta, (tú) que duermes,

y levanta de los muertos

y Cristo te iluminará”.
 

Este despertar y levantarse es lo que tradicional, y confusamente, se ha reunido en una sola palabra, “resurrección”, ese “volver a levantarse”. Pero el pasaje de Efesios, combinado con otras fuentes, es también revelador de otras peculiaridades. Por ejemplo, en 1 Tes 4, 14 tenemos la versión abreviada del proceso: “pues si confiamos en que Jesús murió y volvió a levantarse...” El texto nos suprime el paso intermedio, el despertar, cosa que las traducciones habituales no observan: frente al tradicional “y resucitó”, sin duda habría que traducir “y se levantó de nuevo”, porque, al no hacerlo, damos a entender que es un proceso propio que llevó a cabo Jesús, algo que, como detallaré a continuación, no estaba en la mente de Pablo.
 

Digo “proceso propio” pensando en lo siguiente: pasar del sueño a la vigilia puede ocurrir de dos maneras, la primera mediante un acto natural de la persona dormida; la segunda mediante la influencia de algo o alguien que provoque en la persona dormida el paso del sueño a la vigilia. Dicho de otra forma: uno es quien “hace el despertar”; un es a quien “le hacen” despertar (“Despierta y levanta” de Efesios).
 

El caso es que en español tenemos recogidas las dos posibilidades mediante un añadido morfológico: “despertar” (a alguien) y “despertarse” (uno mismo). Solemos decir frases del tipo: “ayer me desperté a las siete” (cada día más infrecuente “ayer desperté a las siete”) para indicar que el proceso es el natural y poco sobresaltado; y decimos “ayer me despertó a las siete un ruido” para indicar que no se ha tratado del proceso natural (suele martirizarnos el despertador).
 

Pues bien: la versión más frecuente en las cartas de Pablo es la forma que no reproduce el fenómeno natural sino el inducido, tanto en el caso de los creyentes en general como en el de Jesús: Dios despertó a Jesús (Rom 4, 24; 8, 11; 1Cor 15, 15; Gal 1, 1) o Jesús “fue despertado” por la divinidad (1Cor 15 en varias ocasiones). El caso es que no aparece que Jesús tuviera fuerza propia como para despertarse, es decir, el milagro de su resurrección se debería a Dios, no a Jesús.

Una muestra de esta idea aparece en los Hechos apócrifos de Tomás, cuando se dice “Levántate y despierta de tu sueño... y en cuanto me despertó con su llamada...” (Hch. Tom 110-111).
 

Pero el caso es que, si la idea de que la divinidad despierta a los muertos es correcta en Pablo y en Hechos de Tomás (del siglo II-III), no lo era para Ignacio de Antioquía, que a comienzos del s. II escribió lo siguiente:
 

al contrario, (lo hago) para que reboséis con el nacer, el sufrir y el levantarse que tuvo lugar durante el mandato de Poncio Pilato; realizado verdadera y fidedignamente por Jesús el Cristo, nuestra esperanza” (Ad Magn. XI). La expresión griega “realizado por Jesús el Cristo” (πραχθέντα ... ὑπὸ Ἰησοῦ Χριστοῦ) es una forma de explicar la voz pasiva. Esto quiere decir que refleja al autor de una acción, no a quien experimenta una acción. Para Ignacio de Antioquía el Cristo había realizado el proceso completo en su propia persona, ya no experimentaba el proceso.
 

Dado que Efesios y Hechos apócrifos de Tomás se refieren a un mortal sin más, es lógico que atribuyan a la persona del pasaje el experimentar “ser despertado” del sueño eterno; y como Ignacio de Antioquía se refirió al divino ser Jesús el Cristo sí es lógico que se atribuya al personaje la capacidad de “despertarse”. Pero esto contradice a Pablo.

 

Saludos cordiales.

www.eugeniogomezsegura.es

logos@eugeniogomezsegura.es

 

 

 

Lunes, 6 de Junio 2022

Notas

Agradecimiento y aclaración
Escribe Antonio Piñero
 
Agradezco muchísimo a José Manuel Grau Navarro su reseña de “Los Libros del Nuevo Testamento” (Madrid, Trotta, 20222) en Nueva Revista.net editada, por Funciva ediciones, de Madrid. Solo desearía aclarar un par de párrafos en los que el autor dice que  se “echa de menos una orientación bibliográfica” y en segundo lugar ese otro en el que somete a crítica una frase mía del Prólogo que dice lo siguiente “A pesar de la proliferación de versiones del Nuevo Testamento en el mercado, hasta la fecha no existe una interpretación meramente histórica y efectuada con criterios estrictamente académicos”.
 
Deseo indicar que en ediciones de la Biblia,  y como la justamente alabada “Biblia de Jerusalén”, por Grau Navarro, o en la edición del Nuevo Testamento, con comentario  de Senén Vidal, también justamente alabada por Xabier Pikaza y por mí mismo, no hay sección bibliográfica. En todos estos casos la razón es meramente de espacio y de impresión. Los cinco autores que hemos hecho “Los Libros del Nuevo Testamento” estuvimos de acuerdo en que si ya íbamos a tener graves problema para editar un libro tan voluminoso, si añadíamos notas bibliográficas, aumentaríamos de tal modo la edición que acabaríamos por comprometerla seriamente. No podría publicarse. Por tanto no es por falta de ánimo o por desidia de los autores, sino por razones prácticas. La información bibliográfica se encuentra fácilmente en el mercado en los “Comentarios” a cada uno de los libros del Nuevo Testamento.
 
Y respecto a la segunda crítica respondo que Grau Navarro tiene razón en que puede parecer pretenciosa. Pero estimo que no lo es si explicito el contenido de tal frase: naturalmente existen miles de publicaciones en las que hay explicaciones de cada uno de los versículos de las 27 obras del Nuevo Testamento desde una perspectiva histórica y crítica, pero no creemos que exista en el mercado un comentario conjunto a todo el Nuevo Testamento que sea, todo él, estrictamente aconfesional y laico.
 
Grau cita los siguientes: “En castellano, por citar solo unos pocos, están los trabajos de José María Bover y de José O’Callaghan, de Juan Mateos, de Luis Alonso Schökel, la Biblia de Jerusalén (con prestigio aconfesional reconocido), la traducción literal del griego al castellano de Francisco Lacueva, etc.”.
 
Ahora bien, todos los volúmenes publicados por estos autores tienen un sello marcadamente confesional; sus autores son estrictamente católicos. Todos son teólogos. Además la aportación de Lacueva se restringe a una traducción interlineal.
 
Nuestra obra no es un producto de teólogos, sino de historiadores y filólogos laicos, aunque respetuosos. Y otro lado, tanto en inglés como en alemán no conozco tampoco una publicación semejante en un solo volumen salvo la de Klaus Berger, Kommentar zum Neuen Testament, Comentario al Nuevo Testamento, de 2011… Curiosamente en la propaganda del libro de Klaus Berger, que traduzco del alemán, aparecen entre otras frases como las siguientes “Este volumen es único en su género por su brevedad”. “Sus informaciones muy discutibles están a la vanguardia de la investigación actual”. El autor “ofrece análisis de las cuestiones introductorias más importantes en cada sección, seguido de un comentario del texto”. Pero este autor ¡es totalmente confesional, ya que es un catedrático de teología!
 
Por cierto, esta obra no ha sido recogida en la Wikipedia, por lo menos en la española, salvo error por mi parte.
 
Y nada más. De nuevo agradecer a Grau Navarro su elogiosa crítica del 19 de mayo.
Ahí va el enlace: https://www.nuevarevista.net/antonio-pinero-los-libros-del-nuevo-testamento/
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero, en nombre de todos los colaboradores de la obra.
 
Jueves, 2 de Junio 2022


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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