Notas
Hoy escribe Gonzalo Del Cerro
Homilía XII Importancia de esta Homilía Entre las distintas Homilías, destaca la número XII por su contenido esencialmente novelístico. El aspecto dialéctico pierde valor en ella a favor de los sucesos que forman parte de la estructura de la novela inserta en el texto de toda la obra. Recordamos la teoría de Aristóteles sobre la Obra Literaria con sus tres partes constitutivas: 1) El “pathos” o serie de sucesos patéticos que han de sufrir los protagonistas de la obra. En este caso, los avatares que sufren los familiares de Clemente, dispersos por el furor del mar y la actividad de los piratas.- 2) La “peripéteia” (peripecia) o cambio de un estado de desdicha a felicidad. Los perdidos y extraviados, lejos de sus naturales comodidades, vuelven a su anterior vida feliz.- 3) El reconocimiento de los familiares dispersos. Salida de Trípolis y llegada a Antárados Pedro y los suyos descienden de Trípolis hacia el sur para dirigirse a Antioquía. En tierras todavía de Fenicia, se detienen en Antárados, ciudad frente a la cual se halla la isla de Árados, (la moderna Arwad) que resultará un lugar importante en el desarrollo de los sucesos de la novela del Pseudo Clemente. Debía de ser numerosa la multitud de los viajeros para que Pedro, temeroso de las eventuales envidias de la gente, ordenara a Nicetas y Aquila que dividieran a los viajeros en dos grupos y organizaran la marcha con discreción. Pedro explicaba las razones de su estrategia diciendo: “Por esta razón, quiero que vosotros, Nicetas y Aquila, vayáis delante de mí en dos grupos aparte, y entréis en secreto en las ciudades de los gentiles” (Hom XII 1,3). Id, decía Pedro, delante de mí a Laodicea, la ciudad más cercana, y dentro de dos o tres días, según dependa de mi agenda, me uniré con vosotros. Recibidme a las puertas vosotros solos para evitar el escándalo, a fin de que así podamos entrar con vosotros sin tumulto. E igualmente desde allí, después de que permanezcamos algunos días, otros en vuestro lugar irán delante de vosotros por turno para preparar el hospedaje. Era la estrategia del apóstol para evitar tumultos innecesarios y celotipias inútiles. Quería desempeñar su ministerio en un ambiente de paz y armonía, sin eventuales tropiezos o malentendidos. El autor del texto subraya el problema de tal conducta, que no era otro sino la precisión de la inevitable ausencia del apóstol, que deberían sufrir unos y otros según lo exigiera el orden de la marcha. Siguieron adelante con la orden de dirigir la palabra en la primera posada a la multitud que los acompañaba, para que entraran en las ciudades al margen unos de otros. El relator refleja fielmente esta obsesión de Pedro, que todos aceptan y reconocen como expresión de la voluntad de la Providencia. El autor del relato, el “yo Clemente”, manifiesta su gozo especial por no verse privado de la presencia de su querido maestro, ya que nunca tendrá que alejarse con los grupos organizados por Nicetas y Aquila, sus hermanos aún sin reconocer. Mantiene un breve debate con Pedro cuando le dice con evidente exageración que moriría de pena si tuviera que separarse del maestro que le ha puesto en el camino de la verdad. Pedro le razona los motivos de su actitud a partir del concepto de amistad: “¿O no sabes que siempre están los amigos en la memoria, aunque estén separados corporalmente? Como algunos, estando presentes corporalmente, están espiritualmente lejos de sus amigos por el olvido” (Hom XII 4,3). Bases del cariño de Clemente Clemente respondió explicando los verdaderos motivos de su cariño: “No pienses, señor, que yo iba a sufrir la tristeza de forma irracional, sino con un razonamiento totalmente correcto. Ya que te tengo a ti, señor mío, en el lugar de todos, de mi padre, mi madre, mis hermanos, mis parientes, pues has sido para mí por mediación de Dios la causa de mi verdadera salvación. Al tenerte en el lugar de todos, consigo el mayor consuelo”. Además de estas importantes razones, Clemente confiesa que lejos de su maestro no estaba seguro de que podría dominar el ímpetu de la concupiscencia que acecha su juventud, protegida ahora con la mera presencia del apóstol preferido de Jesús. Clemente termina su alegato con unas palabras definitivas: “Por eso deseo estar contigo siempre”. Pero Clemente desea ser comprendido por Pedro y ver aceptadas sus razones: “De ahí que yo soy en todo tu favorable compañero de camino, y si me concedes los mayores favores, permíteme que te sirva como esclavo” (Hom XII 6,8). Estas últimas palabras de Clemente promovieron un nuevo, aunque cariñoso debate con Pedro. Saludos cordiales. Gonzalo Del Cerro
Domingo, 7 de Junio 2015
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Feria del Libro de Madrid
Hoy, domingo 7 de junio de 2015, en la caseta 208, de la Editorial Trotta, firmaré –Deo favente--ejemplares de mi obra “Guía para entender a Pablo. Una interpretación del pensamiento paulino”, de 12.00 a 14.00 horas. Saludos cordiales
Domingo, 7 de Junio 2015
Notas
Feria del Libro de Madrid
Hoy, sábado, 6 de junio de 2015, firmaré ejemplares de mi novela histórica sobre el Israel del siglo I “El Trono Maldito”, con José Luis Corral. Caseta 251 de la Editorial Planeta, de 13,15 a 14.00 horas. Mañana, domingo 7 de junio de 2015, en la caseta 208, de la Editorial Trotta, firmaré ejemplares de mi obra “Guía para entender a Pablo. Una interpretación del pensamiento paulino”, de 12.00 a 14.00 horas. Saludos cordiales de Antonio Piñero
Sábado, 6 de Junio 2015
NotasEscribe Antonio Piñero Hace un par de semanas inicié un breve comentario a la obra del Profesor Gonzalo Fontana, de la Universidad de Zaragoza, cuyo título encabeza de nuevo esta postal. Aunque su cometido en la universidad es la enseñanza superior del latín, sus “incursiones”, como él mismo dice, en el ámbito de los estudios sobre el cristianismo primitivo son más que notables. Como me interesa mucho atraer la atención sobre su trabajo, y que este no se reduzca al parco ámbito de los lectores de una monografía universitaria, voy a hacer, como comentario, un par de cosas. En primer lugar, ofrecer un resumen de su contenido tal como se presenta en su obra, en las páginas 13-17. El texto está en inglés, pero me permito hacer una traducción al español, que no será al pie de la letra, sino un tanto amplificada, o parafraseada, de manera que se entienda bien por todos y se conozca casi con las propias palabras del autor cuál es la hipótesis que gobierna su libro. Y la segunda, un breve comentario a las conclusiones de la obra. He aquí, pues, como el Prof. Fontana presenta su obra: »El objetivo de este volumen es presentar una nueva hipótesis sobre el proceso de composición del IV Evangelio. En contra de la idea de que este escrito fue compuesto por Juan, el hermano de Santiago el Mayor, hijo de Zebedeo, discípulo de Jesús, uno de los Doce (opinión discutida hace muchos tiempo), propongo que el texto es el resultado de un proceso muy largo y complejo y que no es la obra de una sola persona. »En primer lugar el libro pone de relieve que la denominada “comunidad johánica” (una suerte de etiqueta aplicada al grupo social del que emergió el texto) fue la que recogió y produjo sus propios materiales orales y algunas leyendas que sirvieron para poner de relieve su identidad específica dentro del grupo de seguidores de Jesús. »El más importante de esos elementos fue la creación “del discípulo amado”, figura probablemente compuesta para servir de contrapeso al prestigio de Pedro el héroe de los evangelios sinópticos. Esa comunidad johánica se consideró a sí misma como el grupo procedente de ese discípulo ideal a quien Jesús había confiado una serie de mensajes espirituales desconocidos al resto de grupos cristianos. Tales mensajes quedaron materializados en el texto que la comunidad produjo como “evangelio”. Sin embargo, al contrario que otros textos del canon cristiano de Escrituras sagradas, que pueden adscribirse a un autor único, el evangelio de Juan se presenta como una obra compleja que ofrece al estudioso una serie de problemas solo resolubles por medio de una hipótesis estratigráfica. En otras palabras, esta obra evangélica, tal como la podemos manejar hoy día, es el resultado de la intervención sucesiva de varias manos. Ello nos permite pensar en fases diferentes de un proceso compositivo, que podría ser el siguiente: »1. La primera mano o estrato es el que se podría denominar “Evangelio de Juan”. Fue este un escrito muy parecido a los evangelios sinópticos, pero del que queda muy poco en la obra conocida hoy como Cuarto Evangelio. La principal novedad de este primer producto, o “primer evangelio johánico” es la disposición de las obras de la vida pública de Jesús de acuerdo con el calendario litúrgico judío. »Puesto que el autor de este primer texto conoce muy bien el modelo inventado y puesto en circulación por el evangelio de Marcos, este “Primer Evangelio de Juan” hubo de ser compuesto, naturalmente, después del evangelio de Marcos. Por tanto, aproximadamente, al final de este decenio. El estudio propone, además, la hipótesis de que este primer texto contenía parábolas (que en el texto actual han desaparecido) y algunos episodios “sinópticos”, como por ejemplo la Transfiguración. La existencia de este texto primitivo se deduce principalmente de los restos del papiro Egerton II. »2. A este marco inicial se le añadió en un segundo estadio una gran cantidad de material que se encuentra originalmente en el evangelio de Lucas. Los elementos más significativos de este estrato son: la creación de la figura de Lázaro; la caracterización de Judas como un agente de Satán; y la presencia de algunos relatos cuyo origen se halla también en el material lucano, como la curación del hijo del funcionario real. »De hecho, la contribución más importante de esta segunda forma del Cuarto Evangelio podría ser la creación de la figura de Lázaro. En ese segundo evangelio del Evangelio de Juan, Jesús culminaba su misión retornando a la misma orilla del río Jordán en la que la había comenzado. Y desde allí, el Jesús johánico parte para celebrar su última pascua en Jerusalén. Sin embargo, el interpolador de material lucano decidió que la estancia en Betania podría tener un significado muy potente: Jesús no solo sería ungido, como ocurre en los evangelios sinópticos, sino que realizaría el más famoso de sus milagros: la resurrección de Lázaro. A primera vista, tanto este episodio como el personaje carecen de paralelo en los sinópticos. Pero de hecho toda la constitución de la figura de Lázaro procede de elementos obtenidos del evangelio de Lucas. El libro procede entonces a intentar probar este aserto. »A. Lázaro vive en Betania, ciudad que es conocida para el lector porque es donde tiene lugar la unción sinóptica: es este el episodio narrado en Lc 7, 37-50, aunque en este evangelio se presenta la unción en un contexto muy diferente. »B. En los sinópticos se realiza la unción no en la casa de Lázaro sino en la de un fariseo desconocido, Simón el leproso (Mc 14, 3; Mt 26, 6). A pesar de que en el evangelio de Lucas se reinterpreta el relato de la unción muy profundamente de modo que se transforma en la historia de una pecadora arrepentida, el texto presenta el nombre del propietario de la casa donde acontece este episodio, Simón (Lc 7,40). »C. Lázaro es el hermano de Marta y de María. El lector conoce ya estas figuras también por el evangelio de Lucas (Lc, 10,38-40). Debe señalarse, sin embargo, que Lucas no las relaciona con ningún Lázaro, y que tampoco las sitúa en Betania. Lucas no podía presentarlas en este contexto, ya que casi toda la predicación de Jesús en su evangelio tiene lugar en Galilea y no en Judea. »D. Además de este Lázaro hay otro personaje en el Evangelio de Lucas que tiene el mismo nombre, el mendigo ulceroso de la narración sobre el rico epulón en Lc 16, 19-21. »La hipótesis sostiene que la resurrección de Lázaro y el personaje no son otra cosa que una fusión de elementos tomados del evangelio de Lucas, con un propósito concreto. El interpolador deseaba concluir la misión de Jesús de una manera excelente y pensó que no había mejor final que la resurrección del amigo de Jesús. Para conseguir su propósito tomó como punto de partida el relato de la unción en Betania: la mujer que ungió a Jesús no es en su evangelio una desconocida, como ocurre en Mc y Mt, ni menos una mujer pecadora como en Lc, sino uno de los habitantes de la casa de los amigos de Jesús. El interpolador tomó su nombre, y se inspiró, en el episodio lucano de Marta y María (Lc 10,38-42). »Además no necesitaba otra cosa que el nombre del personaje resucitado por Jesús y este surgió por medio de la unión entre el fariseo Simón, leproso, y el mendigo lleno de úlceras de la parábola lucana. Es posible, además, que las últimas palabras de esa parábola lucana (cap. 16) proporcionaran al interpolador la idea para el personaje Lázaro del evangelio johánico: “Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco quedarán persuadidos aunque resucitara uno de entre los muertos” (Lc 16, 22-31). El gran reto para el interpolador fue el decidirse a transformar a este mendigo, Lázaro, en un personaje amigo de Jesús y resucitado por él. ¿Acaso no podrían persuadirse los incrédulos de la maravillosa potencia de Jesús por medio del relato de una prodigiosa resurrección? »3. En un momento posterior –3ª fase-- se insertó en el texto del Primer evangelio johánico ya reformado una buena cantidad de material teológico de muy elevada factura teológica y mística. Es en este estadio cuando el Jesús del cuarto evangelio no habla ya del reino de Dios sino de sí mismo como una entidad transcendente altamente espiritualizada. »4. Esta gran cantidad de intervenciones posteriores sobre el texto primitivo dio lugar a un relato que tenía un gran número de inconsistencias narrativas. Y aquí es donde interviene –4ª fase-- el último editor del texto que intentó arreglar todo el conjunto aunque, hay que confesar, que de una manera no totalmente feliz. »Es preciso admitir que esta hipótesis interpretativa de la construcción del evangelio johánico (cuyas pruebas se ofrecen a lo largo del libro) descansa solamente en una serie de claves textuales inseguras y ambiguas proporcionadas por el análisis del texto mismo tal como se presenta hoy. De hecho apenas hay pruebas palpables que nos permitan dar cuenta de estos orígenes, ni tampoco hay testimonios directos del porqué de la actuación y de las intenciones del autor o autores de un texto que al final resulta ser muy diferente a los evangelios sinópticos. Este proceso constructivo transformó el texto en un unicum, en verdad muy difícil de explicar. »El libro intenta sustentar esta hipótesis, que en algún caso puede parecer aventurada, por medio de la reconstrucción de la trayectoria histórica y de la dolorosa situación por la que pasó el grupo johánico. El libro sostiene que este grupo pasó unos decenios aislado en Samaria y que más tarde viajó hasta Éfeso donde entró en contacto con otros grupos cristianos de origen gentil. Este contacto produjo necesariamente controversias y disensiones dentro de un grupo que era judeocristiano, tal como se muestra en el Apocalipsis que es un producto de otro conjunto de judeocristianos que se encontraban también en Asia Menor y probablemente también en Éfeso. Así pues estos años de la comunidad discurrieron en dos espacios: Samaria y Éfeso. De hecho es posible que una de las contribuciones más importantes del capítulo dedicado a sustentar esta reconstrucción histórica es la caracterización del misterioso Natanael que es el “discípulo israelita” por excelencia; en otras palabras, es un discípulo procedente del reino del norte, el antiguo Israel, cuya capital era Samaria. »Muy importante es también otra contribución de esta sección del libro, pues aborda la presentación y el análisis histórico de un documento epigráfico muy importante, la número 713 de las Inscripciones de Éfeso, que muestra que miembros importantes del gobierno imperial, que actuaban como protectores de los samaritanos asentados en esta zona de Asia Menor, vivían en Éfeso. Por tanto, y esto es muy importante, se puede probar y contextualizar la existencia de una comunidad específicamente samaritana que vivía en Éfeso. Y además que en esa comunidad había cristianos. »Un tema adicional en esta hipótesis interpretativa es la respuesta a una pregunta usual: ¿por qué precisamente Éfeso fue la cuna de tantos escritos cristianos primitivos? La respuesta radica en una conjunción de factores. En primer lugar los cristianismos un tanto “excéntricos”, asentados en esta ciudad, necesitaban generar textos que pusieran de relieve sus particularidades doctrinales y su identidad cristiana específica. En segundo lugar, otras comunidades cristianas contemporáneas de diferentes regiones –y, en consecuencia sus productos literarios también— eran víctimas probables de convulsiones políticas generadas en el periodo entre las dos guerras judías (70-135), lo cual hacía la vida muy difícil. Pero es curioso que las comunidades judías (y también las cristianas) que estaban en Éfeso vivían una situación menos conflictiva que en otros lugares. No hubo allí revueltas mesiánicas; no se produjeron las matanzas de judíos como en otros lugares de la época de los emperadores flavios y de los años del reinado de Trajano (muerto en 119). »Aunque los cristianos en Asia Menor sufrieron persecuciones por parte del estado desde el comienzo del siglo II, fueron únicamente acciones ocasionales que no pueden de ningún modo compararse con las campañas de exterminio sufridas por los judíos –y judeocristianos-- en Palestina, la Cirenaica, Siria o Chipre. Este es el motivo por el que las facciones cristianas emergieron como los únicos propietarios, o casi únicos, del “nombre cristiano” dentro del Imperio Romano. En contraste, estos grupos cristianos pujantes de los primeros días fueron aniquilados con toda posibilidad, o condenados a meros supervivientes marginales. No es extraño, por tanto, que se produjeran tantas obras cristianas en Asia Menor y en concreto en Éfeso. »Este libro, pues, trata de dos cuestiones íntimamente relacionadas, pero que desde el punto de vista metodológico deben ser abordadas desde dos perspectivas muy diferentes. Por un lado, está el reto filológico, a saber hay que formular una hipótesis que arroje luz sobre el proceso de composición del texto del cuarto evangelio que es un verdadero misterio. Y por otro lado, está el reto o cuestión histórica referida al grupo social que dio origen a este evangelio. Por este motivo el punto de partida de este libro descansa sobre una consideración a priori: puesto que el texto del Cuarto evangelio es una manifestación de la fe y de la identidad de un grupo específico muy diferente de otros grupos cristianos primitivos, hay que pensar que la trayectoria histórica de este grupo condicionó decisivamente el proceso de escritura del cuarto evangelio. Es preciso, por tanto, analizar esta trayectoria histórica. Hasta aquí el resumen de la hipótesis de generación del Cuarto Evangelio en cuatro etapas. Espero que haya materia para pensar. Como dije, al tratar de las conclusiones, volveremos sobre estos temas. Saludos cordiales de Antonio Piñero Universidad Complutense de Madrid www.antoniopinero.com :::::::::::::::::::: Recuerdo mis firmas en la Feria del Libro de Madrid o asimiladas. · Hoy, 5 de junio de 2015 a las 11.30 horas en La “Feria de los Libros del Olivo” c/ Hermosilla 103, Madrid. · Mañana sábado, 6 de junio 2015, en la caseta 251, de Editorial Planeta, firmaré con José Luis Corral, ejemplares de El Trono Maldito", hacia las 13.30 · El próximo domingo, día 7 de junio 2015, en la Feria del Libro del Retiro, caseta 208 de la Editorial Trotta, de 12 a 14, firmaré los libros que tengo en esa editorial en especial la “Guía para entender a Pablo. Una interpretación del pensamiento paulino” . · El próximo viernes 12 de junio del 2015 firmaré los libros que tenga a disposición del público la Librería Antes, una entidad dedicada sobre todo a la historia. Me imagino que firmaré libros de EDAF, de Laberinto y de Trotta. El número de caseta es 108. Saludos de nuevo
Viernes, 5 de Junio 2015
Notas
Escribe Antonio Piñero
Pregunta: Me gustaría poder leer, confiada y relajadamente, una biografia de Jesucristo fiel a la realidad que en la distancia del tiempo haya sido posible recopilar. Seguramente existan publicaciones que hagan un estudio comparado entre la historia verificable y los evangelios. Tambien me interesan, pero como lectura posterior a la primera para la que le pido su consejo. Respuesta: Estrictamente hablando, es imposible, dadas la fuentes de la que disponemos, escribir una biografía de Jesús en el sentido de hoy día, pues si Jesús nació hacia el 5 a.C. y murió en abril del año 33 d.C., apenas si conocemos un 5% de su vida… y además a partir de escritos, los evangelios, que son propaganda de una fe más que libros de historia. En los últimos tiempos se escriben cada año unos doscientos cincuenta libros más o menos serios sobre Jesús de Nazaret, de entre los cuales por lo menos quince o veinte son etiquetados por los estudiosos como dignos de ser tenidos en cuenta. Cada autor expone su visión del Nazareno, que no coincide con la de los demás. Tampoco son concordantes las interpretaciones de las grandes confesiones cristianas sobre qué fue, qué significó la figura y el mensaje de Jesús. Por ejemplo, una buena parte de las iglesias protestantes no tiene en su credo que Jesús fuera hijo de Dios real y físico, tal como defienden las iglesias católica y ortodoxa; también se discute mucho su papel en la institución de la eucaristía y en algún otro sacramento; se disputa sobre Jesús como fundador de la Iglesia y consecuentemente si fue o no el verdadero fundador del cristianismo. Ni siquiera se está de acuerdo si se consideró a sí mismo mesías y si realmente se tuvo como el “hijo del hombre”, es decir, juez futuro de vivos y muertos tal como lo presentan los Evangelios. Así pues, después de estos casi dos mil años de reflexión, estudios e investigaciones sigue siendo extraordinariamente difícil captar la esencia, el “misterio” o enigma de la personalidad de este galileo del siglo I: profeta, rabino o maestro la ley de Moisés, predicador apocalíptico, visionario, taumaturgo o hacedor de milagros, sanador, exorcista, carismático, mago o chamán, proclamador o mediador del Reino de Dios, agitador político, mesías fracasado, mártir consciente, agente sedicioso contra el poder del Imperio romano, fundador de un culto nuevo, etc. El problema respeto a los Evangelios aceptados por la Iglesia es en qué grado podemos fiarnos de ellos, pues están escritos desde la fe y para suscitar la fe, es decir, son textos de propaganda y por tanto a priori sospechosos de sesgados. La historia estricta parece no interesarles. Hoy día es casi un axioma el aserto siguiente: no conservamos ni un solo texto evangélico que nos comunique un dato histórico sobre Jesús por sí mismo, es decir por gusto de hacer historia, sin a la vez transmitir la fe de la comunidad primitiva sobre ese posible dato, lo cual lleva a pensar irremisiblemente que tal texto pueda no ser objetivo. Sin embargo, no es general, ni mucho menos, entre los estudiosos de la vida de Jesús una postura escéptica radical sobre el valor testimonial sobre todo de los tres primeros evangelios, Marcos, Mateo y Lucas sino que se admite que una sana crítica histórica, literaria y de fuentes puede obtener datos suficientes de ellos para formarse una imagen general de Jesús. Hay ciertamente estudios en español de los que uno se puede fiar de la vida pública de Jesús. En conjunto, y ya tendría Usted bastante por el momento, le recomiendo la obra de John P. Meier, Un judío marginal, Editorial Verbo Divino, Estella, en vías de publicación (son por ahora 4 volúmenes), que ofrece un panorama estupendo y claro del estado de la investigación. Y como obra de divulgación sobre lo que podemos saber hoy con seguridad de Jesús de Nazaret, le recomiendo mi libro “Ciudadano Jesús”, de Editorial Atanor, 2ª edición de 2013. Saludos cordiales de Antonio Piñero Universidad Complutense de Madrid www.antoniopinero.com :::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::: PARA LOS QUE VIVEN EN MADRID Y PUEDA INTERESARLES Les recuerdo que hay una Feria –alternativa-- de la Editorial Los "Libros de El Olivo", entre ellos el mío sobre la vida de Jesús según los evangelios apócrifos: El que tenga interés, puede visitar esta "Feria" en Madrid, el 5 de junio de 2015, en la calle Hermosilla 103 (cerca del cruce con c/ Alcalá). Se trata de un encuentro con diversos autores. Yo estaré de 11.30 a 12.45. Hablaré con el público sobre "La vida de Jesús a la luz de los evangelios apócrifos" y firmaré libros, si la gente lo desea. Saludos de nuevo
Jueves, 4 de Junio 2015
Notas
Hoy escribe Gonzalo Del Cerro
Homilía XI Bautismo de Clemente El autor de las Pseudo Clementinas, el “yo, Clemente” omnipresente a lo largo y ancho de toda la obra, recogió y expuso detalladamente el largo discurso de Pedro. Al final de la Homilía XI, refiere con especial interés los datos de su bautismo, la condición esencial para poder optar a la herencia del reino de los cielos. Clemente ofrece los varios pasos para el acontecimiento trascendental en la nueva vida, “el nuevo nacimiento” en palabras del relator del protagonista del suceso. Siguieron unas recomendaciones del mismo Pedro dirigidas a los presbíteros delante de toda la asamblea de los fieles. Refería cómo el Señor y Verdadero Profeta explicó a sus discípulos que el Maligno, después de hablar con él durante cuarenta días y de no haber logrado nada de él, intentaría enviar de sus seguidores a unos encargados de engañar a los discípulos de Jesús para extraviarlos. Por eso recomendaba no recibir a nadie, apóstol, maestro o profeta sin haber comparado su predicación con la de Santiago, el llamado hermano de mi Señor, a quien se le ha confiado la tarea de administrar la iglesia de los hebreos en Jerusalén. Era la advertencia contenida en el principio de la carta preliminar de Pedro a Santiago. Recomendaciones en orden a la seguridad de la predicación Era una recomendación que debían observar aunque se presentara con testigos, para que la maldad que habló cuarenta días con el Señor sin conseguir nada, no cayera después del cielo a la tierra como un relámpago y mandara contra los discípulos a un predicador, como ahora había enviado a Simón con pretexto de predicar la verdad en el nombre de nuestro Señor, pero para sembrar el error. Por esta razón, el Maestro dijo con rotundo interés: “Muchos vendrán a mí con vestidura de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis” (Mt 7,15-16). Final de las jornadas de Trípolis Dichas estas cosas, envió a sus acompañantes a Antioquía de Siria diciéndoles que lo esperaran allí al día siguiente. Una vez que se marcharon, Pedro libró de enfermedades, padecimientos y demonios a muchos enfermos de las turbas que habían creído, los bautizó en las fuentes que había junto al mar, celebró la eucaristía y nombró obispo a Maroones, el que lo había recibido y que ya era perfecto. Designó a doce presbíteros, estableció a numerosos diáconos, organizó el tema del cuidado de las viudas y habló sobre el orden de lo que convenía a la comunidad de la Iglesia, recomendando obedecer al obispo Maroones. Al cabo de tres meses, se despidió de los de Trípolis de Fenicia y tomó el camino de Antioquía de Siria. Así termina el material narrativo de la Homilía XI, que abre de par en par los marcos del texto con la intención de presentar algunos de los sucesos básicos de toda la historia de la novela pseudo clementina. Tal es el momento y lugar de algunos de los reconocimientos de los miembros dispersos de la familia romana del autor de toda la obra. Saludos cordiales. Gonzalo Del Cerro
Domingo, 31 de Mayo 2015
Notas
El que tenga interés, puede visitar esta "Feria" en Madrid, el 5 de junio de 2015, en la calle Hermosilla 103 (cerca del cruce con c/ Alcalá).
Se trata de un encuentro con diversos autores. Yo estaré de 11.30 a 12.45. Hablaré con el público sobre "La vida de Jesús a la luz de los evangelios apócrifos" y firmaré libros, si la gente lo desea. Saludos cordiales.
Domingo, 31 de Mayo 2015
NotasEscribe Antonio Piñero Concluyo hoy mi presentación de esta obra sobre el pensamiento paulino y sus diversas e interesantes interpretaciones hoy día. Y ahora quiero transcribir unas ideas del texto que compuse, muy breve, para la solapa del libro. “No está dicho todo sobre Pablo de Tarso a pesar de que desde san Agustín, y sobre todo desde Martín Lutero y la Reforma, se hayan escrito centenares de libros sobre él. Ni siquiera queda claro, como se afirma con rotundidad, que Pablo fuera el “segundo fundador del cristianismo” ni tampoco un fariseo estricto como él mismo sostiene en apariencia. “Desde 1970 ha surgido una potente y nueva corriente de interpretación de la teología de Pablo, a cuyo frente están sobre todo teólogos evangélicos independientes e historiadores judíos del pensamiento israelita, que pone en cuestión opiniones aparentemente asentadas durante siglos: ¿Puede sostenerse hoy que todo, o parte de, Pablo ha sido malentendido durante más de quince siglos? ¿Fue el pensamiento de Pablo exclusivamente judío a pesar del entorno de su nacimiento y formación escolar en un mundo griego? ¿Abandonó Pablo la ley judía? O bien ¿se comportó siempre, incluso externamente, como un judío practicante? ¿Es posible defender que paganos y judíos se salvan no por creer en Jesucristo, sino por imitar sus actos de fidelidad? ¿Rompía la posible divinización de Jesús por parte de Pablo el monoteísmo estricto de Israel? “Responder claramente a estas y otras cuestiones candentes son el núcleo de esta “Interpretación del pensamiento paulino”, escrito en diálogo con el pensamiento exegético y la discusión científica más viva y actual. Yo planteo modestamente una hipótesis interpretativa que sirve para corregir la idea de que Pablo de Tarso era un pensador contradictorio. Y como es una hipótesis interpretativa no conviene adoptar posturas ni a favor ni en contra antes de haberla leído a fondo y meditado. Debo advertir que hay un error en el índice al final del libro. Falta lo más importante y lo más original de este volumen, a saber las aclaraciones a modo de excursus que he ido haciendo –interrumpiendo momentáneamente la lectura de cada carta e Pablo-- de modo que el lector tenga una idea general de lo que piensa el Apóstol en los temas importantes. Menos mal que en el texto me tomé e trabajo de hacer remisiones a estas Aclaraciones cada vez que era necesario. Pero no siempre. La idea era no repetirme y remitir al lector a cada aclaración cada vez que Pablo repetía un tema, lo que ocurre muchas veces. Este error en el Índice daña al libro porque el omite lo que es más ilustrativo y de valor. Ya no hay remedio porque la primera edición está impresa, embuchado en papel de celofán cada volumen, y no se puede introducir ni siquiera una hojilla complementaria al final. Por ello ofrezco aquí lo que falta del índice. Ruego a los futuros lectores que lo impriman y lo pongan como hojilla suplementaria al final. Aquí el suplemento: ACLARACIONES Aclaración I: ¿Por qué el cambio de Saulo a Pablo? 73-76 Aclaración II: Escatología y Reino de Dios en Pablo 97-108 Aclaración III: Elección, llamada, predeterminación 111-118 Aclaración IV: El sentido de la muerte del Mesías 119-129 Aclaración V: Antropología paulina 130-135 Aclaración VI: Ley de Moisés y Pablo. ¿Cambia la ley de Moisés en época mesiánica? 159-187 Aclaración VII: Justificación por la fe. ¿Existe contraposición entre justificación y Promesa? 188-200 Aclaración VIII: Ética de Pablo 224-232 Aclaración IX: Pablo y el antijudaísmo cristiano 279-290 Aclaración X: Misteriosofía de Pablo 294-314 Aclaración XI: Liturgia, culto y ritos en Pablo 322-324 Aclaración XII: Pablo y las mujeres 326-332 Aclaración XIII: Alianza: antigua y nueva 359-364 Aclaración XIV: Religiosidad de Pablo: vivir en el Mesías. Cuerpo de Cristo. Participación 366-370 Aclaración XV: Jesús y Pablo ¿Fue Pablo el verdadero fundador del cristianismo? 372-379 Aclaración XVI: Monoteísmo, binitarismo y la naturaleza del mesías 402-423 Aclaración: XVII: Justicia de Dios 461-464 Aclaración: XVIII: Adopción/Filiación 489-493 Aclaración: XIX: Israel y los gentiles 502-505 Aclaración: XX: Teología política de Pablo 510-515 Saludos cordiales de Antonio Piñero Universidad Complutense de Madrid www.antoniopinero.com
Viernes, 29 de Mayo 2015
NotasEscribe Antonio Piñero Aunque el libro salió puntualmente el día 20 de mayo, como anuncié, he dejado pasar unos días –de acuerdo con la Editorial Trotta-- de modo que cuando lo presentara aquí de un modo formal estuviera ya distribuido por las librerías. Empecé a escribirlo hace unos cuatro años, y lo entregué a la Editorial hace justamente un año, en junio del 2014. Este es el tiempo que normalmente toma una editorial seria para darlo a leer a diversas personas, recabar informes de ellas, maquetarlo, galeradas, segundas pruebas, etc. Mi intención en este libro era complementar la idea básica que había expresado sintéticamente en la “Guía para entender el Nuevo Testamento” que había terminado en 2005. Reducido a términos informáticos modernos, el legado auténtico de Pablo, tal como nos ha sido transmitido por la mano de un misterioso editor de principios del siglo II, tiene unos 49 folios en letra Times New Roman, cuerpo 12, a especio y medio. Es decir, bastante poco. De este monto de páginas hay unas 39 inteligibles, a pesar de su densidad notable teológica y retórica. Pero hay unas diez (me refiero no a 10 seguidas, sino sumando los párrafos) que o bien son ininteligibles en el fondo o están en total contradicción con lo que el autor ha informado/escrito en otros pasajes. La contradicción es tal que se han escrito libros enteros, de entre los cuales el más famoso es el de H. Räisänen, Paul and the Law, Mohr-Siebeck, Tübingen, 1983. Quizás recuerden los lectores que en mi reseña del libro de Carlos Gil Arbiol, “Qué se sabe de… Pablo de Tarso en el naciente cristianismo”, de 2015, señalaba yo como entre las “claves” para entender a Pablo el autor señalaba (p. 25, nº 3) la siguiente: “Aceptar la ambigüedad e incoherencia de Pablo”. Y recordarán que me sublevé contra esta afirmación. Ciertamente la ambigüedad puede ser aceptada, dado que los escritos de Pablo son cartas de circunstancias, no tratados; que se han perdido algunas de las cartas que salieron de su mano; que no tenemos las misivas que le habían enviado sus corresponsales; que no tenemos ni idea cuál fue exactamente la predicación oral de Pablo en las semanas, meses o años que estuvo en sus comunidades, y que --apresurado por el fin del mundo inminente según él creía-- escribió solo lo que era más perentorio para sus comunidades. Pero, no puedo, ni pude jamás, aceptar su “incoherencia”. Si Pablo hubiese sido un pensador incoherente, jamás habría tenido los discípulos que tuvo, y nunca –con el paso del tiempo—se habría desarrollado el cristianismo naciente a partir de sus enseñanzas. A priori no puede pensarse que un tipo genial como Pablo y con tanto éxito, fuera “incoherente”. Jamás. Sólo que nos faltan las claves exactas para entenderlo bien. O hay que leer tales claves entre líneas a partir de una lectura de sus cartas (en griego, y centenares de veces algunos de sus pasajes, relacionándolos sin cesar unos con otros), consultando el judaísmo de su época y sin dejar de considerar los escritos de sus discípulos –entre los que se hayan los cuatro evangelistas canónicos para asombro de muchos— de modo que tarde o temprano pueda atisbarse cuál es la clave central de interpretación de los pasajes difíciles. Estos pasajes paulinos “imposibles” afectan todos a la comprensión de la Ley por parte de Pablo. En absoluto afectan a la naturaleza del Mesías Jesús por parte del Apóstol, aunque nosotros hoy no podamos precisar sus líneas de interpretación al ciento por ciento. Pablo jamás fue perseguido por los judíos a causa de su cristología (doctrina de Jesús como cristo o mesías), sino por sus interpretaciones de la Ley y su aplicación a los gentiles/paganos conversos a la fe en Jesús. Y ahí radica sin duda el meollo de la cuestión. Durante más de dos años intenté descubrir cuál podría ser la clave de interpretación del tema nuclear “Pablo y la ley de Moisés”, pero me fue imposible. Gracias al contacto y al continuo diálogo con el Profesor Dr. Carlos A. Segovia, me fui metiendo poco a poco en la moderna discusión del judaísmo profundo de Pablo, discusión que sigue viva entre los modernísimos intérpretes del Tarsiota, sobre todo entre los investigadores judíos actuales y sus seguidores, que ellos mismos se han denominado “New Radicals”. Como saben los lectores del Blog –ya que hemos publicado algunos de los resultados-- mantuve un diálogo/ discusión, en el sentido inglés del vocablo, con Carlos A. Segovia, por escrito, no solo oral, en el que tratamos todos y cada uno de los pasajes difíciles del corpus paulino auténtico. Fue un trabajo tremendo. Pero transcurridos casi dos años y medio de estudio, decidimos que no se podían cohonestar nuestras diversas opiniones y renunciamos a escribir, Carlos y yo, el presente libro en común. Entonces –y durante un breve lapso de tiempo—decidí abandonar la empresa. Me parecía imposible sacar un libro más sobre Pablo que no apartara luz alguna sobre la pretendida incoherencia del personaje. Y en este callejón sin salida empezó a emerger en mí la idea que, como hipótesis interpretativa, podía resolver quizás la incoherencia aparente de casi todos los textos paulinos que eran en apariencia un ataque súper furioso y total contra la ley de Moisés. En síntesis, la idea interpretativa gira en torno a la noción de que Pablo se apoya en ideas judías de la época que han dejado muy poco rastro por escrito. En concreto: la Ley no es simple, sino compleja y se divide en dos partes: una universal y eterna, obligatoria para todos, incluso para los gentiles o paganos; otra específica y temporal, y que afecta a los judíos miembros de la Alianza, pero a no los gentiles. Y esta idea se complementa con otra, a saber, que el Mesías, por dispensación divina, tiene poder para cambiar la Ley en época mesiánica, es decir, en la que creía vivir Pablo. Busqué en toda la bibliografía moderna ilustración sobre este tema. Y no encontré ni una sola referencia en todos los libros consultados –¡muchos!-- tanto de la interpretación tradicional, como de la de los New Radicals. Entonces me fui corriendo a ver a mi amigo Mario Sabán, judíos donde los haya, y muy buen conocedor de los textos del judaísmo antiguo y del cristianismo, igualmente, y sobre todo de la Cábala. Le expuse mi hipótesis y dijo “Claro”. Me quedé estupefacto, pues como dije en ninguna parte está formulada esta hipótesis. Y añadió Mario en plan de broma: “Cuando el rabino Shabbatai Zevi se proclamó mesías hacia 1660 y pico, dijo: ‘Que me traigan un bocadillo de jamón’”. Naturalmente esta inteligente broma quería decir que la idea de que la Ley cambia en época mesiánica es una noción aceptablemente judía. Le pregunté entonces si sabía de memoria algunos textos de rabinos famosos que dieran cuerpo a esta idea, y me respondió que de momento no los tenía en la memoria, pero que los había leído. Y añadió: “Tu maestro Alejandro Díez Macho, el famoso arameísta, el editor del Targum Neofiti 1, ha publicado un artículo hace años, en la revista Estudios Bíblicos y trae algunos textos que pueden ayudarte, una vez que ya tienes la idea cllara en tu cabeza”. Busqué la revista en la Facultad (Biblioteca de Hebreo y Arameo), y encontré dos largos artículos de Díez Macho (que discutía con W. D. Davies, Torah in the Messianic Age and/or the Age to Come, SBL Publications 1952) cuyo título era: «¿Cesará la Torá en la Edad Mesiánica?», “Estudios Bíblicos” 12 (1953) 115-158; 13 (1954) 5-51). El fin y propósito de estos artículos de Díez Macho eran muy distintos a los de mi “Guía”, pero sus dos artículos aportaban muchos textos de rabinos de los siglos III al VI d.C. que me pusieron sobre la pista definitivamente. El año pasado, en un Congreso en Roma sobre interpretación moderna de Pablo, expuse, por escrito y oralmente, en inglés, mi hipótesis interpretativa con el siguiente título Law of Moses and Paul. Does the Law of Moses change in Messianic time? (supongo que las actas del Congreso se publicarán algún día). El resultado fue un silencio totalmente respetuoso. Ni aplausos fervientes, ni crítica alguna. Hablé con los eruditos más prominentes del Congreso y les pedí que, ya que conocían bien la literatura talmúdica añadieran más textos a los míos. Ninguno supo de repente (ni siquiera Daniel Boyarin) hacer añadidura alguna. Y tampoco después. Así que pensé: parece que mi hipótesis no es, al menos, ninguna tontería. Y lo digo porque cuando aparece una nueva hipótesis en la investigación/interpretación, y no ha sido formulada claramente antes hay que ponerse en guardia. Así que toda la Guía para entender a Pablo de Tarso gira alrededor de una hipótesis interpretativa, que no he visto formulada en ninguna parte y que –supongo—se prestará a enorme discusión. Si la hipótesis es más o menos correcta, está justificado el libro. Pero si es incorrecta, habrá que corregirlo en gran parte. Para ayudar a la comprensión de todos los lectores, he intentado escribir esta “Guía de Pablo” con la misma claridad y sencillez de lenguaje que la “Guía para entender el Nuevo Testamento”. Pero la materia es más difícil en conjunto. Mañana intentaré ofrecer algunas otras claves sobre el libro. Adelanto ya --y lo repetiré más adelante-- que esta “Guía para entender a Pablo de Tarso” estará en la Feria del Libro de Madrid (caseta de Editorial Trotta, nº 208; el domingo 7 de junio de 12.00 a 14.00 horas) y en la de la Librería Antes (especializada en historia; no sé el número, pero creo que cerca de la de Trotta, a tenor de otros años; ya lo escribiré más en concreto, el viernes 12 de Junio desde las 18.00 a las 21.00 horas). Saludos cordiales de Antonio Piñero Universidad Complutense de Madrid www.antoniopinero.com
Jueves, 28 de Mayo 2015
Notas
Hoy escribe Fernando Bermejo
La relación de Martin Heidegger con el nazismo es un tópico bien conocido, no solo en el ámbito de la filosofía sino en el de la cultura ilustrada en general. Hace ya algunas décadas, el libro del chileno Víctor Farías (publicado primero en francés: Heidegger et le nazisme, Verdier, París 1987; y luego en castellano, con interesantes añadidos, por Muchnik en 1989) provocó un intenso y tormentoso debate en el ámbito intelectual al plantear sin ambages las relaciones entre la concepción filosófica del mundo ligada a Heidegger y la concepción del mundo del nacionalsocialismo. A pesar de ello, la opinión predominante hasta ahora mantenía que Heidegger no había sido un antisemita. Así, por ejemplo, lo afirma –aunque de modo un tanto equívoco– en su biografía Rüdiger Safranski, Un maestro de Alemania. Martin Heidegger y su tiempo: “¿Fue Heidegger antisemita? No lo fue en el sentido del delirante sistema ideológico de los nacionalsocialistas. Pues llama la atención que ni en las lecciones y los escritos filosóficos, ni en los discursos y panfletos políticos aparezcan observaciones antisemitas o racistas”. De la mano de la editorial Herder llega otra contribución a este campo: Peter Trawny, Heidegger y el mito de la conspiración mundial de los judíos, Herder, Barcelona, 2015, 176 páginas (en breve, también en e-book). Su autor, alemán de Gelsenkirchen, es profesor en la Bergische Universität de Wuppertal y fundador y director del Instituto Martin Heidegger, perteneciente a la misma institución, y editor de algunos volúmenes de las Obras Completas del filósofo alemán. En 2014, Trawny editó los Cuadernos negros, una designación creada y usada por el mismo Heidegger para referirse a 34 cuadernos de ese color en tela encerada, en los que escribió entre 1930 y 1970, y que contienen huellas íntimas de su pensamiento. Los que interesan aquí son los surgidos hasta 1948, y en particular sobre todo los escritos entre 1938 y 1941, en los que Heidegger se refiere a “los judíos” de modo más o menos directo. La tesis de Trawny es que en estos escritos Heidegger permite que el antisemitismo se infiltre en su pensamiento. La idea de una relación de Heidegger con el antisemitismo, de todos modos y a pesar de Safranski y otros, no es nueva. Por ejemplo, en su Autobiografía filosófica, Karl Jaspers escribe sobre Heidegger: “Yo hablaba sobre la cuestión de los judíos, sobre el malvado absurdo de los sabios de Sión, a lo cual él replicó: ‘Pero hay una peligrosa unión internacional de los judíos’”. El adjetivo “peligrosa” delata ya un trasfondo de prejuicios antisemitas. Y Edmund Husserl se había referido ya críticamente al antisemitismo de su ex-discípulo, "que se expresó cada vez con más fuerza en los últimos años, también frente al grupo de entusiastas discípulos judíos y en la facultad”. No obstante, en el libro publicado ahora por Herder Peter Trawny sostiene que la de Heidegger es una forma específica e idiosincrásica de antisemitismo, “un antisemitismo radicado en la historia del ser”. Con esto el editor quiere decir que postulados antisemitas trillados y triviales (como, por ejemplo, el referido a la “dotación muy calculadora” del judío) reciben una nueva significación –una resemantización, si se me permite– dentro del discurso filosófico del pensador alemán. Así pues, Trawny mantiene que si Heidegger no puede disipar la sospecha de antisemitismo, puede afirmarse que funda otra modalidad específica de este fenómeno. Quien quiera filosofar con Heidegger, habrá de tener en cuenta claramente las implicaciones antisemitas de determinados aspectos de su pensamiento. Si esto es así, ello obliga a mirar de modo diferente –como ya se miraba de forma diferente a partir del desvelamiento de las conexiones con el nacionalsocialismo – el pensamiento de Heidegger. Y algunos aspectos aparecen ahora bajo otra luz. Así, por ejemplo, en el rechazo de la filosofía de su maestro Husserl (¡a quien sin embargo dedicó Ser y tiempo!) parece haber influido el carácter judío de este; por delirante que esto puede parecer, así es argumentado por Trawny: según Heidegger, la pertenencia de Edmund Husserl al judaísmo podría ser responsable de que su fenomenología nunca “llega a los ámbitos de decisiones esenciales”. En suma, en la relación entre Heidegger y Husserl “no carece de importancia que la aversión filosófica de Heidegger frente a la fenomenología de Husserl posiblemente contuvo desde el principio momentos antisemitas”. Es de todo punto necesario advertir que la prosa de Peter Trawny no hace concesiones a la galería, y sí numerosas a la jerga heideggeriana. En este sentido, buena parte de esta obra presentará interés más bien para los lectores ampliamente familiarizados con la filosofía y la escolástica heideggerianas y los apasionados por ella. En no escasa medida el libro responde a una exégesis que toma la textualidad de Heidegger virtualmente como un texto sagrado que hay que interpretar y que confía en que de tal interpretación depende realmente algo crucial. A quien no comparta esta idea (y desde luego para quienes piensan –o pensamos– que Sein und Zeit representa la contribución de Heidegger de la que cabe salvar algo), no digamos a quien piense –como Husserl– que el pensamiento de Heidegger es una “ontología del irracionalismo adecuada a la época”, una buena parte de este libro les resultará profundamente ajena. Al mismo tiempo, sin embargo, lo dicho anteriormente indica ya que este libro de Trawny presenta elementos de interés para un público más general, ya para hacerse consciente de la existencia de conexiones íntimas entre cierto discurso ontológico y la política del s. XX. Otra dimensión interesante del libro consiste en articular una explicación sencilla, lúcida y convincente de la coexistencia de ese antisemitismo con el hecho de que Heidegger cultivó un contacto amistoso, cortés, e incluso en algunos casos íntimo, con judíos (caso paradigmático el de Hannah Arendt), A nuestros lectores de Barcelona curiosos de la figura del filósofo alemán les interesará saber que el próximo martes 2 de junio la editorial Herder, el Goethe-Institut y el grupo de estudios heideggerianos de la Universidad Autónoma de Barcelona organiza una jornada sobre “Heidegger y los Cuadernos negros”, en la que participará el propio Peter Trawny junto a otros especialistas. La asistencia es gratuita, previa inscripción en confirm@barcelona.goethe.org Saludos cordiales de Fernando Bermejo P.D. La próxima semana comenzaremos una serie de postales que supondrá un regreso a uno de los temas estrella de este blog, el Jesús histórico (y su utilización en cierta presunta filosofía de nuestro tiempo), que espero interesará a todos nuestros lectores.
Miércoles, 27 de Mayo 2015
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Editado por
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.
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