NotasEscribe Antonio Piñero Tema: sigo comentando el libro de S. Guijarro, “Los cuatro evangelios”, Salamanca, Sígueme 2021. Sostiene Guijarro con razón que las coincidencias entre Mateo y Lucas –cuando están copiando y editando o corrigiéndolo de algún modo a su modelo, Marcos– son sorprendentes y suman muchas en número: unos 200 versículos. ¡La formulación del modelo es corregida por dos autores independientes entre sí de una manera igual o casi igual! Y comenta nuestro autor: “Estas coincidencias plantean una objeción importante a la tesis de la prioridad (cronológica) de Marcos, porque resulta difícil explicar que Mateo y Lucas hayan corregido exactamente de la misma manera el texto de Marcos”. Y nuestro autor pone como ejemplo Mateo 9,6-8 / Lucas 5,24-26 respecto a Mc 2,10-12 (p. 79). Guijarro hace una buena síntesis de las explicaciones que han dado los estudiosos que sostienen, a pesar de esta objeción, que la prioridad de Marcos explica mejor el desarrollo cronológico de los tres Evangelios. 1. Una primera solución a esta dificultad de las “coincidencias menores entre Mateo y Lucas contra el texto de Mc” consiste en suponer que Mateo y Lucas coincidieron porque las correcciones eran “lógicas”: lo primero que se ocurriría a cualquiera: o bien tanto Mateo como Lucas utilizaron en esos caso no a Marcos, sino otra tradición “oral”, o bien puesta por escrito (menos probable); o bien que fueron los copistas los que armonizaron los Evangelios de Mateo y Lucas, ya que tenían mayor difusión. Me parece que Guijarro tiene razón (p. 81) que la solución expuesta no es convincente y sugiere –junto con la mayoría de los exegetas– que lo más probable es que del Evangelio de Marcos se hicieran varias ediciones, tanto en vida del autor o una vez ya fallecido; da igual para el caso. Sostiene Guijarro en esa misma página 81 que esta solución tiene dos variantes: A) Hipótesis de que hubo un “Protomarcos”, es decir, “una versión de Marcos anterior que la que nos ha llegado. Esta versión, utilizada por Mateo y Lucas, habría sido retocada después dando lugar al actual Evangelio de Marcos”. B) Hipótesis del “Deuteromarcos”, a saber “La versión de Marcos que nos ha llegado sería la más antigua, mientras que Mateo y Lucas habrían tenido como fuente una versión posterior que se ha perdido”. (Una nota de paso: Guijarro escribe “Proto-Marcos” y “Déutero-Marcos”. Opino que es un anglicismo que Guijarro transcribe directamente del inglés sin caer en la cuenta de que en español estamos ya acostumbrados a escribir Deuteroisaías y Tritoisaías). Personalmente estoy también de acuerdo con la preferencia de Guijarro en la página siguiente: 82. La versión A), “además de explicar las coincidencias menores, puede aclarar por qué Marcos posee unos cincuenta versículos que no se encuentran en Mateo ni en Lucas”. Y sostiene que “un grupo importante de esos versículos […] fueron añadidos en una segunda edición del Evangelio. Esto hace pensar que la versión de Marcos que conocieron Mateo y Lucas era una anterior a la que nosotros conocemos”. ¡De acuerdo, pues! Saludos cordiales de Antonio Piñero NOTA: Otra entrevista, con Oscar González, sobre el volumen los “Libros del Nuevo Testamento”, de editorial Trotta, Madrid. https://www.youtube.com/watch?
Viernes, 28 de Enero 2022
Comentarios
Notas(26-01-2022) (1030)Escribe Antonio Piñero Sigo mi comentario a “Los Cuatro Evangelios” de Santiago Guijarro, Sígueme, Salamanca 2021. Argumenta este ilustre autor en la p. 75 que “La mejor forma de explicar coincidencias y divergencias en los pasajes de ‘triple tradición’ (que aparecen en Mc / Mt / Lc) es suponer que el Evangelio de Marcos fue compuesto antes que Mt y Lc y que ambos lo utilizaron como fuente” Totalmente de acuerdo. Añade (p. 76): Parece más lógico y “probable que Mt y Lc hayan ampliado el Evangelio de Mc, que no al revés, que Mc hay reducido los contenidos de Mateo y Lucas”. De nuevo añado: ¡muy probable! También goza de probabilidad intrínseca la siguiente afirmación de Guijarro: “Las coincidencias de Mt y Lc en el orden de los relatos siempre que ambos coinciden con Mc resultan muy llamativas, porque el orden de Mc no está gobernado por una lógica de tipo histórico y narrativo, sino que sus materiales están agrupados con frecuencia siguiendo criterios temáticos o de semejanza en el género literario (controversias o parábolas, por ejemplo), y a pesar de ello Mateo y Lucas lo siguen”. Comento: me parece que no hay duda alguna. Y también estoy de acuerdo con Guijarro en que es más fácil explicar las frases o pasajes de Mt o Lc que corrigen a Mc (normalmente mejoras estilísticas y de vocabulario), y también mejoras o cambios de impostación teológica suponiendo que Mc es la base o fuente de los dos y no al revés. Y también es curioso el fenómeno de la explicación de detalles raros o incoherentes en los Evangelios de Mateo o Lucas cuando están empleando como fuente a Marcos por la siguiente razón: Mt y Lc cometen errores porque suelen corregir a Marcos (o abreviarlo) al principio o al final de cada sección. Y a menudo se observa cómo efectúan una corrección al final, que no casa bien con lo que se ha corregido al principio. Y pone el ejemplo Mc 1,40-45 y el modo como lo copian, cambiando algunos elementos Mt 8,1-4 y Lc 5,12-16. No voy a “destripar” este ejemplo. Que el lector de estas líneas, si tiene ánimo y ganas, que tome papel y bolígrafo, que copie en tres cuartillas cada texto y que los compare entre sí, fijándose si es coherente la posición de la frase del Jesús de Marcos “No digas nada a nadie” en las tres redacciones. El análisis de los Evangelios requiere trabajo, paciencia y tiempo. Y a veces el estudioso se horroriza con las conclusiones que obtienen algunos lectores de los Evangelios… que presentan como “deducciones irrefutables” y resultan que son errores debidos a la prisa o a la falta de estudio. Saludos cordiales de Antonio Piñero NOTA: Aquí les paso el enlace a una magnífica reseña del Prof. Dr. Antonio Jimenez-Blanco, el “Los libros del Nuevo Testamento” que creo que tiene más mérito porque su autor es catedrático de “Derecho Administrativo”: https://www.revistadelibros.com/el-mediterraneo-oriental-hace-2-000-anos-mentalidades-y-religiones/
Miércoles, 26 de Enero 2022
Notas
Hemos comprobado que el alma no era algo separado del cuerpo para los judíos, para Jesús, para Pablo; sí para los griegos y romanos. La pregunta es, entonces, cuándo este dogma cristiano apareció en el cristianismo.
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Editado por
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.
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