CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Escribe Antonio Piñero

Pregunta:


Muy buenas Don Antonio, le escribía para preguntarle por el término hebreo "Abbá", recientemente escuché una prédica Cristiana de un famoso pastor(Darío Silva Silva)y mencionaba que el término arameo de Abbá que se menciona tres veces en el nuevo testamento se refería además de a una forma cariñosa de dirigirse al Padre también significaba según el "Papito", he leido y consultado el diccionario de Clie pero no he podido evitar la "tentación" de preguntarle a ver si me lo podía aclarar un poco sobre todo me surge la duda en lo siguiente: ¿Si Abbá significa Padre(o Papito...) porque en la Biblia después añaden la palabra Padre("Abbá Padre")?Desde mi ignorancia parece un poco "absurdo" si Abbá significa Padre, añadir después otra vez la palabra Padre...Por este motivo es por el que le escribo, haber si pudiera arrojarme un poco de luz al respecto. Muchisimas gracias por todo, y especialmente por permitirnos el lujo de poder disponer de su tiempo y sus conocimientos sobre el Cristianismo.


RESPUESTA:


Gracias por sus palabras. Respondo: Abbá procede con casi total seguridad del Jesús histórico, pero no significa “papaíto”, como pronunciado por un niño pequeño, sino “Padre/Papá”, en tono familiar pronunciado por un adulto. De hecho pasa en arameo a trato respetuoso y familiar en la lengua común, e incluso a nombre propio. Busque en Internet un artículo muy famoso, de hace por lo menos 25 años, de James Barr, “Abba isn’t Daddy” (quizás en Journal of Theological Studies…búsquelo por favor). Y se lo explicará todo.


En las veces que aparece en los Evangelios y en Pablo se traduce a la vez por motivos de que no se entendiera mal, como diminutivo en exceso cariñoso. En realidad es una manera rara, pero lo quisieron así.


Pregunta:


El motivo de mi comunicación es hacerle una pregunta; pero primero presento el tema que da lugar a la pregunta.

1) El evangelista Marcos dice: “Era la hora tercera cuando le crucificaron.” (25:3).

2) El apóstol Juan afirma: “Era la preparación de la pascua, y como la hora sexta. Entonces dijo a los judíos: ¡He aquí vuestro Rey! […]. Así que entonces lo entregó a ellos para que fuese crucificado. Tomaron, pues, a Jesús, y lo llevaron.” (19: 14, 16).

Como es evidente, uno dice la hora tercera y, el otro, la hora sexta.

La pregunta es: ¿Cuál de los dos tiene razón?

Le agradeceré mucho su respuesta.


RESPUESTA:


En realidad no lo sabemos. Dentro del ámbito de la filología del Nuevo Testamento es bien conocida esta dificultad, que es bastante más seria que lo que parece, ya que los evangelistas no se ponen de acuerdo (salvo en que era un viernes) en si ese día era –comenzando por la tarde, al modo judío– el inicio de la Pascua o la preparación de ella. Y hay otros varios detalles que Usted verá claramente en una Sinopsis en los que no están de acuerdo a lo largo de la historia toda de la Pasión.


Además la historicidad general de ese relato es muy dudosa en todos los momentos en los que se supone que no pudo haber testigos presenciales (por ejemplo, en los interrogatorios ante Pilato) y en todos los pasajes que parecen inspirados en profecías del Antiguo Testamento. Por otro lado, la historia de la pasión recogida por los evangelistas –aunque quizás sea el fragmento seguido más amplio que fue recogido de una tradición anterior, pasada a texto escrito–, está llena de contradicciones, inverosimilitudes y confusiones que todo buen historiador debe poner de relieve, de modo que no se le haga caso al pie de la letra de ningún modo. Un típico caso de este entendimiento al pie de la letra, que parece histórico, pero que –en mi opinión– está radicalmente equivocado desde el punto de vista de la historiografía científica es la película de Mel Gibson sobre la pasión de Jesús.



Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com


Jueves, 8 de Septiembre 2016


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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