CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero


La respuesta parece clara a tenor de lo que leemos tres veces en el Evangelio de Marcos (8,31; 9,31; 10,32). Transcribo la primera 8,31-32:
 
 
31 Comenzó a enseñarles que era necesario que el Hijo del Hombre sufriera mucho y fuera rechazado por los ancianos, los jefes de los sacerdotes y los escribas, que fuera asesinado y que resucitara después de tres días; 32 y hablaba con franqueza de todo esto.
 
Creo que he escrito ya muchas veces que esta sección del primer Evangelio es claramente un añadido de Marcos, y que manifiesta ya una teología cristiana sobre la pasión, muerte y resurrección del mesías, manifestación contraria a la tradición normal judía sobre el mesianismo. Más tarde la incrementará el evangelista con una precisión, a saber, el sentido de sacrificio expiatorio de esa muerte en pro de la humanidad (10,45). No puede atribuirse esta concepción nueva del mesianismo sufriente al Jesús histórico.
 
Lo más probable, en el caso de que Jesús se sintiera el mesías ya en este momento (muchos estudiosos lo dudan), es que tuviera una concepción del mesianismo en el sentido que supone Pedro en lo que viene a continuación, al mesías le compete la victoria terrenal, no la derrota de la muerte.
 
En todo caso, como profeta, Jesús podría prever, o barruntar, su muerte en Jerusalén, como la de otros profetas, si su misión fracasaba, pero el evangelio da a entender que Jesús no fue a Jerusalén expresamente para morir.
 
Y ya he escrito también muchas veces que el comportamiento general de los discípulos tras la muerte de su maestro –su huida– indica además que no contaban en absoluto con el fracaso de la cruz y la resurrección.
 
Su comportamiento es inexplicable si estas predicciones de la pasión (más las de 9,31y 10,32) provinieran del Jesús histórico.
 
 Saludos cordiales de Antonio Piñero

Viernes, 8 de Octubre 2021


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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