CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero


Hoy escribe Antonio Piñero

Continuamos comentando y aclarando brevemente el contenido de la "Carta a los filipenses":

2,6-11:

« 6 El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios. 7 Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre;

8 y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz. 9 Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre. 10 Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, 11 y toda lengua confiese que Cristo Jesús es SEÑOR para gloria de Dios Padre. »


Aclaración:

Es éste uno de los textos más importantes para comprender la teología de Pablo, pues en él se expresa probablemente, por vez primera en la historia del cristianismo, la noción de la preexistencia de Cristo, lo que supone la concepción de la plena divinidad de éste, sea cual fuere el modo exacto como se entienda o se explique. Probablemente no hay añún nociones claras.

Como ejemplo supremo de humildad presenta Pablo a Cristo en este famoso himno. Es éste un texto muy discutido: no se sabe a ciencia cierta si esos vv. son una creación de Pablo (cf. Hch 16,25: Pablo y Silas están en la cárcel y pasan la noche cantando himnos a Dios; es decir, los primeros cristianos componía himnos, salmos y cánticos espirituales para sus oficios litúrgicos) o algo heredado por él de cristianos anteriores, que transmite a sus lectores filipenses.

Probablemente es herencia previa, quizá de su comunidad de Antioquía, pero una herencia que él ha remodelado. Se trataría de un himno a Cristo compuesto por cristianos que se inspiraron en temas de la Sabiduría divina -pensada como una “hipóstasis”, es decir, personificada- como si fuese una entidad autónoma divina que ha sido emanada por la divinidad, que baja a la tierra para tener su morada entre los hombres.

El texto clave se halla en Eclesiástico 24,3.6-8.10-12:

« 3 Yo salí de la boca del Altísimo, y cubrí como niebla la tierra. 6 Las ondas del mar, la tierra entera, todo pueblo y nación era mi dominio. 7 Entre todas estas cosas buscaba reposo, una heredad en que instalarme. 8 Entonces me dio orden el creador del universo, el que me creó dio reposo a mi tienda, y me dijo: "Pon tu tienda en Jacob, entra en la heredad de Israel".

9 Antes de los siglos, desde el principio, me creó, y por los siglos subsistiré. 10 En la Tienda Santa, en su presencia, he ejercido el ministerio, así en Sión me he afirmado, 11 en la ciudad amada me ha hecho él reposar , y en Jerusalén se halla mi poder. 12 He arraigado en un pueblo glorioso, en la porción del Señor, en su heredad. »

También parece haber ecos en el himno de los poemas del “Siervo sufriente de Yahvé” (Isaías 53), que finalmente triunfa:

« 1 ¿Quién dio crédito a nuestra noticia? … 2 Creció como un retoño delante de Yahvé, como raíz de tierra árida. No tenía apariencia ni presencia; (le vimos) y no tenía aspecto que pudiésemos estimar. 3 Despreciable y desecho de hombres, varón de dolores y sabedor de dolencias, como uno ante quien se oculta el rostro, despreciable, y no le tuvimos en cuenta. 4 ¡Y con todo eran nuestras dolencias las que él llevaba y nuestros dolores los que soportaba! Nosotros le tuvimos por azotado, herido de Dios y humillado. 5 El ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas. El soportó el castigo que nos trae la paz, y con sus cardenales hemos sido curados.

6 Todos nosotros como ovejas erramos, cada uno marchó por su camino, y Yahvé descargó sobre él la culpa de todos nosotros. 7 Fue oprimido, y él se humilló y no abrió la boca. Como un cordero al degüello era llevado, y como oveja que ante los que la trasquilan está muda, tampoco él abrió la boca. 8 Tras arresto y juicio fue arrebatado, y de sus contemporáneos, ¿quién se preocupa? Fue arrancado de la tierra de los vivos; por las rebeldías de su pueblo ha sido herido; 9 y se puso su sepultura entre los malvados y con los ricos su tumba, por más que no hizo atropello ni hubo engaño en su boca.

10 Mas plugo a Yahvé quebrantarle con dolencias. Si se da a sí mismo en expiación, verá descendencia, alargará sus días, y lo que plazca a Yahvé se cumplirá por su mano. 11 Por las fatigas de su alma, verá luz, se saciará. Por su conocimiento justificará mi Siervo a muchos y las culpas de ellos él soportará. 12 Por eso le daré su parte entre los grandes y con poderosos repartirá despojos, ya que indefenso se entregó a la muerte y con los rebeldes fue contado, cuando él llevó el pecado de muchos, e intercedió por los rebeldes. »

Entre los judíos de la época de Pablo no se sabia muy bien a qué personaje se había referido el profeta. Lo normal era que se interpretara como una profecía del sufrimiento del pueblo elegido en su conjunto, personificado, que luego sería vindicado por Dios.

Los cristianos, por su parte, interpretaron que este pasaje se refería a los sufrimientos de Jesús en la Pasión. A partir del v. 10 se veía una alusión oscura a la resurrección de Jesús. Pablo por su parte quizá exprese tal doble herencia (Eclesiástico e Isaías) e interpretación redondeándola con sus propias palabras.

El pensamiento del himno corresponde al esquema siguiente: un ser divino desciende a la tierra (= humillación), sufre la muerte, pero luego es exaltado (“conceder un nombre” es en el pensamiento hebreo igual a otorgar a alguien un estado especial al que lo otorga).

VV. 6-7:

“El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios. 7 Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre”

Aclaración:

No es seguro el sentido de estas palabras: Cristo “tiene la forma de Dios”, o existe en la “forma de Dios”; pero no “retuvo como botín el ser semejante a Dios, sino que se hizo semejante al ser humano”. ¿Es ésta una afirmación parecida a la del prólogo del Evangelio de Juan: Cristo es Dios y preexiste como Dios antes de encarnarse como hombre? Probablemente sí, hay que verla como un precedente.

De lo contrario, si aquí se afirmara que Cristo no es Dios sino sólo creado a imagen o forma de Dios (como sostienen algunos intérpretes), el “rebajarse” a ser mero hombre no tendría mérito alguno y no valdría como ejemplo supremo de humildad. Pero si Jesús es realmente Dios y se hace hombre, se le puede presentar también realmente como un caso formidable de humildad o autohumillación.

Ahora bien, se trata de una humildad recompensada (Pablo implícitamente piensa: igual pasará con los cristianos): Dios “exalta” a Jesús y le “otorga el Nombre que está por encima de todo nombre” (v. 7).

Es decir: la divinidad confirma ante los ojos de todos que su Hijo es verdaderamente Dios como Él mismo. Por tanto, toda rodilla debe doblarse ante Él (Cristo) y confesar que es el Señor = Dios.

Si Pablo ha heredado de cristianos anteriores esta confesión de fe, y si –como veremos luego— Filipenses está compuesta en torno a los años 54-58 (unos 25 años después del ajusticiamiento de Jesús), ello quiere decir que la teología sobre Jesús como mesías-Dios (cristología) avanzaba muy deprisa en el cristianismo primitivo.

Pablo recibe ya una herencia que sitúa a Jesús en la esfera de lo divino: Cristo resucitado tras su muerte en cruz tiene un poderío cósmico (v. 10: poder terrestre / celeste / subterráneo); es Dios. Al ser heredada, no sería ésta una teología que se invente Pablo partiendo de la nada. Todo consiste en aplicar a Jesús, porque se cree que es así, lo que antes oscuramente la Escritura había dicho de la Sabiduría divina. Cristo es esa Sabioduría encarnada. Humillada al encarnarse y sufrir por la humandidad; pero luego exaltada al cielo y victoriosa tras su sacrificio.

Aparte de la teología, la lección moral del himno es clara: los cristianos no deben aferrarse a su situación de privilegiados (por su fe), sino ser humildes siervos de Dios, obedientes a Él hasta la muerte si es preciso, como Cristo.


Seguiremos. Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

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Hoy en el “Blog de Antonio Piñero” se trata del siguiente tema:

“Pedro, príncipe de los apóstoles”

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Saludos de nuevo.

Lunes, 27 de Abril 2009


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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