CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
El historiador romano P. Cornelio Tácito y el Jesús histórico (10-12-2018. 1031)
Hoy escribe Antonio Piñero
 
En el libro de F. Bermejo, “La invención del Jesús histórico (Madrid, Siglo XXI, 2018), que estamos comentando y en el capítulo dedicado a "Fuentes" se trata también naturalmente la mención de Tácito a la crucifixión de Jesús, en su obra “Anales” XV 44,2-3. Recuerdo el texto para los lectores:
 
“Pero ni los recursos humanos ni la munificencia imperial ni las maneras todas de aplacar al cielo bastaron para acallar el escándalo o  disipar la creencia de que el fuego había ocupado el lugar del orden. Por ello, para cortar los rumores, Nerón señaló como culpables, y  castigó con la mayor crueldad, a una clase de hombres aborrecidos  por sus vicios a los que la turba llamaba cristianos (chrestianos). [Cristo, de quien  tal nombre trae su origen, había sufrido la pena de muerte durante  el reinado de Tiberio, por sentencia del procurador Poncio Pilato  (auctor nominis [«christiani»] eius Christus Tiberio imperitante per procuratorem  Pontium Pilatum supplicio adfectus erat)], y la perniciosa superstición fue contenida durante algún tiempo, pero volvió a brotar  de nuevo, no sólo en Judea, patria de aquel mal, sino en la misma  capital (Roma), donde todo lo horrible y vergonzoso que hay en el  mundo se junta y está de moda”.  
 
Sobre este texto se ha dicho casi todo. La discusión gira sobre si el nombre de Chrestus (en vez de Christus que parece luego) es original o no, y si el texto que va entre corchetes procede de la pluma de Tácito, o bien es una interpolación aclaratoria de un escriba cristiano.
 
Bermejo sostiene, con razón, que Chrestus debe de ser original, ya que es la lectura más difícil. Si es así, Bermejo hace hincapié en que entonces este pasaje podría referirse no a los judeocristianos de Roma, sino “al grupo judío reprimido (expulsado de Roma) por Claudio” probablemente en el año 49 d. C., es decir, Nerón no habría perseguido a cristianos, sino a judíos simplemente, gente reincidente en la perturbación del orden público . Y se basa Bermejo, con otros autores, en que el nombre Chrestus coincide con el que trae Suetonio en su Vida de Claudio 41: “Como los judíos provocaban continuos tumultos a instigación de Chrestus, los expulsó de Roma (Iudaeos impulsore Chresto assidue tumultuantes   Roma expullit). Chrestus  = Cresto (“Útil”) sería, pues el nombre de un judío “normal” y no del Cristo-Mesías de los judeocristianos.
 
Y, volviendo al texto de Tácito, respecto a la posibilidad de que el pasaje en el que se dice que fue crucificado por Poncio Pilato en tiempos de Tiberio, se inclina más bien por su historicidad.

Expone primero las razones de los que creen en que es una interpolación (entre los que me encuentro, como expuse al final, en el Epílogo, en libro “¿Existió Jesús realmente? El Jesús de la historia a debate”, de Editorial Raíces, Madrid 2009):

· El texto de Tácito se lee más fluidamente sin esa frase.
 
· No resulta claro cuáles  y como serían las abominaciones de los cristianos en virtud de las cuales eran merecedores de los más graves castigos.
 
· Tácito utiliza un verbo en pasado (“la turba llamaba cristianos”) para referirse a los cristianos, algo que resulta extraño dada la presencia de muchos cristianos en Roma en el siglo II   que es cuando escribe Tácito (hacia el 115).
 
· Autores cristianos importantes, como Tertuliano y Lactancio, y otros, no hacen referencia alguna a una persecución general de los cristianos bajo Nerón, ni tampoco relacionan cualquier otra persecución con el incendio de Roma hasta el siglo IV, a pesar de que les habría sido muy útil a los apologistas cristianos, porque ponía de relieve la crueldad e injusticia del Imperio Romano contra los cristianos
· Tácito denomina a Poncio Pilato “procurador”; se equivoca porque era “prefecto”.
 
Bermejo cree que estas objeciones no tiene el peso suficiente como para considerar el texto una interpolación y que todo el texto tiene sentido como salido de la pluma de Tácito. Ni siquiera el leve error en la denominación del cargo de Pilato, error que cometen otros historiadores. Tácito probablemente se ciñó a una pura descripción de lo que creía respecto a los cristianos.
 
Y en resumidas cuentas sostiene nuestro autor, al igual que la mayoría, que –de todos modos—lo único, y ya es bastante, que puede obtenerse de la reseña de Tácito es que creía totalmente en la existencia de ese personaje, para él un judío aborrecible, y además que había muerto en cruz por orden de un gobernador romano. Y añade que en la perspectiva de Tácito, y dando por supuesto el que Jesús fue condenado a la cruz por subversión contra el Imperio, sus seguidores merecerían el mismo castigo, puesto que van detrás de un criminal acusado de haber herido la majestad del emperador Tiberio


Lo más interesante de lo aportado por Bermejo quizás esté en una nota de la p. 57, en la que afirma que la ausencia de menciones de una persecución de cristianos bajo Nerón (en Roma) supone también que no hubo persecución general contra esos mismos cristianos en el resto del Imperio y bajo el mismo emperador. Bermejo dice que “esta pretensión es discutible”. Pero no aporta más razones. En este caso me inclino a opinar que si no hubo persecución general contra los cristianos en Roma después del incendio, tampoco la hubo en el resto del Imperio.

Saludos cordiales de Antonio Piñero
www.antoniopinero.com
 
NOTA PARA LOS RESIDENTES EN MADRID
 
El martes 11 de diciembre 2018 a las 19.30 h pronuncio una conferencia-presentación del libro

“Aproximación al Jesús histórico” 

(Madrid, Trotta septiembre 2018).

Presenta y modera: Fernando García de Cortázar.

Lugar: Museo de ABC, en c/ Amaniel 29 (cerca de la Plaza de España) en Madrid.

Entrada libre.

Lunes, 10 de Diciembre 2018


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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