CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
¿En qué se basa la Iglesia católica –yo soy católico pero me gusta cuestionarme estas cosas– para afirmar que Pedro fue el primer papa? “Compartir” (272) de 16 de septiembre 2018. Preguntas y respuestas.Artículo n°2527
Hoy escribe Antonio Piñero
 
 
 
Foto: San Pedro, primer papa, y san Pablo. El Greco
  
 
 
PREGUNTA:
 
 
¿En que se basa la Iglesia católica -yo soy católico pero me gusta cuestionarme estas cosas- para afirmar que Pedro fue el primer Papa? ¿Hay una continuidad clara entre los primeros líderes y los posteriores Papas? ¿La Iglesia Católica es realmente fundada por Constantino o puede rastrearse su origen hasta Pedro y los Papas serían efectivamente sucesores? ¿dónde puede investigarse al respecto? Encuentro muchas especulaciones, tanto a favor como en contra, y quisiera algo de claridad, por lo cual recurro a usted que es una autoridad en estos asuntos.
 
 
RESPUESTA:
 
 
Ante todo decirle que debe Usted cuidar sus lecturas.  Debe leer una historia de los orígenes cristianos, o de los orígenes del papado, que sea seria y no se fie de lo que escriban en Internet, cuyos autores no suelen tener más ciencia que la de oídas y lecturas superficiales.
 
Intento ahora responderle:
 
 
La Iglesia se basa en una tradición que comienza en el siglo II d.C. , pero que tiene su base evangélica en Mt 16,16-19, que paso a transcribirle:
 
 
16 Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.»
17 Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
18 Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.
19 A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos.»
 
 
y en Juan 21,15-18
 
 
15 Después de haber comido, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón de Juan, ¿me amas más que éstos?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis corderos.»
16 Vuelve a decirle por segunda vez: «Simón de Juan, ¿me amas?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas.»
17 Le dice por tercera vez: «Simón de Juan, ¿me quieres?» Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: «¿Me quieres?» y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero.» Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas.
18 «En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías, e ibas adonde querías; pero cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará adonde tú no quieras»,
 
 
Textos que los católicos interpretan generalmente –desde al menos el siglo II– como que la Iglesia fue fundada por Jesús y que éste eligió a Pedro para ser jefe supremo de esa Iglesia. Pero los protestantes interpretan estos pasajes de una manera absolutamente distinta: Jesús no fundó esta iglesia y en todo caso Pedro fue solo el “primus inter pares” = el primero entre iguales, no un papa supremo.
 
 
Respecto al valor de estos textos desde el punto de vista de la investigación independiente, le ruego que lea el apartado “¿Fundó Jesús una iglesia?”, de mi obra “Guía para entender el Nuevo Testamento “, Trotta, Madrid, 5ª edic. 2011. En mi obra “Ciudadano Jesús”,  de Editorial Adaliz (sic) de Sevilla dentro de muy poco tiempo, los comento y resumo así:
 
 
El lector de los Evangelios sabe perfectamente que Jesús albergaba hacia Pedro, junto con Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, una simpatía especial. Pedro actúa como portavoz de sus compañeros en la famosa confesión de la mesianidad de Jesús en Cesarea de Filipo (Mc 8,29 : “Y Jesús les preguntaba: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Pedro le contesta: «Tú eres el Cristo.»”). De Pedro es del único que se narra su negación del Maestro –los demás huyen anónima y vergonzosamente, pero no se destaca a ninguno—, y cómo Jesús lo perdona y lo constituye en apoyo firme de sus hermanos (Jn 21). El apóstol Pablo da testimonio de la deferencia de Jesús con Pedro al atestiguar que fue a él a quien regala con su primera aparición como el Resucitado (1 Cor 15,5).
 
 
El capítulo 21 del Evangelio de Juan que hemos mencionado más arriba (que no procede, por cierto, de la mano del evangelista primitivo, sino de la de un redactor posterior) da testimonio de una cierta prelacía de Pedro sobre los demás discípulos, ya que Jesús le dice por tres veces que cuide y pastoree "sus ovejas y corderos", es decir a sus fieles seguidores.
 
 
Pero este texto es interpretado más bien por los críticos como una prue¬ba más de lo contrario, de la existencias de ciertas disputas por la primacía entre los discí¬pulos de Jesús. Otras pruebas son:
 
 
1. Es bien sabido que el jefe de la iglesia de Jerusalén, en la que se congregaban los "hebreos", es decir, los seguidores más inmediatos de Jesús, no era Pedro, sino Santiago, el "hermano del Señor", y es claro que en las iglesias fundadas por Pablo no gozaba Pedro de ningún predicamento o posición especial.
 
 
2. La disputa por un rango preeminente en el Reino de Dios de la que se hacen eco los evangelios significa con claridad que el Maestro no había dispuesto ninguna primacía entre ellos. La escena es la siguiente: le preguntaron a Jesús los hijos del Zebedeo: "Maestro... queremos que nos concedas... sentarnos en el esplendor de tu reino el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda... y cuando lo oyeron lo diez comenzaron a indignarse contra Santiago y Juan" (Mc 10,36-42).
 
 
Todas estas disputas y la precaria posición de Pedro en la iglesia primitiva no se explican bien si Jesús hubiera dejado ya bien sentada la cuestión de la prelacía de Simón Pedro sobre los demás apóstoles. La continuación del texto que acabamos de citar ("¡No será así entre vosotros!, sino el que entre vosotros quiera llegar a ser grande, sea vuestro servidor") ha sido uno de los grandes argumentos teológicos contra la idea de que Jesús hubiera pronunciado alguna sentencia instituyendo y confirmando un primado entre sus discípulos.
 
 
Luego se ve en la carta llamada 1 Clemente V 4:
 
 
“Pedro… hubo de soportar no uno ni dos sino muchos más trabajos. Y después de dar así su testimonio, marchó al lugar de la gloria que le era debido”,
 
 
que la Iglesia interpreta como que fue a roma, fue allí el “obispo”, nombró a Lino su sucesor, etc., y que así comenzó el palado. Y en general esta carta (de fecha muy dudosa) se interpreta como que la Iglesia de roma a finales del siglo I tenía ya el primado ya que se atreve a corregir nada menos que a la Iglesia de Corinto.
 
 
Esta interpretación se basa sobre todo en la historia de Pedro en Roma tal como lo cuentan los Hechos apócrifos de Pedro, de finales del s. II, que debe Usted leer (si puede, vea la edición de Piñero-del Cerro, Editorial “Biblioteca de autores cristianos, Madrid 2005, con texto griego y latino, introducción y muchísimas notas aclaratorias.
 
 
Pero estos Hechos tienen muy poco o nulo valor histórico.
 
 
De aquí se forma la curiosa y totalmente errónea teoría (basada, según se interpreta, en el Nuevo Testamento, con pocos o ningún dato seguro al respecto, que Pedro estuvo –aparte de Antioquía y Corinto, de lo que da cuenta Pablo– también en Roma y que allí fue obispo y murió crucificado cabeza abajo (historia del Quo vadis) durante la persecución de Nerón a los cristianos en el 64 d.C.
 
 
Pero  sabemos que el cargo obispo ( "supervisor")  no se entendía de ningún modo como el obispo de hoy y menos como papa en tiempos de san Pedro. Con michas dificultades comenzó a verse como el superior de los presbíteros y ancianos de una comunidad hacia el año 100. Poco a poco la posición de los principales obispos, arzobispos o lo que los orientales, se llaman metropolitanos empezaron a tener una influencia sobre iglesia más pequeñas. Entre ellos destacaron aquellas comunidades cuya fundación había sido atribuidas a un apóstol o a sus sucesores inmediatos.
 
 
Sólo desde el siglo IV, casi trescientos años después de la muerte de Jesús, obispo romano reclamó para sí una posición de liderazgo entre los patriarcas y los obispos cristianos, pero que se ha aplicado sólo en la Iglesia occidental. El primer compuesto conocido del título de "Papa" con el obispo de Roma se puede encontrar quizás en el episcopado de Marcelino (muerto en el 304), puesto que aparece algo parecido a la función de un papa en la inscripción de su tumba, que se conserva.  Sí parece que Siricio (obispo de Roma entre 384-399) se dio a sí mismo el título de “papa” (que por cierto es griego y del Mediterráneo oriental.
 
Anteriormente, desde el siglo III, el título de “papa” era una designación honorífica por obispos, patriarcas y abades, especialmente en el Oriente En ese siglo III, el biblista y teólogo Orígenes vio en la figura de Pedro de la escena del capítulo 16 de Mateo tan sólo la representación de todos los fieles cristianos que proclaman a Jesús como el verdadero mesías.
 
San Agustín, que vive en el s. V, tampoco ve en el texto del evangelista Mateo una afirmación clara de la primacía del obispo de Roma sobre los otros patriarcados de la cristiandad.
 
León Magno (obispo de Roma en 440-461) estuvo presente en el cuarto Concilio de Calcedonia (451), y se declaró as sí mismo el primero entre los patriarcas y como “papa” asumió el nombre de "Pontifex Maximus", que hasta el emperador Graciano era un título que portaban solo los emperadores. Ya con Gregorio I (590-604) y si no me equivoca el título de “papa” fue proclamado por decisión de la misma iglesia de Roma “el primero entre los obispos”, es decir, con un significado prácticamente igual al de hoy.

Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
 

Domingo, 16 de Septiembre 2018


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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