CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Escribe Antonio Piñero

En esta revisión crítico histórica no caben, ni discutimos, los elementos maravillosos que rodean el nacimiento de Jesús como son la anunciación de Gabriel a María, la concepción y nacimiento virginal y los acontecimientos maravillosos que rodaron su nacimiento. Todo ello pertenece al ámbito de la leyenda piadosa y de la hagiografía popular, de las cuales la historia no puede obtener nada.

El origen de tales leyendas hay que buscarlo en los textos proféticos de Israel que anuncian el nacimiento de aquel que regirá en el futuro los destinos maravillosos del pueblo elegido, en los mitos populares y cuentos del folklore de la zona israelita y sobre todo grecorromana. En este ambiente nacen ya los evangelios apócrifos neotestamentarios. Con otras palabras: si estos dos capítulos de Mateo y Lucas, que son tardías, quizás de inicios del siglo II, hubiera que juzgarlos desde el punto de vista crítico habría que considerarlos parte de la literatura apócrifa, al estilo menos ampuloso que el Protoevangelio de Santiago, pero muy parecido.

Los nombres de los padres de Jesús son María y José. Y no creo que haya elementos de duda razonable. Los textos de apoyo son –aparte de Mt 1-2 Lc 1-2:

Jn 1,45: “Felipe se encuentra con Natanael y le dice: «Ese del que escribió Moisés en la Ley, y también los profetas, lo hemos encontrado: Jesús el hijo de José, el de Nazaret»”.

Jn 6,42: “Los judíos murmuraban de él, porque había dicho: «Yo soy el pan que ha bajado del cielo». Y decían: «¿No es éste Jesús, hijo de José, cuyo padre y madre conocemos? ¿Cómo puede decir ahora: He bajado del cielo?»”.

A. Respecto a José puede haber alguna duda porque Marcos no lo nombra: ¿había muerto ya? Probablemente. Pero no sabemos nada.

¿Era José carpintero de oficio? Los textos pertinentes son:

Mc 6,3: “¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, Joset, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre nosotros?» Y se escandalizaban a causa de él.”

Mt 13,55: ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas?

Lc 4,21-22: “Comenzó, pues, a decirles: «Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy». Y todos daban testimonio de él y estaban admirados de las palabras llenas de gracia que salían de su boca. Y decían: «¿No es éste el hijo de José?»

La base es sin duda Marcos. Pero no el Marcos que nosotros tenemos, sino probablemente –a tenor de la opinión de algunos críticos– un texto (¿1ª edición de Marcos?) que rezaba así:

“¿No es éste el hijo del carpintero, el hijo de María…”

Ahora bien, en arameo “hijo del carpintero” podría ser el modo de decir simplemente “carpintero, del mismo modo que “hijo de la iniquidad” equivale a inicuo, e “hijo de hombre” es igual a hombre. Entonces, es posible que el Marcos actual al ponerlo en mejor griego escribiera simplemente “carpintero”; pero Mateo, que lee en su edición de Marcos “hijo del carpintero”, mantiene la frase tal cual en griego.

Y si esta suposición se acerca a la verdad, los textos dicen nada más que el carpintero era Jesús, sin hablar para nada de José. Pero no es en absoluto inverosímil que José lo fuera también y hubiera transmitido el oficio a su hijo.

Así pues, podemos aceptar con dudas que se llamaba José y que era carpintero. En realidad importa poco para su figura. Lo importante es que la familia de Jesús era muy probablemente de hombres libres y de clase media baja, de condición más o menos humilde. Pero de José nada sabemos si era de la familia de David porque las genealogías no son de fiar. Es dudosísimo, por ejemplo, que se hay transmitido correctamente el nombre del padre de José. El nombre del abuelo paterno de Jesús, según Mt 1,16, tenía por nombre Jacob; según Lc 3,23: se llamaba “Helí”.

B. María. No tenemos por qué dudar de que su nombre fuera este ya que era corriente muy corriente en Israel. Estudios de antroponimia (inscripciones en osarios o tumbas) aseguran que el 25% de las mujeres israelitas del siglo I se llamaba María.

No sabemos dada seguro de su ascendencia familiar. No sé de dónde se sacan algunos comentaristas que también María era descendiente de David. Y he afirmado que lo que en todo caso aarónica, si fuere digno de fiar lo que afirma Lucas de su parienta Isabel que procedía de una familia descendiente de Aarón (Lc 1,5). Y si fuera de la familia de David, naturalmente no importaría par considera a Jesús, el Mesías, “hijo de David”, dado su nacimiento virginal.

Tampoco sabemos nada seguro de ella durante la vida pública de Jesús, salvo las posibles malas relaciones, o al menos tensas, con su hijo (Mc 3,20; 3,31-35; véase “Jesús y las mujeres”, Trotta, Madrid, 22014). Ni son fiables en absoluto la noticias del Evangelio de Juan que presentan a María Magdalena, el Discípulo amado y a María al pie de la cruz (19,25-26).

Después de la muerte de Jesús tampoco sabemos nada seguro, pues la tradición de Hch 1,12-14 es poco fiable:

“Entonces se volvieron a Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos, que dista poco de Jerusalén, el espacio de un camino sabático.Y cuando llegaron subieron a la estancia superior, donde vivían, Pedro, Juan, Santiago y Andrés; Felipe y Tomás; Bartolomé y Mateo; Santiago de Alfeo, Simón el Zelotes y Judas de Santiago. Todos ellos perseveraban en la oración, con un mismo espíritu en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos”.

Esta tradición es legendaria ya que en la práctica:

• Ignora la huida de los discípulos y las apariciones en Galilea, de las es fiador el Evangelio de Juan 21. Si es así, considerando las apariciones como fenómenos subjetivos, pero ciertamente vividos, es inverosímil que volvieran tan pronto a Jerusalén.

• Es contradictoria con las apariciones en Galilea anunciadas en Mateo: una en un monte no nominado: Mt 28,16-17).

• No hay mariología (ciencia teológica sobre María como “madre de Dios”) hasta el siglo V (Concilio de Calcedonia y más tarde la presunta herejía de Nestorio) y sobre todo a partir del siglo VII.

La ausencia de noticias sobre José y María podría explicarse porque en el proceso de divinización de Jesús desde el siglo I al V había dos tendencias contrarias a hablar demasiado de la infancia de Jesús o buscar noticias sobre ella.

A. La primera, la tensa espera del fin del mundo y la consecuente parusía de Jesús

B. La segunda: cuanto más se supiera de la familia terrena de Jesús, más se lo alejaba del ámbito celestial, que era lo que importaba en este proceso continuo de divinización de Jesús que había comenzado ya desde Pablo, quien había escrito expresamente que él en el fondo no quería saber más que de Cristo crucificado y resucitado. En 1 Cor 1,23 escribe: “Nosotros predicamos a un Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles”; y en 2 Cor 5, 16 “Así que, en adelante, ya no conocemos a nadie según la carne. Y si conocimos a Cristo según la carne, ya no le conocemos así”.

En síntesis: lo que sabemos con seguridad histórica sobre los padres de Jesús se reduce a muy poco: sus nombres; quizás el oficio de José; que vivían en Galilea y que eran de familia media- baja, humilde.

Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com

Miércoles, 17 de Agosto 2016


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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