CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Hoy escribe Antonio Piñero


Vamos a comenzar hoy a ir desgranando concepciones y textos antiguos, que pueden aclarar el mundo conceptual del Nuevo Testamento, sobre divinización de seres humanos. De la serie Grecia-Roma / Egipto / Mesopotamaia / Mundo judío, empezamos por Grecia-Roma.

Antes permíteseme recordar, por medio de una cita, que la divinización de humanos no es cosa de la antigüedad y sólo de paganos, sino también del ámbito heterodoxo judío (gnóstico) e incluso del mundo moderno, de nuestros días.

La cita que confirma esto último es de la “Guía para entender el Nuevo Testamento”:

En el ámbito del judeocristianismo es ilustrativo el caso de Simón Mago. A lo largo del siglo II, y quizás antes, sus discípulos harán de él un ser absolutamente divino y lo denominarán la “Primera Potencia”. Y dando un gran salto hasta los mismísimos siglos XX y XXI podemos afirmar que en ellos se pueden encontrar procesos claros de divinización.

Un caso sorprendente es el cambio en la consideración de la figura de Elvis Presley tras su muerte. Sociólogos norteamericanos han puesto de relieve que, si contemplamos lo que hacen y piensan sus seguidores, nos encontramos con el nacimiento de una nueva religión similar al cristianismo que lleva consigo un proceso de semidivinización —al menos- de Elvis. Es bien sabido cómo este personaje era un excéntrico en vida, sobre todo al final, amigo de drogas y que no era precisamente un modelo de virtudes. Incluso se cuentan de él actos rayanos en la paranoia, como cuando cerca del final de su vida gustaba de disfrazarse de policía y ordenar el tráfico nocturno por su cuenta.

Tras su muerte, cambió radicalmente la consideración de su figura, la cual pasó a ser un dechado de prodigios y virtudes: esposo y padre ejemplar; filántropo, etc. Algunos lo consideran un ejemplo a imitar de virtudes cívicas y familiares. Hoy día se hacen peregrinaciones al lugar donde residió sus últimos años, la gente se casa y se bautiza en su nombre…, y lo que es más sorprendente: muchos afirman que Elvis vive, que ha resucitado y se ha aparecido a muchos… Sus seguidores forman una especie de congregación que se reúnen en asambleas y celebran oficios religiosos en memoria de aquél.

Y si esto ocurre en pleno siglo XXI… ¡cuanto más en el siglo I en el mediterráneo oriental!” (Trotta, Madrid 4º. ed. 2011, pp. 404-405).

Y ahora comenzamos con la divinización en ámbito grecorromano. Voy a seguir –resumiré para los lectores- los pasos de un trabajo de síntesis estupendo realizado por Hans Josef Klauck, que se titula “Vergöttliche Menschen. Der Herrscher- und Kaiserkult” (“Seres humanos divinizados. Culto al soberano y a los césares”) en las pp. 17-73 de la obra Die religiöse Umwelt des Urchristentums II, Kohlhammer, Stuttgart, 1996 (“El entorno religioso del cristianismo primitivo, vol. II).

“La divina providencia que todo lo ordena nos ha regalado, a nosotros y a nuestros descendientes un salvador, a quien ha dotado de virtud divina, que ha puesto fin a la guerra y ha dispuesto en orden todas las cosas… y puesto que el nacimiento del dios [...] fue el comienzo de una buena nueva (euaggelíon) para el mundo venida por su causa” (OGIS, 458 = Orientis Graeci Inscriptiones Selectae).

El que lea estas líneas hoy podría sentir que se trata de un texto cristiano. Quizás pensaría en la “historia de la navidad” de Lucas que tiene concepciones semejantes

Pero en realidad se trata de una inscripción (encontrada en la ciudad de Priene, Asia Menor, la actual Turquía) en el 9 a.C. Es un decreto que recoge el parecer de los ‘delegados’ de las ciudades de Asia que alaba sobremanera a un personaje humano, un soberano que va a visitar aquellas tierras al que se designa como “salvador”, en griego soter, “benefactor por encima de otros benefactores”.

El personaje mencionado no es otro que Augusto. Algunos investigadores han pensado que Lucas, que conocía este texto, u otros semejantes, hizo que el inicio del nacimiento del verdadero Salvador Jesús comenzara con un edicto imperial de Augusto (el salvador falso), obligatorio para el mundo entero. ¿Acaso Lucas, con una fina ironía utilizó este presunto decreto (o lo confundió con otro: censo de Quirinio del 6 a.C.) para indicar que no hay otro salvador que Jesús? Quizás sí.

De cualquier modo, esta inscripción, y otros textos semejantes con el mismo vocabulario de salvación plantean la pregunta de en qué sentido es importante saber algo de la divinización de los seres humanos en el mundo antiguo y en concreto del culto al emperador para entender el transfondo del Nuevo Testamento.

Para este culto es también interesante considerar un pasaje del libro de la Sabiduría, que lo ataca indirectamente:

Y a quienes los hombres no pueden en presencia honrar por estar lejos, de lejos imaginan su semblante y hacen la imagen visible de un rey venerado, para dular al ausente con igual diligencia que si estuviera presente.

Y progresando, la superstición también a los ignorantes indujo el deseo de honrar al artista. En efecto, éste, queriendo conseguir la gracia del soberano, extremó el arte para superar la semejanza. Y la muchedumbre seducida por la perfección de su obra, al que hasta entonces honraba como a hombre, lo miró como cosa sagrada.

Y esta acción se convirtió en lazo para los hombres, porque éstos, queriendo servir a la Fortuna o a la tiranía, atribuyeron a la piedra o al leño el nombre incomunicable (14,17-21).

Lucas muestra igualmente su descontento con estas acciones de los hombres, que ofenden a la divinidad verdadera, en los Hechos 12, 21-23 de una manera bastante clara:

“21 Y un día señalado, Herodes vestido de ropa real, se sentó en el tribunal, y les arengó. 22 Y el pueblo aclamaba: Voz de Dios, y no de hombre. 23 Y luego el ángel del Señor le hirió, por cuanto no dio la gloria a Dios; y expiró comido de gusanos”.

Y también es claro que sin hacer alusión al culto al Emperador no puede entenderse de ningún modo el libro cristiano del Apocalipsis.

Sin embargo, según Martin P. Nilsson un famosísimo autor, historiador de la religión griega, pero cuya voluminosa obra no está traducida al castellano, los comienzos de la divinización de seres humanos en el ámbito del Mediterráneo es una de las cuestiones más oscuras de la historia de la religión griega. Además se presenta con rasgos distintos en Egipto, Grecia, Roma, Medio Oriente.

Lo veremos en lo que seguirá.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com


Domingo, 20 de Marzo 2011


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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