CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Hoy escribe Antonio Piñero

El texto completo de Mt 5,16 reza:

« Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. »

Antes de considerar este pasaje –que pertenece como indicábamos al material especial de Mateo que sólo se encuentra en su Evangelio- conviene que digamos que el texto de Mt 28,19 (“Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”), uno de los más famosos de entre el material propio de este evangelista, tiene muy pocos defensores –por no decir ninguno- en materia de autenticidad.

Aparte de que son palabras del Resucitado –y ya dijimos que tales dichos no pertenecen a la historia, sino a la fe-, prácticamente todos los exegetas están de acuerdo en que es improbabilísimo que el Resucitado dijera tal cosa. Refleja más bien un material litúrgico propio de la comunidad, en la que está Mateo, y que éste utiliza. Como tendremos ocasión de explicar más largamente en otra ocasión, pasa el Evangelio porque tales palabras fueron dichas en nombre de Jesús por un profeta cristiano, durante un oficio litúrgico, en nombre del Maestro. Y como tal pasó al flujo de palabras de Jesús que recogió el Evangelio, sin marca alguna. Es decir no como “un profeta dijo que Jesús dijo”, sino simplemente “Jesús dijo”.

Para juzgar la historicidad del pasaje arriba transcrito de Mt 5,16 (“Brille así vuestra luz delante de los hombres..”) conviene compararlo con los textos paralelos que son los siguientes:

Mc 4,21: “Les decía también: «¿Acaso se trae la lámpara para ponerla debajo del celemín o debajo del lecho? ¿No es para ponerla sobre el candelero?”

Lc 8,16: “Nadie enciende una lámpara y la cubre con una vasija, o la pone debajo de un lecho, sino que la pone sobre un candelero, para que los que entren vean la luz”

Lc 11,33: “Nadie enciende una lámpara y la pone en sitio oculto, ni bajo el celemín, sino sobre el candelero, para que los que entren vean el resplandor”

Jn 8,12: “Jesús les habló otra vez diciendo: «Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida.”

Parece evidente por la comparación de estos textos que el material propio de Mateo queda aislado, sin paralelo exacto con los demás evangelistas. Por tanto ya es de por sí más difícil de defender en cuanto a su historicidad, pues carece de “múltiple atestiguación”.

El segundo argumento que siembra la sospecha es que –como dice Schlosser, p. 161- “su tema, el testimonio (de los cristianos) por las obras, es corriente en la literatura epistolar del Nuevo Testamento (por ejemplo, 1 Pe 2,12 [“Tened en medio de los gentiles una conducta ejemplar a fin de que, en lo mismo que os calumnian como malhechores, a la vista de vuestras buenas obras den gloria a Dios en el día de la Visita”] Flp 2,14-15 [“Hacedlo todo sin murmuraciones ni discusiones para que seáis irreprochables e inocentes, = hijos de Dios sin tacha en medio de una generación tortuosa y perversa, = en medio de la cual brilláis como antorchas en el mundo”] etc.); tiene un vocabulario que es propio de Mt”.

Al ser tan notables los contactos entre 1 Pe 2,12 y el texto que comentamos, Mt 5,16, da toda la impresión de que nos hallamos ante uno de los muchos casos en los que no se puede saber si está detrás una palabra auténtica de Jesús, o más bien un dicho tradicional, luego puesto en boca del Maestro.

Lo más verosímil, me parece, considerando todos los paralelos que hemos transcrito, es todo lo más que en el trasfondo del dicho recogido por Mateo hubiera habido una palabra auténtica de Jesús, cuyo tenor verbal sería muy parecido al que recoge Mc 4,21, que hemos transcrito arriba: Jesús habría hecho una comparación del buen hacer moral de sus seguidores con la luz de una lámpara que ilumina a los que están en una casa.

Más tarde Mateo reelaboró ese dicho y lo retocó añadiéndole una frase muy de su gusto: “…glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”, y también el “ante los hombres”.

El final de la reelaboración teológica del tema de la luz se halla en el texto de Jn 8,12 (véase también más arriba) en donde las palabras de Jesús expresan claramente la teología del Evangelista: lo que él opina que en verdad fue Jesús. Esa teología se convierte en discurso, que pedagógicamente se pone en boca de Jesús.

En conclusión, si el dicho –que habla de Dios como Padre- en Mt 5,16 procede probablemente de la labor redaccional evangelista Mateo, en especial esa mención de Dios como Padre, nada se puede obtener de él para elaborar la imagen de una filiación especial del Jesús histórico.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.

www.antoniopinero.com

Sábado, 24 de Enero 2009


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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