CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero


Hoy escribe Antonio Piñero

II. Mensaje teológico

Nos preguntamos hoy: ¿cuál es el mensaje que intenta transmitir el evangelista a sus lectores?

Me parece que es bastante claro: Jesús nació en tiempos de Herodes el Grande. Su nacimiento fue en la ciudad de David, Belén, para que se cumplieran las Escrituras. El niño es el rey de Israel, pero no un monarca cualquiera, como Herodes, sino uno que cumple unas profecías referidas al rey-mesías, es decir, el futuro salvador…, pero no sólo de Israel, sino de todo el mundo. Es un rey tan importante que su nacimiento es anunciado nada menos que por una estrella. Dios revela este hecho importante a gentes que no son judías, sino paganas.

Los magos representan a todos los gentiles/paganos que creerán en la predicación sobre Jesús como salvador. Los escribas y los príncipes del pueblo, por el contrario, no creen, y los jefes políticos, representados por el monarca, tampoco. La adoración, hincando las rodillas, y el ofrecimiento de los dones dan a entender que este niño es muy importante. Como esta historia es continuación de lo que sabe ya el lector por el capítulo 1 del Evangelio, la concepción virginal y extraordinaria por el Espíritu Santo, el lector sabe ya que ese rey es nada menos que el Hijo real de Dios.


III. La historicidad del relato de los Magos


¿Es histórico lo que nos cuenta el Evangelio en este episodio de los magos? Si se peguntara al hombre de la calle si cree que el Evangelio de Mateo está contando aquí una historia verdadera, pienso que probablemente diría: quizá no en todos los detalles, pero una parte al menos es verdad.

Sin embargo, desde el punto de vista de la historia antigua y su modo de analizar los datos, es casi imposible mantener esta postura. No aquí quisiera manifestar mi propia impresión de filólogo realista escéptico, sino traer a colación y seguir con fidelidad la opinión calificada de un comentarista católico que ha recibido todas las bendiciones de la Iglesia: Raymond E. Brown, en su obra El nacimiento del mesías, Cristiandad, Madrid, 1982, 188.

Opina Brown que el relato sobre los magos está trufado de inverosimilitudes intrínsecas, que es inconciliable con el relato del Evangelio de Lucas al respecto, y que entra en conflicto crudo con otras narraciones evangélicas del ministerio de Jesús durante su vida pública. Veamos estos tres aspectos.

1. Inverosimilitudes intrínsecas:

“Una estrella que salió por Oriente, apareció sobre Jerusalén, que giró al sur hacia Belén, donde se detuvo sobre una casa, habría constituido un fenómeno celeste sin paralelo en la historia astronómica; sin embargo, no la registraron las crónicas de entonces. La narración del modo cómo Herodes reunió a los sumos sacerdotes y escribas parece ignorar la encarnizada oposición que existía entre el rey y los sacerdotes, y que el sanedrín no estaba a su disposición.

En el v. 4 el lugar del nacimiento del mesías parece ser un dato recóndito, conocido tan sólo por los especialistas en teología, mientras que en otro evangelio, el de Juan (7,42), la multitud habla como si todos los judíos supieran –y este hecho parece verdadero- que el mesías había de nacer en Belén.

El suspicaz Herodes no hace ningún intento por seguir a los magos en su viaje de ocho kilómetros desde Jerusalén a Belén. Cabe imaginar la impresión que harían en una pequeña aldea los exóticos magos de Oriente con sus regalos reales; pero cuando se marcharon, el servicio de policía de Herodes no fue capaz de descubrir a qué niño habían visitado.

El asesinato de todos los niños de dos años para abajo (la matanza de los inocentes) no se menciona en el detallado relato que hace el historiador Flavio Josefo de los horrores del reinado de Herodes”.

2. El relato de los magos es inconciliable con el Evangelio de Lucas.

Aunque el cap. 2 del Evangelio de Lucas dice que Jesús nació en Belén, no menciona la intervención de Herodes junto con los sacerdotes y escribas, ni la matanza de los inocentes, ni la huida a Egipto.

Aun el armonizador más decidido y con toda buena voluntad fracasaría ante la imposibilidad de conjugar un viaje de la sagrada familia desde Belén a Egipto con lo que cuenta Lucas: que sus padres llevaron al niño a Jerusalén para circuncidarlo a los cuarenta días de nacer y que prosiguieron viaje a Nazaret, donde se quedaron.

3. Conflicto con otras narraciones evangélicas del ministerio de Jesús.

La afirmación de que Jerusalén entera se asustó por el nacimiento del rey de los judíos, y de que muchos se enteraron de que el mesías había nacido en Belén (Herodes, los sumos sacerdotes, escribas, las gentes de Belén misma) no concuerda con los relatos evangélicos del ministerio público.

Sus hermanos, y su madre, según Mac 3,21, piensan que Jesús está loco, fuera de sí, por sus pretensiones mesiánicas. ¡Tenían que saberlo ya!

Igualmente la gente de Nazaret se asombra de que Jesús albergue las mismas pretensiones según Marcos 6,2-3: “Cuando llegó el sábado se puso a enseñar en la sinagoga. La multitud, al oírle, quedaba maravillada, y decía: «¿De dónde le viene esto? y ¿qué sabiduría es ésta que le ha sido dada? ¿Y esos milagros hechos por sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre nosotros?» Y se escandalizaban a causa de él”.

Es más: la gente de Jerusalén, según el evangelio de Juan 7,40-42, no sabe que Jesús ha nacido en Belén. Según los evangelios sinópticos (Mt-Mc-Lc: por ejemplo, Lc 9,7-9 y paralelos), el tetrarca de Galilea Herodes Antipas, hijo de Herodes el Grande, a pesar de las medidas que se supone que su padre tomó contra Jesús, se queda perplejo ante éste y parece no haber sabido antes nada sobre Jesús” (pp. 188-189).

Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

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En el otro blog, sigue la serie sobre:

“¿Es tendencioso y sesgado el Evangelio de Marcos (IV y V)”

Saludos de nuevo.

Miércoles, 13 de Enero 2010


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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