CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
“Explicación de la primera lista de discípulos, la del Evangelio de Marcos”. Los discípulos de Jesús (VI) (892)

Escribe Antonio Piñero
 
Seguimos con nuestro tema, la historicidad del conjunto denominado “Discípulos de Jesús” y nos preguntamos qué sabemos –como históricamente probable– de cada uno de esos discípulos. Ahora vamos a considerar cada una de las listas que proporcionan los diversos evangelistas y haremos un breve comentario al texto. Tenemos que tener en la mente, y si es posible ante los ojos,  la sinopsis de los nombres de los discípulos que ofrecimos en la postal del día anterior de modo que de una ojeada podemos comparar la lista de un evangelista con la de los otros.
 
La primera lista cronológicamente hablando es la del Evangelio de Marcos 3,13-19. El texto es el siguiente:
 
“Subió a la montaña, llamó junto a sí a quienes quiso y vinieron a él. 14 Y constituyó a doce a los que denominó apóstoles para que estuvieran con él, para enviarlos a predicar 15 con autoridad para expulsar a los demonios; 16 y constituyó a los Doce : a Simón le dio el sobrenombre de Pedro, 17 a Jacobo el de Zebedeo y a Juan, el hermano de Jacobo, los apodó también Boanergés, que significa «tronantes; 18 a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Jacobo el de Alfeo, y Tadeo, Simón el cananeo 19 y a Judas Iscariote, el mismo que lo entregó.
 
 
Debo insistir en que muy probablemente la intención de Marcos es la de fundamentar sólidamente la institución como acto realizado por el Maestro mismo, Jesús. Pero luego se ve a lo largo del Evangelio que no hay tradición sólida sobre estos discípulos, salvo Pedro y alguno más. Apenas sabemos algo… y de algunos, nada.
 
“Subió a la montaña”: obsérvese que el marco o encuadre del pasaje es impreciso; la tradición no sabe nada exacto del momento de la “elección”. Este encuadre procede, pues, probablemente de la mano de Marcos mismo que recogió una mera lista. Él proporciona el encuadre a su buen leal saber y entender.
 
Escoge la “montaña” como escenario probablemente porque en la tradición judía tanto la “montaña” (desde la teofanía del Sinaí), como el “desierto” (ejemplo claro Juan Bautista, y los esenios que se retiraban al desierto) son los lugares preferidos para el encuentro con Dios. Tengamos en cuenta que el “desierto” no podemos imaginarlo como el Sáhara, un conjunto de arena seca, sino como un lugar deshabitado, aunque tenga pasto para los animales más o menos salvajes. El entorno de las multitudes no sirve como lugar de encuentro con la divinidad, sino como espacio donde el profeta o el maestro explica al pueblo la palabra de Yahvé.
 
“Llamó junto a sí”: Jesús actúa al revés que los rabinos o maestros de la Ley usuales en el Israel de la época: solían ser los discípulos los que se acercaban al maestro y pedían permiso para “escucharlo” (recibir doctrina). Jesús, por el contrario “llama”. Con ello indica el evangelista que Dios –a través del Mesías– es el que elige para la misión.
 
“A quien quiso”: las frases de este encuadre siguen siendo redaccionales, es decir, propias de Marcos. No pertenecen a la tradición más antigua de Jesús, sino a la interpretación de la tercera generación cristiana sobre él. “A quien quiso” indica obviamente la omnímoda libertad de Yahvé, cuyo representante es Jesús.
 
“Y constituyó a los Doce”: esta la frase a la que me refería antes cuando afirmaba que la tradición sostiene que el grupo de discípulo no es una formación espontánea, sino surgida de ellos mismo, sino voluntad positiva del Mesías, y que los constituye como grupo. Es curioso que el vocablo griego que he traducido como “constituyó” es epóiesen, es decir, literalmente “hizo”. No es extraño que algunos comentaristas vean aquí unaalusión a la creación divina del universo en el libro del Génesis donde también se dice “hizo”. Entonces el evangelista estaría indicando que se trata de algo muy importante. Pero de momento nada dice Marcos de la intención de la formación de este grupo. Lo dirá enseguida con su fundamento incluido
 
“Los Doce”: el número es significativo ya que las tribus de Israel son doce. Sabemos que el grupo directivo del asentamiento esenio de Qumrán estaba formado por doce más tres sacerdotes (1QS 8,1). De ahí inferimos que el número doce debía de ser importante. Si tomamos un texto de Mateo (19,27-28) caemos en la cuenta de que se trata del número de las antiguas tribus de Israel que volverán a ser las mismas en el Israel restaurado por Dios al final de los tiempos, los mesiánicos. En tiempos de Jesús solo había dos tribus; las otras se habían “perdido”, como diré luego. Dice así Mateo:
 
“Entonces Pedro, tomando la palabra, dijo a Jesús: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué recibiremos, pues?». Jesús les dijo: «Yo os aseguro que vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, os sentaréis también vosotros en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel”.
 
Explico brevemente este pasaje y lo que de él se deduce, la teología de la “restauración de Israel” que es propia del Jesús histórico y de Pablo de Tarso. A partir de las lecturas de los profetas, los judíos habían ido formándose la noción de que Dios habría de congregar en la tierra prometida a todas las tribus israelitas, incluidas las perdidas después de la conquista de Samaria –Reino del norte– por las tropas de Salmanasar en el 721 a.C. (nueve tribus y media fueron deportadas por los asirios y su pista se perdió). Pero al final de su tiempo, Dios las hará reaparecer y hará también que sean felices tras su retorno a Israel. Cuando Dios quiera, se establecerá su reino de Dios sobre la tierra.
 
En ese momento del final de los tiempos, Israel reinará sobre todos los pueblos gracias al apoyo del brazo de Yahvé (es decir, los ángeles lucharán con las tropas de Israel y dominarán a todas las naciones del mundo. A los gentiles –los paganos– no les quedará más opción que convertirse a Yahvé o ser aniquilados; en todo caso, podrán mantenerse apartados, a distancia de los elegidos, mostrando hacia Israel deferencia y máximo respeto; tenemos imaginarnos que la tierra es muy pequeña y plana). En ese reino divino, Jesús tendrá un puesto preferente como virrey de Yahvé, y sus discípulos ocuparán los tronos de juez de cada tribu.
 
“Apóstoles”: o “enviados”. En el mundo de Israel y en general en el Oriente Próximo el enviado de una persona importante es como si fuera la persona del enviante. Todo halago, deferencia, honra hecha al enviado es como si se hiciera al enviador. Esta idea tenía su sentido, porque era una manera de dar importancia a los subordinados. Y naturalmente, a la inversa…, toda injuria… etc.
 
 
Así, por ejemplo, un sátrapa, en el imperio persa representaba la dignidad del rey. En el mundo judío concreto, los enviados del sumo sacerdote a las distintas comunidades del país y de la Diáspora tenían el valor de este sumo sacerdote. Por ejemplo, para anunciar el inicio de cada mes (que era lunar; si había nubes o llovía, mucha gente no sabía cuándo empezaba el mes; lo cual tenía su importancia para la observancia de las fiestas). Igualmente los enviados hacían de heraldos para anunciar los decretos del Gran Sanedrín de Jerusalén que afectaban a todas las poblaciones judías. Desde esta perspectiva, y teniendo en cuenta la misión de los discípulos (Mc 6,6-13; Lc 9,1-6; Mt 9,35; 10,1-7.11-14 + Lc 10,1-12), se comprende la trascendencia que para el pequeño grupo de Jesús significaba la institución de los “enviados”, en griego “apóstoles”.
 
“Estar con él”: este breve expresión tiene una enorme importancia teológica en el Evangelio de Marcos, el cual pinta continuamente a los discípulos “estando con”  Jesús, o éste con ellos (1, 29; 2, 19; 3, 7; 4, 36; 5, 37.40; 6, 50; 8, 10; 9, 8; 11, 11; 14, 7.14.17.18.20.33.67). Hay que comprender en un sentido que dije antes para el conjunto del pasaje: era necesario para el evangelista dar cuerpo a las tradiciones sobre Jesús afirmando continuamente que procedían de testigos oculares. Jesús, además, es dibujado como una personalidad con magnetismo personal enorme, y los discípulos –que la mayoría de las veces no entendían nada, según dicen, aunque inverosímilmente, los evangelios mismos (por ejemplo, Lc 18,34 y Jn 10,6)– iban aprendiendo de Jesús y aunque no comprendieran, serán los que habrían de transmitir… porque ¡tras su resurrección, sí comprendieron!
 
“Autoridad para expulsar los demonios”: es muy difícil de entender hoy que alguien pueda transmitir realmente esa autoridad. Sin embargo, así es incluso en la iglesia actual, que delega la potestad de gobernar sobre las “puertas del infierno” (Mt 1,16) en algunos sacerdotes que tienen poderes para expulsar a los demonios (hay muchos exorcistas oficiales en la iglesia católica). Por tanto, esta entrega de poderes por parte de Jesús es perfectamente plausible y posible y encuadrable en una  sociedad en la que se creía que la enfermedad estaba causada casi siempre por poderes demoníacos. En Mateo se halla la siguiente expansión de la rase de Marcos que comentamos: “Les otorgó poder para expulsar a los espíritus impuros y para curar las enfermedades y las dolencias” (Mt 10,1).
 
Así pues, –como sostiene Joel Marcus en su estupendo Comentario (Sígueme) al pasaje, “los Doce no sólo son llamados para realizar actos de predicación y exorcismos, sino que tales actos brotan de un cometido previo: Jesús los llama para «estar con él». Esta tensión entre “estar con Jesús” y ser enviado se resuelve del modo más simple interpretando 3,14 y 3,15 en sentido sucesivo: «ahora» los discípulos están con Jesús; pero «más tarde» serán enviados para predicar y realizar exorcismos”.
 
Seguiremos.
Saludos cordiales de Antonio Piñero
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Sábado, 12 de Agosto 2017
“Listas de discípulos” Sinopsis. Los discípulos de Jesús (V) (891)
Escribe Antonio Piñero
 
 
La tradición sinóptica presenta a los doce apóstoles como un bloque compacto. La tradición del libro  Hechos de apóstoles los hace aparecer igualmente como un bloque que actuaban como un “colegio”, el Colegio apostólico. La intención de hechos era establecer sólidamente la institución como acto fundado por el Maestro mismo. Es de sospechar que a algunos cristianos se les planeó la cuestión de que –a medida que se retrasaba la parusía– no era posible fundamentar la tradición sobre Jesús sobre las meras alusiones y reminiscencias de Pablo acerca de este (que hay muchas más de lo que se cree; en cuanto a citas directas de sentencias de Jesús solo hay dos en todo el corpus paulino auténtico: en 1 Cor: 7,9; 9,14), sino  sobre una base más amplia que enlazara directamente con la actividad histórica del Nazareno.
 
 
Era también importante que no descansara, de ningún modo, la interpretación de Jesús sobre la construcción teológica paulina de la muerte y resurrección del Maestro; se necesitaba que no todo ese edificio teológico reposara sobre revelaciones personales hechas a Pablo por a divinidad, sino sobre hechos sólidos de la vida de Jesús. Además debió de sentirse pronto –por ese mismo retraso de la parusía–  la necesidad de poseer una “cadena de transmisión de la doctrina, hechos y dichos de Jesús”. A Alguien se le ocurrió la idea de la “sucesión apostólica” (Jesúsà sus seguidores directos, apóstoles à que instituyen obispos o inspectoresà estos que consagran a otros obispos; cuy testimonio aparece netamente por primera vez bastante tarde, en la Primera Carta de Clemente de Roma 42,1-4; 44,1-3).
 
 
Si esta hipótesis es correcta, el que el grupo de los apóstoles –sobre el que sabemos muy poco– se considerara un colegio apostólico fue una necesidad organizativa de una iglesia que comienza a instalarse en el mundo. Pero…, luego se ve a lo largo del Evangelio, de los Hechos y del Nuevo Testamento que no hay tradición sólida que se apoye en los Doce como “colegio apostólico”.
 
 
Tenemos las listas de apóstoles, por cierto no coincidentes, en los Evangelios: Mc 3,13-19 / Mt 10,1-4 / Lc 6,12-16; más Hch 1,13.  Es sugerente contrastarlas, pero es necesaria una Sinopsis. He fabricado la siguiente:
 
DISCÍPULOS DE JESÚS
 
MARCOS                                          MATEO                                             LUCAS
3,13-19                                               10,1-6                                                 6,12-16
Simón                                                 Pedro                                                 Simón
Jacobo Zebedeo                                 Andrés                                                           Andrés
Juan   Zebedeo                                   Jacobo Zebedeo                                 Jacobo Zebedeo
Andrés                                                           Juan Zebedeo                                     Juan Zebedeo
 
 
Felipe                                                 Felipe                                                 Felipe
Bartolomé                                          Bartolomé                                          Bartolomé      
Mateo                                                 Tomás                                                Mateo
Tomás                                                Mateo                                                 Tomás
 
 
Jacobo de Alfeo                                 Jacobo de Alfeo                                 Jacobo de Alfeo
Tadeo                                                 Tadeo                                                 Simón, el celota
Simón cananeo                                   Simón cananeo                                   Judas de Jacobo
Judas Iscariote                                   Judas Iscariote                                   Judas Iscariote
 
A esta lista hay que añadir los ocho discípulos que nombra el Evangelio de Juan en 21,1: Simón Pedro, Tomás, Natanael, Jacobo y Juan hijos de Zebedeo y otros dos innominados (seguramente el autor del Apéndice desconocía el nombre de estos dos discípulos/apóstoles).
 
Seguiremos.
Saludos cordiales de Antonio Piñero
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Jueves, 10 de Agosto 2017
“¿Cuántos discípulos tenía Jesús? ¿12 o 84?” Los discípulos de Jesús (IV) (890)
Escribe Antonio Piñero
 
Seguimos con el tema “Los discípulos de Jesús”. Tratamos el tema del número de discípulos que rodeaba normalmente a Jesús. La cuestión es si su núcleo íntimo fueron 12 (la tradición sinóptica) o 84 (12 + 72 = Lc 9,1-6 y 10,1-11).
 
Como digo, la tradición casi unánime habla de doce. Y así aparece en las listas de discípulos (Mc 3,13-19; Mt 10,1-6 y Lc 6,12-16) que son a la vez relatos de misión o envío por parte de Jesús a lugares a donde él creía que no podía llegar, pues estimaba que la venida del reino de Dios sería inmediata. Veremos luego estas listas. Pero lo que ahora nos interesa saber es el número de discípulos que rodeaba normalmente a Jesús porque tenemos un pasaje de Lucas que extiende el número de personas totalmente confiables para a 12 + 72. Dice así:
 
Después de esto, designó el Señor a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir.  2 Y les dijo: «La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies.  3 Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos.  4 No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino.  5 En la casa en que entréis, decid primero: “Paz a esta casa.”  6 Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a vosotros.  7 Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa.  8 En la ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan;  9 curad los enfermos que haya en ella, y decidles: “El Reino de Dios está cerca de vosotros.”  10 En la ciudad en que entréis y no os reciban, salid a sus plazas y decid: 11 “Hasta el polvo de vuestra ciudad que se nos ha pegado a los pies, os lo sacudimos. Pero sabed, con todo, que el Reino de Dios está cerca” (Lc 10,1-11).
 
Obsérvese de nuevo que Lucas dice “Otros setenta y dos”. Por tanto, parece que los está poniendo en pie de igualdad con los doce, cuyo envío acaba de narrar en el capítulo anterior. He aquí este texto: “Convocando a los Doce, les dio autoridad y poder sobre todos los demonios, y para curar enfermedades;  2 y los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar.  3 Y les dijo: «No toméis nada para el camino, ni bastón, ni alforja, ni pan, ni plata; ni tengáis dos túnicas cada uno.  4 Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta que os marchéis de allí.  5 En cuanto a los que no os reciban, saliendo de aquella ciudad, sacudid el polvo de vuestros pies en testimonio contra ellos.»  6 Saliendo, pues, recorrían los pueblos, anunciando la Buena Nueva y curando por todas partes” (Lc 9,1-6).
 
Son bastante parecidos ambos pasajes y están uno casi detrás de otro. Una hipótesis probable es que se trata de un doblete. Puedes suponerse con buenas probabilidades que un editor anónimo del Evangelio  Lucas, antes de que entrara el texto en el canon de libros sagrados (en torno al 150-17), añadió este segundo texto. Un caso parecido de doblete lo tenemos en  Marcos 6,36-46 con la multiplicación de los panes. El milagro se repite en el capítulo 8 (naturalmente con variantes). El doblete en ambos casos (en Lucas y en Marcos) tiene un propósito teológico. En el de Marcos lo más probable es que la segunda multiplicación, ocurrida aparentemente en tierra de paganos, sirva como paradigma de que Jesús no se restringió a predicar y hacer el bien solo en la casa de Israel (“sólo a las ovejas de Israel”: Mt 10,6 y 15,24 ). Y en Lucas, probablemente (es mera hipótesis), como una manera sencilla de magnificar la grandiosidad dy el magnetismo personal de Jesús, que atraía tanta gente cabe sí.
 
Pero el problema anunciado al principio persiste: ¿cuantos discípulos acompañaban normalmente a Jesús en el apogeo de su vida pública antes de subir definitivamente a Jerusalén?
 
 
1. Opino que lo más probable es que tenga razón la tradición más afianzada: eran doce más algunas mujeres (tres y otras, según Lc 8,3, aunque este texto no es de fiar totalmente, ya que no parece proceder de una fuente propia de Lucas, sino haber sido tomado en cuanto a los nombres de Mc 15,40). El texto de Lucas 8,3 dice: “Y sucedió a continuación que iba por ciudades y pueblos, proclamando y anunciando la Buena Nueva del Reino de Dios; le acompañaban los Doce, y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios, Juana, mujer de Cusa, un administrador de Herodes, Susana y otras muchas que les servían con sus bienes”.
 
2. Otra razón que hace probable que no fueran más de doce al menos en su “núcleo duro” es que los Evangelios muestran a Jesús y a sus discípulos invitados a comer…, y es más fácil que se invitara a 12 (y a menudo en las comidas los israelitas de la época no hacían sentarse con ellos a las mujeres, a las que relegaban a un segundo plano) que a 72.
 
   A. Así en las bodas de Caná: Jn 2,1-2: “Tres días después se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús.  Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos”.
 
   B. Igualmente en casa de Simón el Leproso (Lc 7,36-50, que ha de complementarse en cuanto a la presencia de los discípulos con Mt 26,8. Empiezo por el texto 1., de Lc 7,36: “Un fariseo le rogó que comiera con él, y, entrando en la casa del fariseo, se puso a la mesa”. 2. A lo largo de la comida entra la famosa mujer pecadora, pero innominada, que la tradición a partir del siglo V confunde voluntariamente con María Magdalena:
 
“Había en la ciudad una mujer pecadora pública, quien al saber que estaba comiendo en casa del fariseo, llevó un frasco de alabastro de perfume, 38 y poniéndose detrás, a los pies de él, comenzó a llorar, y con sus lágrimas le mojaba los pies y con los cabellos de su cabeza se los secaba; besaba sus pies y los ungía con el perfume. 39 Al verlo el fariseo que le había invitado, se decía para sí: «Si éste fuera profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que le está tocando, pues es una pecadora»  (Lc 7,36-38).
 
Mateo precisa que no solo fue Simón el que protestó, sino también los discípulos de Jesús (¡por tanto estaban invitados al banquete!): “Al ver esto los discípulos se indignaron y dijeron: «¿Para qué este despilfarro? 9 Se podía haber vendido a buen precio y habérselo dado a los pobres». 10 Mas Jesús, dándose cuenta, les dijo: «¿Por qué molestáis a esta mujer? Pues una “obra buena” ha hecho conmigo. 11 Porque pobres tendréis siempre con vosotros, pero a mí no me tendréis siempre»”.
 
Dejando aparte algunas inverosimilitudes de ambos textos, aquí nos interesa el número de discípulos. Es más probable que fueran 12 discípulos que no 84.
 
 
   C. Otro argumento se deduce del episodio de la tempestad calmada, en donde se ve que Jesús y sus discípulos caben todos en una sola barca (esta no debía de tener más de 8 o 9 metros, a tenor de los restos de la barca del siglo I que se ha rescatado del fondo del Lago de Genesaret y que se conserva, si no me equivoco, en Betsaida). Leemos en el texto de Mateo 8,23-26: “Subió a la barca y sus discípulos le siguieron. 24 De pronto se levantó en el mar una tempestad tan grande que la barca quedaba tapada por las olas; pero él estaba dormido. 25 Acercándose ellos le despertaron diciendo: «¡Señor, sálvanos, que perecemos!». Les dijo: «¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?» Entonces se levantó, increpó a los vientos y al mar, y sobrevino una gran bonanza” Parece claro que los discípulos y Jesús iban todos en una misma barca).
 
 
   D. Como veremos en otro momento al comentar la lista de los discípulos en el evangelio de Mateo, el número de 12 simboliza a las doce tribus de Israel (¡que debían ser restauradas por Dios en la época mesiánica; en el Israel del siglo I sólo quedaban dos tribus y medias desde la primera deportación a Babilonia tras la conquista de Samaría en el 721 a. C. por Salmanasar):
 
 
“Entonces Pedro, tomando la palabra, le dijo: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué recibiremos, pues?». 28 Jesús les dijo: «Yo os aseguro que vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, os sentaréis también vosotros en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel (Mt 19, 27-28).
 
 
   E. En Jn 21,1ss solo se nombran 8 discípulos íntimos (de los cuales el autor de este apéndice no sabe el nombre de dos de ellos), a saber: Simón, Tomás, Natanael Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo y dos innominados.
 
 
   F. En la lista de Hch 1,13 solo se nombran 11 discípulos (naturalmente Judas Iscariote había muerto ya, bien ahorcado (Mt 27,5: “Judas tiró las monedas en el Santuario; después se retiró y fue y se ahorcó”), bien porque se despeñó por un acantilado ¿?: (“Judas, pues, compró un campo con el precio de su iniquidad, y cayendo de cabeza, se reventó por medio y se derramaron todas sus entrañas”.
 
 
He aquí el texto en el que se enumeran los discípulos: “Entonces se volvieron a Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos, que dista poco de Jerusalén, el espacio de un camino sabático. 13 Y cuando llegaron subieron a la estancia superior, donde vivían, Pedro, Juan, Santiago y Andrés; Felipe y Tomás; Bartolomé y Mateo; Santiago de Alfeo, Simón el Zelotes y Judas de Santiago (Hch 1,12-13).
 
 
Obviamos aquí la diferencia en cuanto al lugar y tiempo de la ascensión de Jesús (contrástese Lc 24,50: “Los sacó hasta cerca de Betania y, alzando sus manos, los bendijo” (la ascensión de Jesús tiene lugar apenas 24 horas después de la resurrección, y el texto de Hch 13, en el que el autor dibuja la ascensión de Jesús, después de cuarenta días de estancia en la tierra tras su resurrección. La ascensión no en Betania, sino en el Monte de los Olivos.
 
 
Por tanto, en síntesis: descartamos la tradición de Lc 10,1 como mero doblete, no histórica, y nos quedamos con el resto de la tradición, sobre todo sinóptica, y afirmamos con mucha probabilidad que el núcleo duro de Jesús se componía no de 84 sino de 12 discípulos, que representaban simbólicamente las 12 tribus, restauradas por Dios, de Israel.
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
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Martes, 8 de Agosto 2017
“Mario Saban y sus afirmaciones sobre los ebionitas y la comunidad cristiana de Antioquía”. “Compartir” (245)   de 6  agosto de 2017. Preguntas y respuestas.
Escribe Antonio Piñero
 
 
Interrumpo hoy mi comentario sobre los apóstoles de Jesús y transcribo una pregunta que me acaban de hacer y que creo interesante
 
PREGUNTA:
 
Oyendo a Mario Saban en un video  publicado en You Tube dice que los Ebionitas tenian el control de la comunidad creyentes de Jerusalen y Antioquia y, que será con Ignacio de Antioquia sobre el 80 despues de Cristo cuando se le dara gobierno en la igleisa de Antioquia a los paganos-conversos. 
Mi pregunta es: ¿Como puede ser que  la iglesia de Jerusalen la controlara este grupo cuando creia que Jesus era un mero hombre. nacido de la unión conyugal de Jose y Maria?. Siguiente pregunta, es cierto que la iglesia de Antioquia hasta el 80 era gobernada por judios practicantes de la ley (Ebionitas)?
 
 
RESPUESTA:
 
 
Muy probablemente es así. Para los ebionitas (“pobres de Yahvé”), que serían la mayor parte de la comunidad primitiva de Jerusalén Jesús era como descendiente de David un mero hombre. Sólo que Mario Sabán se olvida de recalcar que ese hombre  fue solo hombre durante su vida mortal; pero luego, tras su muerte y resurrección –según creían firmemente sus seguidores–  fue casi inmediatamente divinizado (no sabemos en qué grado exactamente en la comunidad de Jesús; pero ciertamente en un grado que no comprometiera el monoteísmo), siguiendo modelos judíos. Esta situación es explicada por mí, con cierta claridad, espero, en mi libro “Guía para entender a Pablo. Una interpretación del pensamiento paulino”. Editorial Trotta, Madrid, 2015. (Hay versión electrónica; consúltese, por favor, la Página Web de la Editorial).
 
Respecto a la comunidad de Antioquía: he discutido personalmente con Mario Sabán etos extremos. No se puede precisar, ateniéndiose a las fuentes, tanto como hace él y proporcionar fechas tan exactas.
 
He publicado en mi blog una serie de postales sobre el libro de Mario Saban que es la fuente de la conferencia que Usted menciona. La serie comienza así: “Sinagoga - Iglesia. La ruptura del siglo II. La división religiosa entre el judaísmo y el cristianismo en el siglo II”. Un libro de Mario J. Saban (701. 23-10-2016).
 
Por favor, utilice el buscador y vea en mi Blog lo que yo opino sobra la base teórica de esta y otras tantas afirmaciones, creo que indemostrables y desenfocadas de Mario. Se trata de una discusión meramente académica, porque como persona, Mario me parece admirable, y somos muy amigos.
 
Le pongo un ejemplo sobre las ideas de Mario respecto al denominado Concilio apostólico del año 49 y que está íntimamente relacionado con sus afirmaciones sobre la comunidad de Antioquía

»En efecto, debo mostrar mi desacuerdo no con la tesis defendida por el autor sino con la confusión insólita –en mi opinión– de personas y designaciones. A este Santiago jerusalemita de la reunión de Jerusalén (que aparece de improviso, sin explicación alguna, en Hch 15,13 como codirigente de esa iglesia al menos con Pedro), no se le suele denominar hijo de Alfeo (pp. 108. 109. 120), sino “El hermano –carnal– del Señor”, al que se refiere Gálatas 1,19: “Y no vi a ningún otro apóstol (salvo a Cefas), y sí a Santiago, el hermano del Señor” y 2,9: “Y reconociendo la gracia que me había sido concedida, Santiago, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos tendieron la mano en señal de comunión a mí y a Bernabé: nosotros nos iríamos a los gentiles y ellos a los circuncisos”.
 
»Hay además en este libro otros casos muy claros de actitud acrítica. Ofrezco algún ejemplo. El primero: “Policarpo de Esmirna (70-155) era un anciano cristiano que había conocido en su juventud (hacia 90-100) a Juan Evangelista (se supone que es el mismo autor que el del Apocalipsis) y este mismo lo había consagrado” (p. 333).
 
»Otro ejemplo: “Hacia finales del siglo I todas las autoridades del judaísmo nazareno son judías, podemos encontrar a san Simeón (el primo judío de Jesús) (62-107) como la autoridad del grupo ebionita (judeo-cristianos) que solo aceptaban el Evangelio de Mateo y no aceptaron jamás las cartas de Pablo, en Roma el hijo de un judío Clemente ben Yehudá (90-99), el joven judío Timoteo, circuncidado por Pablo, será el jefe de la congregación de Éfeso (50-97) y el anciano Yohanán (el último discípulo vivo de Jesús) escribiendo entre los años 90-100 su Apocalipsis, una obra influenciada por el “Maasé Merkabá” (el carro de fuego del profeta Ezequiel)” (p. 444).

​ »Lo que acabo de transcribir supone una actitud demasiado crédula y no conciliable con el rigor histórico respeto al caso de Policarpo y Juan evangelista. El que conozca mínimamente la historia de la composición del Cuarto Evangelio –en el que intervienen por lo menos tres o cuatro manos–, se asombrará de su adscripción a Juan Evangelista, discípulo directo de Jesús. Tal adscripción es solo un producto de una tradición del siglo II, preocupada únicamente por dar nombres ilustres a composiciones tan importantes para el cristianismo naciente como los evangelios, pero que en realidad son anónimas.
 
»Otro caso similar: las afirmaciones del Mario sobre la literatura Pseudo Clementina no me parecen acertadas. El tal “Clemente” es aquí una figura totalmente legendaria. La crítica se inclina a señalar con cierta precisión la fecha final de la puesta por escrito de la versión griega, las “Homilías Pseudo Clementinas”: entre el 230-250, ya que cita a Bardesanes. No podemos saber con exactitud la fecha de composición de algunos de los elementos antiguos de estas Homilías como el denominado Kerygma Petri. Pero probablemente es una obra de mediados del siglo II y no de finales del siglo I.
 
»De ese Clemente legendario afirma nuestro autor con toda seguridad (p. 257) que fue obispo de Roma durante el 90-99, pero ese hecho es también muy inseguro. Sostiene además que el mismo personaje que redactó las obras Pseudo Clementinas (Homilías y Recognitiones en su versión latina), que aún no conoce el pensamiento joánico del Verbo, escribió también las dos Cartas de Clemente recogidas en las ediciones de los “Padres Apostólicos” (p. 257). 
 
»Es cierto que el desconocido autor de las Homilías Pseudoclementinas defiende un monoteísmo a ultranza, que desconoce la Trinidad y no admite ninguna distinción entre posibles personas divinas. Pero nuestro autor ignora que en las Recognitiones latinas el autor –o quizás el traductor, Rufino de Aquilea– hace un encendida defensa de la Trinidad en 1,69 (véase la Patrología de Johannes Quasten, BAC 1968, I 70).
 
»Del mismo modo, lo que afirma sobre una unidad de autor entre la Primera Carta de Clemente y la Segunda no es defendido hoy por nadie, que yo sepa. Respecto a su alusión al cargo de Timoteo como obispo de Éfeso, hay que decir que es una mera tradición altísimamente insegura, y también es muy improbable que el autor del Apocalipsis sea el mismo “presbítero” (el “anciano” Yohanán) que conocemos por la segunda y tercera Epístola de Juan. En mi opinión, y con el debido respeto, tales afirmaciones suponen no estar al tanto de –o no estar de acuerdo con– los resultados más seguros de la investigación del Nuevo Testamento, y sí estarlo con los “datos” de una tradición inverosímil.
 
Aquí hay materia para pensar.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
www.ciudadanojesus.com
 
Domingo, 6 de Agosto 2017
“Para algunos cristianos primitivos Felipe era el portavoz de los discípulos, no Pedro”. Los discípulos de Jesús (III) (889)
Escribe Antonio Piñero
 
Seguimos con el tema “Los discípulos de Jesús”. Cuestiones en torno a su existencia histórica y su actuación como grupo. Y comentamos el texto del Evangelio de Juan 1,36-51
 
El caso de Felipe es curioso en el Cuarto Evangelio porque es un personaje mínimo en los evangelios sinópticos y sin embargo aparece como portavoz de los discípulos en el Cuarto Evangelio. Felipe tiene un nombre muy griego (“Amante de los caballos”) era de Betsaida y probablemente hablaba griego bien por lo que veremos a continuación.
 
En Jn 6,5-9:
 
“Al levantar Jesús los ojos y ver que venía hacia él mucha gente, dice a Felipe: «¿Dónde vamos a comprar panes para que coman éstos?». Se lo decía para probarle, porque él sabía lo que iba a hacer.  Felipe le contestó: «Doscientos denarios de pan no bastan para que cada uno tome un poco». Le dice uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro: «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?»,
 
Felipe aparece como figura principal entre los discípulos y su portavoz. Pedro queda silenciado. Obsérvese también el papel de Andrés, que igualmente es una figura mínima en los evangelios sinópticos. Que Pedro es importante se destaca solo indirectamente, ya que Andrés es nombrado por referencia a su hermano, Pedro.
 
Jn 12,20-23:
 
“Había algunos griegos de los que subían a adorar en la fiesta. Estos se dirigieron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le rogaron: «Señor, queremos ver a Jesús». Felipe fue a decírselo a Andrés; Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús. Jesús les respondió: «Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo de hombre.
 
Dejando aparte la frase de Jesús, al final del texto, que es pura teología del Evangelista, es claro que los griegos que quieren ver al Maestro no se dirigen a Simón Pedro, sino a Felipe, y este tiene como colaborador a Andrés. Felipe es de nuevo el portavoz del grupo.
 
Jn 14,7-9:
 
“Dice Jesús: Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto.»  Le dice Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta.»  Le dice Jesús: «¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre?”.
 
Jesús como el Gran Revelador es la característica principal del héroe de la historia, el Mesías, en el Cuarto Evangelio. El que dirige la pregunta trascendental a Jesús tampoco es Simón Pedro, sino Felipe.
 
De aquí se ha deducido por parte de la investigación actual que las fuentes documentales de las que dispone el Evangelio de Juan para contar una historia básica de Jesús (parecida en principio a la de los evangelios sinópticos: aparición pública en Judea y Galilea; fracaso de Jesús y enemistad con los judíos; estancia final en Jerusalén, muerte, resurrección y apariciones–, historia que tiene algunos detalles particulares sobre la vida del Mesías que no aparecen en otros evangelios, como por ejemplo la afirmación de que la tarde del viernes en la murió Jesús no era la víspera inmediata de la Pascua, sino de la preparación de la Pascua), tiene como fuente no a Pedro, sino a otros discípulos en concreto Felipe.
 
Por tanto la fuente principal del Cuarto Evangelio, según esta tradición no es Pedro, sino que es doble: el misterioso Discípulo amado (que probablemente no es Juan hijo del Zebedeo, sino un discípulo ideal cuyo nombre no sabemos) y Felipe. Decididamente el Evangelio de Juan se aparta de la tradición de Pedro.
 
Por eso, el último y desconocido, redactor del Cuarto Evangelio añade un apéndice, que es el capítulo 21, al texto principal del evangelio, en el que busca conciliar su punto de vista con el de los otros evangelistas (Mateo, Marcos  y Lucas) que sostienen la primacía de Pedro, con el suyo (primacía de Felipe y Andrés). Y, finalmente, tanto los Sinópticos, como el Cuarto Evangelio (que tiene concepciones de fondo igualmente paulinas sobre el sentido de la muerte y resurrección de Jesús) buscan unir esas concepciones con el recuerdo histórico de Jesús.  ¿Por qué? Para que la reinterpretación de Jesús por parte de Pablo no quede en el aire de la mera especulación teológica, sino que empalme con los recuerdos históricos de los verdadero seguidores del Nazareno, tan judíos palestinos como él, y que formaban la Iglesia de Jerusalén.
 
Con otras palabras: había que unir a toda costa el profundo paulinismo dominante con el petrinismo (de al menos una buena parte de los judeocristianos; no todos eran seguidores de Santiago, el “hermano del Señor”…) de modo que lo que quedaba del judeocristianismo entorno a los años 75-100 d. C. no se apartara de la comunión de la “Gran Iglesia” –paulina naturalmente–, que pretendía unir lazos con la otra gran rama del cristianismo primitivo, el judeocristianismo. Y esta fue la labor sobre todo del autor de los Hechos de apóstoles, fuera Lucas u otro desconocido personaje, pero cercano al pensamiento del tercer evangelio. Los Hechos tratan de fusionar el paulinismo con los restos del judeocristianismo.
 
Seguiremos con el tema de los discípulos que da todavía para algunas postales más
Saludos cordiales de Antonio Piñero
www.ciudadanojesus.com
 
Viernes, 4 de Agosto 2017
“La discutida primacía de Pedro”. Los discípulos de Jesús (II) (888)

Escribe Antonio Piñero
 
 
Seguimos comentando el texto del Evangelio de Juan 1,35-58 que iniciamos el día anterior
 
V. 35:
 
· “se encontraba de nuevo allí”: se refiere naturalmente a Juan Bautista y la localización geográfica es el norte de Judea de Juan predicaba y bautizaba
 
· “al ver que Jesús pasaba”: indica que Jesús estaba en Judea. Pero esto contradice lo que el lector obtiene del Evangelio de Marcos, a saber que Jesús no estuvo en Judea durante su vida pública (que probablemente duró menos de un año, el tiempo de una Pascua /Ácimos) nada más que para celebrar esa festividad. Pero el Evangelio de Juan supone que Jesús –ya independiente de Juan Bautista predicaba y bautizaba en competencia con él en Judea: “Fueron, pues, sus discípulos donde Juan Bautista y le dijeron: «Rabbí, el que estaba contigo al otro lado del Jordán, aquel de quien diste testimonio, mira, está bautizando y todos se van a él» (aunque más tarde el autor rectifica y afirma: “Cuando Jesús se enteró de que había llegado a oídos de los fariseos que él hacía más discípulos y bautizaba más que Juan –aunque no era Jesús mismo el que bautizaba, sino sus discípulos–, abandonó Judea y volvió a Galilea”. Me parece, pues, evidente que el marco geográfico (al menos de los inicios) de la  predicación de Jesús y el del Evangelio de Marcos no cuadran entre sí.
 
·  “Juan Bautista dijo: «He ahí el Cordero de Dios»”. Parece evidente que esas palabras del Bautista no son históricas, sino pura teología del Evangelista (o evangelistas: los autores del Cuarto Evangelio son vario) puesta en boca de Juan Bautista en esos instantes iniciales de la peripecia entre Juan Bautista y Jesús. Esa teología presupone ya la muerte de Jesús, su sentido sacrificial, vicaio por toda la humanidad, una muerte ocurrida cerca de la Pascua, en la que Jesús es inmolado por la voluntad del Padre. Que Jesús sea el cordero depende de la teología de Pablo, el cual afirma en 1 Corintios 5,7: “Pues Cristo, nuestro cordero pascual, ha sido inmolado”.
 
Además, según Mt 11,2-3, Juan Bautista estando ya en la cárcel “había oído hablar de las obras de Cristo, envió a sus discípulos a decirle:  «¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?», el Bautista dudaba de si Jesús era el Mesías o no lo era. Es claro que no pudo decir, nada más empezar la vida pública de Jesús que él era el Cordero de Dios (que quita los pecados del mundo). Esta afirmación parece más apropiada del Apocalipsis donde a partir de 5,6 y hasta 22,3 se habla de Jesús como el Cordero sacrificado, pero triunfante, exaltado junto a Dios con las mismas (casi) características divinas que Dios Padre.
 
 
V. 36: “Al ver a Jesús que pasaba”: sin más.. Jesús andaba por allí entre los discípulos del Bautista… Es un tanto inverosímil la escena.
 
 
V. 37: “siguieron a Jesús”: el verbo “seguir” tiene ciertas connotaciones técnicas y significa en el contexto de maestro/discípulo que alguien se hace efectivamente discípulo.
 
 
V. 38: “Rabí” (que significa maestro): es en extremo curioso que Jesús, antes de escoger discípulo alguno y de iniciar su vida pública ya es considerado “maestro” por los discípulos del Bautista. De ahí se ha deducido que Juan Bautista guarda el recuerdo de Jesús hubo de estar durante cierto tiempo (no sabemos cuánto) con él, tras ser bautizado, y que los discípulos ya sabían que sus conocimientos de la Escritura eran sobresalientes, tanto como denominarlo “maestro”
 
· “¿Dónde te alojas?”: como en el Evangelio de Juan nada es superfluo y mucho, casi todo, tiene un significado profundo y simbólico además de lo que aparece en la superficie del relato, es posible que la morada de Jesús –en donde esos dos personajes van a pasar  una buena parte de un día (“hasta la hora décima”: v. 39; las cuatro de la tarde, contando desde las seis de la mañana como hora primera)– tenga un cierto simbolismo. Propongo lo siguiente: según Jn 2,21 (“Pero él hablaba del santuario de su cuerpo”), parece que claro que el cuerpo de Jesús, su persona, era como el templo de Jerusalén, es decir, la sede de la morada divina, conforme a Jn 1,1 (El –Verbo = que se encarna en Jesús, es Dios). Por tanto, ir a la morada (el Templo era la morada de Yahvé donde residía su Presencia; hebreo shekhiná) era tanto como decir era a ir/entrar en donde está la presencia divina.
 
Efectivamente van con Jesús, están con él y salen convencidos de que Jesús es el Mesías (v. 41). El estar con Jesús es un acto de revelación. Esos dos discípulos, al principio innominados pero luego sabemos que uno de ellos era André, hermano de Simón Pedro, reciben una iluminación y caen en la cuenta de la verdadera personalidad de Jesús.
 
VV. 40-42: “Andrés, el hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y lo habían seguido. 41 Este encontró en primer lugar a su propio hermano Simón y le dijo: –Hemos encontrado al Mesías (que significa «ungido»). 42 Lo condujo ante Jesús”.
 
Obsérvese que no es Pedro el que ha tenido la suerte de obtener algo así como la primacía de conseguir saber la verdadera naturaleza de Jesús, sino Andrés. Es cierto que la primacía de Pedro aparece claramente en los Evangelios Sinópticos (Mt, Mc y Lc), pero la tradición sobre Pedro no era firme del todo. Hacia el año 100, cuando se compone el Evangelio de Juan, es preciso que el último redactor de ese evangelio añada el capítulo 21, donde se refuerza (¡dentro del grupo johánico!) que la primacía entre los discípulos de Jesús en vida, y después, no corresponde al Discípulo amado, o a Juan, hijo de Zebedeo, sino a Pedro.
 
El autor de Hechos de los apóstoles (de fecha de composición indeterminada y autor no seguro del todo que sea Lucas: entre el 110-130 ¿?) confirma en los primeros capítulos de su obra que la primacía entre los discípulos es de Pedro (es el que lleva la voz cantante). Es, por consiguiente, muy claro que muchos años después de la muerte de Pedro (hacia el 64 en Roma, en la persecución de Nerón, según la tradición de los Hechos apócrifos de Pedro compuestos hacia el año 180 d. C. ¡¡!!) todavía es preciso reforzar que la autoridad entre los seguidores inmediatos de Jesús es la de Pedro.
 
Y esto era así porque en otros grupos potentes de cristianos de la época consideraban que el maestro supremo no era Pedro, sino Santiago, el hermano del Señor (judeocristianos) o Pablo de Tarso (paulinos). Hasta bien entrado el siglo III se componen obras para defender la primacía de Pedro (Literatura Pseudo Clementina o los dos “Apocalipsis de Santiago” de la Biblioteca copto-gnóstica de Nag Hammadi). Los paulinos –desde la vida misma de Pablo– necesitaban potenciar el papel de Pedro, como discípulo de Jesús que había sido expulsado del poder por Santiago en la comunidad de Jerusalén, y a pesar de las dificultades ideológicas (Gal 2,11-14), para unir el movimiento paulino (de casi pura reinterpretación teológica de Jesús) con los sucesores de Jesús más poderosos que se encontraban en la comunidad judeocristiana de Jerusalén. Era para ellos vital unir las especulaciones teológicas del maestro Pablo con la tradición sobre Jesús. Ya los evangelistas cumplieron ampliamente esta tarea… ¡y lo hicieron eficazmente!
 
El tema de los discípulos de Jesús (forma parte del tema “Éxito y fracaso” de este) es realmente importante. Puede verse con este ejemplo de breve análisis del cap. 1 del Evangelio de Juan, cuántas cosas, informaciones interesantes, pueden obtenerse de la lectura pausada con calma, de un texto de los Evangelios.
 
Seguiremos comentándolo el próximo día
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Ciomplutense de Madrid
www.ciudadanojesus.com
 
NOTA

Mi amigo el catedrático de neurología, Francisco Rubio, muy laureado por sus trabajos y a quien estimo mucho ha publicado el texto de una conferencia suya, del 19 julio de este año, 2017, en la Universidad de Verano “Menéndez Pelayo” (Palacio de la Magdalena, Santander). El título era “El surgimiento de la espiritualidad en el ser humano” que luego se ha publicado en su Blog como “La espiritualidad humana se habría iniciado con el chamanismo”
 
La considero muy interesante: he aquí el vínculo:

http://www.tendencias21.net/La-espiritualidad-humana-se-habria-iniciado-con-el-chamanismo_a44088.html
 
Francisco J. Rubia es Catedrático emérito de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, y también lo fue de la Universidad Ludwig Maximillian de Munich, así como Consejero Científico de dicha Universidad.  Miembro numerario de la Real Academia Nacional de Medicina y Vicepresidente de la Academia Europea de Ciencias. 
 
Miércoles, 2 de Agosto 2017
“Si hay dudas en que haya existido el propio Jesús más dudas sobre la existencia de sus discípulos” (887)

 Escribe Antonio Piñero
 
 
 A propósito de la siguiente pregunta que me han formulado unos días. Fue la siguiente (trascribo tal cual salvo el añadido de algunas tildes):
 
“Le agradecería si de forma breve para no abusar de tu tiempo, preguntarte si realmente es histórico la existencia de los 12 apóstoles y sus viajes a diferentes lugares del mundo o sus enterramientos o solo es acto de fe. Ya que si hay dudas en que haya existido el propio Jesús más dudas sobre la existencia de sus discípulos”.
 
Respondí lo que sigue:
 
Puedo ofrecerle lo que a este propósito  estoy dando en mi Seminario “Investigación sobre Jesús”, todos los lunes en la Avenida de Portugal 35, La Ramallosa, al lado de Baiona, Pontevedra. Es justo el tema que ahora estamos tocando. Todo lo que le transcribo es provisional tal como lo voy desarrollando en explicaciones que creo sencillas, fáciles de entender.
 
 Aquí va:
 
Jesús y sus discípulos. Llamada y misión
 
Su llamada es contada por  la tradición sinóptica (Comienzo del ministerio de Jesús y llamada de los primeros discípulos: Mc 1,16-20; paralelos en Mt 4, 12-17.18-22; Lc 4,14-15; 5,1-11; Jn 1,35-51; 4,43-46). Aquí veemos lo más importante.
 
· Mc 1,16-20: “Al pasar junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón, que echaban las redes en el mar, pues eran pescadores. 17 Y les dijo Jesús: –Seguidme y haré que seáis pescadores de hombres. 18 E inmediatamente, dejando las redes, lo siguieron. 19 Después de avanzar un poco, vio a Jacobo el de Zebedeo, y a Juan su hermano, que estaban en la barca preparando las redes; 20 al instante los llamó. Dejaron a su padre, Zebedeo, en la barca con los jornaleros y se fueron tras él.”
 
Se trata de un retrato ideal y estilizado. En este pasaje, fundamentalmente redaccional, hay que ver detalles históricos indudables: formación de un grupo de discípulos en torno a Jesús, entre ellos algunos que habían seguido al Bautista; algunos de sus nombres y su trabajo usual. Pero no es posible considerar histórico el modo, tan repentino e inexplicado, de la respuesta de los discípulos. Igualmente el dicho sobre los «pescadores de hombres» tampoco parece auténtico, ya que refleja la actitud misionera de la comunidad marcana.  En el mundo grecorromano y judío «pescar hombres» era actuar de maestro; la frase puede significar también sacar a los seres humanos de las redes de Satanás e introducirlas en las de Dios: salvarlos. Que tuvo discípulos Jesús es seguro, porque a la tradición, aficionada a mostrar a Jesús como un únicum, le habría parecido bien que Jesús hubiera circulado solo por Israel. En realidad no los necesitaba para mostrar lo que quiso.
 
Quizás haya inspirado al evangelista Marcos la llamada que Elías hace a Eliseo, quien sigue a su maestro al instante:
 
“Partió de allí y encontró a Eliseo, hijo de Safat, que estaba arando. Había delante de él doce yuntas y él estaba con la duodécima. Pasó Elías y le echó su manto encima. 20 El abandonó los bueyes, corrió tras de Elías y le dijo: «Déjame ir a besar a mi padre y a mi madre y te seguiré.» Le respondió: «Anda, vuélvete, pues ¿qué te he hecho?» 21 Volvió atrás Eliseo, tomó el par de bueyes y los sacrificó, asó su carne con el yugo de los bueyes y dio a s.us gentes, que comieron. Después se levantó, se fue tras de Elías y entró a su servicio” (1 Re 19,19-21)
 
Parece que un caso muy parecido en su disposición literaria es el de Leví, hijo de Alfeo en Mc 2,13-15:
 
“Salió de nuevo por la orilla del mar. Toda la multitud acudía a él, y les enseñaba. 14 Y al pasar, vio a Leví, hijo de Alfeo, sentado en el telonio y le dijo: –Sígueme. Y él, levantándose, lo siguió. 15 Y ocurrió que, mientras estaba recostado a la mesa en su casa, muchos publicanos y pecadores estaban también recostados con Jesús y sus discípulos, pues eran muchos y lo seguían”.
 
Como se ve, el texto adolece, tal como está narrado, de una notable inverosimilitud. Lo que se pretende es representar literariamente la personalidad magnética de Jesús, al igual que otros héroes de la antigüedad literaria para el autor evangélico.
 
El Evangelio de Juan cuenta las cosas de otro modo muy distino:
 
“Al día siguiente se encontraba de nuevo allí Juan junto con dos de sus discípulos. 36 Al ver a Jesús que pasaba, dijo: –He ahí el Cordero de Dios. 37 Y mientras él hablaba los dos discípulos lo oyeron y siguieron a Jesús. 38 Al volverse Jesús y ver que lo seguían, les dijo: –¿Qué buscáis? Ellos le preguntaron: –Rabí (que significa «maestro»), ¿dónde te alojas? 39 Les respondió: –Venid y lo veréis. Así que fueron, vieron dónde se alojaba y se quedaron con él aquel día; era alrededor de la hora décima.  40 Andrés, el hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y lo habían seguido. 41 Este encontró en primer lugar a su propio hermano Simón y le dijo: –Hemos encontrado al Mesías (que significa «ungido»). 42 Lo condujo ante Jesús. Jesús, fijando en él la mirada le dijo: –Tú eres Simón el hijo de Juan; serás llamado Cefas (que significa «Pedro»). 43 Al día siguiente decidió salir hacia Galilea y encontró a Felipe. Y Jesús le dijo: –Sígueme. 44 Felipe era de Betsaida, de la ciudad de Andrés y Pedro. 45 Felipe encontró a Natanael y le dijo: 
–Hemos encontrado a aquel a quien Moisés y los profetas describieron en la Ley, a Jesús, hijo de José, el de Nazaret.
46 Y Natanael le respondió:
–¿De Nazaret puede salir algo bueno?  Felipe le contestó:  
–Ven y lo ves. 
47 Jesús vio a Natanael que se le acercaba y dijo refirién
dose a él:
–Ved a un israelita de verdad en el que no hay engaño.
48 Le dijo Natanael:
–¿De dónde me conoces? 
Jesús le contestó:
–Te vi bajo la higuera antes de que Felipe te llamara.
49 Le replicó Natanael:
–Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres rey de Israel.
50 Jesús le respondió:
 –¿Porque te dije que te había visto bajo la higuera crees? Verás cosas mayores que esa. 51
Y añadió:
 –En verdad, en verdad os digo, veréis el cielo abierto «y a los ángeles de Dios subiendo y bajando» sobre el Hijo del Hombre”.
 
Podemos comentar brevemente lo siguiente, siguiendo el orden de versículos
 
37          los dos discípulos…siguieron a Jesús: la afirmación podría reflejar un posible dato histórico, a saber, que algunos discípulos de Jesús habían sido previamente discípulos de Juan. No obstante, la noticia de que, delante del propio Juan el Bautista y sin más explicaciones, sus discípulos transfieren a Jesús la fidelidad que hasta el momento le habían mostrado a él parece responder al contexto polémico del evangelio, interesado en mostrar la superioridad de Jesús y el carácter totalmente subordinado del Bautista, e indica la existencia de una rivalidad en tiempos de la composición del evangelio entre seguidores de Jesús y del Bautista. Es, por tanto, probablemente no histórico.

40          Andrés…que habían oído a Juan: la expresión en griego tón akousánton pará Ioánnou expresa no solo que Andrés y el otro discípulo habían escuchado al Bautista, sino también que procedían de su grupo de seguidores. Luego Jesús toma parte, al menos de sus primeros discípulos del grupo de Juan Bautista. Por tanto, lo más probable es que Jesús fuera también discípulo del Bautista. Sin embargo, no podemos saber ni cuánto tiempo, ni qué tipo de discípulo era, ni otros pormenores. Aquí lo mejor es no especular, sino constatar. Que Jesús fuera discípulo del Bautista parece verosímil porque las primeras palabras de la prediciación pública de Jesús son iguales a algunos dichos del Bautista Mc 1,15: “«El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva»”. Mateo confirma bien esta perspectiva porque las palabras del inicio de la predicación de Jesús son también idénticas a las del Bautista; véase Mt 4,17: “Desde entonces  (después de las tentaciones) comenzó Jesús a predicar y decir: «Convertíos, porque el Reino de los Cielos ha llegado»”.

43          encontró a Felipe: el nombre (griego) de este discípulo figura en las listas sinópticas de los Doce (Mc 3,18 y paralelos), pero el Cuarto Evangelio le dedica una atención especial; véase 6,5-7 (); 12,21-22; 14,8-9. Ello podría quizás deberse a que la comunidad johánica lo consideró uno de sus legendarios fundadores.
 
Seguiremos.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.ciudadanojesus.com
Lunes, 31 de Julio 2017
Lesbianismo y Biblia. “Compartir” (244)   de 29 de julio de 2017. Preguntas y respuestas
Escribe Antonio Piñero
 
 PREGUNTA:
 
 Mi pregunta es la siguiente : Mucho se habla en la biblia sobre la homosexualidad masculina y pues está clarisima!! Ahora bien que pasaba con las mujeres lesbianas en la época del antiguo y nuevo testamento?
 
Me parece que en el antiguo testamento en el libro de levitico definitivamente se yrefiere a la práctica entre hombres pero en el antiguo testamento entre mujeres no hace ninguna referencia y si vamos al nuevo testamento en: Romanos 1:26 dice:
 
Que las mujeres de los que estaban con otros hombres, ellas cambiaron el uso natural por el que es en contra naturaleza, esto puede referirse al lesbianismo en concreto? O ellas también podían estar siendo sodomisadas por otros hombres? O estar con animales?
 
Pues sabemos que en el libro de Levítico si habla y condena la práctica del bestialismo y prohibe a la mujer ponerse frente a un animal. Pero el lesbianismo al parecer no queda completamente claro como el homosexualismo o hay que tomar por base las relaciones entre hombres y por ende suponer que entre mujeres también es igual de condenado y no hacer distinción?Muchas gracias espero su respuesta!!
 
RESPUESTA:
 
El texto de Romanos 1,26: dice textualmente “Por eso (por cambiar la verdad por la mentira, es decir, entregarse a dioses falsos en actos idolátricos) los entregó Dios a pasiones infames; pues sus mujeres invirtieron las relaciones naturales por otras contra la naturaleza”.
 
Usted ofrece tres posibilidades:
 
· ¿Puede referirse al lesbianismo en concreto?
· ¿Puede referirse a la sodomización por otros hombres?
· ¿Puede referirse a relaciones con animales?
 
Como no tenemos más que este texto y Pablo no concreta en absoluto, y como las tres, según la concepción bíblica, son claramente relaciones contra la naturaleza, Usted tiene derecho a pensar en las tres posibilidades con igual peso de probabilidad teórica.
 
Pero con una salvedad: el en mundo del Antiguo Testamento no se piensa en absoluto en el lesbianismo, ni tampoco, que yo sepa, en el judaísmo helenístico… Por tanto, es probable que a Pablo no se la pasara esta opción por la cabeza, sino las otras dos.
 
  
PREGUNTA:
 
 
El caso es que me gustaría hacerle una pregunta: ¿Podría usted decirme cómo viene escrita exactamente la palabra que aparece en el evangelio de Marcos (14, 36) para referirse a \"Abba\" que dicen que utiliza el término arameo? No sé si Abba es como suena en arameo pero en caligrafía griega o si realmente Marcos lo recoge en escritura aramea, hebrea... ¿Me podría ayudar? Muchas gracias. Reciba un cordial saludo.
 
 
RESPUESTA:
 
La forma abba /abbá que aparece en Mc 14,36 Gal 4,6 y Rom 8,15 es la transcripción bastante fiel de ’abbá’, arameo, forma enfática del sustantivo ’ab, “padre”, que significaba “papá”, no “papaíto”, de modo que podía utilizarla familiarmente un adulto. Se creyó durante mucho tiempo que esa palabra solo era usada por niños pequeños y de un modo coloquial. Pero ahora tenemos algún testimonio, poco pero suficiente, de que se trata de una manera familiar de llamar a su padre de un adulto.
 
 
PREGUNTA:
 
Estimado Dr. Antonio: Deseo saber cuando sale a la luz publica y como puedo adquirir la publicacion de la Traduccion del Nuevo Testamento por ustedes, que he escuchado de usted en varios canales y entrevistas de youtube. Mil gracias
 
 
RESPUESTA:
 
 
Ante todo, muchas gracias por su interés.
 
La obra está casi terminada. Pero no estamos contentos con algunos resultados, por lo que creo que tardaremos por lo menos un año en entregar la forma definitiva a la Editorial Trotta. Hay mucho que pulir y revisar porque es una obra de unas 1.500 páginas. Pero no debe aterrorizarse, ya que está escrita en un lenguaje que entiende todo el mundo. Si se emplea alguna palabra técnica, se explica. Lo importante es que el punto de vista de su concepción y redacción es puramente histórico y crítico, no depende de confesión alguna y “no se casa con nadie”. Expone las cuestiones, y si hay dudas de  interpretación indica cuáles son las posibilidades y que el lector escoja. Naturalmente el autor de la aclaración indica también a veces cuál es su  interpretación preferida.
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.ciudadanojesus.com
 
Sábado, 29 de Julio 2017
“Homosexualidad, Jesús y Pablo de Tarso”. “Compartir” (243)   de 27 de julio de 2017. Preguntas y respuestas
Escribe Antonio Piñero
 
PREGUNTA:
 
Desde el punto de vista del consenso actual histórico , y haciendo una extrema síntesis , se puede decir que Jesús fue un profeta , quizá un fariseo , que proclamó la llegada más o menos cercana del Reino de Dios , dentro del judaísmo. Sólo en sus últimos años pudo tomar conciencia de tener alguna misión más "especial", quizá incluso como Mesías.
Suponiendo que esto es cierto, a su juicio, ¿qué es lo que diferencia a Jesús del resto de profetas de la época (como Juan el Bautista) y posteriores (aquellos que quizá fueron la inspiración para componer textos puestos en boca de Jesús)? En resumen, ¿por qué él llegó a tener ese grupo de seguidores, que incluso sufrieron persecuciones, y fue el inicio de una religión con una reinterpretación de su figura como antes no se hizo de otros profetas?
Espero no le importe que le plantee esta duda que creo que puede resolverme.
De nuevo, le agradezco enormemente su atención.
 
RESPUESTA:
 
 
Su “definición” de Jesús me parece exacta.
 
 
La diferencia es poca con aquellos agente mesiánicos que son profético-apocalípticos y no meramente guerreros (suponemos con así algunos por la información sobre ellos, unos once desde el 4 a.C. hasta el 66 d.C. según Flavio Josefo, tanto en su obra Antigüedades de los judíos como en la Guerra). Por ejemplo, con Juan Bautista las diferencias son pocas; más bien de matiz o de insistencia. Fernando Bermejo ha escrito en el Blog una serie amplia de postales sobre las similitudes entre los dos personajes. Fue esta una serie necesaria porque la mayoría de los comentaristas confesionales suelen insistir y magnificar las diferencias entre los dos olvidándose de que son muchas más las semejanzas. Por favor, utilice el buscador del Blog (“El Blog de Antonio Piñero” (de Religión Digital)  en el vocablo “Bautista” y espero que lo encuentre.
 
A.P. es Antonio Piñero
F.B. es Fernando Bermejo
 
Por si prefiere utilizar la búsqueda por el calendario, le transcribo los resultados del “Índice de los Blogs y Compartir”, confeccionado por Carmen Padilla y que he publicado en este medio:
Juan el Bautista y Jesús de Nazaret según Fernando Bermejo (I). (A.P., 26 /11/ 2010)
    ———  (II). (A.P., 27 /11/ 2010)
    ———  (III). Además de paralelos hay algunas diferencias. (A.P., 28 /11/ 2010)
    ——— Conclusiones de los pretendidos contrastes entre ambos (I). (A.P., 30 /11/ 2010)
    ——— Conclusiones de los pretendidos contrastes entre ambos (II). (A.P., 1 /12/ 2010)
    ———  Conclusiones generales. (A.P., 3 /12/ 2010)
    ———  visionarios religiosos (F.B. 21 /2/ 2007)
    ———  ¿únicos ejecutados en sus círculos? (F.B., 29 /2/ 2008)
    ———  crítica profética. (F.B., 13 /6/ 2007)
    ———  el arrepentimiento o teshuvá (F.B., 11 /7/ 2007)
    ———  el lenguaje arrebatado de (F.B., 4 /7/ 2007)
    ———  Críticos y antagonistas de Herodes Antipas. (F.B., 18 /7/ 2007)
    ———  Implicaciones políticas de un mensaje religioso. (F.B., 25 /7/ 2007)
    ———  la primacía de la pureza interior (F.B. 28 /3/ 2007)
    ———  muertes paralelas. (F.B., 6 /2/ 2008)
    ———  noticias en exclusiva para Israel (F.B. 2 /5/ 2007)
    ——— observaciones elementales. (F.B., 9 /12/ 2010)
    ——— sobre prejuicios y creencias (F.B. 30 /5/ 2007)
    ——— vidas paralelas (F.B. 7 /2/ 2007)
    ——— exaltados tras su muerte por sus seguidores. (F.B., 5 /3/ 2008)
    ——— extrayendo conclusiones del análisis. (F.B., 2 /4/ 2008)
Juan el Bautista y los marginados (F.B. 21 /3/ 2007)
 
 
 
PREGUNTA:
 
Hay una pregunta que me hago desde hace tiempo, y poca gente me parece mas imparcial ni preparado que usted a la hora de contestarla. Estoy de acuerdo con usted cuando dice que San Pablo seguramente se refería en sus epístolas a una condena total de la homosexualidad. ¿Pero hasta que punto podía conocer un judío de su época que era ser homosexual? Cuando se leen escritos y libros sobre historia de la homosexualidad (incluso escritos por autores que intentan defenderla, diciendo que la época griega fue «su edad de oro ») parece que esta reducida o a la pederastia, o a abusos sexuales derivados de la humillación de los vencidos, o el uso de esclavos, o la prostitución, o cultos relacionados con la idolatría, si no una perversión de heterosexuales por el mero hecho de obtener placer, mientras tenían a sus mujeres en casa. Da la sensación que, excepto muy pocas excepciones, estaba relacionada con una situación de abuso y dominio sobre otros (con una gran carga de machismo por cierto), muy poco que ver con la idea de igualdad, amor respeto y fidelidad que hoy en día puede encontrarse en muchas relaciones homosexuales. Según tengo entendido el termino homosexual se creo en 1869, precisamente para poder dar cabida a esta posible otra forma de entender la homosexualidad, no tan solo a los actos como se entendía en la edad media.
 
La pregunta sería, ¿hasta que punto estaría San Pablo (y en general la sociedad en la época de Jesús) preparado para entender la homosexualidad a la hora de dar su opinión, si parece que lo que veian de ella era básicamente lo indicado anteriormente? Espero haber sabido expresar mi pregunta. No soy ningún estudioso del tema y no se si la expresé con la suficiente imparcialidad. En verdad me gustaria saber su opinion, incluso si considera que estoy totalmente equivocado
 
 
RESPUESTA:
 
 
Los textos del Pablo auténtico sobre la homosexualidad se reducen a dos Romanos 1,26-27 y 1 Corintios 6,9-10…  ¡y no tenemos más!
 
Romanos 1,26-27:
 
· Por eso los entregó Dios a pasiones infames; pues sus mujeres invirtieron las relaciones naturales por otras contra la naturaleza; igualmente los hombres, abandonando el uso natural de la mujer, se abrasaron en deseos los unos por los otros, cometiendo la infamia de hombre con hombre, recibiendo en sí mismos el pago merecido de su extravío.
 
· 1 Corintios 6,9-10:
 
¿No sabéis acaso que los injustos no heredarán el Reino de Dios? No os engañéis. Ni los impuros, idólatras, adúlteros, afeminados, homosexuales, 10ni los ladrones, avaros, borrachos, ni los maldicientes, ni los rapaces heredarán el Reino de Dios”.
 
 
 
Por tanto, poco podemos obtener de ellos para responder a su pregunta en cuanto a Pablo. Y prácticamente lo mismo podemos decir de la sociedad de su entorno. En esa época no se planteaban esos problemas. En absoluto. Piense que ni Pablo ni los más eximios estoicos, tan interesados por el bienestar del hm se hombre se ocuparon jamás por algo tan tremendo como la esclavitud… que aceptaban sin más. Por eso, su mente no estaba preparada para demasiados refinamientos en lo la cuestión de la homosexualidad. Había lo que Usted ha mencionado muy bien… y nada más.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.ciudadanojesus.com
 
 
Jueves, 27 de Julio 2017
De libros, manuscritos y cánones. “Compartir” (242)   de 25 de julio de 2017. Preguntas y respuestas

 
Escribe Antonio Piñero
 

PREGUNTA:
 
 
El actual canon hebreo de 24 libros salido del Concilio de Jamnia (hacia 95 d.C.) es el siguiente:

- Pentateuco, los cinco libros de la Ley o Torah (תּוֹרָה): Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio

- Los ocho Profetas o Nevi'im (נְבִיאִים) (Josué, Jueces, Samuel, Reyes, Jeremías, Ezequiel, Isaías y los “doce profetas menores”: Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías y Malaquías);

- Las once Escrituras o Ketuvim (כְּתוּבִים) (Ruth, Salmos, Job, Proverbios, Cantar de los Cantares, Lamentaciones, Daniel, Esther, Esdras-Nehemías, I Crónicas y II Crónicas).

Por esas mismas fechas, Flavio Josefo escribe (en Contra Apión I.8) lo siguiente “entre nosotros no hay multitud de libros que discrepan y disienten entre sí; sino solamente veintidós libros, que abarcan la historia de todo tiempo y que, con razón, se consideran divinos. De entre ellos cinco son de Moisés, y contienen las leyes y la narración de lo acontecido desde el origen del género humano hasta la muerte de Moisés. Este espacio de tiempo abarca casi tres mil años (Torah o Pentateuco). Desde Moisés hasta la muerte de Artajerjes, que reinó entre los persas después de Jerjes, los profetas que sucedieron a Moisés reunieron en trece libros lo que aconteció en su época (Josué, Jueces, Samuel, Reyes, Jeremías, Ezequiel, Isaías, los “doce profetas menores”, Ruth, Job, Daniel, Esther, Esdras-Nehemías). Los cuatro restantes ofrecen himnos en alabanza de Dios y preceptos utilísimos a los hombres (Salmos, Proverbios, Cantar de los Cantares, Lamentaciones)
En consecuencia, los textos incluidos en el canon hebreo que desconoce Josefo son: I Crónicas y II Crónicas.
¿Me podría confirmar –por favor– esta hipótesis o bien indicarme dónde encontrar información sobre la materia?
Atentamente,
 
RESPUESTA:
 
Ciertamente F. Josefo no nombra "Crónicas". Pero es posible que sí las conociera con el nombre de "Paralipómenos" = Restos, pero no las acepta como canónicas. Se suele creer que la noticia sobre Jamnia y su canon, año 95, es en extremo dudosa. Que es un invento de los talmudistas posteriores. Por ello, se piensa que el canon no quedó fijo hasta bien entrado el siglo II y F, Josefo ya había muerto.
 
Tiene Usted información sobre la formación del canon del AT en el libro colectivo, editado por mí y J. Peláez: Los libros sagrados en las grandes religiones: judaísmo, cristianismo, islam, hinduismo y budismoLos fundamentalismos, 2ª edición, Editorial Herder, Barcelona, 2016. ISBN.: 978-84-254-3907-0
 
 
 
Me dirijo a usted para hacerle una consulta y si  puede ayudarme se lo agradecería,  soy un estudiante de la asignatura de  Bibliología en una facultad de Teología. Esta es la consulta: 

Estudiando el libro Sílabo de Bibliología de Gino LafrancescoI  en la pagína 391 Historia de la Biblia parte II Antiguos Manuscritos del Nuevo Testamento dice textualmente así : Papiro de John Rilands  fecha 125-140 d.c (el mas antiguo manuscrito del Nuevo Testamento).

Contenido: Fragmento del evangelio de Juan: Juan 18:31-33,37.
(Nota del Traductor: En la actualidad hay fragmentos mas antiguos del Nuevo Testamento, descubiertos en la cueva 7 de Qumrám, fechados antes del año 70 d.c y correspondientes a pasajes de Marcos, Hechos , Romanos, 1 Timoteo, Santiago, 2 Pedro. Ver Vila-Escuain, <Qumrám> Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado, págs. 980, 981, 988, CLIE . Terrassa, 1985).
 
Lo que no entiendo es que dice que en Qumrám hay Fragmentos del Nuevo testamento que datan de antes del año 70 D.C 
de varios libros como de Marcos, 2Pedro, Hechos, Romanos,  1Timoeo, Santiago etc,etc, 
siempre hemos creido y enseñado que en los Rollos del Mar Muerto solo se encontraron manuscritos del Antiguo Testamento mas algunos pseudoepígrafes, apócrifos y documentos sectarios  ¿ eso es así o hay error en lo que dice el libro? le ruego me ayude y se lo agradecería profundamente  sabiendo que usted es una Autoridad en esta materia  (le doy gracias por anticipado)  también esperamos la edición del Nuevo Testamento en la cual sabemos que está trabajando saludos y bendiciones.
 

RESPUESTA: 

 
1. El papiro al que se refiere es el P. 52, famosísimo, en torno al 150, Y la signatura es Gr. P. 457 de la John Rylands Library de Manchester.
 
2. Lo que dice el articulista está absolutamente desfasado en información y es rigurosamente falso. El fragmento más famoso es el 7Q5  (“descifrado” por J. O’Callaghan en 1972) y refutado ya varias veces por la papirología. Broshi, un papirólogo israelí, que estudió las “huellas dactilares” de cada hoja de papiro (que  son absolutamente propias y únicas) y pertenecen a mismo papiro en el que está copiado ¡ Henoc 106 (creo).Si le es posible, consulte mi libro,
“Guía para entender el Nuevo Testamento”. Entre, por favor,  en la página Web de Editorial Trotta, Madrid 2006. 568 pp. ISBN: 84-8164-832-9. 5ª edic. 2016, y vea el índice,por favor.
 

PREGUNTA::


No sé si conoce vd. el libro de Paul Verhoeven "Jesús de Nazaret. Si fuese el caso, me gustaría conocer su opinión. A mí me ha parecido francamente interesante. Aunque el autor no es especialista me parece bastante creíble lo que dice. Le agradecería un comentario,
 
RESPUESTA:
 
Siento no haberlo leído. He escrito varias veces que se publican cada año unos mil libros sobre Jesús... de entre los cuales por los menos veinte son serios.

Sin embargo, por lo que he leído sobre sus fuentes bibliográficas (Schilebeeckx, R. Funk, Adolf Jülicher) y el resumen de su pensamiento, sospecho que el libro es algo ligero de equipaje científico, pero de ideas claras y muy acordes con el estudio independiente sobre Jesús.
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.ciudadanojesus.com 
Martes, 25 de Julio 2017
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Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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