CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero

1222 (23-03-2022)


Escribe Antonio Piñero
 
Concluyo hoy mi comentario-réplica a Xavier Pikaza en su Blog de “Religión Digital” publicada el 23 de febrero de 2022.
 
La crítica final y global de Pikaza a “Los libros del Nuevo Testamento”; que desgranaré en varios párrafos afecta básicamente a la supuesta falta de comprensión, por parte de los autores de esta obra, y en especial de su editor literario,  de la profundidad del Antiguo Testamento y su proyección en el Nuevo, lo cual conduce a no entender profundamente qué fue y significó Jesús.
 
“Esta obra de Piñero muestra un déficit alarmante de judaísmo (de AT). El tema es comprensible, pues Piñero viene del griego y del helenismo, un campo en el que es verdadero maestro. Pero da la impresión de que ha olvidado que los libros del NT  en su conjunto son ‘hebreos’, aunque se escriban en griego. Parafraseando una fórmula de L. Wittgestein, se podría decir que el NT sigue siendo una ‘nota extendida’ a pie de página del AT. Ciertamente, A. Piñero cita el AT, pero de un modo superficial, sin entrar en su dinámica. Jesús y el NT son una ‘respuesta’ (interpretación) a la problemática de fondo de los salmos, de los profetas (y de un tipo de literatura sapiencial, especialmente de Proverbios, Qohelet, Cantar y Job, así, todo junto). Sin haber vivido, sufrido y lidiado por dentro con el AT (con su diversidad y problemática: ley y mesianismo, pobreza y universalidad, fracaso y esperanza: opresión, revelación, justicia, esperanza) no se puede hablar de verdad de Jesús, ni entender de dónde viene, ni presentir hacia dónde pueda llevarnos. Todo Jesús es AT, pero AT asumido y vivido como nuevo, desde la experiencia/esperanza radical de recreación de lo humano, no como utopía trans-histórica, sino como compromiso  y gracia histórica”.
 
Mi respuesta es: Si el “déficit de Antiguo Testamento” en la obra criticada fuera “alarmante”, creo que la invalidaría por completo…, algo que la crítica de Pikaza no sostiene. Además, aunque no lo haya formulado expresamente en la Introducción General, en toda la obra se trasluce el convencimiento de que el Nuevo Testamento es un libro absoluta y totalmente judío. Siempre está presente en la obra criticada la idea consecuente: si no se tiene en cuenta el trasfondo judío (no solamente de la Biblia hebrea / Antiguo Testamento, sino de esta más la teología del judaísmo en toda la literatura de la época del Segundo Templo, en especial los Apócrifos del Antiguo Testamento y los textos de Qumrán) no puede entenderse ni la figura de Jesús ni el pensamiento de sus seguidores.
 
Sobre todo, en el comentario al Evangelio de Mateo puede observar el lector cómo las sentencias de Jesús están relacionadas continuamente con las de otros rabinos judíos, a base de muy abundantes citas, lo que significa que todo el trasfondo del pensamiento judío se tiene ante los ojos para comprender la figura de Jesús. Por ello me parece que Pikaza está de nuevo pensando mucho más en la teología que en la historia cuando defiende que “Sin haber vivido, sufrido y lidiado por dentro con el AT (con su diversidad y problemática: ley y mesianismo, pobreza y universalidad, fracaso y esperanza: opresión, revelación, justicia, esperanza) no se puede hablar de verdad de Jesús”.
 
Opino que todo ello está tratado en la obra…, pero si Pikaza sostiene que al tratamiento es superficial, vuelvo a  pensar que lo que le falta a la obra, según nuestro crítico,  es “profundidad teológica”, no histórica. “Los libros del Nuevo Testamento” no pretenden otra cosa más que explicar con claridad lo que quiso decir Jesús, por un lado, y cómo lo entendieron sus seguidores, por otro. Para ello no hay que lidiar existencialmente con el Antiguo Testamento, sino relacionar la respuesta con los textos de ese mismo corpus.
 
Donde creo que se percibe con más claridad la orientación teológica de la crítica de Pikaza es en la sentencia final del párrafo arriba transcrito: “Todo Jesús es Antiguo Testamento , pero Antiguo Testamento  asumido y vivido como nuevo, desde la experiencia/esperanza radical de recreación de lo humano, no como utopía transhistórica, sino como compromiso  y gracia histórica”. Diría que quien ha escrito tales frases está hablando con un trasfondo de la “teología de la liberación”, más que con un trasfondo de percepción de la falta de rigor histórico debido a  la superficialidad  en la obra que comenta.
 
En esta línea puramente teológica, no de explicación histórica, sigue la crítica de Pikaza cuando argumenta que “Desde ese fondo –el haber lidiado con el Antiguo Testamento en su profundidad– hay que replantear el tema del ‘sacrificio’, que Piñero toma como base de un modo un poco simplista, como algunos ‘cristianos dogmáticos racionalistas’…  que no han entrado de hecho en la dinámica de los salmos”. Así vuelve Pikaza a su idea central de que una comprensión global y profunda del núcleo del Antiguo Testamento /Nuevo Testamento afecta a la vida y muerte de Jesús. Insiste Pikaza en que el tema que debería haber sido abordado en “Los libros del Nuevo Testamento” es el del “sacrificio”, asunto que ya había mencionado.
 
Según su crítica, el libro debería haber comprendido y expresado “lo sagrado en la gratuidad (en la fe-confianza), en la superación de todo talión-antisacrificial, en la experiencia de la Vida que se revela en el ‘don’ de la muerte…, en la gratuidad y el servicio/amor a los descartados. El tema es ‘descubrir’ (expresar) lo divino en la vida de los hombres. De esto tratan en conjunto los libros del NT (retomando, reinterpretando el camino de vida-muerte de Jesús).  Piñero pasa de largo ante esos temas, como si anduviera por las ramas y tuviera miedo de centrarse en el tronco, en las raíces… y en los frutos”.
 
Todo esto es teología.
 
Finalmente Pikaza sigue en el campo de lo teológico cuando echa en falta una suerte de ceguera / equivocación radical por mi parte: “Por eso, pienso que, después que A. Piñero ha resuelto ‘todo’, queda todo por resolver. Éste es el tema actual (político, social, religioso…): cómo transformar el ‘sacrificio de los otros’ (distintos, pobres, empobrecidos, marginados…) en gesto sacrificial gratuito de donación de la vida al servicio de los demás, en la línea de Jesús (sermón de la montaña, cruz-pascua), reinterpretado (actualizado) por la tradición sinóptica y por Pablo (sin olvidar la tradición apocalíptica del Apocalipsis de Jn y la gnóstica de Juan)”.
 
No hacen falta muchas palabras para caer en la cuenta de que Pikaza continúa criticando “Los libros del Nuevo Testamento”… tomando una vez más la senda de la “teología de la liberación”, no la de la historia.
 
Los “defectos” señalados por Pikaza se deben a una carencia de sintonía y de vibración con lo religioso (“unmusikalisch”, como decía Max Weber)…, por lo que sostiene  que esta “religión de la que M. Weber y A. Piñero se sienten agnósticos no conduce en modo alguno a la experiencia más honda del judaísmo, ni la de Jesús”. En el fondo, el objetivo de la presente obra debería ser entender profunda (y religiosamente) a Jesús, y ese objetivo no se alcanza, según Pikaza. No es difícil barruntar qué opino de esta crítica. No me alargo aquí.
 
Por último, la reseña de Pikaza termina con un dato que creo muy positivo: esa falta mía de musicalidad / sintonía / vibración con lo religioso no cae en absoluto en lo “anti-musikalisch”, es decir en la militancia arreligiosa que arremete contra todo lo que signifique religión. Acepta, pues, Pikaza, y me interesa mucho que lo diga, que “Los libros del Nuevo Testamento” no es una obra militante contra nada, sino expositiva de la historia que los autores creen que está detrás de esos libros.
 
Y termino: mi más profundo agradecimiento al tiempo que se ha tomado Xabier en comentar y criticar amistosamente la obra. Es una buena reseña aquella que no solo expresa alabanzas generales a un libro sino que también formula crítica y sugerencias de mejora. Y estas ayudan muchísimo para avanzar. Gracias, Xabier.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
NOTA:
Un enlace sobre un programa de “Aragón Radio” acerca de Judas y el porqué de 30 monedas:
 https://youtu.be/_msLn7Bc3aQ

Jueves, 24 de Marzo 2022


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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