CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero

¿Acaso no era judío Jesús?


PREGUNTA
 
Realmente con una simple lectura de Marcos 12,29 se ve claramente que Jesús no dice nunca que su Dios sea el de Israel, lo que dice es: "Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es". Es decir con la expresión hecha de "nuestro Señor" les viene a decir a Israel, que es a quien se dirige en ese momento, que Dios es solo uno, pero no que su Dios sea el mismo que el de ellos, sino que solo hay uno, en este caso el padre de Yahvé, que es Elohim, el auténtico creador y padre de Jesús. Incluso Yahvé llega a reconocer la existencia de otros dioses cuando ordena que no se adore a ningún otro, asumiendo implícitamente que hay más. Pero Elohim (al que los mesopotámicos llamaban ANU) es el auténtico Creador y padre de Jesús.
 
RESPUESTA:
 
Le ruego que no se enfade conmigo si le digo que está Usted sacando la cosas de su quicio; es decir, está Usted tomando el texto de Mc 12,29 totalmente fuera de sus contexto histórico y sociológico, como si no dependiera de que quién lo dice, Jesús de Nazaret, el cual debe situarse en ese contexto de un judío religioso/fanático (podría decirse que lo era, en buen sentido), que habla a los judíos de todo el pueblo de Israel en el siglo I en Palestina/Israel y en un contexto determinado, cerca o dentro del Templo de Jerusalén
 
He dicho ya que en tiempos de Jesús todo lo que fueran disquisiciones críticas de nuestro tiempo acerca de cuestiones de cómo se engendró la fe en Yahvé; el origen real de esta divinidad; igualmente el origen de Elohim, su “corte” de dioses cananeos, y sus hijos; la convergencia de Elohim, Baal, Yahvé en una sola divinidad, en la que todo el pueblo judío/israelita, desde hacía más de 400 años, no generaban discusiones críticas; no se gastaba ni un segundo en indagar sobre sus orígenes históricos.
 
He aquí el texto completo de esta sección marcana y mi breve comentario: “28 Uno de los escribas, tras acercarse y oír que estaban disputando, y al ver que les respondía correctamente le preguntó:

–¿Cuál es el primer mandamiento de todos?
29 Le contestó Jesús:
–El primero es: «Oye, Israel, el Señor nuestro Dios es el único Señor, 30 y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, toda tu vida, toda tu mente, toda tu fuerza». 31 El segundo es éste: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». Mayor que éstos no hay otro mandamiento.
32 El escriba le dijo:
–Bien dicho, maestro, hablas según la verdad, porque «es uno y no hay otro excepto él». 33 Y «amarlo con todo el corazón, todo el entendimiento, toda la fuerza», y «amar al prójimo como a uno mismo» es mucho más importante que todos los holocaustos y sacrificios.
34 Jesús, al ver que respondía inteligentemente, le dijo:
–No estás lejos del reino de Dios.
Y nadie se atrevía ya a preguntarle.
 
 
Mi comentario es que este pasaje Mc 12,28-34 expresa sin duda el pensamiento de Jesús. Pero la forma del relato está muy helenizada, de modo que no podemos estar totalmente seguros de cuáles fueron exactamente sus palabras. En el v. 29 se ha la de una proclamación de fe /oración, llamada  Shemá que se recitaba en el Templo dos veces al día. Igualmente todo israelita estaba obligado a hacer lo mismo, tres veces. Este es otro de los textos que ayudan a pensar que Jesús jamás se consideró divino a sí mismo y no que no creyera en el Dios de Israel. Los judíos de la época solían llevar el texto copiado en unas cajitas que solían ponerse en la frente: los tefillim en hebreo.
 
 
El segundo mandamiento del que habla Jesús en el v. 31 es una cita de Lv 19,18, que en el texto bíblico aparece como de pasada, sin especial realce. Quizás Jesús no fuera el primero en darle toda su importancia, porque el rabino Hillel, a petición de un pagano, había sostenido ya, antes que Jesús, que toda la Ley se resumía en la regla de oro, formulada negativamente: «No hagas a tu prójimo lo que no quieras que te hagan a ti». Es esta una manera de citar indirectamente Lv 19,18, dando por supuesto el monoteísmo absoluto: creencia en un Dios de Israel que no hay ni que nombrarlo.
 
“Mucho más importan… sacrificios”: el escriba que habla con Jesús compara la Ley con los sacrificios; Jesús, con otras leyes judías. No debe entenderse como una negación del valor de los sacrificios considerando los oficios del Templo como periclitados; ni siquiera como una crítica al culto en sí. El dicho es perfectamente judío, como se deduce de 1 Samuel 15,22: «¿Acaso se complace Yahvé en los holocaustos y sacrificios como en la obediencia a la palabra de Yahvé? Mejor es obedecer que sacrificar, mejor la docilidad que la grasa de los carneros», y Oseas 6,6: «Amor quiero, no sacrificio; conocimiento de Dios, más que holocaustos». Véase también nota a impuro 7,15.
 
 
En el v. 34,  la frase No estás lejos del reino de Dios: l realza la autoridad de Jesús y expresa cuán judío es su concepto de este reino. Respecto a la Shemá, Marcos 10,17-18, Marcos hace decir a Jesús respecto a un  judío que le pregunta: “Maestro bueno: ¿qué haré para heredar la vida eterna? Y Jesús le dijo: “¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno salvo uno, Dios. 19 Conoces los mandamientos: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no defraudarás, honra a tu padre y a tu madre».
 
 
La respuesta de Jesús es un eco de Dt 6,4, que como he indicado arriba es la parte fundamental de la oración / confesión judía denominada Shemá («Escucha, Israel: Yahvé nuestro Dios es el único»), que debe rezarse tres veces al día. La unicidad de Dios iba unida en el pensamiento a su bondad para con la creación, en especial hacia Israel.
 
Y de este texto deduce Usted que “Jesús no dice nunca que su Dios sea el de Israel”. Siceramente y sin ánimo alguno de ofenderá, yo no acabo de entender bien cuál es el fundamento de esta frase, porque ella –en mi opinión–  supone que no se entiende bien el judaísmo del siglo I y desde luego no el judaísmo de Jesús .
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero: https://www.trotta.es/libros/los-libros-del-nuevo-testamento/9788413640242/
 
 
 

Lunes, 20 de Septiembre 2021


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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