CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Hoy escribe Antonio Piñero

Dijimos en la nota anterior que seguiríamos con el tema de la salvación, en donde se ve que también ésta procede sólo de Dios (Éste la “da” u “otorga”; así en Mc 4,25: “Al que tiene se le dará, y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará»”. Jesús es el mero heraldo de estas acciones divinas. De cualquier modo, y puesto que se da también por supuesta, la acción de Dios como salvador no precisa en el pensamiento de Jesús de una descripción detallada.

Las imágenes que emplea Jesús para explicar la salvación que proviene de Dios son, entre otras que veremos a continuación, la “medida”: Dios retribuye según la medida de las obras de cada uno para con sus semejantes: “Les decía también: «Atended a lo que escucháis. Con la medida con que midáis, se os medirá y aun con creces” (Mc 4,24), o el “poner en lugar seguro” (en el Reino o finalmente en el paraíso: “Yo os lo digo: aquella noche estarán dos en un mismo lecho: uno será tomado y el otro dejado; habrá dos mujeres moliendo juntas: una será tomada y la otra dejada» (Lc 17,34-35)”.

También –aparte del vocabulario usual de “salvar y salvación”, que no es casi ni necesario mencionar (por ejemplo, Mc 13,13.19, etc.) se emplean las expresiones “Dios consuela”, o “Dios exalta”, también en el Reino divino o en el paraíso. Así, Mt 5,5: “Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados” o Lc 18,14: “Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado»”.

Espero que no sea necesario insistir en que -según el Jesús mismo de los Evangelios- el sujeto de todas estas acciones de salvación es Dios y sólo él, mientras que Jesús queda en una posición absolutamente secundaria… No parece, pues, que pueda deducirse de ninguna de las sentencias, y otras similares, que hemos transcrito, que Jesús tuviera conciencia alguna de ser, por naturaleza, semejante a Dios.

Quisiera concluir este tema con las palabras conclusivas del libro de Jacques Schlosser, al que estamos tomando como guía de nuestras observaciones, que ponen muy claramente de relieve la distancia insalvable entre Dios y Jesús en cuanto a su naturaleza:

« En continuidad con la tradición veterotestamentaria y judía, Jesús presenta a Dios en su alteridad (es decir, como el absolutamente “otro”), y ésta se manifiesta a través de los atributos del poder, de la omnisciencia y de la bondad… PaRA Jesús, como para la tradición judía, la acción de Dios abarca toda la historia. Pero los acentos se distribuyen de diversa manera… La mirada de Jesús se dirige –más que al pasado al presente. Atestigua que Dios está a punto de tomar la iniciativa para realizar algo nuevo y para manifestarse ante todo como el Dios que ofrece la salvación…” (p. 78) »

Seguiremos con otros temas relacionados. Saludos cordiales de Antonio Piñero.


Martes, 6 de Enero 2009


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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