CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
La búsqueda liberal y neoliberal de Jesús (24-11-2019. 1099)

Hoy escribe Antonio Piñero
Foto: Adolf von Harnack
Como apuntábamos en la postal anterior, el estudioso británico del Nuevo Testamento/Jesús histórico-recordado James D. G. Dunn divide la historia de la investigación sobre Jesús de Nazaret en la “búsqueda del Jesús liberal” y posteriormente en la “búsqueda de un Jesús neoliberal” dentro de un división cuatripartita de esa investigación: 1. El despertar de la conciencia histórica, como opuesta a la “época de la fe del carbonero” que duró prácticamente hasta el siglo XVIII. 2. El alejamiento del dogma y 3. El alejamiento de la historia. 4. Nuevas perspectivas.
 
El número 2 se dividía –entre otros apartados menos generales-- en A. La búsqueda del Jesús liberal y B. La “llegada” del Jesús neoliberal. El apartado 3. se centra en la investigación crítica en torno a la figura de Jesús producida por los estudios de Rudolf Bultmann, quien en el fondo deseaba encontrar en los Evangelios un espacio invulnerable para la fe, es decir, protegida de cualquier crítica racional (ya que su sistema de análisis de los Evangelios había llegado a la conclusión de que apenas se podía encontrar nada nada histórico relativo a la vida de Jesús). Dunn se une al esquema general de las “búsquedas” para el que este intento bultmanntiano generó una fuerte, aunque tardía, reacción que produjo la Segunda y Tercera Búsqueda.
 
En la Segunda búsqueda se sitúan los teólogos alemanes discípulos de Bultmann, como E. Käsemann y G. Bornkamm, quienes como si estuvieran solos en el ámbito de la investigación mundial iniciaron –contra el parecer de su maestro-- la reconstrucción del Jesús histórico por medio de los métodos histórico críticos. Lograron así algunos resultados que permitieron superar el escepticismo de R. Bultmann: algo al menos se sabe del Jesús histórico… sostuvieron, aunque a la verdad nada dijeron que no se hubiese dicho antes. Y en la Tercera búsqueda se sitúan todos los demás hasta nuestros días: sobre el Jesús histórico se puede llegar a saber lo suficiente como para situarlo bien en el ambiente religioso del judaísmo de Israel del siglo I de nuestra era. Si antes, en la segunda búsqueda solo parecía existir un mundo germánico (los eruditos escribían para sus colegas alemanes), en la actualidad solo parece existir un mundo anglosajón. Lo que no se escioba en inglés no existe…, o casi.
 
La búsqueda del Jesús liberal tuvo su culmen en la señera figura de Adolf von Harnack, dotadísimo e importante estudioso que encarnó a la perfección la finalidad de esta búsqueda: hay que utilizar todos los métodos críticos posibles en el estudio de los evangelios para llegar al núcleo histórico de los escritos evangélicos. Si se alcanza ese núcleo –y es posible— se muestra a un Jesús que es un personaje único en la historia, digno de todo honor, respeto y veneración porque su doctrina nos enseña la verdadera esencia del cristianismo. Este Jesús nada tiene que ver con la visión dogmática de Jesús, puesto que el dogmatismo varió la imagen de Jesús debido a que aceptó de corazón el influjo de la filosofía griega. Eliminado este influjo, se llega a descubrir la sencillez y libertad del Evangelio, que es la siguiente: el ser humano debe centrarse en la paternidad de Dios, en el valor infinito del alma humana y en la importancia del amor (p. 67 de la obra de Dunn, ya citada, “Jesús recordado”). Gracias a esta limpieza de los “posos dogmáticos”, la imagen conseguida de Jesús es intemporal, por lo que se puede acomodar muy bien a las necesidades espirituales de la época moderna.
 
Señala Dunn que esta búsqueda liberal del Jesús prístino condujo ciertamente a un gran avance  en los métodos de la crítica textual, de fuentes y de la crítica histórica, al descubrimiento de la muy posible existencia de la “Fuente Q”, unida a la prioridad cronológica del Evangelio de Marcos sobre los de Mateo y Lucas, y otros instrumentos de trabajo. Dunn acepta que la influencia tremenda de Rudolf Bultmann produjo un “silencio” (= ausencia) de investigación sobre Jesús que duró setenta años (p. 89).
 
Ya he dicho muchas veces que este presunto silencio/ausencia de investigación es absolutamente falso. Y también he insistido en que casi me parece mentira que Dunn no haya tenido en cuenta el hecho del continuo progreso de la investigación independiente, con figuras tan señeras como J. A. Robertson, H. Maccoby, A. Loisy, M. Goguel y Ch. Guignebert,  cuyos  resultados son válidos hasta hoy día. Esta ceguera se debe principalmente a un movimiento (consciente o semiconsciente) mental que lleva a considerar como no válido, no atendible, no mencionable, cualquier investigación sobre Jesús que no esté teñida de confesionalismo religioso (aunque sea con apariencias “heréticas”). Me parece muy lamentable, porque se pierden así muchas e interesantes perspectivas sobre el Jesús de la historia.
 
Más tarde señala James Dunn, que tras un silencio tan amplio ha renacido en nuestros días el Jesús liberal, al que denomina “Jesús neoliberal”. Las características de esta investigación son más que parecidas a la búsqueda liberal de Jesús: A. Alejamiento de toda posición dogmática; B. Confianza en nuevas fuentes para reconstruir al Jesús histórico (Evangelio de Tomás gnóstico de Nag Hammadi; Evangelio de Pedro; Papiros con restos evangélicos parecidos al texto sinóptico (de Mateo, Marcos y Lucas, pero casi seguramente anterior); C. Conversión de Jesús en un maestro de sabiduría, casi en un filósofo ambulante, con la consiguiente eliminación de los rasgos apocalíptico-escatológicos de su figura , que son creación de la iglesia temprana. Según Dunn, este Jesús neoliberal tiene principios morales que pueden calificarse de modernos y subversivos (p. 90).
 
Los representantes más conspicuos de este Jesús neoliberal son Robert Funk y su “Jesus Seminar” californiano, P. Hollenbach, que considera el cristianismo como un error, ya que no se deriva del Jesús auténtico; G. Lüdemann, crítico radical que vuelve a la idea de lo imposibilidad de recuperar una figura histórica de Jesús que sea el fundamento de la fe cristiana; J. D. Crossan, que utiliza –aparte de los Evangelios canónicos—casi un cincuentena de posibles fuentes desgraciadamente consideradas apócrifas, pero de validez para reconstruir al Jesús histórico o H. Köster, quien admite por ejemplo, la validez como fuente de El Evangelio secreto de Marcos.
 
La figura del Jesús histórico que emerge de las directrices “neoliberales” conducen a un Jesús (cito a Dunn p. 93) “de conducta anómala”, “espíritu libre”, “amigo de fiestas y no de ayunos”, “sabio (parecido a un filósofo cínico) vagabundo”, “sabio subversivo”, “sabio sin más”, “subversor del mundo cotidiano que lo rodeaba” y otras descripciones semejantes…, lo cual –creo—es demasiada originalidad.
 
Lo curioso para mí es que estos investigadores que atacan de raíz todas las creencias usuales de los cristianos de hoy están relacionados de algún modo con instituciones eclesiásticas, como departamentos de teología de diversas universidades que tienen estudios teológicos dentro de sus programas. Y son citados, y otros investigadores más decididamente confesionales se toman el trabajo de refutarlos…, o de enmendarles parcialmente la plana. Mientras que los estudiosos verdaderamente independientes, aunque presenten una imagen de Jesús perfectamente razonable y plausible dentro del Israel del siglo I, son absolutamente ignorados y cubiertos de un espeso manto de silencio.
 
Seguiremos con el comentario a esta curiosa y –en mi opinión-- poco enriquecedora manera de confeccionar una historia de la investigación en torno del Jesús histórico.
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
www.antoniopinero.com
 
AVISO:
 
En Madrid, en la Fundación Pastor de Estudios Clásicos, c/ Serrano 107
Martes, 26 de noviembre de 2019
De 18.00 a 20.00 hs.: Curso sobre “Primeros pasos del cristianismo”
Primera Parte: “Antecedentes de Jesús”.
Conferencia de Antonio Piñero.
La entrada no es libre, ya que se trata de un Ciclo semestral de Cultura Cl´ñasica. No sé cuánto hay que pagar por una conferencia individual.
 

Domingo, 24 de Noviembre 2019


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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