CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
¿Qué es el Jesús liberal? Historia de la investigación sobre el Jesús histórico (18-11-2019. 1098)
Escribe Antonio Piñero
 
 
Foto Ernest Renan
 
 
En nuestro breve análisis de los aspectos metodológicos de la obra de James D. G. Dunn “Jesús recordado” llega el turno al escrutinio razonado de la división en períodos de la historia de la investigación sobre el Jesús histórico desde el racionalismo de la Ilustración hasta nuestros días. La periodización de Dunn tiene los apartados siguientes: 1. El despertar de la conciencia histórica desde el Renacimiento. 2. El alejamiento de posiciones dogmáticas (entendida tal posición dogmática como una pura interpretación teológica de Jesús a partir de los Santos Padres hasta el siglo XIX, interpretación que ha fundado la “fe del carbonero” hasta nuestro días más o menos) gracias a la Ilustración. 3. La imagen “liberal” de Jesús. 4. El Jesús neoliberal. 5. El alejamiento de la historia en búsqueda de un espacio invulnerable para la fe. 6. Segunda y tercera “búsqueda”.
 
 
Para un hablante de lengua castellana que no sea experto en teología esta compartimentación de la historia de a investigación resulta en principio sorprendente. ¿Qué es eso del Jesús liberal y el neotestamentaria liberal? ¿Por qué se llama primer, segunda y tercera búsqueda? ¿Hay alguna búsqueda más del Jesús histórico después de la tercera búsqueda? Creo que conviene aclarar estos conceptos. Y lo haremos siguiendo el esquema de Dunn y contraponiéndolo al final con otro esquema que en España ha sido propalado por F. Bermejo.
 
 
El Jesús liberal es uno de los productos del romanticismo. “Este hace referencia a una nueva importancia de la experiencia de la emoción interna y profunda como fuente de inspiración y de creatividad para el artista” (p. 64) y –dentro de la investigación histórica– a destacar el impulso a entrar en la experiencia de la inspiración creadora de la que habían nacido los escritos cristianos”. Se intentaba así convertir el hecho de la interpretación de los evangelios y otros escritos cristianos “en un acto de empatía con el autor del escrito”  (pp. 64-65). Naturalmente –se pensaba– los autores de los evangelios no tenían aún posición dogmática alguna sobre Jesús, sino que dibujaban su figura tal como la sentían. Y esa figura estaba representaba  ante todo por la imagen de un “hombre ideal” –que había influido tanto en sus vidas–, “diferente de todos los demás, por el poder constante de su conciencia de Dios , que era una verdadera existencia de Dios dentro de él”.
 
 
Se llama  a esta liberal a esta “búsqueda del Jesús histórico” porque está “liberada” del dogma tradicional. Más bien es una reacción contra ese dogma tradicional dentro de una sociedad básicamente luterana, como era la propia de la mayoría de los investigadores de Jesús en la Alemania del siglo XIX. Lo que buscaba la investigación liberal era, por un lado, describir los sentimientos religiosos de Jesús, o la vida interior de Jesús, para luego acomodarla a los momentos del presente e intentar  que fuera como la base de la comunión del cristiano con Dios a través de Jesús. Era pues, una ciencia con propósitos históricos, pero aplicada la vida del cristiano. Como consecuencia, esta “búsqueda” liberal/liberada del Jesús de la historia se interesaba en la investigación de la conciencia mesiánica de Jesús, a partir de la cual se construía toda la teología acerca de él.
 
 
Con acierto, en mi opinión, James Dunn resume esta “búsqueda liberal” de Jesús en dos investigadores de un cariz totalmente distinto. El primero, francés, es  Ernest Renan, cuya “Vida de Jesús” fue un éxito editorial impresionante en la Francia de la época (61 ediciones), y que pronto se extendió por la Europa culta. Renan presentaba a un Jesús que no fue el fundador, o la base, de una dogmática posterior, sino que era como el prototipo de un hombre religioso perfecto y libre a la vez. El Jesús de Renan tenía “el más alto grado de conciencia de Dios jamás existente en el seno de la humanidad”. Jesús fue original porque destacó como nadie la filiación divina del ser humano: la relación con Dios era como la de un hijo con su padre. Jesús superó el prejuicio nacionalista judío (pueblo elegido, apartado de los demás seres humanos) haciendo hincapié en la hermandad universal de todos los hombres respecto a Dios, padre de todos. Jesús dictó unas normas morales que son “la más alta creación de la conciencia humana, el código de vida perfecta más hermoso que podrá concebir moralista alguno”. “Un culto puro, una religión sin sacerdotes ni observancias externas, un culto que descansa enteramente en los sentimientos del corazón, en la imitación de Dios, en la relación directa de la conciencia humana con el Padre celestial” (pp. 66-67). El culto a Dios se basaba, pues, en la pureza de corazón y en la hermandad universal humana.
 
 
No es de extrañar que una obra así, que representa a un Jesús de altísimos valores morales y humanos –muy bien escrita desde el punto de vista literario– fuera una explosión de éxito entre los lectores que deseaban evadirse de las estrecheces producidas, sin pretenderlo a veces o pretendiéndolo, el corsé del dogma. Imperaba, pues, una religión de la libertad del corazón, orientada por Jesús hacia el bien, la pureza de ese corazón  y la fraternidad universal.
 
 
Como puede observarse fácilmente, esta imagen del “Jesús liberal” dista bastante de la figura correspondiente del Jesús histórico que impera hoy día, al menos en el consenso entre los investigadores independientes. No me parece nada mal el resumen que hace Dunn de este primer autor del Jesús liberal, Ernest Renan. Seguirá otro autor, más científico-histórico –que construye una idea de Jesús (y del cristianismo tal como era al principio y a la que se debe volver en la actualidad, alejada sin remedio de la imagen genuina-primitiva de lo que era Jesús y el cristianismo)– que no es otro que Adolf von Harnack, quizás el más famoso de todos los eruditos del siglo XIX y principios del XX, cuya influencia dura hasta hoy, y que –según Dunn– es la imagen más perfecta de la búsqueda “liberal” del Jesús auténtico e histórico.
 
 
Seguiremos otro día con este tema.
 
 
Saludos cordiales de Antonio Piñero
 
http://adaliz-ediciones.com/home/36-el-jesus-que-yo-conozco.html
 

Lunes, 18 de Noviembre 2019


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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