CRISTIANISMO E HISTORIA: A. Piñero
Los Hechos Apócrifos y la Biblia
Hoy esc ribe Gonzalo del Cerro

Nueva visión de los Apóstoles

Una tendencia muy profesada entre los estudiosos de los apócrifos se esforzaba en demostrar que esta literatura cristiana se derivaba en cierta medida de la novela griega. La obra de Rosa Söder Die Apokryphen Apostelgeschichten und die romanhafte Literatur der Antike ( "Los Hechos apócrifos de los apóstoles y la literatura novelesca de la Antigüedad"; 1932) se convirtió en una especie de dogma incontrovertible e indudable. Sin embargo, una lectura atenta de esta literatura deja de manifiesto que sus autores se mueven en un ambiente distinto en ideas y sentimientos. El mismo estilo, deudor del lenguaje de la época, debe más al griego cristiano, inspirado en el griego de la versión bíblica de los LXX, versión meritoria tan importante que nos ha llegado rodeada de mitos y leyendas.

El Nuevo Testamento, salpicado de citas bíblicas tomadas en general de la versión de los LXX, ha sufrido un influjo masivo que lo ha convertirlo en una lengua llena de novedades. La literatura de los Hechos apócrifos es obra de cristianos cultos, cuya cultura está imbuida de una mentalidad inevitablemente ligada al contexto hebreo y su proyección en la presentación de los hechos cristianos. Jesús era judío, como judíos eran los apóstoles que continuaron y desarrollaron sus enseñanzas. El mismo Pablo de Tarso, con su golpe de renovador frente a las exigencias de la ley de Moisés, era judío. Lo confesaba abiertamente en su carta a los romanos: “Yo soy israelita, del linaje de Abrahán, de la tribu de Benjamín” (Rom 11,1). Y con más amplios detalles escribe a los filipenses diciendo que había sido “circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos, según la Ley fariseo” (Flp 3, 5).

El cristianismo introdujo numerosas novedades, pero el problema de los judaizantes indicaba que las raíces profundas de la mentalidad corriente en Israel estaban ahí en abierta competencia con las nuevas tendencias. Una competencia que llegó a situaciones de enfrentamiento entre distintos apóstoles. El denominado incidente de Antioquía fue la prueba evidente de que las posturas de Pedro y Pablo eran difícilmente conciliables. Pablo echó en cara a Pedro su actitud que consideraba reprensible (Gál 2,11). No necesitamos recordar que las ideas de Pablo acabaron imponiéndose en un conjunto convertido en postura oficial.

Los Apócrifos como complemento de los textos bíblicos

De la misma manera que junto a los evangelios canónicos proliferaron otros que no fueron aceptados por la gran Iglesia, al lado de los Hechos de los Apóstoles canónicos, aparecieron otros relatos que pretendían completar los bíblicos y llenar sus silencios. Orígenes reconocía que había evangelios distintos de los cuatro canónicos, pero carecían de la gracia del Espíritu Santo. Los primeros cristianos estaban convencidos de que los evangelios tenían muchos huecos que rellenar. Lo mismo sucedió con los Hechos. Unos cuantos sucesos sembraron esperanzas más que cumplimientos. Algunas anécdotas de Pedro hasta que la entrada de Pablo redujo los hechos a su apostolado personal.

Pero es una realidad que muchos apóstoles apenas dejan en la Biblia ligeros toques de su personalidad. Los cristianos deseaban conocer también otros aspectos de los que habían sido los discípulos cercanos del Maestro. Y surgieron poco a poco relatos variados, algunas veces prolijos, sobre la personalidad y el ministerio de los apóstoles de Jesús. Los Hechos Apócrifos de los Apóstoles (HchAp) ofrecen datos para una nueva biografía, más supuesta que real. Los que en la Biblia son poco más que unos nombres se convierten en protagonistas de tradiciones y leyendas que dejan honda huella en diversos aspectos de nuestra cultura. El año litúrgico está jalonado por las fiestas de los apóstoles, así como la geografía del mundo cristiano está rotulada por santuarios, templos y monasterios dedicados a su memoria.

Edición de los Hechos Apócrifos de los Apóstoles

Las bases de estos influjos están en los HchAp, unas obras injustamente olvidadas en España hasta que el Profesor Antonio Piñero y yo mismo abordamos su publicación. Los dos primeros volúmenes han aparecido en los años 2004 y 2005 en la BAC. Comprendían los Hechos considerados como primitivos, compuestos entre los años 150 y 250. Eran los Hechos de Andrés, Juan, Pedro, Pablo y Tomás. Tras una larga Introducción general, ofrecemos los textos originales con aparato crítico, traducciones, notas e índices. En estos momentos estamos corrigiendo el tercer volumen que comprende los Hechos de varios apóstoles, considerados como un círculo de obras más amplio, posterior y derivado de los primitivos.

Los Hechos ofrecen perfiles desconocidos de los apóstoles protagonistas, que de meros nombres se convierten en leyendas y tradiciones ricas en contenido y en doctrina. La presunta predicación sobre la castidad es la razón de la insistencia de Rosa Söder en lo que ella denomina tema erótico. Los Hechos abundan en el tema, pero al revés. Presentan mujeres que eligen la vida de castidad como la predicada y preferida por los apóstoles epónimos de los HchAp. La actitud de continencia de mujeres importantes era la causa que provocaba el martirio de los autores responsables de la situación. Los relatos de los martirios serán luego los textos preferidos por la liturgia de sus fiestas.

Pretendo en estas reflexiones orientar las miradas de los eventuales lectores hacia estas obras, perjudicadas por su calificación de apócrifas. Pero debemos reconocer que este epígrafe solamente quiere decir que no han sido admitidas tales obras en el canon o lista de libros inspirados. Pero esta calificación nada tiene que ver ni con sus valores literarios ni con su transcendencia en la historia de la teología y la piedad cristiana. Esto es tan verdad que hay autores que opinan que los Apócrifos debían formar parte en cierto sentido de la Sagrada Escritura, puesto que tratan de unos hechos paralelos y de las mismas personas. Por lo que a los Apóstoles se refiere, el que desee conocer detalles sobre sus vidas, su ministerio y su muerte, debe recurrir a los HchAp. Allí se encuentra lo que la comunidad cristiana pensaba de sus maestros. Siempre en un contexto de leyenda más que de historia.

Saludos cordiales de Gonzalo del Cerro



Jueves, 15 de Enero 2009


Editado por
Antonio Piñero
Antonio Piñero
Licenciado en Filosofía Pura, Filología Clásica y Filología Bíblica Trilingüe, Doctor en Filología Clásica, Catedrático de Filología Griega, especialidad Lengua y Literatura del cristianismo primitivo, Antonio Piñero es asimismo autor de unos veinticinco libros y ensayos, entre ellos: “Orígenes del cristianismo”, “El Nuevo Testamento. Introducción al estudio de los primeros escritos cristianos”, “Biblia y Helenismos”, “Guía para entender el Nuevo Testamento”, “Cristianismos derrotados”, “Jesús y las mujeres”. Es también editor de textos antiguos: Apócrifos del Antiguo Testamento, Biblioteca copto gnóstica de Nag Hammadi y Apócrifos del Nuevo Testamento.





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